Religioso cisterciense de formación autodidacta, alcanzó un alto grado de erudición en Historia, Derecho, Filosofía y, especialmente, Ciencias Físico-Naturales. Entró, siendo niño, al servicio del Monasterio de Veruela, en Zaragoza, hasta que fue aceptado como novicio de la Orden a los 14 años. Fue propuesto para abad de su monasterio en 1769, cargo que no llegó a ocupar. Sí se convirtió en cambio en consultor de cámara del infante don Luis Antonio, hijo de Felipe V. Destaca entre su producción su obra médica <i>Nuevo aspecto de teología médico-moral y ambos derechos: O paradojas físico-teológico-morales</i>, en cuatro volúmenes que servirían de guía a teólogos y médicos; por otra parte, es importante mencionar su <i>Palestra</i> (1744), basada en la observación repetida en la naturaleza y en la que desestima los dogmas de la enseñanza médica. Defensor de la filosofía luliana, escribió el <i>Philoteo</i> (1776), obra en la que busca demostrar la forma y finalidad de la creación.