Apuntes biográficos/históricosp. s. XVIII – Madrid, 14.VII.1763. Capellán real, bibliotecario real y académico de la Real Academia Española.
Leopoldo Jerónimo Puig, de origen catalán, fue en sus inicios beneficiado de la Virgen del Pino, en Barcelona, pero no tardó en desplazarse a Madrid, donde desarrolló la mayor parte de su actividad profesional.
En 1737, fundó, junto a Martínez Salafranca y Francisco Javier Manuel de la Huerta y Vega, el Diario de los Literatos de España, revista cultural que nació con el propósito de “emitir un juicio ecuánime sobre todos los libros que se publiquen en España”, desde tratados científicos a textos de creación literaria. Firmes defensores del racionalismo ilustrado, los impulsores de aquella publicación periódica —una de las primeras de la historia de España— lucharon contra la estética y el espíritu barrocos, y defendieron con energía los planteamientos de autores como Benito Jerónimo Feijoo o Ignacio de Luzán. El Diario de los Literatos, que contaba con numerosos opositores, dejó de imprimirse cinco años después de su fundación, en 1742.
En la misma línea, Puig fue uno de los más fervientes partidarios del padre Isla y, en concreto, de su Día grande de Navarra. De hecho, entre las páginas de aquella obra apareció transcrita la Carta de Don Leopoldo Gerónimo de Puig […] a un navarro amigo suyo (1746). Puig escribió, igualmente, numerosas páginas de crítica literaria cuando apenas se habían constituido las bases de la disciplina.
Al margen de su intensa actividad intelectual, Puig logró abrirse paso en la Corte española, donde ejerció diversos oficios al servicio de la Corona. En julio de 1739 fue nombrado administrador del Hospital de San Luis de los Franceses y, andado el tiempo, llegó a ser bibliotecario de Su Majestad y capellán del Rey en su Real Capilla de San Isidro de Madrid.
Su implicación en las empresas culturales más relevantes del momento lo condujo a ser miembro de la primitiva Junta de la Real Academia de la Historia y académico de número de la Española desde 1756, cuando ocupó la vacante dejada en el sillón M por Antonio Gaspar de Pinedo. Durante los siete años que permaneció en la Corporación, debió de colaborar en la segunda edición del Diccionario de Autoridades y en los preparativos de la Gramática, proyectos en los que la Real Academia Española se hallaba inmersa por entonces. Leopoldo Jerónimo Puig murió finalmente el 14 de julio de 1763.