Formado en el cristianismo, pasó sin embargo largo tiempo despegado de la creencia cristiana antes de su conversión en 386. Durante su estancia en Cartago, estudió retórica y comenzó a interesarse en problemas filosóficos y religiosos, especialmente tras la lectura del perdido diálogo "Hortensius", de Cicerón. Lo atrajo sobre todo el maniqueísmo, en el cual vio una solución al problema de la existencia del mal y una explicación de las pasiones. En 384 se trasladó a Milán para enseñar retórica. En Roma y Milán trabó conocimiento con las doctrinas escépticas de la Academia platónica. El neoplatonismo lo condujo más firmemente al cristianismo. Las lecturas de los Evangelios y de San Pablo lo confirmaron en su nueva creencia, recibiendo el bautismo en 387, comenzando en esta época su intensa actividad como escritor. En 391 fue ordenado sacerdote de Hipona y en 396, tras la muerte del obispo Valerio, consagrado obispo de dicha ciudad. A partir de 411 sostuvo polémicas contra los pelagianos, y entre 412 y 426 completó varias de sus obras más importantes (incluyendo "De libero arbitrio" y "De civitate Dei". Hasta su muerte siguió desarrollando una intensa actividad literaria; el fallecimiento tuvo lugar durante el sitio de Hipona por los vándalos.