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Obras completas de Menéndez... > BIBLIOTECA DE TRADUCTORES... > IV : (OLIVER-VIVES) > SOMOZA, JOSÉ

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[p. 263]

Nació este notable y humorístico escritor en Piedrahita (provincia de Ávila) el 29 de octubre de 1781. Cursó en la Universidad de Salamanca, distinguiéndose (según él asegura en sus notas autobiográficas), no por su aplicación y laboriosidad, sino por lo estrafalario y desarreglado de sus costumbres. En las aulas salmantinas fué, no obstante, discípulo de Meléndez y condiscípulo de Cienfuegos, Quintana y otros notables escritores, que le profesaron siempre cordial amistad por las bellas prendas de su carácter. A los diez y seis años encontróse huérfano, y cambiando repentinamente de hábitos e inclinaciones se retiró a Piedrahita al lado de su hermano, y allí residió con escasas excepciones hasta su muerte, acaecida en 1852. Entregóse en aquella soledad con ardor siempe creciente a todo linaje de estudios y llegó a conocer bien las más notables literaturas antiguas y modernas.

Tuvo que sufrir mucho a consecuencia de los sucesos políticos posteriores a 1808. Tomó las armas contra los franceses, si bien hubo de dejarlas pronto para atender al cuidado de su hermano enfermo. Sus amigos de Madrid, Meléndez entre ellos, consiguieron que el Gobierno del monarca intruso le nombrase subprefecto de Ávila, cargo que se apresuró a renunciar en términos enérgicos. Restablecido en el trono Fernando VII en 1814, Somoza estuvo expuesto a persecuciones por el exaltado liberalismo de sus ideas, que en 1820 le elevaron al cargo de jefe político de la provincia de Ávila, a pesar de sus repetidas dimisiones. Por consecuencia de esto, en 1823 tornó a sufrir vejaciones y atropellos, siendo encarcelado diferentes veces. En 1834 fué elegido procurador a Cortes por Ávila y en 1836 diputado para las Constituyentes. Más tarde, apenas salió de Piedrahita, donde vivía en posición holgada, y allí le alcanzó la muerte en 4 de octubre de 1852. Fué enterrado por orden suya en una hacienda que poseía en el término de Piedrahita, llamada La Pesqueruela. Con este acto final manifestó bien a las claras el añejo y trasnochado volterianismo de sus ideas.

Somoza es escritor muy digno de loa por lo original, espontáneo e inafectado de sus obras, por la limpieza y desembarazo de [p. 264] su estilo. Sus cuadros de costumbre, sus impresiones y sus recuerdos son de amenísima lectura por no traslucirse rastro alguno de afectación ni de amaneramiento y estar escritos con aquella difícil facilidad tan agradable en este género. Es Somoza, aunque en esfera harto inferior, un escritor muy semejante a nuestro ilustre paisano y amigo D. José María de Pereda. Aunque no tenía Somoza grande estro poético, distínguense sus versos por las mismas buenas cualidades que su prosa y composiciones suyas hay como La Sed de Agua, A una novia el día de su boda, La cascada de la Pesqueruela, A una desdeñosa y tal cual soneto, que pueden pasar en su género por acabadísimos modelos.

Diez años antes de su muerte coleccionó Somoza la mayor parte de los escritos suyos publicados hasta aquella fecha en dos volúmenes pequeños. El primero lleva el título siguiente:

Obras de D. José Somoza. Artículos en prosa. Nueva edición corregida y aumentada. Madrid, en la Imprenta Nacional, 1842. Dedicatoria a Quintana. 173 pp. y un índice de materias.

Contiene los artículos siguientes:

Mi primera sensación benéfica. La Oropéndola en la fuente. Lección Marcial. El pundonor. Usos, trajes y modales del siglo XVIII. Memorias de Piedrahita. La Duquesa de Alba y Fray Basilio. El retrato de Pedro Romero. La justicia en el siglo pasado. La vida de un Diputado a Cortes. Carta sobre el abuso de la imprenta. Carta de un amigo a otro sobre el reto. El bautismo de Mudarra. Una conversación del otro mundo. Conversación sobre la eternidad.

Las Memorias de Piedrahita, dedicadas a su sobrina doña Ramona del Acebal y Arratia, habían sido impresas ya en 1837, y la Carta sobre el duelo lo había sido en 1839. Ambas tiradas fueron cortas y destinadas para los amigos del autor. Algunos de estos bosquejos se hallan también en los Apuntes para una biblioteca de escritores españoles contemporáneos, recogidos por D. E. de Ochoa (París, 1840).

La colección de 1842 es incompleta. Deben agregársele algunos otros artículos que publicó después Somoza en periódicos de Madrid y Salamanca, y aun quedan algunos inéditos. El señor D. Leopoldo A. de Cueto en el tomo 3.º de su colección de Poetas líricos del siglo XVIII (67.º de la Biblioteca de AA. Españoles) [p. 265] ha insertado antes de las poesías de Somoza y en unión con seis de los artículos impresos en 1842 otros cuatro intitulados: Una mirada en redondo a los sesenta y dos años, El Risco de la Pesqueruela, El Árbol de la Charanga. Las Funciones patrióticas en un pueblo de Castilla en 1836.

La autobiografía de Somoza falta asimismo en la edición de 1842, pero se halla en las colecciones de los señores Ochoa y Cueto.

El tomo 2.º contiene las

Poesías de D. José Somoza. Madrid, en la Imprenta Nacional, 1842. Dedicatoria al establecimiento general de Inválidos, 215 páginas y un índice de materias.

Parte de las poesías de Somoza aquí incluídas habían sido publicadas en un cuaderno dado a luz por D. José Núñez en Sevilla en 1832, en otro impreso en Madrid por D. Manuel Calero en 1834 y en un suplemento a los dos que salió de las prensas del mismo Calero en 1835.

La edición de 1842 contiene 18 sonetos, dos madrigales, seis canciones, un epitalamio, dos romances, tres odas, un himno fúnebre, dos epístolas, un cuento y un poemita burlesco. A continuación se hallan las composiciones dramáticas que son, además de la traducción que luego citaremos, las siguientes:

La Minuta de comedia, escrita para leerse, no para representarse.

Un alcalde en este año de 1838. Loa para una función de Carnaval.

El Perdonavidas o el Capitán Juan Falstaff, escena sacada de los dramas de Shakespeare (del Enrique V).

El Ayunque de las ciencias o el escolar salmantino. Sólo hay las dos primeras escenas.

Traducciones

Hecyra de Terencio. | Comedia en cinco actos.

Léese esta versión desde la pág. 157 a la 208 del tomo de poesías de Somoza. Está hecha en redondillas y es sobremanera notable por la fidelidad y concisión, por lo fácil, suelto y desembarazado del estilo y de los versos, en términos que parece original, no traducida. Es muy de sentir que Somoza no vertiera con [p. 266] igual o superior acierto las obras todas de Terencio o las de Plauto, pero le faltaba la paciencia y la formalidad necesarias para empeñarse en un trabajo de esta clase. Él mismo nos advierte con su habitual desenfado que hizo esta traducción en obsequio de los que no han malgastado el tiempo en aprender el latín ni el griego, y sólo para darles una idea del teatro de los antiguos. Trabajóla en la cárcel de Ávila en 1828. Debe reimprimirse para salvarla del olvido.

Temístocles, ópera de Metastasio. Se conserva inédita entre los papeles de Somoza.

Sus poesías líricas han sido reimpresas en el tomo 67.º de la Biblioteca de AA. Españoles, añadiendo doce sonetos, dos cantilenas, dos romances, cuatro epigramas, cuatro poesías sueltas de corta extensión (dadas a luz por D. Sinibaldo de Mas en la Revista Peninsular. tom. 2.º) , y una traducción del principio del Canto XVI del Orlando, de Ariosto, que comienza:

Graves y muchas son de amor las penas. Etc.

Quintana, que apreció mucho a Somoza, le dedicó un magnífico romance (vid. Obras Inéditas de Quintana, 1872), escrito en 1828, y años después el tomo 4.º de la Colección de poesías selectas castellanas, con encarecidos elogios para el literato de Piedrahita.

Santander, 5 de febrero de 1875.

Notas