Buscar: en esta colección | en esta obra
Obras completas de Menéndez... > BIBLIOTECA DE TRADUCTORES... > IV : (OLIVER-VIVES) > SÁNCHEZ DE LAS BROZAS, FRANCISCO

Datos del fragmento

Texto

[p. 187]

Fuentes principalmente consultadas.

Francisci Sanctii Brocensis opera omnia, unà cum ejusdem scrisptoris vita, auctore Gregorio Maiansio, generoso Valentino. Genevae, apud fratres de Tournes, 1766. Cuatro tomos, a los cuales debe agregarse otro que contiene la Minerva.

Colección de documentos inéditos para la Historia de España, comenzada por los Srs. Navarrete, Salvá y Baranda, tomo II. Proceso del Brocense.

Catalogus librorum D. Jaachimi Gómez de la Cortina, marchionis de Morante, qui in aedibus suis extant. Matriti, Apud Eusebium Aguado, aulae Regiae Typograghum, tomus quintus, 1859. Biografía del Maestro Francisco Sánchez de las Brozas y poesías inéditas del mismo, escrita la una y traducidas las otras por D. Raimundo de Miguel, pp. 669 a 873. Hay ejemplares sueltos.

Notas manuscritas de D. Juan Tineo Ramírez en el ejemplar de las obras del Brocense, que poseemos, etc., etc.

Brevemente vamos a trazar la biografía del más ilustre de los gramáticos españoles, del Maestro Francisco Sánchez de las Brozas, apellidado por Gaspar Scioppio communis litteratorum pater, [1] llamado por Justo Lipsio Mercurio y Apolo de España [2] y celebrado por el famoso jurisconsulto Gravina con el dictado de eminente filólogo, a nadie inferior en amenidad, superior a todos en ciencia. [3] Por fortuna no encontramos en este punto la escasez de noticias que hemos tenido que lamentar en diversos artículos de nuestro catálogo, embarazándonos, por el contrario, su abundancia misma. La publicación del proceso formado por el Santo Oficio al Maestro Sánchez, vino a derramar nueva y copiosa luz sobre los puntos oscuros de su biografía, aclarando, rectificando y completando los trabajos de Mayáns que preceden a la edición de Ginebra. Posteriormente nuevas investigaciones han producido interesantes hallazgos. Su fruto se encuentra recogido en la [p. 188] biografía del Brocense, diligentemente formada para ilustración y adorno del catálogo del Marqués de Morante. Sumamente breve será, pues, nuestra reseña biográfica del Brocense.

Todavía no está averiguada la fecha de su nacimiento. En la dedicatoria del Epicteto, escrita en 20 de julio de 1600, afirma haber cumplido ya setenta y siete años. A pesar de que el Brocense solía equivocarse en esta y en otras cuentas, no hay dificultad en dar fe a su testimonio, y fijar en 1523 la fecha probable de su venida al mundo. Otros, fundándose en ciertos datos que no hay para qué discutir, la atrasan en dos años, poniéndola en 1521. Su lugar natal fué la villa de las Brozas, situada en el reino de Extremadura y comprendida en la actual provincia de Cáceres.

Recibió Francisco Sánchez su primera educación literaria en Portugal, bajo los auspicios de un tío suyo, capellán y limosnero de la Infanta Doña Catalina, hermana del Emperador Carlos V y esposa del Rey de Portugal Don Juan el III. En Évora primero y más tarde en Lisboa, hizo Sánchez sus primeros estudios de latinidad y Humanidades, entrando después al servicio de los Reyes de Portugal. Ajustado el casamiento de la Infanta Doña María con el Príncipe de Asturias Don Felipe, Francisco Sánchez fué agregado a la comitiva que llevó la princesa a Salamanca, donde se celebraron sus bodas el 13 de febrero de 1543. Muerta la Infanta en 12 de julio de 1545, Sánchez dejó la vida palaciega y empezó en Salamanca sus estudios con destino a la carrera eclesiástica. En el año últimamente citado, dió principio al estudio de la Filosofía, que entonces se designaba con el nombre de Artes. Tres años consagró a tales disciplinas, y enojóle tanto la filosofía escolástica entonces dominante en las aulas, y sobre todo el latín bárbaro que en ellas se usaba, que no dejó de combatirla jamás en la cátedra y en los libros, siendo ésta la causa principal de sus persecuciones y desdichas. «Mihi certé divinitus arbitror contigisse, ut per totum triennium, quo philosophicis studiis impenditur opera, magistris meis nunquam aliquid assentirem», dice en el prefacio del tratado de los Errores de Porfirio. «Videbam eos—añade—graeci latinique sermonis non solúm ignaros, sed fugitantes, ita de suppositionibus, ampliationibus, restrictionibus, appellationibus, exponibilibus, ascensu ac descensu [p. 189] contundentes, ut garrula et invicta loquacitate nos cogerent ut unam et eamdem feminam, virginem et meretricem esse crederemus: et aliud esse Vidi Papam, aliud Papam vidi, quae longe differre docent.» Lo mismo y con mayor brío si cabe, repitió ante el Santo Oficio, haciendo una profesión de libertad filosófica de lo más atrevido que recordamos haber visto en el siglo XVI. El Brocense en filosofía fué el más independiente y en cierto sentido el más notable de los secuaces que tuvo en España Pedro Ramus, entre los cuales registramos tan ilustres nombres como el de Pedro Juan Núñez, convertido después al aristotelismo. Francisco Sánchez siempre llevó por norte la libre investigación de la verdad. Él lo dice con verdadera elocuencia en el prólogo de su Minerva, primera Gramática General que vió la Europa: «Multa veteres philosophos latuerunt quae Plato eruit in lucem, multa post eum invenit Aristoteles, multa ignoravit ille quae nunc sunt passim obvia. Latet enim varitas, sed nihil pretiosius veritate.»

Terminado el curso de Artes, emprendió los estudios teológicos, que no tardó en abandonar, para dedicarse libremente al cultivo de las letras griegas y latinas. Perfeccionó sus conocimientos filológicos, oyendo las lecciones del Maestro Hernán Núñez de Guzmán, apellidado el Pinciano y también el Comendador Griego. Fué también discípulo del Maestro León de Castro, helenista no despreciable, conocido más que por sus propios méritos por las crueles persecuciones que suscitó contra los varones más ilustres de su tiempo. Sánchez le elogia, a fuer de discípulo agradecido, en la dedicatoria de las Silvas de A. Policiano y especialmente en un epigrama que va en los principios del Apologeticon pro lectione apostolica, obra de su maestro.

Desamparado el Brocense por sus parientes de Portugal, que le retiraron su protección al saber que había dejado los estudios teológicos, contrayendo en seguida matrimonio con una doncella salmantina, buscó recursos para mantener sus nuevas obligaciones, comenzando por la enseñanza privada del latín, de la retórica, del griego. En 1554 dió a luz su primer trabajo literario de alguna importancia, los Comentarios a las Silvas de Angelo Policiano. En 1551 había recibido de la Universidad de Valladolid el grado de Bachiller en Artes. En el referido de 1554 comenzó [p. 190] a regentar, en la de Salamanca, la cátedra de Retórica, por convenio con el propietario. En 1556 fue nombrado sustituto de la misma cátedra. Por entonces dedicó al claustro universitario su tratado De arte dicendi. En 1561 hizo oposición a una cátedra de Prima de Gramática vacante por fallecimiento del Maestro Juan Vaseo, siendo derrotado por un contrincante de su mismo nombre y apellido. De 600 estudiantes que tomaron parte en la votación, 138 favorecieron con sus sufragios a Francisco Sánchez el Clérigo, repartiéndose los otros 374 entre seis opositores, dos de los cuales obtuvieron mayor número de votos que Francisco Sánchez el Lego. o séase el de las Brozas. A tales anomalías daba lugar el modo absurdo de proveer las cátedras en nuestras antiguas Universidades. En 1562 publicó su Arte de Gramática Latina, que en las ediciones sucesivas fué recibiendo numerosos aumentos y correcciones. «En ocho meses, dice él mismo, se aprende la lengua latina con mis métodos, como lo tiene acreditado la experiencia; en veinte días puede entenderse la lengua Griega con mi Gramática, dos veces repaso en cada un año la Dialéctica y la Retórica en la Universidad, y en dos meses las enseño privadamente sin gran trabajo. Nada diré de la enseñanza de la Música y de la filosofía, porque a todos parecerán fabulosos los resultados obtenidos.» Por entonces se proponía dar a luz su tratado de auctoribus interpretandis sive de exercitatione poetica. En 1573 las prensas de León de Francia publicaban los Comentarios del Brocense a los Emblemas de Alciato, y casi simultáneamente hacíase nueva edición del libro De arte dicendi, adicionado con una paráfrasis del Arte Poética de Horacio. En 1570 obtuvo en propiedad la cátedra de Retórica, que como sustituto venía desempeñando. Tomó posesión en 17 de diciembre, leyendo una disertación sobre los sacrificios de los antiguos. En 4 de enero de 1574 recibió la investidura de Licenciado y en 21 de febrero siguiente la de Maestro en Artes, equivalente a la de Doctor en otras facultades, defendiendo en tal acto la proposición siguiente encerrada en un dístico latino:

Fortuna et casus, vulgo venerabile nomen,
Este procul: tantum nomen inane mihi,

aludiendo, sin duda, a la mala suerte que le persiguió constantemente durante su vida.

[p. 191] En 1577 dió a la estampa sus Comentarios a las obras de Garcilaso. Como manifestase en las notas las frecuentes imitaciones de poetas griegos, latinos e italianos que se hallan en los versos del cisne toledano, uno de sus admiradores, que sin duda no era partidario de la teoría de los hurtos honestos, hizo correr de mano el siguiente soneto, no escaso, en verdad, de intención y de gracia:

Descubierto se ha un hurto de gran fama
Del ladrón Garcilaso que han cogido
Con tres doseles de la reina Dido,
Y con seis almohadas de la cama,

El telar de Penélope, la trama
De las Parcas, y el arco de Cupido,
Tres barriles del agua del olvido,
Y un prendedero de oro de su dama.

Probósele que había saltëado
Siete años en Arcadia, y dado un tiento
En tiendas de poetas florentines.

Es lástima de ver al desdichado
Con los pies en cadena de comento
Renegar de retóricos malsines.

El autor de este soneto parece haber sido (a lo menos tal indica Tineo) aquel Francisco de los Cobos, autor de otro bellísimo inserto en las Anotaciones de Herrera a Garcilaso, pero que ha solido correr entre las Poesías de Fr. Luis de León. A las espaldas del mismo papel en que el soneto sobre Garcilaso venía escrito, contestó el Brocense:

Descúbrense poetas, cuya fama
Podrá tocar las aguas del olvido,
Que por henchir un verso mal medido
Lo llenan de almohadas de la cama,

Y buscan consonantes de la trama
De Parcas, tela y arco de Cupido,
Sin sentir en sus versos más sentido
Que siente el prendedero de su dama,

Y quieren dar su juicio ¡mal pecado!
Que tal de Garci-Lasso es el comento,
Ladrando a bulto como los mastines,

Es gran lástima ver tan mal ganado
De largos dientes, corvo entendimiento,
Más falsos que corcovos de rocines.
[p. 192] Tres años después vieron la luz pública en Sevilla las Anotaciones de Hernando de Herrera a Garci-Lasso, escritas como en competencia a las del Brocense, por la emulación que existía entre sevillanos y salmantinos. Al poco tiempo corrió de mano en mano con general aplauso y regocijo de los curiosos un satírico papel intitulado Observaciones del Licdo. Prete Jacopin, vecino de Burgos, en defensa del Príncipe de los Poetas Castellanos Garci-Lasso de la Vega, vecino de Toledo, contra las anotaciones que hizo a sus obras Hernando de Herrera, poeta sevillano. La general opinión de nuestros eruditos atribuye este opúsculo a D. Juan Fernández de Velasco, hijo del Condestable D. Íñigo, mozo despierto y de muchas letras, y, a lo que parece, discípulo del Brocense. En su libro escrito con sal ática pero inspirado por la pasión, pretendía defender a Garcilaso de los defectos que en él encontraba alguna vez Herrera, hiriendo de paso y con cuantos recursos le prestaba el encono la gloria del gran poeta sevillano. Como en esta cuestión no tomó parte, a lo menos directa y activa, el Maestro Sánchez de las Brozas, reservamos los pormenores para el artículo de Fernando de Herrera. Pocas veces cita al Brocense el encubierto autor del Prete Jacopin; limítase a decir en las observaciones sobre la Flor de Gnido, que «el Mtro. Francisco Sánchez sacó unas Anotaciones sobre Garci-Lasso un poco diferentes de las de Herrera, y de las cuales éste se apartaba siempre que podía». En otra parte afirma que «Sánchez tiene poca necesidad de los elogios de Herrera, pues sus letras y erudición son aprobadas no en universidades que tienen sólo el nombre (alude a la de Sevilla) sino en la de Salamanca, donde tiene tan buen lugar como todos sabemos; demás de esto lo aprueban sus obras de Filosofía, Retórica y Letras Humanas, que son buscadas y estimadas donde quiera». Doctamente contestó el Divino Herrera a las malignas detracciones de su adversario, en la extensa carta encabezada «al Prete Jacopin, secretario de las Musas».

En 1578 publicó el Brocense, en forma de tesis doctoral, un opúsculo, en el cual se sustentaba la proposición siguiente: Latine loqui corrumpit ipsam latinitatem. Un teólogo extranjero llamado Enrique Jason, maestro de Artes en la Universidad, salió a impugnar esta opinión en un opúsculo rotulado Disquisitio responsoria in Sanctii editam assertionem. El Brocense no se dignó [p. 193] contestarle, y reprodujo más tarde su disertación en las Paradojas y en la Minerva.

Al año siguiente salió de las prensas de Lyon el Organon Dialecticum et Rhetoricum, y de las de Salamanca la Sphera mundi, escrita a imitación de la de Sacrobosco. En la oficina Plantiniana imprimióse, en 1581, la Gramática Griega, y en 1582, el libro de las Paradojas. El mismo año publicó en Salamanca, Lucas de Junta, las Notas de Sánchez a Juan de Mena.

Ahora debemos comenzar la triste narración de sus persecuciones. Extractaremos brevemente el proceso, ya conocido de los eruditos. El Brocense fué encausado por el Santo Oficio en 1584. Ya antes de esta época había sido llamado por el comisario D. Francisco García Salazar, residente en Salamanca, para que respondiera a una denuncia que sobre él pesaba, por haber dicho que «el salmo In convertendo no estaba en buen latín». El comisario dió cuenta a la Inquisición de Valladolid de la denuncia y de las contestaciones del Brocense. En otra ocasión impugnó Sánchez en la cátedra varias opiniones de Aristóteles. Llegando esto a oídos del P. Mancio, catedrático de Prima de Teología, dijo: «Eso es heregía, porque Sto. Tomás está fundado en Aristoteles y nuestra fe en Sto. Tomás, luego reprobar a Aristóteles es decir mal de nuestra fe.»

El Brocense, al saberlo, exclamó: «No pudiera decir eso sino un fraile dominico modorro, y si a mí me prueban que mi fe está fundada en Sto. Tomás, iré y tomaré otra.» Esto mismo repitió años después ante el Tribunal de la Fe, añadiendo que «en filosofía, hartas cosas podía demostrar contra Sto. Tomás». En la primera información que se hizo contra el Brocense, declaró el testigo Francisco López que aquél había dicho que «los teólogos de ahora no saben scriptura ni lenguas, y que por eso no saben ni entienden scripturas».

Decía públicamente Sánchez que «los Teólogos no sabían nada» y objetándole alguno que «le había hecho Dios merced en no hacerle teólogo, que si lo fuese, le quemarían», contestó que «antes si él lo fuese, quemaría a los teólogos». En otra ocasión, haciéndole sus discípulos estas dos preguntas: «¿Por qué pintan a Sta. Lucía con los ojos en un plato? ¿Por qué es abogada de la vista?», respondió que «no era lo que ellos creían porque no había [p. 194] de ser tan boba la Santa que se sacase los ojos para dallos a otros, y que muchas cosas cree el vulgo que están por esas Iglesias, y que no tienen más autoridad que pintallas el pintor como le pareció, y que estaba bien ser abogada de los ojos y llamarla así, porque en latín se llamaba Lucía a luce». Y replicándole los discípulos «¿porqué dice V. m. contra lo que tiene recibido la Iglesia?», contestó: «Sois unos grandes necios, no sabéis qué cosa es la Iglesia. Si yo dijera contra los Santos Padres o contra los Concilios dijera contra ella... Debéis pensar que los sacristanes o las pinturas que están allí son la Iglesia. Pensaréis ahora, que porque veáis en un retablo pintadas las once mil vírgenes, ¿por eso son once mil? Lo que me parece es que son diez y Sta. Úrsula once, porque en el Calendario antiguo estaba este latín Undecim M. Virgines y que así se había de decir once mártires vírgenes.» Esto unido a su censura de la impropiedad y excesivo adorno de las imágenes, dió ocasión a su primer proceso. Juan Fernández, clérigo, le delató al comisario del Santo Oficio en 7 de enero de 1584. Comunicóse la denuncia a la Inquisición de Valladolid, que ordenó en 22 de enero del mismo año que se hiciese secreta información sobre el asunto. Fueron examinados siete discípulos del Brocense; unos declararon en favor suyo, otros acumularon nuevos cargos, como el de haber dicho que Jesús no había nacido en un pesebre, como generalmente se pensaba; que estaba en duda acerca de si los magos que vinieron del Oriente eran reyes, y que no vinieron cuando nació, sino a los dos años y trece días. Del contenido de la denuncia y de las declaraciones dedujeron los calificadores once proposiciones que tacharon de heréticas unas, otras de «blasfemas e injuriosas» y otras de «temerarias y atrevidas». En 18 de mayo siguiente, el Tribunal mandó reducir a prisión al Maestro Sánchez y secuestrarle los bienes. Consultado el Consejo de la Suprema no hubo de conformarse con tales procedimientos. Mandó, pues, que se le llamase a Valladolid, que se le examinase sobre los cargos que contra él resultaban, y evacuada esta diligencia fuese gravemente reprendido para que en adelante hablase con mucho recato y consideración, con apercibimiento de que, haciendo lo contrario, sería castigado con todo rigor. En 24 de septiembre se presentó el Brocense en Valladolid. Cuatro días después dirigió al Tribunal dos escritos latinos en que [p. 195] trataba las cuestiones «del lugar en que parió la Virgen» y «de la época de la venida de los Reyes Magos». En vista de tales defensas los calificadores suavizaron un tanto sus censuras, mas no sin declarar que «debía ser gravemente castigado y reprendido porque fuera de su Facultad se arrojaba sin discreción, y que si no le iban a la mano afirmaría heregías y errores manifiestos». En 28 de septiembre llamó el Santo Oficio al procesado y le reprendió con toda solemnidad, advirtiéndole «que en adelante no cayese en semejantes cosas, porque sino sería castigado con todo rigor». Hecho este apercibimiento, pudo volver en libertad a Salamanca. En 1588 publicó el opúsculo de nonnullis Porphyrii erroribus, ataque violento contra los aristotélicos. Sus enemigos le delataron a la Inquisición como luterano. El tribunal pasó la censura de su libro al calificador Fr. Antonio de Arze, que dió sobre él el informe más absurdo y desatinado que puede concebirse. Combatiendo la doctrina del Brocense de que no conviene creer a los Maestros bajo su palabra, encomia aquella respuesta de los pitagóricos, Magister dixit, añadiendo muy satisfecho: «imitémoslos los cristianos, que en cosas de nuestra fe y religión decimos: creo». Irritado el reverendo calificador de que el Brocense se burle de las restricciones, suposiciones, apelaciones, ascenso, descenso y demás jerigonza de la escuela, le compara con Juliano el Apóstata, Mahoma, Lutero y otros perseguidores y heresiarcas, entre los cuales ignorantemente mezcla al grande Erasmo. Y acaba así: «De todo el discurso del libro se colige ser el autor muy insolente atrevido, mordaz, como lo son todos los gramáticos y Erasmistas», aunque no se atreve a calificar redondamente de herética y errónea la doctrina de Sánchez. La Inquisición mandó que esta censura se uniese al proceso.

En 19 de junio de 1593 el Maestro Sánchez obtuvo la jubilación de su cátedra de Retórica. El Dr. Palacios de Terán, comisario del Santo Oficio en Salamanca, con fecha 12 de junio, transmitió a los Inquisidores de Valladolid la declaración del racionero Manuel de Prado, reducida a que el Brocense le había dicho que dentro de doce años y medio se había de perder España, a consecuencia de un eclipse. Al margen del escrito se puso la siguiente nota: «Este Sánchez es hombre arrojado y tiene proceso en la Inquisición. Tráigase.» Por entonces no se hizo más que unir la delación [p. 196] a los autos. Pr. Gaspar de Liendo, monje benito de San Vicente de Salamanca, delató, en 3 de septiembre de 1593, al Brocense por varias proposiciones malsonantes. El Dr. Palacios de Terán comunicó la denuncia, añadiendo que Sánchez «era hombre de opiniones paradójicas y amigo de ir contra lo común, añadiendo que el Santo Oficio debía examinar sus libros y papeles, porque debía tener obras de herejes, y escritos propios en que se apartaba del común sentir en materias teológicas y escriturarias». La delación se agregó al proceso. El Abad de San Vicente, Fr. Juan de Vaca, tornó a delatar a nuestro humanista en 5 de enero de 1595 por varias proposiciones semejantes a las referidas, añadiendo que era cosa que ya no se podía sufrir. El Santo Oficio remitió las proposiciones a los calificadores, que las tacharon de heréticas, sospechosas de herejía y temerarias. En 4 de marzo, Juan Pérez, estudiante de Leyes, le acusó de haber dicho «que Jesús no nació en diciembre sino en septiembre, que se le debía representar con cuatro clavos y no con tres, que la Cena estaba mal representada, que no debía haber una mesa sino tres, esto es, un triclinio, y que los Apóstoles no debían estar sentados sino recostados, porque tal era el modo de comer de los antiguos.» Añadió tras esto el estudiante legista que el Brocense hacía grandes elogios de Erasmo, que hablaba con desprecio de los teólogos y que declarando en cierta ocasión un vocablo griego había dicho que se holgara San Gerónimo de entenderlo como él. El comisario Palacios comunicó esta nueva denuncia, indicando que convenía que la Inquisición llamase a Sánchez a su tribunal. Pasaron a examen las proposiciones, y, como de costumbre, fueron calificadas unas de heréticas, temerarias y atrevidas, y otras de extravagantes y sucias, como la relativa al modo de comer de los romanos. Peregrina era en verdad la erudición de los calificadores. El Santo Oficio mandó, en 17 de septiembre, que el Licdo. Rosales, comisario sucesor de Palacios, recibiese información contra Sánchez, al tenor de las proposiciones denunciadas. La terminó el Maestrescuela de la Universidad, hombre de seso y no enemigo del procesado. Unas proposiciones resultaron comprobadas, otras no, y aclaradas algunas malsonantes, como lo de Erasmo, el mes del nacimiento del Señor (apoyaba su opinión el Brocense en el libro de emendatione temporum de José Scalígero), el estilo de los [p. 197] Evangelios y el número y calidad de los Reyes Magos. Añadieron algunos testigos que en las noches de verano solían reunirse varias personas, entre ellas algunos profesores, en el patio de la Catedral, y que allí había afirmado Sánchez que él sabia más que el Catedrático de Prima de Teología, que los Médicos no sabían nada, y que podía haber arte para hacer volar a los hombres. El Maestrescuela Gasca Salazar, en 29 de septiembre de 1596, informó favorablemente de Sánchez, asegurando que le tenía por hombre llano, y que le veía oír misa con devoción y acudir a las Horas e Iglesias. Sin duda por el favor de D. Pedro Porto-Carrero, no le molestó la Inquisición por entonces. Pero cuatro años después, en 25 de septiembre de 1600, dictóse contra él auto de prisión y registro de libros y papeles, separando todas las obras incluídas en el Index, así como los tratados originales Organum Dialecticum, De nonnullis Porphyrii erroribus y Paradoxa, dándose en tal providencia por cosa averiguada ser el Brocense hombre sospechoso, temerario y muy perjudicial en su doctrina. El Consejo de la Suprema aprobó este auto en 12 de octubre. El comisario de Salamanca, Miguel Díaz de Velasco, dió cuenta, en 5 de noviembre, de haber evacuado el mandamiento en unión con el Notario que allí tenía la Inquisición. El día 4 en que se verificó la recogida de los papeles, se le intimó el auto de comparecencia en el término de seis días. Presentóse el 10 y le fué señalada por cárcel la casa de su hijo el doctor en Medicina Lorenzo Sánchez. Compareció tres veces ante el tribunal, siendo preguntado según la forma de uso en tales casos de qué se acusaba o si sabía por qué era llamado. Contestó que acaso por sus libros impresos y manuscritos, en que sostenía doctrinas opuestas a las del común de las gentes, citando entre las proposiciones de este género las dos siguientes sobre las cuales dió alguna explicación: La Magdalena no fué hermana de Lázaro, Judas no se ahorcó. Celebráronse otras audiencias en 13 y 16 de noviembre. En la del 22 del mismo mes, dió explicaciones acerca de su teoría de el libre albedrío, pronunciando con este motivo y para justificar sus audacias filosóficas, aquellas ya célebres palabras, tan sencillas como llenas de elevación y grandeza: «Cuando comencé a estudiar Súmulas a las tres o cuatro lecciones, dije: Juro a Dios y a esta cruz de no creeros nada de lo que me digáis; diciéndolo por los Maestros que entonces leían Súmulas; [p. 198] y así tengo por malo creer a los Maestros, porque para que uno sepa, es necesario no creerlos sino ver lo que dicen, como Euclides y otros maestros de Matemáticas, que no piden que los crean, sino que con la razón y evidencia entiendan lo que dicen.» El fiscal del Santo Oficio acusó criminalmente al Brocense, tachándole de «haber hereticado y apostatado, teniendo y creyendo muchas y diversas proposiciones heréticas, erróneas, impías, temerarias, malsonantes y escandalosas», añadiendo que era hereje contumaz y relapso, pues después de haber sido reprendido por el Santo Oficio en 1584 había vuelto a dogmatizar entre diversas gentes.

Entre tanto enfermó Sánchez y el 30 de noviembre extendió una protesta de fe para que fuese presentada al Santo Oficio. En ella habla de diversas traducciones suyas del hebreo y griego que la Inquisición tenía en su poder. El 2 de diciembre, Lorenzo Sánchez acudió a la Inquisición en demanda de dispensa para dar sepultura sagrada al cadáver de su padre, que había fallecido el día antes. La Universidad de Salamanca se mostró altamente ingrata con su ilustre profesor, negándole los honores que solía conceder a los catedráticos difuntos. Esto produjo, por parte de los hijos del Brocense, enérgicas reclamaciones, que sólo en parte fueron atendidas. Con la muerte del acusado hubo de sobreseerse la causa.

Tal fué la trabajosa vida del Maestro Francisco Sánchez de las Brozas, consagrada por entero a la enseñanza y al estudio, distribuída entre la cátedra y los libros, y amargada (pesa decirlo) durante dieciséis años, por una persecución injustificable y tenaz.

Las obras del Brocense son en número considerable, y en mérito e importancia iguales a las de los más celebrados humanistas del Renacimiento. No hemos querido interrumpir el extracto de su proceso con la noticia de los escritos que publicó en los últimos años de su vida. Asi éstos como los anteriores aparecen en el siguiente catálogo, que hemos formado con la posible diligencia, siguiendo el orden cronológico.

[p. 199] Obras impresas

Declaración y uso | del Relox Español, | entretexido en las Armas de la muy | antigua y esclarecida Casa de Roxas, | con el mesmo Relox | agora nuevamente compuesto | por | Hugo Helt Frisio, | y romanzado por | Francisco Sánchez | natural de las Brozas, | con algunas adiciones del mesmo, | año de MDXLIX.

Colofón: Fué impressa la presente obra en Salamanca por Juan de Junta. Acabósse 27 de Septiembre año de 1549. 4.º

El autor de este librito fué Hugo Helt, holandés, criado del Marqués de Poza. También fué invención suya el Reloj, cuyo mecanismo explica en este tratado. Es de escasa importancia, pero bastante curioso para quien desee saber el estado de la Gnomónica en el siglo XVI. El Brocense, a la sazón estudiante, no hizo otra cosa que traducirle, y añadir en notas la explicación de algunas voces geométricas y astronómicas usadas en el contexto. Preceden a la obra un epigrama latino del traductor, y un soneto (bastante flojo) de Juan de Mal-Lara. La dedicatoria al Marqués de Poza está suscrita por Hugo Helt. No tengo noticia de que se haya impreso nunca el original de esta Declaración, que probablemente estaría en latín, aunque no se expresa.

Angeli Politiani Sylvae. Nutricia, Rusticus, Manto, Ambra. Poëma quidem obscurum, sed novis nunc scholiis illustratum per Franciscum Sanctium Brocensem. Salmanticae. Excudebat Andreas a Portonariis MDLIIII. 8.º

Generoso atque ornatissimo juveni D. Joanni Lasso a Castella Franciscus Sanctius S. P. D. (Dedicatoria). En ella afirma haber ilustrado estas Silvas a ruegos de la juventud salmantina. Después del texto de Policiano y antes de los escolios del Brocense se lee un epigrama así encabezado: Ad Franciscum Sanctium Jacobi Boffei exastichon.

Entre las poesías latinas de Angelo Policiano han merecido preferencia, en concepto de los eruditos, sus cuatro Silvas compuestas a imitación de las de Estacio. Son, en realidad, composiciones animadas y elegantes, sobre todo si se tiene en cuenta el tiempo en que fueron escritas, aunque inferiores por demás a las poesías de Sannazaro, Vida, Fracastorio y Juan Segundo. [p. 200] La primera Silva se intitula Nutricia y fué escrita en Fiésole el año 1486. Aparece dedicada a Antonietto Gentili, Cardenal Auriense, y tiene por objeto el encomio de la Poesía y la enumeración de los más famosos poetas griegos y latinos. El mismo Policiano, conociendo la oscuridad de algunos trozos se proponía escribir un comentario, pero no sabemos que llegase a verificarlo. Las notas del Brocense suplen esta falta, haciendo deliciosa la lectura de este poema.

La silva subsiguiente lleva el nombre de Rusticus, está dedicada a Jacobo Salviati, y fué pronunciada antes de comenzar la explicación de Hesiodo a &σβθυο;Εργα κα&λσαθυο; ἠμ&υμλ;ραι y de las Geórgicas de Virgilio, a cuyos poemas puede servir de introducción y comentario. La tercera, dedicada a Lorenzo el Magnífico, fué leída en Florencia, en 1482. Se rotula Manto, y contiene un admirable elogio de Virgilio; puede servir de introducción a sus poemas. La última aparece escrita en 1485; Su título es Ambra (nombre de una quinta de Lorenzo de Médicis) y su asunto, las alabanzas de Homero y la exposición del argumento de sus poemas. Las cuatro silvas forman, por decirlo así, un curso de literatura clásica expuesto con formas amenas. Por eso corrieron con universal aplauso en nuestras escuelas, durante los áureos días del siglo decimosexto.

El Brocense acrecentó considerablemente e introdujo notables mejoras en este trabajo de su juventud, publicando ya en los postreros años de su vida la edición siguiente:

Angeli Politiani Silvae. Nutricia, Manto, Rusticus, Ambra. Cum scholiis Franciscii Sanctii Brocensis, in Inclyta Salmanticensi Academia Latinae, Graecaeque Linguae Primarii Doctoris. Salmanticae. Excudebat Petrus Lassus. 1596. 8.º

En estos escolios se hallan las traducciones siguientes de poesías griegas, además de tal cual fragmento de escaso número de versos, entre ellos dos de Hesiodo:

NOVEM LYRICORUM PATRIA, PARENTES ET DIALECTI

Primos scire noven Lyricos, patriamque genusque
Ac dialecton avens, haec tibi dicta cape.
Omnibus his Mitylenaeus praecellit honore
Alcaeus; lingua est usus is Æolica.
Haud alia sequitur Sapho lexei, patriaeque,
[p. 201] Cui mater Cleis, ac pater Eurygiras.
Stesichorus Siculus, genuitque hunc Himera vatem,
Euphemi gnatum, Doridis harmoniae.
Rhegion agnoscit Italum Ibycon, atque Mesena
Elidemque patrem, Dorica et is pepigit.
Dulcia concinnit bona proles Eetiei,
Parthenii patris Teius Anacreon.
Pindarus ex Thebis prodiit, pater huic Scopelinus,
Sublime inspirans Dorica musa melos,
Inde Simonidea, pariter quod Doricus idem
Patrem collaudans, eximium reputa.
Imparis haud virtutis adhuc Kion tibi vatem
Ex Molone satum suscipe Bacchillidem.
Alcman et Lydos inter fulgens, Adamantis
Filius, et Spartae est, Doricum et ille canit.
                                 —
ANTIPATRI NOVEM FAEMINAE DOCTAE
Has Helicon hymnis divina voce puellas
Pieriae in scopulis et Macedon genuit:
Praxillam, Myro, Anytes os feminam Homerum,
Praedoctam Sappho, Lesbiadumque decus [1] ,
Erinnam, Telesillam insignem, teque Corinna,
Pallados horribilem quae recinis clupeum.
Nossida blandiloquam, dulci modulamine Myrtin,
Omnes quae eternos composuere modos.
Utque novem coelum divina per atria Musas
Continet: has nobis dat quoque terra novem.
EX LIBRO VI ANTHOLOGIAE
Penelope, tibi has vestes tramittit Ulysses,
Distamus quoniam longo in exilio.
ANTIPATRI ALIUD EPIGRAMMA
Moenia mirabar Babylonis trita quadrigis
Et juxta Alpheum templaque eburque Jovis:
Pendentesque hortos alte: Phoebique Colossum:
Et decora altarum barbara Pyramidum:
[p. 202] Et molem ingentem Mausoli: sed tamen altam
Ut vidi Artemidos aëriamque domum.
Caetere sordescunt, nam dempto Phoebus Olympo
Nihil quicquam illustrat pulchrius aut melius.

Este último epigrama fué imitado por Marcial en uno suyo muy conocido.

Amat victoria curam. Francisci Sanctii Brocensis, in inclyta Salmaticensi Academia Rhetorices Graecaeque lingua doctoris, Verae Brevesque Grammatices Latinae Institutiones. Ad illustrissimum Castellae Halmyrantum. Apud haeredes Seb. Gryphii. Lugduni, 1562. 8.º Aprobación del Maestro Alejo de Venegas (10 de octubre de 1561). Ad illustrissimum principem D. D. Luysium Henriquez Cabreram, Maximum Castellae Halmyrantum &. Francisci Sanctii Brocensis Carmen. Inclyti doctoris Gonzali Carthagena ad Fcum. Sanctium Epigramma. Hieronymi Campani Valentini, ad teneram juventutem carmen. Cristophorus Diaz de Herrera, Decretorum licenciatus, ad authorem (epistola). Praefatio.

Con estas Instituciones, admirables por la claridad y sencillez, dió comienzo Sánchez a su titánica lucha con los gramáticos contemporáneos. Con razón compara tal empresa Gonzalo de Cartagena con los trabajos de Hércules y especialmente con la limpieza del establo de Augias, símil que reproduce el anónimo editor de la Gramática Filosófica de Gaspar Scioppio, dada a luz en Amsterdam en 1659. Cristóbal Díaz de Herrera indica que los preceptores rutinarios trataron de impedir la publicación del libro del Brocense. Éste tributa, en su prólogo, encarecidos elogios a la memoria de Antonio de Nebrija y se presenta como continuador de su obra. Advierte, sin embargo, que por la condición de los tiempos en que vivió no le fué posible dar perfección a sus trabajos, empresa reservada a estudios posteriores. Esta primitiva Gramática del Brocense peca sólo de excesiva concisión. Mayáns nota la escasez de paradigmas en la tercera declinación, cuyas variantes deja abandonadas a la práctica. En el verbo admite únicamente tres tiempos, siguiendo (nótese bien) a Pedro Ramus. Al fin de las Institutiones hay un tratadito intitulado De Latinae linguae causis et elegantia sive Minerva, que puede considerarse como el embrión de su obra maestra.

Notables correcciones y aumentos recibió esta Gramática en la edición siguiente:

[p. 203] (2) Francisci Sanctii Brocensis in Inclyta Salmanticensi Academia Rhetorices Graecaeque Linguae Professoris verae brevesque Grammatices Latinae Institutiones. Quarta editio. Opinionum commenta delet dies, naturae judicia confirmat. Salmanticae. Excudebat Mathias Gastius, anno 1566. 8.º Dedicatio Francisco et Laurentio et Matheo filiis carissimis. Como se ve, a esta edición precedieron otras dos, que no sabemos si serían en todo ajustadas a la primitiva. En la cuarta, de que vamos tratando, suprimió la Minerva, pero añadió anotaciones extensas, movido por la opinión de algunos que le tachaban de oscuro y amante excesivo de la brevedad. En todo el contexto de la obra hizo considerables adiciones. Como libro destinado a la enseñanza, obtuvo esta Gramática, en vida de su autor, ediciones numerosas. La última y más completa, es la siguiente:

(3) Francisci Sanctii Brocensis in Inclyta Salmanticensi Academia Primarii Rhetorices Graecaeque Linguae doctoris, verae brevesque Grammatices Latinae institutiones: caeterae fallaces et prolixae. Cum licentiâ supremi Senatus. Salmanticae excudebat Johannes Ferdinandus. Anno 1595. 8.º Terminadas las Instituciones latinas se halla el

Arte para en breve saber latín, compuesta por el Maestro Francisco Sánchez de las Brozas, catedrático jubilado en Retórica, y Regente de Latín y Griego en la Universidad de Salamanca. | En Latinai grammateias | regulas certissimas: | Sint procul tenebriones | qui docent falsissimas. Empieza con una disertación sobre el «provecho que se saca de la Gramática en romance». Siguen algunas reglas de lectura y pronunciación, insertándose después toda la doctrina de la tercera declinación, cuya falta se nota en la parte latina.

Lleva este volumen una aprobación del P. J. Román de la Higuera. Dedicatoria. Doctori Designato Domino Luisio Abarca de Bolea. Alphonsi Sanctii Balistae Talabricensis, de grammatica Sanctii-Sanctius ad librum suum (epigrama catulino).

Francisci Sanctii Brocensis in Inclyta Salmanticensi Academia Rhetorices, Graecaeque Linguae proffesoris Commentaria in Andreae Alciati Emblemata, nunc denuò multis in locis accuratê recognita, et quamplurimis figuris illustrata. Cum indice [p. 204] copiosissimo. Lugduni, apud Gulielmum Rovillium. M. D.LXXIII, cum privilegio Regis. 8.º

El editor dedica este libro al célebre jurisconsulto Martín de Azpilcueta Navarro. En ninguna de sus obras hizo el Brocense tan gallarda ostentación de su inmensa lectura de los clásicos como en estos voluminosos Comentarios. En ellos cita muchos epigramas griegos con traducciones de cosecha propia. Más adelante daremos noticia de todos ellos.

Mayáns cita una edición de los Emblemas con las notas del Brocense, hecha en Padua. No tenemos otra noticia de ella.

Francisci Sanctii Brocensis in inclyta Salmanticensi Academia Rhetorices professoris de Arte dicendi liber unus denuo auctus et emendatus. Cui accessit in Artem Poeticam Horatii per eundem Paraphrasis et brevis Elucidatio. Salmanticae, Excudetat Petrus Lassus. 1573. 8.º Censura del Licdo. Francisco de Zúñiga. En ella se dice que el libro había sido varias veces impreso desde 1558. Amplissimo Doctorum ac Magistrorum ordini Salmanticensis Academiae (dedicatoria). Rhetorices studiosis. Ferdinandi Sanctii Brocensis epigramma. Joannis Dominici Florentii epigramma. Gasparis Riberi Vimarinensis, de Rhetorices sui praeceptoris. Ejusdem aliud epigramma.

Mayáns cita otra edición de 1568, fecha que lleva la licencia de la presente.

Según advierte Sánchez en su prólogo, los preceptos de esta Retórica están tomados de Aristóteles, Cicerón, Quintiliano y Hermógenes. Sigue la distribución ordinaria de la materia en invención, disposición, elocución y memoria. Los ejemplos están escogidos con buen gusto, y la doctrina aparece expuesta con claridad y método. Es uno de los buenos libros de retórica que produjo el siglo XVI, digno de compararse y aun en ciertos puntos de equipararse con los de Luis Vives, Fox Morcillo, Arias Montano, Luis de Granada y Matamoros. La breve exposición del Arte Poética que sigue a la Retórica, lleva el título siguiente:

De auctoribus interpretandis sive de exercitatione, Praecepta. Es tan breve como llena de provechosa enseñanza.

Cierran este volumen tres poesías latinas del Brocense, a saber:

[p. 205] In obitum D. Joannae Castellae, Aragoniae, Legionisque Reginae Epitaphium. Caroli Principis Aphotheosis, qui, Jovem scorpione , gestante, ad superos migravit. In obitum D. Isabellae Hispaniarum Reginae.

Obras del excellente Poeta Garci-Lasso de la Vega, con Anotaciones y enmiendas del Maestro Francisco Sánchez, Catedrático de Rhetórica en Salamanca. Con privilegio. En Salamanca por Pedro Lasso, 1577. 12.º Al mui ilustre Señor Licenciado D. Diego López de Zúñiga y Sotomayor, el Mtro. Francisco Sánchez. Al lector (prólogo). Ex encomio Joannis Christophori Calveti Stellae, ad Petrum Ferdinandum Cabreram Bovadillam. Boscán a la muerte de Garci-Lasso (dos sonetos). Soneto de Francisco de Figueroa a la muerte de un hijo de Garci-Lasso. J. D. Florencio Romano (soneto en lengua toscana). Ejusdem Florentii Romani (Epigramas latinos).

Fué reimpreso en Salamanca por Diego Lasso, 1581. En esta edición se añadieron los sonetos de Cobos y el Brocense, que dejamos transcritos en la biografía. En lo demás es igual a la primera. Existe otra impresión de Nápoles, 1604, por Juan Bautista Sotil, según nota manuscrita de D. Juan Tineo en el ejemplar que poseemos, y otra de Barcelona, 1804, en la que se ha seguido en cuanto al texto la que en 1765 publicó D. José Nicolás de Azara.

Siguió el Brocense, para su edición, un manuscrito antiguo que le comunicó Tomás de Vega, criado de Su Majestad, según advierte en el prólogo. Por eso su texto es de grande autoridad. En él se corrigieron infinitas erratas de las impresiones anteriores. Las notas son breves, pero llenas de erudición y acierto. Para la inteligencia y estudio del poeta aprovechan más que el voluminoso Comentario de Herrera. Su mayor interés consiste en la indicación de las fuentes clásicas y toscanas en que bebió conceptos Garcilaso. En las Anotaciones a uno de los sonetos se inserta la oda décima del libro 2.º de Horacio, traducida en verso castellano por Fr. Luis de León, cuyo nombre no juzgó conveniente revelar Sánchez, quizá por temor a sus perseguidores, contentándose con decir: «Y porque un docto de estos reinos la tradujo bien y hay pocas cosas de éstas en nuestra lengua, la pondré aquí toda, y lo mismo entiende en el discurso de estas [p. 206] Anotaciones. » Copia, en efecto, además de la citada, el Integer vitae, el Audivere Dii mea vota Lyce y el Beatus ille.

En las cartas del Brocense a Juan Vázquez de Mármol, se hallan curiosos pormenores sobre las diligencias que precedieron a la impresión de estos Comentarios. En la de 23 de noviembre de 1573, escribe el Maestro Sánchez: «El Sr. Pedro Lasso, impresor de Salamanca, portador de esta me ha significado ser v. m. uno de los buenos ingenios y aun de los raros; por eso quise comunicar con v. m. esos borrones que ahí van sobre Garci-Lasso, los cuales hice más por importunación del mismo impresor que por pensar que ello sea algo, ni cosa en que antes no se aventure perder honra que ganalla; mas también por honra de nuestra lengua, cualquiera cosa se puede recibir por bien hecha. Suplico a v. m. mude, borre, añada en ella lo que le pareciere &.» En la siguiente, fecha en 25 de enero de 1574, añade lo que a continuación se lee: «Lo que vd. mandó en la carta me parece muy bien, y ansí se hace en la impressión, que nos guiamos por lo que vd. ordenó (así fué, desgraciadamente) quitando las cosas agenas, sino es una oda de Horacio que vd. textó, que esta pusimos por ser del mismo autor que las demás que v. m. no quita, y porque el autor es conocido, y no le pesará de que se imprima aunque no consintirá que su nombre se divulgue en este caso, por ser hombre doctísimo y de quien mucho más se espera. La dedicación del libro se hace a D. Diego de Zúñiga, hermano del Duque de Béjar, porque antes de agora yo le debía mucho, mas estos días me obligó en extremo por querer ser procurador mío en la cátedra de propiedad de Retórica, que creo por su causa se me dió con el mayor exceso que se haya dado otra en Salamanca; porque no habiendo más de ducientos sesenta votos (que son los bachilleres por Salamanca) tuve yo ochenta y tres de exceso, y más votos que todos los otros cuatro opositores. Algunos amigos del dicho D. Diego creo hacen sonetos en su loor; pondránse allí los que mejor nos parecieren y cupieren; que un pliego se dejó antes de la obra. Haré otra epístola a los lectores, por la orden que v. m. dice, haciendo mención de quien dió el original antiguo, y defendiendo contra la opinión de algunos que estas Anotaciones antes son en loor del ingenio de Garci-Lasso, que no, como ellos dicen, en vituperio.» Desde 1574 a 79, aparece interrumpida esta correspondencia. En 21 de [p. 207] septiembre del año últimamente citado, escribe a Mármol el Brocense: «Estos librillos menudos son de codicia; ya andan pesquisando por acá cuándo se acaba el privilegio del Garci-Lasso, aunque bien se podría pedir prorogación, mas yo no sé si la pediré, porque a mi no me ha servido de nada, y esto es lo cierto.» En 20 de mayo de 1580, tornó a escribir en estos términos: «El Garci-Lasso no se (re) imprimirá sin licencia de v. m.; mas todavía por la gran falta que de ellos hay, querríamos que v. m. nos la diera presto, hoc est, que nos envíe las enmiendas y apuntamientos que dice, que yo quedo de pagarlo, pues Pero Lasso no puede hacerlo tan cumplidamente.» En la carta de 15 de mayo de 1581, dice sobre el asunto: «Harto nos ha hecho desear el Garci-Lasso, y aun el Lasso ha perdido harto por haberlo dejado resfriar, porque son ya idos los más estudiantes y todos holgaran de llevarlo consigo. Lasso metió una impresión de horas, porque le daban dinero luego, y a puros golpes acabó tres pliegos que faltaban desde antaño. Yo hice lo que v. m. mandó, que no solamente no puse sonetos ni encomios al principio, pero aun de las anotaciones quité lo que pude, como aquella de Virgilio

Majoresque cadunt altis de montibus umbrae;

porque aunque es muy curiosa y lugar nunca entendido, mejor está entre los muchos que tengo de este jaez que yo sé que en Italia serán bien estimados.» Después habla de diversas variantes introducidas en el texto.

Hay otra edición de las Notas del Brocense a Garcilaso hecha en Madrid, 1612, por Juan de la Cuesta. Suele acompañar al Epicteto.

Organum Dialecticum et Rhetoricum cunctis disciplinis utilissimum ac necessarium. Per Franciscum Sanctium Brocensem, in inclyta Salmanticensi Academia Rhetoricae Primarium, Graecaeque Linguae Doctorem. Lugduni apud Antonium Griphium, 1579. 8.º Franciscus Sanctius Brocensis filiis charissimis S. (dedicatoria).

En una de las cartas a Juan Vázquez, dice el Brocense, que había entregado este libro a un fraile italiano para que le hiciese imprimir en Lyon o en Roma.

Juzgando Sánchez que el estudio de la Dialéctica debe preceder al de la Retórica, trató de ambas en este libro, en el cual [p. 208] comienza ya su lucha con los aristotélicos. En el libro primero, que versa sobre la invención, es lo más notable la explicación clara y perspicua de los nueve lugares de argumentación que reconoce el Brocense: «Causa, Efecto, Sugeto, Adjunto, Comparación, Oposición, División, Definición y Testimonio.» En lo demás, así este primer libro, como gran parte del segundo, y casi todo el tercero, son idénticos al tratado de arte dicendi. Puede verificarse fácilmente la comprobación.

Al fin se insertan las tres poesías latinas ya publicadas con dicho Arte en 1573 y se añaden las dos siguientes:

Trilingüe Collegium Salmantinum Magistro Michaeli Tormoni insigni Theologo, Poetae et Oratori justa lachrimis faciebat. (Al mismo asunto compuso una bella Canción Fr. Luis de León; no está en las ediciones comunes de sus obras, pero sí en la del P. Merino.)

De Philomela in mare cadente, è Graeco. Epigramma.

(2) Organum Dialecticum et Rhetoricum &. (ut supra). Salmanticae, apud Michaelem Serranum de Vargas, anno 1588, sumptibus Claudii Curlet Sabaudiensis Bibliopolae e regione Scholarum Majorum commorantis, sub insigni cucurbitae aureae. 8.º Licencia. Balthasari de Céspedes vtriusque linguae, totiusque Enciclopediae peritissimo C. Curlet Bibliopolae Sab. S. D. (dedicatoria al yerno del Brocense). Edición en todo igual a la primera.

Sphera Mundi ex variis auctoribus concinnata per Franciscum Sanctium Brocensem, Rhetorices, Graecaeque Linguae in inclyta Salmancensi Academia Doctorem. Salmanticae. Ex officina Ildephonsi a Tarranova. 1579. 8.º Perillustri D. D. Petro Portocarrero Supremi Regis Consiliarii Senatori, Franciscus Sanctius Brocensis S. (Dedicatoria). En ella se encuentran las palabras siguientes que traducidas pusimos en la biografía: «Grammaticae Latinae meis praeceptis traditae octo menses ipsa edoctus experientia, vel cessantibus pueris constitui esse satis. Graecam Grammaticam meam non totis viginti diebus saepe sum expertus comprehendi. Totam, integram, perfectam Dialecticam et Rhetoricam. etsi bis quotannis in Academia percurro, quum tamen privatim doceo, intra duos menses facile absolvi testes habeo locupletissimos. Taceo de Musicâ. et Philosophia, ne videar, quum verissima dicam, prodigiosa proferre.»

[p. 209] (2) Sphera &. (ut supra). Salmanticae, apud Gulielmum Foquel, 1588. 8.º Optimae spei ac egregiae indolis gemellis D. D. Alphonso et Martino Portocarrero (Dedicatoria).

Este tratadillo de Astronomía está fundado especialmente en la Esfera de Sacrobosco, aunque muy mejorada en el estilo, que califica de bárbaro el Brocense. Su objeto no fué otro que aclarar por este medio algunos pasajes oscuros de los poetas latinos. En este concepto es útil, a pesar de los errores científicos que naturalmente contiene.

Grammatica Graeca Francisci Sanctii Brocensis in inclyta Salmanticensi Academia Primarii Rhetorices Graecaeque Linguae doctoris, Antuerpiae, ex officina Christophori Plantini, Architypographi Regii, 1581. 8.º

(2) Grammatica Graeca Francisci Sanctii Brocensis in inclyta Salmanticensi Academia Primarii Rhetorices Graecaeque Linguae doctoris. Ostenditur vera pronuntiatio, quam a Gothis et Barbaris acceptam Grammatici faedaverunt. Cum licentia. Salmanticae, ex officina Petri Lassi, anno 1592. 8.º D. Luysio Abarca de Bolea Franciscus Sanctius &. S. P. D. (Dedicatoria).

Como destinada a ser aprendida en el término de 20 días, esta Gramática es demasiado breve, y falta algo de lo esencial, aunque no haya nada superfluo. La verdadera pronunciación que el Brocense defiende es la Erasmiana, atacando duramente a los reuchlinianos, que después se han llamado iotistas. «Quid obsecro absurdius—dice hablando de los diptongos—quam η͵ ι͵ υ͵ ει͵ οι per ι sonare?» Por su extremada concisión, que en ocasiones llega a ser oscuridad, queda esta gramática inferior a la del insigne helenista valenciano Pedro Juan Núñez, que dominó casi sin rival en nuestras escuelas durante el siglo XVI.

Las Obras del famoso Poeta Juan de Mena, nuevamente corregidas y declaradas por el Mtro. Francisco Sánchez, Cathedrático de Prima de Rhetórica en la Universidad de Salamanca. En casa de Lucas de Junta, 1582. 12.º El Maestro Francisco Sánchez al Lector S. Sonetos de Alonso González de la Torre y de D. Bernardo de Guimerá.

Las anotaciones del Brocense son breves y contienen sólo lo necesario para la ilustración del poeta, a diferencia del erudito pero farragoso Comentario o Glosa del Comendador Griego, a quien [p. 210] censura, sin nombrarle, en diversas partes. Sánchez anotó el Labyrinto, la Coronación, y publicó al fin sin glosa diferentes poesías sueltas. En el prólogo se confiesa ayuno de toda noticia biográfica de Juan de Mena. Sólo trae el lugar de su enterramiento y el epitafio de su sepulcro. Suprimió el Comentario un tanto ridículo que de la Coronación hizo el mismo Mena.

En las citadas cartas al corrector de libros Juan Vázquez del Mármol, se hallan algunas noticias sobre la impresión de este libro. Dice así en la epístola de 21 de septiembre de 1579: «Unas pocas de fiestas he hurtado por contemplación de ciertos devotos de Juan de Mena y envío ahí esos borrones... Si v. m. supiese algo de la vida de Juan de Mena, suplico me lo avise. Yo tengo memoria dónde está enterrado, y no la hallo al presente, y ansí va en el prólogo en blanco.» En otra carta explica el motivo que tuvo para comentarle: «Habrá ocho o nueve días que descargándome de algunas lecciones, que suelo leer muchas, tomé a Juan de Mena en las manos, y pareciéndome que no es tan malo como algunos piensan, determiné y no sin ser importunado, que anduviese en marca tan pequeña como Garcilasso y que se puedan encuadernar juntos. Ya le tengo acabado, haciendo breves declaraciones a las coplas que lo requieren. También hice la Coronación, habiendo lástima de cuán prolijo y pesado comento le hizo el autor.» En 12 de diciembre, escribía: «Desque envié a v. m. el Juan de Mena, nunca he sabido de él ni de v. m.; suplico a v. m. mande ver si es vivo o en qué estado anda.» Al cabo volvió a Salamanca el Juan de Mena, y Sánchez, después de dar gracias a Mármol, añade entre otras cosas: «Sólo en una cosa no podré venir en la opinión de aquel señor amigo de v. m. en poner toda la glosa de Juan de Mena, porque allende de ser muy prolija, tiene malísimo romance, y no pocas boberías (que ansí se han de llamar). Más valdría que nunca pareciesen en el mundo, porque parece imposible que tan buenas coplas fuesen hechas por tan avieso entendimiento. Mucho vuelvo por su honra en que no hobiese mención que él se había comentado. Acá he habido después la primera impresión del Comendador donde está la vida del poeta, no sé cuál pudo ser la causa porque en estas nuevas falte: yo determino de ponerla como allí está, si a v. m. le parece.» No la puso, sin embargo, y en verdad que no puedo explicarme esta [p. 211] contradicción. Acaso estaba ya impreso el prólogo y no quiso rehacerle.

Paradoxa Francisci Sanctii Brocensis in inclyta Salmanticensi Academia Primarii Rhetorices Graecaeque Linguae doctoris. Antuerpiae, ex officina Christophori Plantini, Architypographi Regii, 1582. 8.º Fr. Sanct. Brocensis Veritatis indagatori S. P. D. (dedicatoria).

Escribió Sánchez, a ejemplo de las de Cicerón, estas Paradojas. Son cinco, a saber:

I. Unius vocis unica est significatio sive de vocibus homonymis.

II. Latine loqui corrumpit ipsam latinitatem.

III. Expladitur Grammaticorum antiphrasis.

IV. De verbis passivis Dissertatio paradoxa.

V . Unum uni contrarium est.

Las cuatro primeras fueron después incluídas en la Minerva.

A continuación de las Paradojas vienen los tratados siguientes:

Artificiosae memoriae Ars, a Franc. Santc, collecta. Es un arte mnemotécnico muy curioso.

Topica Ciceronis exemplis et definitionibus illustrata per F. Sanct. Broc. in inclyta Salmanticensi Academia Primarium Rhetorices Proffesorem. Es un breve sumario de los Tópicos ciceronianos.

Responsio ad quaedam objecta. Dom. D. Roderico Ordóñez Puertocarrero filicissimi ingenii, magnaeque spei puero, suoque alumno charissimo, Sebastianus del Monte Conchensis bonarum artium studiosus S. (Ded.). En esta Apología defiende Sánchez el Cartel que compuso para la justa poética celebrada en la muerte de la Reina (no sé cuál, quizá Isabel de la Paz).

Francisci Sanctii Brocensis in inclyta Salmanticensi Academia Primarii Rhetorices Graecaeque Linguae Doctoris Minerva seu de causis linguae latinae. Cum licencia. Salmanticae, apud Joannem et Andream Renaut, fratres. 1587. 8.º Licencia (suscrita por Luis de la Cruz Vasco, en nombre del Consejo). Inclytae Salmanticensi Academiae Matri Piisimae Franciscus Sanctius Brocensis, Primarius Rhetorices, Graecaeque Linguae Doctor, Gaudere et bene rem gerere (dedicatoria).

Esta es la más extensa e importante de las obras del Brocense, [p. 212] el trabajo de su vida entera del cual fueron simples preparaciones sus escritos gramaticales anteriores. Es, además, la condensación admirable de todos los esfuerzos filológicos de los humanistas del Renacimiento; cierra con llave de oro la época de la erudición y abre la de la discusión y el análisis. En ella comienza el estudio de la Gramática General o de la Filosofía del lenguaje, tan cultivado en los siglos XVII y XVIII, y hoy un tanto decaído a consecuencia de los progresos de la Filología Comparada, que también debe su origen a un sabio español, el jesuíta Hervás y Panduro. En la lámpara del Brocense encendieron las suyas los solitarios de Port-Royal, cuyos pasos siguieron, con desigual fortuna, el presidente De Brosses, Court de Gebélin, Condillac, Dumarsais, Beauzée, Destutt-Tracy y otros escritores en su mayor parte sensualistas, que florecieron en la Francia del pasado siglo, y cuyas doctrinas fueron ciegamente acatadas por no pocos pensadores nuestros, autores de tratados de Gramática General y de Ideología. Doloroso es, pero exacto; de las doce o catorce ediciones de la Minerva de que tenemos noticia, sólo la primera está hecha en España; todas las demás, en el extranjero.

La obra del Brocense está dividida en cuatro libros. En el primero, después de anunciar que se propone hacer aplicación de la Filosofía a la Gramática, trata de su definición, división y objeto, de las partes de la oración en general y de cada una en particular, analógicamente consideradas. A la construcción del sustantivo, del adjetivo y de los pronombres, está consagrado el libro segundo, y a la del verbo y demás partes de la oración, el tercero, en el cual incluyó considerablemente aumentada su Paradoja de los verbos neutros. El cuarto, trata principalmente de las figuras de construcción, sobre todo de la Elipsis, y en él han encontrado cabida las paradojas de las voces homónimas y de la antífrasis, así como la Respuesta a algunas objecciones incluída en la edición antuerpiense de dichas Paradojas. Por apéndice viene la Paradoja 2.ª, ahora así formulada: Qui latine garriunt corrumpunt ipsam latinitatem. Cierra la obra un brevísimo compendio de Gramática Latina, cifra y resumen de la doctrina expuesta en la Minerva y distinto de los que anteriormente había publicado Sánchez.

Refiere éste, en su dedicatoria a la Universidad de Salamanca, [p. 213] que muchas veces oyó contar a su padre que hallándose enfermo Antonio de Nebrija en la casa que tenía en las Brozas, su hijo Marcelo, caballero de la Orden de Alcántara, solía lamentarse de no haber podido perfeccionar su Gramática y su Diccionario, y parodiando aquella sublime optación de Dido moribunda:

Exoriare aliquis nostris ex ossibus ultor
Qui face Trojanos, ferroque sequare colonos,

repetía con frecuencia:

Exoriare aliquis nostris ex ossibus ultor
Qui face barbatos, ferroque sequare Perottos,

aludiendo al Arzobispo de Siponto, Nicolás Perotto, autor de una Gramática latina, de la cual gustaba poco Nebrija.

El vengador que buscaba el Nebrissense le encontró en Francisco Sánchez, pero sus esfuerzos apenas hicieron mella en la obstinada cerviz de los gramáticos, que parece se convinieron en formar alrededor suyo una conjuración de silencio. La Minerva no fué recibida, como su autor deseaba, en las aulas salmantinas, y, muerto el Brocense, cayó en profundo olvido la existencia de semejante libro en España. Por fortuna, en 1625 vino a Madrid el famoso y virulento humanista alemán Gaspar Scioppio, verdadero gladiador de la república de las letras, hombre de profunda erudición clásica, pero de carácter tan feroz e intolerante, que pasó la vida fatigando las prensas con horribles libelos contra todo género de instituciones y de personas, desde los protestantes hasta los jesuítas, desde el Rey de Inglaterra Jacobo I hasta Casaubon o Scalígero. [1] Este hombre sólo respetó la memoria del Brocense, sólo se entusiasmó con su Minerva. Le había dado la primera noticia de este libro el Duque de Alcalá, embajador de España en Roma, y sus elogios le animaron a burcarla y a leerla. Agradóle tanto, que calificó a su autor de varón admirable y sabedor de todas las cosas dignas y humanas. En 1628 apareció en Milán un libro intitulado Grammatica Philosophica, que era un resumen de la Minerva, aumentado con observaciones de [p. 214] Scipio, y encabezado con una disertación de veteris et novae grammaticae latinae origine, dignitate et usu, en la cual se ponía en las nubes el mérito del Brocense y de su libro. Pero deseoso de dar a conocer por entero la Minerva, escribió notas bastante extensas que pudieran servir de comentario, y el texto así ilustrado se dió a luz en Padua, años después de la muerte de Scioppio:

(2) Gasparis Scioppii Comitis a Clara Valle Minerva Sanctiana, hoc est, Francisci Sanctii Brocensis de causis linguae latinae Commentarius cum Observationum Scioppionarum Auctario. Patavii, typis Pauli Frambotti. Super. permissu, cum privilegiis. 8.º Dedicatoria de Anníbal Gradario a Octavio Ferrari.

(3) Amsteloedami, 1664. 8.º Edición igual a la anterior.

(4) Francisci Sanctii Brocensis in inclyta Salmanticensi Academia &. &. Minerva seu de causis Linguae Latinae Commentarius. Cum notis Gasparis Scioppii et Jacobi Perizonii. Franequerae, 1687. Generosissimo atque Excellentissimo viro Sicconi a Goslinga, Francquerani agri praefecto, Academiae Frisiorum Curatori &. S. P. D. Jacobus Perizonius (dedicatoria). Praefatio ad lectorem. Ad V. C. J. Perizonium Humaniorum litteratum Proffessorem (dísticos de Cornelio Van Eck, profesor de Jurisprudencia). Esta es la primera edición en que aparecen las observaciones de Jacobo Perizonio, que por sí solas hacen tanto o más volumen que la Minerva, aunque no es mucho lo que añaden, como pudiera creerse.

(5) Francquerae, 1693. 8.º Edición hecha a plana y renglón sobre la anterior, sin conocimiento de Perizonio.

(6) Francquerae, 1702. 8.º De ésta ya cuidó Perizonio, añadiendo algunas notas y corrigiendo otras.

(7) Amsteloedami, 1714. Edición igual a la anterior.

(8) Amsteloedami, I724. 8.º Con nueva dedicatoria al mismo Siccon de Gosslinga, fecha en Leyden, y nuevo y extenso prólogo a los lectores, en el cual contesta a las observaciones que en sus Institutiones Latinae Linguae le había hecho Jorge Henrique Ursino. Las notas están considerablemente aumentadas. En el prólogo hay un pasaje que mandó borrar la Inquisición, por lo cual falta en algunos ejemplares así de ésta como de las ediciones sucesivas. Perizonio, como protestante, dice hablando del Concilio de Trento: «Nec absurde idcirco, si politice rem consideremus, [p. 215] Tridentini Theologi, ut Scripturam Sacram suis arbitriis et decretis penitus subjicerent, Grammaticos ab ea interpretanda excludendos censebant, quum viderent eos, si admitterentur, longe aliter illam exposituros plerumque, quam ipsi vellent, qui desiderabant, non verum verborum sensum, sed unice suis dogmatibus accommodatum. Quocirca cum non auderent palam ipsam Sacrorum Codicum auctoritatem rejicere et extinguere, rectam tamen eorum interpretationem, Grammatica ratione faciendam, volebant abolitam, ne, ut ipsi dicebant, Grammatici aut quiqui eo methodo Scripturam explicabant, facile confutarent Theologos, solis decretis ac versionibus in Ecclesia receptis subnixos. Tantum illis metus incutiebat Grammaticae interpretandi ratio; tantam ea vim habet ad veram Veterum Scriptorum sententiam investigandam et declarandam, falsamque refellendam funditus.»

(9) Amsteloedami, 1732, apud Jansenium Waesbergium.

(10) F. Sanctii Brocensis, in inclyta Salmanticensi Academia Primarii Rhetorices et Graecae Linguae Doctoris, Minerva, seu de causis linguae latinae Commentarius, cui inserta sunt, uncis inclusa, quae addidit Gaspar Scioppius, et subjectae suis paginis Notae Jac. Perizonii. Editio sexta prioribus emendatior, et accessione correctionum ipsius Sanctii, Diatribaque L. Kusteri de verbo Cerno auctior. Amsteloedami, 1754, apud viduam et filium Salomonis Schontem. Lectori benevolo S. D. Bibliopolae (advertencia de los editores).

Esta edición, sexta de las anotadas por Perizonio, es la primera en que se separaron del texto las adiciones de Scioppio antes confundidas con él, y se añadieron las correcciones que el mismo Sánchez había hecho a los capítulos 8.º y 9.º del tercer libro. Conservaba Mayáns el manuscrito y se lo facilitó al Conde Otón Federico de Linden. También se agregó la Diatriba de Kuster sobre el verbo Cerno, para que más fácilmente se comprendiera la refutación que de ella hizo Perizonio. Esta edición así aumentada es matriz de todas las posteriores. Nosotros hemos visto las siguientes:

(11) Genevae, apud fratres de Tournes, 1766. Acompaña generalmente como quinto tomo a su edición de las obras completas del Brocence.

[p. 216] (12) Lugduni, apud Piestre et Delamolliere, 1789. Esta edición se titula séptima, pero es octava de las añadidas, y duodécima en el orden general, por lo menos.

(13) Lipsiae (Leipzig). Dos tomos, con extensos comentarios de Carlos Luis Baver, rector de la Universidad de Hirscheberg, en Silesia. Este tercer comentador publicó el primer volumen en 1793, y el segundo fué impreso después de su muerte, en 1801.

Así en Alemania como en los Países Bajos se han repetido las ediciones de la Minerva en el siglo pasado y en lo que va del presente. Pueden calcularse en unas veinte las hasta hoy publicadas.

Francisci Sanctii Brocensis in inclyta Salmanticensi Academia Rhetorices, Graecaeque Linguae Primarii Doctoris: de nonnullis Porphyrii, aliorumque in Dialectica erroribus Scholae Dialecticae. Sub permissu. Salmanticae. Excudebat Michael Serranus de Vargas. An. 1588. 8.º Franciscus Sanctius ad suos Auditores (dedicatoria).

(2) Salmanticae. Excudebat Didacus a Cussio, anno 1597. 8.º Aprobación del Maestro Farfán. Licencia del Dr. Diego de Vera.

En este tratado. breve y curiosísimo, no sólo censura el Brocense la Isagoge de Porfirio, sino toda la Lógica de Aristóteles, empezando por afirmar que la tiene en su mayor parte por obra apócrifa y de tiempos muy posteriores. Semejantes opiniones, en verdad exageradas, unidas a sus recios ataques contra el escolasticismo, le atrajeron no menores odios que las suyas habían atraído a Pedro Ramus. Los aristotélicos salmantinos delataron al primero a la Inquisición; los aristotélicos parisienses asesinaron al segundo en la tremenda noche de St. Barthélemy. Ambos fueron mártires de su independencia filosófica.

En su libro Sobre los errores de Porfirio, anuncia el Brocense un tratado de Filosofía que, por desgracia, no llegó a escribir.

P. Virgilii Maronis Bucolica serio emendata, cum scholiis Franc. Sanctii Brocensis in Salmantic. Academia Primarii Rhetorices, Graecaeque Linguae Doctoris. Sub permissu. Salmanticae, apud Didacum a Cussio. 1591. 8.º Joanni Grialo canonico Calagurritano Gulielmus Foquel S. P. D.

Juan de Grial y otros varones doctos habían proyectado una [p. 217] correctísima edición de las obras de Virgilio, pero habiendo ocurrido circunstancias desconocidas que impidieron se continuase tal empresa, cuando ya estaban impresas las Églogas, el librero Foquel rogó al Brocense que añadiese algunas notas suyas, y así ilustradas, se dieron a la estampa las Bucólicas. Antes de las Anotaciones hay una advertencia de Francisco Sánchez a los Actores. Al fin se encuentra una traducción de ciertos versos atribuídos a la Sibila Eritrea; así están encabezados:

Carmina XXXIV Sibyllae Erythreae, ex lib. 8, cum hac ackrostide: Jesus Christus Dei Filius Soter Crucem ( ΙηΕΣ Y Σ ΚΠΕΙΣΤΟΣ ΤηΕΟ Y Y ΙΟΣ ΣΟΤΕΡ͵ ΣΤΑ Y ΠΟΣ ) Mag. Francisco Sanctio interprete. Cierra el libro un curioso apéndice titulado Exploduntur inepti centones a divinis Æneidos carminibus.

Francisci Sanctii Brocensis in inclyta Salmanticensi Academia Rhetorices Graecaeque Linguae Primarii Doctoris. In Artem Poeticam Horatii Annotationes. Salmanticae, apud Johannem et Andream Renaut fratres, 1591. 8.º Aprobación del Doctor Gómez de Contreras. Licencia del vicario D. Felipe de Haro. D. Antonio de Guevara Priori Sti. Michaelis de Scalada Franc. Sanct. Broc. S. P. D. (ded.). Franciscus Cabrera Morales Brocensis Latinae Graecaeque Linguae Salmanticae Primarius Ode. Idem ad eundem (epigrama). Joannes Baptista Munguía Segoviensis ad lectorem, de operibus Sanctii, Magistri sui, epigramma. Ludovicus Morales Cabrera, Juris Caesarei studiosus Brocensis, ad Sanctium Brocensem magistrum suum Tetrastichon.

Este comentario, que merece la palma entre todos los del Brocense, está distribuído del modo siguiente: Viene, en primer lugar, el texto; sigue la Ecphrasis o paráfrasis, y luego las Anotaciones. La epístola está dividida por preceptos, y al comienzo de cada sección hay un resumen de su contenido. Las notas son breves, pero utilísimas.

Pomponii Melae de situ Orbis libri tres, Per Franciscum Sanctium Brocensem in inclyta Salmanticensi Academia Primarium Rhetorices, Graecaeque Linguae Doctorem purgati, correcti et emendati. Salmanticae, apud Didacum a Cussio, 1598. 8.º Licencia del Doctor Francisco Sánchez (el clérigo). Doctori Theologo Emanueli Sarmento, viro optimo Franc. Sanct. Brocensis S. P. D. (dedicatoria).

[p. 218] Esta edición contiene el texto sin notas, pero más correcto que en las ediciones anteriores, aunque entren en cuenta las de Hermolao Bárbaro y el Comendador Hernán Núñez.

Francisci Sanctii Brocensis, in Inclyta Salmanticensi Academia Rhetorices Graecaeque Linguae doctoris, in Ibin Ovidii et in Ternarium Ausonii Galli Annotationes. Salmanticae, apud Didacum a Cussio, 1598. 8.º Licencia del Dr. Fracisco Sánchez. D. Emanueli Sarmento Doctori Theologo, amico magno Franc. Sanct. Brocensis S. P. D.

El Ibis de Ovidio y el Ternario, por otro nombre el Grifo de Ausonio, son dos de las composiciones más oscuras de la poesía latina. Las notas del Brocense abren el camino para su mejor inteligencia. Sus comentarios al Ibis, son preferibles a los de Domicio Calderino, Cristóbal Lanoffi, Badio Ascensio y Hércules Cioffani.

Fueron reimpresas estas Anotaciones en Amberes, 1618. Edición citada por Mayáns.

Auli Persii Flacci Saturae Sex cum Ecphrasi et Scholiis Francisci Sanctii Brocensis in inclyta Salmanticensi Academia Primarii Rhetorices et Latinae Graecaeque Linguae Doctoris. Cum licentia. Salmanticae, apud Didacum a Cussio. Anno 1599. 8.º Licencia del vicario Jerónimo González Morin. Franc. Sanctius Brocensis D. Joanni de Salas et Valdés S. P. D. Auli Persii Flacci Vita.

Este comentario, escrito a los setenta y siete años de edad, es un trabajo admirable de aguda crítica y de erudición. Con él dió nueva luz el Brocense a las tinieblas de Persio, tan odiadas por San Jerónimo. Está dividido en tres partes: texto, paráfasis y anotaciones. Al fin se lee el opúsculo siguiente:

De sacrificiis in Cathedrae petitione praelectio.

El último libro publicado por el Brocense fué su traducción de Epicteto, de la cual más adelante hablaremos.

Todas las obras de Sánchez hasta aquí citadas, se encuentran reunidas en la colección siguiente:

Francisci | Sanctii | Brocensis, | in Inclyta Salmanticensi Academia Emeriti, | olim Rhetorices et Primarii Latinae | Graecaeque Linguae Doctoris, | Opera Omnia, | unà cum ejusdem scriptoris vitâ, auctore | Gregorio Maiansio | Generoso Valentino. | Tomus primus, | [p. 219] seu | Opera Grammatica. | Genevae, apud fratres de Tournes | 1766. Cuatro tomos 8.º Puede considerarse como quinto la Minerva. X + 476 páginas. Contiene la vida del autor escrita por Mayáns (121 páginas), el testamento del Brocense, pieza apócrifa según toda apariencia, pero forjada no mucho después de su muerte. Siguen la Gramática Latina, la Griega, el Ars dicendi, el Organum Dialecticum, el tratado de Nonnullis Porphyrii erroribus, los Tópicos, el Arte de la Memoria y alguna otra casilla. En este tomo se encuentra además el librito de las Partes de la Gramática, hasta entonces inédito. Está en verso castellano y completa el Arte para en breve saber latín. Poseía el manuscrito D. Fernando de Velasco, consejero de Castilla, quien se lo comunicó a Mayáns para la impresión.

Tomus secundus seu operum philologicorum pars prima. Tiene 595 páginas. Contiene las Paradojas y otros tratados breves, los comentarios a Virgilio, Horacio, Ovidio, Ausonio, Persio; las silvas de Angelo Policiano, y el Pomponio Mela. Las notas van precedidas de los textos.

Tomus tertius seu operum philologicorum pars secunda 592 páginas. Comentarios a Alciato, Sphera Mundi, D eclaración y uso del reloj, traducción de Epicteto, y las piezas siguientes:

1.ª Carta del Condestable Velasco (autor probable del Prete Jacopin), con la contestación del Brocense.

2.ª Prefacio a la traducción de Camoens, por Luis Gómez de Tapia.

3.ª Íd. al libro de El Perfecto Capitán de D. Diego de Álava y Beamont, en forma de carta al autor.

Tomus quartus seu Opera Poetica. 432 páginas.

Comprende las poesías insertas al fin del Organum Dialecticum y del libro de Arte dicendi y además las expresadas a continuación:

Ad lectorem Chronici Rerum Memorabilium Hispaniae, quod scripsit Johannes Vasaeus Brugensis (1552).

Ad Jacobum Salvatorem Murgensem Philosophum et Theologum cujus Poetica laudat (1558).

Ad Gasparem Grajarium, Sancti Jacobi de Pennalva in Ecclessia Asturicensi Abbatem.

[p. 220] Ad Lodoicum Lemosium, Physicum ac Medicum, auctorem librorum sex de optima praedicendi ratione.

Ad eundem auctorem Commentariorum in librum Aristotelis de Interpretatione.

Ad magistrum Luisium Gómez de Tapia, interpretem Lusiadis Ludovici Camoës.

Ad doctorem Antonium Perez Sigler Salmanticensem, Ovidii Metamorphoseon interpretem Hispanum.

Ad Leonis Castrii librum qui exire in lucem vetabatur.

Ad Laurentium Ossorium Barba, canonicum Ecclesiae Compostellanae. Se halla al frente del extravagante libro titulado Piña de rosas atada por graves y santos doctores Teólogos y Canonistas, para que la puedan oler los Sacerdotes en el Santo y Soberano Misterio del Altar.

Ad Antonium Pichardum de Vinuesa, auctorem Commentariorum in tres primos Imperatoris Justiniani libros Institutionum, in quibus Romanorum Hispanorumque jura conjunxit.

Soneto al Maestro Farfán.

Vienen después diferentes traducciones en verso castellano, de que hablaremos más adelante, y llenan lo restante del volumen las obras de Garcilaso y Juan de Mena con las anotaciones del Brocense.

Nunca han sido coleccionadas las dos obras siguientes del Maestro Sánchez':

Suma breve de la información que hizo el Mtro. Francisco Sánchez, catedrático jubilado de Retórica y Griego en la Universidad de Salamanca, sobre el Arte Nueva de Gramática. Sin l. ni a.

ΠεντηκόνταρΧος sive quinquaginta militum ductor D. Laurentii Ramirezii de Prado stipendiis conductus: cujus auspiciis varia in omni litterarum ditione monstra profligantur, abdita panduntur, latebrae pervestigantur et illustrantur. (El Pentecontarco, o sea, el capitán de cincuenta soldados a sueldo de D. Lorenzo Ramírez de Prado, bajo cuyos auspicios se persiguen varios monstruos en toda la república literaria, se descubren las cosas ocultas, se penetran las cavernas, y se ilustran las oscuridades.) Antuerpiae, 1612. 4.º

Este libro, cuyo retumbante título entusiasmaba al celebérrimo dómine Zancas Largas, maestro de latinidad de Fr. Gerundio [p. 221] de Campazas. es, por lo demás, una obra seria, escrita con buen gusto y llena de erudición y novedad. A su frente suena como autor D. Lorenzo Ramírez de Prado, que suscribe también la dedicatoria a Felipe III y la carta a D. Juan Ramírez, hermano suyo. Fué el tal Ramírez de Prado hombre de perversa fama literaria, conocido como editor y cómplice de las ficciones del P. Román de la Higuera, especialmente de los Cronicones de Luitprando y Julián Pérez, y famoso también por haberse apropiado diferentes obras ajenas que le vendieron autores necesitados, cual sucedió con los Comentarios a Marcial, trabajo de Baltasar de Céspedes, yerno del Brocense, libros que con la mayor audacia daba a la estampa como de cosecha propia, resultando de aquí la portentosa variedad de estilos y de materias que se observa en los escritos publicados con su nombre. Tales antecedentes, unidos a los pocos años que contaba Ramírez de Prado cuando se publicó el Pentecontarco, a la excelencia de la obra y a la diversidad de estilo entre la dedicatoria y la epístola a su hermano y el resto del libro, hicieron sospechar muy luego que no era obra suya el Quinquaginta militum ductor, y que legítimamente sólo se le podía atribuir la extravagancia de la portada, que nada tiene que ver con el asunto del libro. Gaspar Scioppio, que nada respetaba, negó, en vida de Ramírez de Prado, que él hubiese escrito, ni en todo ni en parte, el Pentecontarco, afirmó que era obra del Brocense, y nadie respondió a semejante afirmación. Nicolás Antonio no se atrevió a darla asenso, quizá por consideraciones a los deudos de Ramírez, y apuntó la especie de que algunos atribuían el libro al Maestro Baltasar de Céspedes, pero que él no tenía datos para afirmarlo. Mayáns, del examen atento del Pentencontarco, dedujo que no era obra de Ramírez y sin vacilar se la atribuyó a Sánchez, fundado en vehementes indicios que no llegaban a la evidencia sin embargo. Hoy este punto está fuera de discusión y duda. El Brocense escribió el Pentecontarco, aunque, como es de suponer, no le dió semejante título. Cuando la Inquisición recogió los papeles de nuestro humanista, apareció entre ellos no la obra entera, sino ocho cuadernos únicamente. Al reseñarlos, los comisarios del Santo Oficio les pusieron el título de Quid allegoria, que precisamente corresponde al capítulo 28 de aquella obra. Fr. Diego Nuño, en su censura de 15 de febrero [p. 222] de 1601, no sabiendo qué nombre darles, les llamó a todos quaterniones de allegoriis. Todas las proposiciones que él califica como tomadas de dichos cuadernos, se hallan punto por punto en el Pentecontarco impreso. ¿Puede apetecerse demostración más convincente? Sin duda Baltasar de Céspedes poseía una copia manuscrita de toda la obra de su suegro, y después de su muerte hizo en ella interpolaciones para publicarla como trabajo propio. Así se explican ciertos pasajes en que se habla con familiar cariño del Maestro Sánchez, a quien se llama meus, repetidamente, cosa que en Ramírez no tenía explicación plausible. Constreñido tal vez por su pobreza, vendió Céspedes a Ramírez el manuscrito de su suegro, como le había vendido antes sus propias notas a Marcial, para que con tales obras alardeara de filólogo y humanista.

Por lo demás el Pentecontarco es libro muy curioso. Consta de cincuenta capítulos, en que se impugnan o reducen a duda diferentes opiniones comunes en diversas ciencias y facultades. De sentir es que Mayáns, que le tenía por obra del Brocense, no le diese entrada en la edición de Ginebra.

Obras manuscritas

Colección de poesías varias latinas y castellanas formada por Fr. Tomás Pinel de la Orden de S. Francisco, colegial que fué en el Trilingüe de Salamanca y discípulo del Brocense. Se cita este manuscrito, sin indicar su procedencia, en la biografía del Brocense, inserta en el tomo V del Catálogo del Marqués de Morante. Contenía las siguientes composiciones de Sánchez':

Carmina ad petendum divinum auxilium ante legendum, Mag. Sanctio auctore, primario Cathedratico Salmanticae. 1774.

Carmina ejusdem in laudem Antonii Solisii Jurisprudentiae Primarii, in petitione gradus doctoris.

Salmanticensis Academia... serenissimi et illustrissimi Joan Figuer oa (ossa)... sibi reddita salutat, Sanctio auctore.

Octavas antiguas castellanas puestas en verso latino.

Apollinis Fabala carminibus ex sermone soluto versa, Sanctio auctore. Diálogo de Apolo y Dafne, Eco y el Amor.

Su traducción en verso castellano.

[p. 223] Tres epigramas de Pinel en loor de su maestro.

Todas estas composiciones, exceptuando la Fábula de Apolo, han sido publicadas en el Catálogo citado.

Papeles Ms. del Brocense. Tres tomos 4.º, que pertenecieron a la Biblioteca del Colegio Mayor de San Bartolomé, de Salamanca, y hoy están en la de Palacio. Según la noticia que de ellos se da en el Catálogo tantas veces mencionado, se encuentran en esta colección varios opúsculos gramaticales y filosóficos (no se expresa cuáles) y algunos trabajos sobre la Sagrada Escritura. Se leen además diferentes traducciones (Vide infra) y las siguientes poesías originales, entre otras no citadas en el Catálogo:

De arachne. Ad Leonem de Castro. De quodam sagittis damnato et a Principe Maximiliano absoluto. Musicae laus. De Orpheo.

Ad Spiritum Sanctum. Ad Dominum Johannem Lassum.

Jacobo Tapiae Aldana salutem.

Tumulus (Diálogo entre el caminante y el genio).

Maximiliano Bohemiae regi inclyto in dedicatione librorum cantus organici.

Franciscus Sanctius Marco Roderico Pueblae, in laudem illustris Alphonsi Fonsecae. Esta poesía fué compuesta primitivamente en griego.

In obitum Caroli Caesaris Imperatoris Hispaniarum Regis prosopopaeio.

De Judaea voratura filium in obsidione Hierusalem.

Epitaphium uxoris. De natali Christi.

In juventutem carmen elegiacum. D. Joanni et D. Laurentio fratri.

Ænigma de fine in quatuor causis. Ex 2.º Metaph. Materia, Forma, Privatio.

De foramine. Epigramma (sin título).

Dos himnos a S. Marcelo mártir leonés.

Todas estas poesías están insertas en los Apéndices a la Biografía del Brocense, seguidos de elegantes traducciones en verso castellano debidas a la fácil pluma del distinguido humanista D. Raimundo de Miguel.

Diálogo entre la paciencia y la Arrogancia, escrito en palabras que son a la vez castellanas y latinas. Está en el mismo Catalogus.

[p. 224] Al Licenciado Alonso Pérez, cuando partió a las Indias, versos castellanos.

Romance de Polixena. Romance de Ntra. Señora.

Epístolas poéticas entre el Brocense y Cristóbal Tamariz. (Éste debe ser el licenciado Tamariz, autor de graciosísimas novelas en verso, nunca impresas, y autor asimismo, según yo entiendo, de tres cuentos un tanto verdes, pero tan bien escritos como los mejores de Lafontaine, cuentos que sin nombre de autor insertó Juan de Mal-Lara en su Philosofía Vulgar.)

Seis cartas entre el Brocense y el Licenciado Pedro de Guevara.

Cartas del Brocense a Juan Vázquez de Mármol. (Biblioteca Nacional, R-176, rotulado Grial. Cartas Eruditas.)

Sé han impreso en el tomo II del Epistolario Español de D. Eugenio de Ochoa (tomo LXI de la Biblioteca de AA. Españoles de Rivadeneyra).

Obras perdidas

Variae Lectiones Theologicae. La cita Juan de Guzmán en la anotación 43.ª a su traducción de Las Geórgicas, publicada en 1586.

Origines (hoc est, latinae linguae). Están citados en la Paradoja 3.ª y en el libro cuarto de la Minerva.

Etymologías españolas de Francisco Sánchez. Códice que Mayans cita como existente en la Biblioteca del Colegio de Cuenca. Añade el erudito valenciano que Covarrubias hizo grande uso de esta obra para su famoso Tesoro de la lengua castellana.

Calirhoe, tragedia. Achiles, comedia.

Asuero, tragedia. Trepidaria, comedia.

Las cuatro estaban en latín, pero de las dos primeras hizo traducciones castellanas.

Auto del Corpus Christi.

Auto del Niño Perdido.

Elegía a la muerte de Carlos V. En verso castellano. Muchas poesías latinas.

Todos estos escritos y algún otro de menor importancia se hallaban entre los papeles que recogió el Santo Oficio, y en sus archivos debieron perderse. Constan sus títulos en el Proceso.

[p. 225] Anotaciones sobre la Escritura. Está mencionado repetidas veces en las delaciones unidas al Proceso. No pareció entre los papeles del autor. Un fraile le acusó de haberle enviado a Roma para que allí se imprimiese.

Obra falsamente atribuída al Brocense

De multum nobili prima et universali scientia, quod nihil scitur. Lugduni, 1632. El autor de este famoso libro se llamaba Francisco Sánchez, era médico, portugués y avecindado en Tolosa de Francia. Fué impreso bastantes años después de la muerte del Brocense. Por la igualdad de nombre y apellido ha sido atribuído a veces a nuestro Sánchez. Lo notamos, porque hemos visto repetido este error en el Curso de Literatura Española de D. José Fernández Espino.

Obras de existencia dudosa

Pietas et Fides. Libro en alabanza de Pío V, dividido en siete capítulos.

De Genio Regio. Libro en elogio de Felipe II, en diecinueve capítulos.

Notas a Plutarco.

Respuestas a varias consultas.

Cartas a Justo Lipsio, Martín de Azpilcueta y Melchor Cano.

Todas estas obras están mencionadas en el Testamento del Brocense, pero como éste es a todas luces apócrifo, también es dudosa la existencia de los libros en él citados, de los cuales no tenemos otra noticia.

Traducciones

Doctrina del Estoico Filosopho Epicteto, que se llama comúnmente Enchiridion, traducido de Griego por el Maestro Francisco Sánchez, Catedrático de Retórica y Griego, en la universidad de Salamanca. Con las Anotaciones del mismo. Salamanca, por Pedro Lasso, 1600. 12.º

[p. 226] Doctrina &. Pamplona, por Carlos de Labayén, 1612. 12.º

Doctrina &. Madrid, por la Viudad de Alonso Martín, 1632. 12.º

Va unido a las Coplas de Jorge Manrique, con la glosa del Cartujo Rodrigo de Valdepeñas, a las de Mingo Revulgo con el comento de Hernando del Pulgar, a las Cartas en refranes de Blasco de Garay y al Diálogo entre el Amor y un Viejo de Rodrigo de Cota.

Ginebra, 1766. Tomo IV de la edición de Tournes, páginas 499 a 592.

Preliminares de estas ediciones. Al Dotor D. Álvaro de Carvajal, Capellán y Limosnero mayor de Su Magestad, Abad de Sta. Leocadia de la catedral de Toledo: «Si dicen que al cabo de mi vejez escribo una obrecilla tan tenue y en romance, digo que de poca menos edad o de tanta debía ser Epicteto, cuando sacó a luz este tesoro de perlas preciosas, hablando en su lengua materna, que entonces era la más usada que había en el mundo, aunque escribió en Roma. Ansí yo quise escribir en mi lengua, porque tan gran bien fuese a muchos comunicado. Siete años hace agora que se comenzó a imprimir Epicteto, y por falta ahora de dineros, ahora de papel, ahora de oficiales, ha estado sepultado, hasta que Dios fué servido traer a v. m. a Salamanca, donde informándose del pobre estado de Epicteto y aun de su traductor, acudió luego con su limosna, para que saliesse a luz después de tantas tinieblas...» Pena da leer estas palabras. ¿Qué premio dió su patria al Brocense, apellidado divino por Scioppio? A los setenta y siete años no tenía medios para imprimir un librito de cien páginas y tuvo que hacerlo de limosna. Bien acertaba en consolarse con Epicteto, el libro de todos los varones desdichados, pero constantes. ¡Cuánto debió meditar aquellas sublimes palabras ἀν&2;Χου κα&λσαθυο; ἀπ&2;Χου que por sí solas forman un tratado de moral! Cómo no recordar aquel admirable dístico en que las glosó Juan de Vergara.

Sustine in adversis et te compesce secundis
Et temnes caecae numina vana Deae.

Prólogo. «Tres opiniones, que más tocaron esta verdad (el fin de la vida humana) quiero examinar. La primera y la mejor de todas fué la del filósofo Epicuro si bien se estudiara. Y fué que [p. 227] puso la felicidad in voluptate, en el deleite y contento. Aristóteles, en el libro 10.º de sus Morales declara esta opinión y la aprueba mucho diciendo que este deleite se entiende del ánimo. ...ansí que el deleyte del ánimo es el que da la bienaventuranza. Esta opinión de Epicuro vino a ser abominable por ser mal entendida de sus secuaces y tomada corporalmente y en afrenta de su inventor, porque él fué muy abstinente y muy buen hombre. (La misma opinión llevaba Quevedo en su Defensa de Epicuro. véase cómo nunca se interrumpe el hilo de nuestra tradición filosófica.) La segunda opinión fué de los Stoicos. Éstos tiraban a la virtud por blanco, pero fueron muy rígidos y ásperos, guardaban mucho un intento que llamaban ἀπαθ&ΧιρΧ;α que es un desnudarse de todos afectos y pasiones, y no moverse por cosa alguna mundana. La tercera fué de Aristóteles y de la Escuela Peripatética. Éstos pusieron la bienaventuranza del hombre deste mundo en obrar según virtud y en cierta especulación del ánimo. (Esta doctrina es combatida por el Brocense.) De aquí y de otras muchas partes tengo por cierto que el autor de la Metafísica no es el que hizo las Éthicas ni los Tópicos, que llaman de Aristóteles... Nuestro Epicteto más sigue a los Stoicos, y conforma mucho con las Sagradas Letras; y tanto que si de su doctrina se quitasse el hablar de los Dioses en plural, se parece al Eclesiastés de Salomón, y a las Epístolas de S. Pablo y de otros Apóstoles.»

Vida de Epicteto. A D. Álvaro de Carvajal, quintillas de D. Juan de Vega Portocarrero. De Frey Miguel Cejudo del hábito de Calatrava al Mtro. Francisco Sánchez Soneto. Ejusdem Michaelis Cejudo Ode. Petrus Xuarez de Molina Hispalensis utriusque juris studiosus ad Lectorem, de opere Fci. Sanctii Brocensis Magistri mei, ode.

Las principales traducciones que del Enchiridion o Manua de Epicteto existen en castellano son las de Álvar Gómez, el Brocense, Gonzalo Correas, Quevedo y D. José Ortiz y Sanz. Sobre el mérito de cada uno de estos traductores pueden verse sus artículos respectivos. La del Brocense no es del todo fiel y atiende más a las sentencias que a las palabras a diferencia de la de su discípulo Correas, que tendió a reproducir la letra del original. Lo más curioso en el libro de Sánchez son las Anotaciones, que constituyen un verdadero tesoro de moral práctica. En ellas [p. 228] recogió el Brocense todo el fruto de sus estudios y larga experiencia. En la nota al capítulo 53, inserta una glosa suya a un antiguó, villancico, lo cual demuestra que no desdeñó las formas semipopulares de nuestra poesía.

Églogas primera y segunda de Virgilio.

La primera se lee en la anotación 109 a la traducción de las Geórgicas que hizo Juan de Guzmán, discípulo del Brocense. La reprodujo Mayáns en el tomo I de su edición de las Obras de Virgilio con las mejores interpretaciones castellanas. Comienza así:

MELIBEO.    Titiro só la encina reposando,
                        Con tu flauta, la agreste cantilena
                        Estás a tu sabor ejercitando.
                        Mas ay del que se parte a tierra agena
                        Huyendo de la suya desterrado,
                        Del dulce prado y de la selva amena.
                        Tú, Títiro, a la sombra recostado,
                        Enseñas a estas selvas deleitosas,
                        Resuenen a Amarilis tu cuidado, etc.

La égloga segunda está en el ms. de la Biblioteca de Palacio, antes de ahora mencionado. Comienza así:

Coridón por Alexis el hermoso
En amoroso fuego se encendía.

Es probable que el Brocense tradujese todas las églogas de Virgilio.

Obras del Bachiller Francisco de la Torre. Dalas a la impressión D. Francisco de Quevedo Villegas, caballero de la Orden de Santiago. Ilústralas con el nombre y protección del Excelentísimo Señor D. Ramiro Felipe de Guzmán, duque de Medina de las Torres, marqués de Toral &. &. Con privilegio, en Madrid, en la imprenta del Reyno. Año de MDCXXXI. A costa de Domingo González, mercader de libros. En 16.º 159 foj. Aprobación de D. Lorenzo Vander-Hammen y León. Íd. del Maestro Joseph del Valdivieso. Dedicatoria. D. Frco. de Quevedo «a los que leerán» (prólogo).

Poesías | que publicó D. Francisco | de Quevedo Villegas, Cavallero del | Orden de Santiago, Señor de la | Torre de Juan Abad, | Con el nombre del Bachiller | Francisco de la Torre.| Añádese en esta segunda edición | un Discurso,| en que se descubre ser | el verdadero [p. 229] autor el mismo Don Fran | cisco de Quevedo: | Por D. Luis Joseph | Velázquez, | Cavallero del Orden | de Santiago, de la Academia Real | de la Historia. | Con privilegio; en Madrid, 1753. 6 h. sin foliar, XX de prólogo y 170 + 20 sin foliar de texto.

Con error atribuyó Velázquez a Quevedo estas poesías, como ha demostrado cumplidamente el señor don Aureliano Fernández Guerra.

En ambas ediciones, al fin de las Poesías del Bachiller, se halla un apéndice así encabezado:

«Síguense traducciones de Horacio y del Petrarca, del Maestro Francisco Sánchez Brocense. D. Juan de Almeida a quien lee:

Habiendo comunicado estos versos (los de Bachiller) con el Mtro. Francisco Sánchez de las Brozas, cathedrático de Propiedad de Retórica de la Universidad de Salamanca, de cuyas buenas y singulares letras tanta noticia y opinión se tiene, no sólo en España, pero en las más principales partes de Italia y Francia; y teniendo también conocimiento de algunas traducciones suyas, con cuyo trabajo había adornado algunos sonetos de Francisco Petrarca, y otras odas de Horacio, medroso de ver estos papeles sin ornamento de algún escritor de este tiempo, le supliqué los pusiese juntamente con ellos: con cuya autoridad no dudo sino que irán seguros al juicio de los hombres sabios.»

No todas estas versiones son obra del Brocense. Entre ellas está la 7.ª del libro tercero de Horacio, Quid fles, Asterie, que generalmente pasa, y creo que con fundamento, por de Fr. Luis de León. En ella se comete una extraña licencia que le era favorita, la división de los adverbios en mente al fin de verso, en que imitó a los latinos. Las demás traducciones son:

10 ª Oda del libro 2 º de Oracio, Rectiùs vives, Licini Está en versos sáficos (Véase en el artículo de Villegas.)

5 ª del libro 1 º, Quis multa gracilis te puer in rosa Dice así.

¿Quién tiene la cabida
De tantos deseada, y de ninguno
Completamente habida?
Quién es aquel solo uno
Que goza de tu amor tan importuno?
Tus tan rubios cabellos
Que al oro con desprecio desdeñaban
¿Díme, a quién dejas vellos;
[p. 230] Aquellos que mataban
A cuantos por su mal los contemplaban?
Cuán triste y engañado
Está el desventurado, que en amarte
Emplea con cuidado
De su vida gran parte,
Que piensa que no puedes ya mudarte.
¿Qué será cuando vea
La mar turbada y vientos levantados
El triste que desea
Remedio a sus cuidados,
Que ignora la mudanza de sus hados?
De aquellos tengo duelo
Que no conocen tus agudas artes,
Que tienen por consuelo
Que seguirán sus partes,
Sin que de su querer jamas te apartes.
Yo ya como escapado
De la tormenta donde me anegaba,
Tengo ya dedicado
El leño en que nadaba
Al templo del Señor de la mar brava.

Oda 14.ª del libro 1.º, Oh navis, referent, traducida en competencia por el Brocense, D. Juan de Almeida, D. Alonso de Espinosa y Fr. Luis de León, a quien eligieron juez. Véase este curioso certamen en el artículo de D. Juan de Almeida.

Sonetos del Petrarca.

13.º de la parte 1.ª (Sonetti fatti in vita di Laura), Yo mi rivolgo indietro a ciascun passo.

16.º Quand' io son tutto volto in quella parte.

128. O passi sparsi, o pensier vaghi e pronti.

17.º Son animali al mondo di sí altera.

40.º Se mai foco per foco non si spense.

157. Passa la nave mía colma d'oblio.

49.º Se voi poteste perturbati segni.

232 de la parte 2.ª (Rime in morte di Laura), La vita fugge e non se arresta un hora.

103 de la 1.ª parte' Si amor no hé, che dunque é quel ch'io sento.

105. Pace non trovo e non ho da fer guerra.

140. O invidia nemica di virtude.

[p. 231] Soneto de Dominico Veniero: Non punse, arse, o logo stral fiama o laccio.

Mayáns atribuyó sin fundamento estas versiones a Fr. Luis de León, juzgándolas supra communem captum elegantes venustaeque. No pensaba así D. Juan Tineo, gran admirador del Petrarca y muy docto en las letras italianas. Por eso colocó al margen la nota siguiente: Nec elegantes nec venustas has versiones dicet quicumque Italam Linguam callet nec Ludovico Legionensi dignas. Apage a tanto viro dedecus hoc. La verdad, que son muy débiles, pero también lo es que el Petrarca apenas puede ser. trasladado a otra lengua sin perder mucho de su natural valor. Fuera de esto, el Brocense solía ser desaliñado en sus versos castellanos, aunque no faltan ejemplos de lo contrario.

El apéndice de Almeida fué reproducido en el tomo IV de la edición de Ginebra, pp. 18 a 31, aunque sin las ilustraciones que le acompañan, de las cuales hablaremos en su artículo.

Los originales de estas traducciones están en el ms. de la Biblioteca de Palacio. Con ellos se halla, a nombre del Brocense, una versión de la Heroida de Dido a Eneas de Ovidio, pero a juzgar por su principio:

Cual suele del Meandro en la ribera
El blanco cisne ya cercano a muerte...

es la de Fernando de Acuña repetidas veces impresa. (Véase su artículo.)

Ilíada de Homero. Una traducción completa en verso latino, y otra en verso castellano. Se hallaban entre los papeles que recogió la Inquisición. Allí se perdieron. Este y otros beneficios semejantes deben nuestras letras al Santo Tribunal. Alguno que otro verso de la traducción latina se encuentra como perdido en otros trabajos del Brocense, especialmente en los Comentarios a Alciato y a Policiano. También hay algunos de la Odisea. De la castellana sólo se conserva este retazo en el Enchiridion de Epicteto. (anotación al capítulo XL). Es del libro tercero:

Bien vayan empleados
Los casos y dolores
Que Griegos y Troyanos padecieron,
[p. 232] Sus gastos y cuidados,
Ya tienen sus loores
Pues a tan alto grado se subieron.
Las Diosas no tuvieron
Sobre esta preeminencia:
Porque esta hermosura
Iguala la figura
De las eternas Diosas, su excelencia:
Más llévenla ya luego,
No deje en nuestro reino incendio y fuego.

Son palabras de los ancianos de Troya, hablando de Helena.

Varios epigramas griegos: dos de Antípatro en los Comentarios a los Emblemas 48.º y 159.º de Alciato (además de los que se hallan en las Anotaciones a Policiano), uno de Argentario en el emblema 105, uno de Bianor en el 89, otro de Germánico en el 133, otro de Palas en el 106, uno de Pablo Silenciario en el 184, uno de Posídipo en el 121 y cuatro de poetas anónimos en los emblemas 28 y 166 y en las anotaciones a la Nutricia. Añádanse las versiones del epigrama De Philomela in mare cadente (también anónimo) y de un retazo de los oráculos sibilinos, ambas ya mencionadas. Sirvan de muestra los dos de Antípatro:

DE AJACIS SEPULCHRO
Ajacis propter Rhoeteo in littore bustum
Assideo Virtus: nec levis ira mea est.
Dilaniata comas, lachrymans, quod movit Achivos
Non Virtus, quando vicerit arte dolus.
Arma vel haec dicant Pelidae fortis, inane
Quid volumus verbum? poscimus arma virum.
2.º
Me platanum siccam foliis et palmite obumbrat
Vitis, et externa contegor ipsa coma.
Illa meos ramos crevit complexa virentes:
Illius at ramos usque putabo meos.
Hanc sociam vitae quaerat sibi quisque vicissim,
Quae fiet in fato reddere docta vices.

Fragmentos de Hesiodo, Quinto de Calabria y otros poetas y prosistas griegos en diferentes obras suyas, especialmente en [p. 233] los Emblemas y en las Silvas. Por desgracia, todos estos pasajes son de una brevedad que desespera.

Obras de Ausias March. Refiere el mismo Sánchez en una de sus cartas a Mármol, que había empezado a traducir en verso al gran poeta valenciano. No tenemos otra noticia de este trabajo.

Hizo otras muchas interpretaciones, especialmente de autores griegos y también alguna del hebreo, que sin especificar sus títulos se mencionan en los documentos unidos al proceso.

Santander, 23 de junio de 1875.

Notas

[p. 187]. [1] . Scioppius in consultatione de scholarum et studiorum ratione.

[p. 187]. [2] . Epístola 89 ad Italos et Hispanos.

[p. 187]. [3] . In epistola ad Gab. Reginerium de conversione litterarum. Véase además su Diálogo de la lengua latina, citado por Mayáns en la Biografía.

[p. 201]. [1] . ¿Por qué no tradujo el Brocense el hermoso epíteto εὐπλόκαμων que Antípatro aplica a las lesbias, «qien peinadas», o de hermosa cabellera?

[p. 213]. [1] . Véase la extensa y curiosísima biografía de Scioppio en el tomo II de Nisard, Gladiateurs de la republique des lettres. París, 1860.