Buscar: en esta colección | en esta obra
Obras completas de Menéndez... > BIBLIOTECA DE TRADUCTORES... > II : (DOMENECH-LLODRÁ) > LÓPEZ DE AYALA, PERO

Datos del fragmento

Texto

[p. 345]

Con satisfacción íntima y no sin cierto linaje de orgullo provincial, puedo decir al comienzo de este artículo que para él me han abierto y allanado el camino las prolijas investigaciones realizadas en el pasado siglo por mi doctísimo conterráneo don Rafael Floranes y Vélez de Robles, señor de Tavaneros, el fruto de las cuales se halla recogido en su Vida política y literaria del Gran Canciller de Castilla Pero López de Ayala. por primera vez impresa en los tomos XIX y XX de la Colección de documentos inéditos para la historia de Espada, dada a luz por los señores Navarrete, Salvá y Baranda. Con presencia de los trabajos de este montañés ilustre, del extenso y eruditísirno capítulo que a Ayala dedica el señor Amador de los Ríos en su Historia crítica de la literatura (tomo V), de todos o la mayor parte de los escritores que de propósito o por incidencia han tratado de Ayala y de sus numerosos escritos, y agregando en fin el resultado de nuestros pobres estudios relativos especialmente a sus traducciones, vamos a dar breves noticias del intérprete de Tito Livio, de Boecio, de San Isidoro, de Gregorio el Magno, de la Crónica Troyana y de Boccaccio.

De nobilísima estirpe alavesa nació en 1332 Pero López de Ayala, y esmerada educación recibió sin dada bajo los auspicios de su tío el Cardenal Barroso. En 1354 era doncel en la casa del Infante Don Fernando de Aragón, Marqués de Tortosa. Ya en 1359 figuraba como patrón de una galera y capitán de la flota, que aprestó a mediados de abril el Rey Don Pedro de Castilla para correr la costa de Levante, asolando las marinas de Valencia y Cataluña. En premio de sus servicios obtenía Ayala al año siguiente el alguacilazgo mayor de Toledo, y aun parece (aunque el texto de la crónica está oscuro en este punto) que fué uno de los mensajeros enviados por el Rey a D. Vasco, Arzobispo toledano, intimándole la orden de salir del reino. Fiel permaneció a su soberano en años sucesivos, y aun le acompañaba cuando salió de Burgos en 1366. Pero no tardaron en abandonarle él y su padre Fernán Pérez de Ayala y la mayor parte de los caballeros de su séquito, pasándose con mengua de su honor y jurada fidelidad al bando de Don Enrique de Trastamara, que [p. 346] favoreció a Pero López con la insignia de la Orden de la Banda y el cargo de alférez mayor de la misma. Combatiendo por el bastardo cayó prisionero en Nájera en poder de las gentes del Príncipe Negro, siendo al poco tiempo rescatado mediante suma considerable de dinero. Cuando tornó a pisar Don Enrique el suelo castellano, le acompañó asimismo desde Burgos nuestro Ayala, y llegado en Montiel el desenlace de aquella terrible contienda, alcanzó buena parte en las mercedes del nuevo soberano, que le donó la Puebla de Arciniega y la Torre del valle de Orozco, asegurándole la posesión del de Llodio y confiriéndole en 1373 los cargos de alcalde mayor y merino de la villa de Vitoria. Ya heredero del Estado de Ayala, ascendía en 1375 a la alcaldía mayor de Toledo, entrando a la par en el Consejo del Rey, de quien fué siempre muy amado. En tiempo de su sucesor Don Juan el I dictó Ayala, en unión con los oidores Juan Martínez de Rojas, Alvar Martínez y Pero Fernández, sentencia en el pleito sobre encomiendas de abadía y monasterios. Hízole el Rey donación de la Villa de Salvatierra, y habiendo pasado a Francia en servicio del Rey Carlos VI, obtuvo, gracias al esfuerzo de su brazo y la prudencia de su consejo, la dignidad de camarero y la pensión de mil francos de oro anuales. Vuelto a Castilla, asistía en 1385 a la triste jornada de Aljubarrota, llevando el pendón de la Banda; allí tuvo la desdicha de caer nuevamente prisionero en manos de los portugueses, que le condujeron al castillo de Oviedes, encerrándole en una jaula de hierro. Tras un cautiverio de quince meses, obtuvo su rescate por precio de treinta mil doblas, y como un desquite de los trabajos pasados recibió de Don Juan los cargos de copero y camarero mayor suyo. En todos los acaecimientos de aquel reinado tuvo gran parte Pero López, ora yendo en embajada al Duque de Lancáster, pretendiente de nuestra corona, ora desaprobando enérgicamente en las Cortes de Guadalajara el proyecto de abdicación de su soberano, que por tal medio pensaba adquirir la corona de Portugal, de él tan ambicionada. En la minoridad de Enrique III, formó parte Ayala del Consejo de Regencia e intervino en 1392 en el ajustar de las treguas con portugueses. Retirado después en sus estados de Álava, sólo volvió a la corte en 1398, nombrado Canciller Mayor de Castilla, por desnaturamiento del Arzobispo de Santiago D. Juan García Manrique. Muerto el Rey el 25 de diciembre de 1406, no tardó [p. 347] Ayala en acompañarle al sepulcro, falleciendo sin duda antes del 16 de abril de 1407, en que ya suena como Canciller D. Pablo de Santa María. En Calahorra tuvo lugar la muerte de Pero López, que fué enterrado en el monasterio de San Juan de Quijana, fundación de su familia.

«Fué Pero López de Ayala —dice Fernán Pérez de Guzmán en sus Generaciones y Semblanzas— alto de cuerpo y delgado e de buena persona, hombre de gran discreción y autoridad y de gran consejo, así de paz como de guerra... Fué de muy dulce condición e de buena conversación, y de gran consciencia, que temía mucho a Dios. Amó mucho las sciencias, dióse mucho a los libros e historias, tanto que como quier que él fuere asaz caballero y de gran discreción en la plática del mundo, pero naturalmente fué inclinado a las sciencias, e con esto gran parte del tiempo ocupaba en leer y estudiar, no en obras de Derecho, sino en Filosofía e Historia... Amó mucho mujeres más que a tan sabio caballero como a él se convenía.»

Las obras de Ayala fueron trabajadas en su mayor parte, durante los postreros años de su vida, en el tiempo que, hurtándole a sus ocupaciones oficiales, se retiraba al Monasterio de San Miguel del Monte, cercano a Miranda de Ebro. Son las siguientes:

Obras originales

El Rimado de Palacio. Consérvase un códice de este poema en la Biblioteca del Escorial. Descríbele el señor Amador de los Ríos, advirtiendo que «es un tomo en 4.º mayor escrito en papel durante la primera mitad del siglo XV, y que lleva la marca h-s-19. Carece de la primera foja». La Real Academia Española Posee en su Biblioteca una copia del códice que perteneció a la Casa de Campo-Alange, el cual se encabezaba de esta suerte: «Este libro fizo el honrado caballero Pero López de Ayala, estando preso en Inglaterra, y llámase el libro de Palacio.» De este poema extensísimo publicaron largos extractos los traductores de Bouterweck, y presentó un extenso análisis el señor Amador de los Ríos. El poema entero ha sido impreso en la colección siguiente:

Poetas Castellanos anteriores al siglo XV. Colección hecha por D. Tomás Antonio Sánchez, continuada por el Excmo. Sr. D. Pedro [p. 348] José Pidal y considerablemente ilustrada y aumentada, a vista de los códices y mss. antiguos por D. Florencio Janer. Madrid, 1864 (Tomo LVII de la Biblioteca de AA. Españoles de Rivadeneyra). El Rimado de Palacio llega desde la página 425 a la 476.

No fué el Rimado compuesto durante el primer cautiverio de Ayala, como afirma el encabezamiento del códice de Campo Alange. Fuélo, sí, en épocas muy diversas y entre sí apartadas, y con claridad demuestra el señor Amador de los Ríos que las 704 estrofas primeras debieron ser posteriores a dicho cautiverio (de muy poca duración por otra parte) y anteriores al año 1385, en que tuvo lugar la jornada de Aljubarrota y el cautiverio segundo, y que en éste debió escribir Ayala toda la parte de su poema que se extiende desde la estrofa 705 a la 784, siendo el resto de la obra trabajo de los últimos años de su vida. Con efecto, el Rimado de Palacio puede considerarse dividido en tres partes, comprendiendo la primera la confesión que Ayala hace de sus pecados y la reprensión de los vicios de su tiempo (en la cual entran Las maneras de palacio), abarcando la segunda las poesías líricas compuestas (durante su prisión) en variedad de metros y consistentes en plegarias a la Virgen, y encerrándose en la tercera el Dictado (en octavas de arte mayor) sobre el Cisma de la Iglesia de Occidente y las consideraciones sobre los Morales de San Gregorio el Magno. En todo son 1.609 las estrofas del Rimado.

En el Cancionero de Baena se halla una respuesta de Pero López de Ayala el viejo a Ferrant Sánchez Calavera (o Talavera) sobre la cuestión de predestinados y precitos. Está en octavas de arte mayor, pero lleva al fin unos versetes de antiguo rimar (tetrástrofos monorrimos alejandrinos) que dice traducidos de San Ambrosio. En el mismo cancionero hay poesías dirigidas a él por Pero Ferrús, Baena y algún otro.

Libro de cetrería (más propiamente titulado De las aves de caza). Fué compuesto en 1385 en su prisión de Oviedes y dedicado al Obispo de Burgos D. Gonzalo de Mena. Está dividido en cuarenta y siete capítulos, y se conservan de él varios códices en nuestras bibliotecas. Tres hay en la Nacional (L. 149, 176 y 197), algunos de ellos con las glosas del Duque de Alburquerque. Texto y glosas han sido publicados en 1868 por la Sociedad de Bibliófilos Españoles.

Crónica del Rey Don Pedro.

[p. 349] Crónica de D. Enrique II.

Crónica de D. Juan I.

Crónica de D. Enrique III.

Las cuatro forman en realidad una obra sola, en la cual se propuso referir Pero López toda la historia de su tiempo, como lo indica claramente en el Proemio de la de D. Pedro: «E por ende yo de aquí adelante... con el ayuda de Dios, lo entiendo continuar assí lo más verdaderamente que pudiere de lo que vi, en lo qual non entiendo decir sinon verdad: otrossí de lo que acaesce en mi edad e en mi tiempo en algunas partidas donde yo non he estado e lo supiere por verdadera relación de Señores e Caballeros e otros dignos de fe e de creer, de quienes lo oí, e me dieron dende testimonio, tomándolo con la mayor diligencia que yo pude.» Las Crónicas están divididas por años y cada año en capítulos. De la de Don Enrique III sólo existen los seis primeros años.

Dos redacciones diversas de las Críticas de Ayala reconoce Zurita, que se expresa así sobre el particular: «Son muy diferentes, aunque en la substancia del hecho discrepan poco, y en el discurso del proceder, porque la una, que es la Vulgar, de la qual se hallan muchos originales, y acaba en la muerte del Rey Don Juan el 1.º, es más copiosa y bien ordenada y con más diligencia que la otra, que es más Abreviada, que se debió de ordenar primero, y la segunda se pulió más y della se quitaron algunas cosas, que estando ya fundada la sucesión del Reyno, parecía que podrían ofender: y las que fueron dignas de saberse, se declaran adelante, para mayor noticia de las cosas pasadas. De esta reducida a la brevedad que digo, se hallan muy pocos originales: y en la Librería del Monasterio de Ntra. Sra. de Guadalupe hay una que dicen se trocó como hijo espurio, en lugar del legítimo, natural y verdadero, que fué a poder del Doctor Carvajal y en ella se pone el Prohemio que se ordenó por D. Pedro López de Ayala, que nunca se halla en ninguno de los originales de la Vulgar, y se pone al principio de la tabla de los capítulos. Esta Abreviada acaba también con la muerte del Rey Don Juan el 1.º y en alguna se halla la relación de lo sucedido en los cinco años primeros del Rey don Enrique III su hijo, que no se ha publicado, ni se continúa en la Vulgar, siendo una muy señalada parte de lo que sucedió en las tutorías deste príncipe, y ordenada por [p. 350] el mismo Don Pedro López de Ayala, que se continuará con la Historia del Rey Don Juan su padre: y assí puede ser que esta diversidad fué la ocasión de que se persuadieran algunos que había dos historias que fuesen entre sí muy diferentes.»

La Crónica que Zurita llama Vulgar fué impresa varias veces con escaso esmero en el siglo XVII. [1] Las Enmiendas de Zurita fueron publicadas por el arcediano Dormer en sus Progresos de la historia de Aragón (Zaragoza, 1683). Con presencia de los numerosos códices conservados en el Escorial y del que había sido propiedad de Zurita, se publicaron las cuatro Crónicas de Ayala, con las enmiendas del secretario Gerónimo Zurita y las correcciones y notas añadidas por D. Eugenio de Llaguno y Amírola, caballero de la Orden de Santiago, de la Real Academia de la Historia, &., &., formando los tomos 1.º y 2.º de la Colección de Crónicas de los Reyes de Castilla (Madrid, Sancha, 1785). Con arreglo a esta edición se ha reimpreso la Crónica de Don Pedro en el tomo LXVI de la Biblioteca de Rivadeneyra (Crónicas, etc., etc., tomo I, colección ordenada por D. C. Rosell) y se reimprimirán en el segundo las restantes.

No pertenece a nuestro propósito entrar en la eterna cuestión sobre los grados de veracidad de Ayala en la Crónica de Don Pedro. A nuestro modo de ver, Floranes le justificó por entero en este punto.

Libro del linaje de Ayala et de las generaciones de los señores que fueron dél.

El padre de Pero López, que, según éste nos informa, «era tan grand caballero et tan entendido et mesurado en todos sus fechos et se pagaba de decir bien et apuestamente et otrossí de alcançar noticias de letras et de estorias de cosas nobles et grandes que en el mundo oviessen passado... fuera siempre en imaginación de averiguar los fechos de sus passados et la prez et la honra que ovieran alcanzado... y para esto había puesto en romance cierta antigua scriptura de D. San Velázquez, un muy grand caballera de los de Álava». Valiéndose de ella y de «otras scripturas, inquisiciones ciertas et relatos de los passados» escribió Pero López [p. 351] esta obra, citada con elogio por Floranes, que tuvo propósito de publicarla.

Departimiento de las devisas de los monasterios.

No tengo otra noticia de este libro que la muy breve que da Floranes. Según éste, era obra en su mayor parte genealógica.

Traducciones

Décadas de Tito Livio. El códice que principalmente nos ha servido para su estudio es el X-91, 92, 93 y 94 de la Biblioteca Nacional. Comenzaremos por el X-91, rotulado: Tito-Livio. Década primera. Es un tomo grueso en folio mayor, escrito en papel con 297 folios, letra del siglo XV, bien conservado. Tiene al principio un índice incompleto y una declaración de los vocablos oscuros de la obra. Al folio 4.º empieza así:

«Aquí comienza el primero libro de la primera década de Titus-Livius, el qual fué en el tiempo de las grandes batallas que fueron entre Julio César e Pompeo e fué este Titus Livius natural de la ciudad de Padua. Capítulo primero del prólogo do comienza su obra de Titus Livius y dize así: Si yo me pongo a escrebir las cosas fechas por los romanos desde el comenzamiento que Roma fué fundada...» Sigue la traducción escrita a dos columnas, con los títulos de los capítulos en letra encarnada. Está roto parte del folio quinto y faltan los que debían contener los capítulos cuarto, quinto y sexto. Sigue el seteno «Cómo fueron librados de muerte Rómulo e Remo e cómo fueron criados.» Continúa, no sin vacíos, la traducción del libro primero, que contiene la historia de los siete reyes. Libro segundo; empiezan a faltar los encabezamientos de los capítulos. Al folio 83 vuelto se halla el libro tercero.

En el folio 268 vuelto: «Aquí se acaba el noveno libro de la primera década de Titus Livius. Aquí se comienza el dezeno libro de Titus Livius de la primera década.»

Folio 297. «grandes rogativas e suplicaciones a Esculapio. Aquí se acaba el dezeno libro de la primera década de Titus Livius.»

X-92. «Aquí comienza la tabla de capítulos de la Segunda Década de Titus Livius. Comienzan aquí los capítulos del libro primero de la segunda Década de Titus Livius.» Sigue la tabla.

[p. 352] «Capítulo 1.º en el qual es contenido cómo estando Amílcar emperador de los de Cartago sagreficando a los Dioses por haber victoria de batalla contra los Romanos, su fijo Aníbal le suplicaba que lo llevase a la batalla contra los Romanos e su padre Aníbal non lo quiso oyr por cuanto el fijo era mozo en la edad de nueve annos.

Aquí comienza la segunda década de Titus Livius sobre las estorias romanas, primeramente el prólogo de Titus Livius: muestra que su entinción es de contar la estoria de la muy grande e muy noble guerra de los de Cartago, syendo su emperador e su gobernador Aníbal en contra los Romanos. Ca la grand braveza de aquella guerra e el grandor de las condiciones en la batalla e de las dos partidas todas las otras gentes de diversas nasciones fué muy mayor fabla e nombradía. Conviene fablar en una partida de mi obra», etc., etc.

Folio XXXIII vuelto. «Aquí comienza el primero (segundo) libro de la segunda década de Titus Livius de las batallas romanas con los de Cartago e Aníbal. Cap. 1.º Cómo Aníbal pasó los montes Apeninos e extraños signos e maravillas que acaescieron e cómo Aníbal passó muy grandes penas de las friuras e mortandades e otras muchas... lazerías, especialmente passando los dichos montes e cómo fueron maravillosos mudamientos e extraños, que gallos se tornaron gallinas e gallinas gallos, otrossí cómo en Falerna fué vista una espantable visión del cielo que se partió en una grand abertura e cómo salían grandes lumbres de la abertura, del cielo e cómo el cónsul sacrificó al comenzamiento de su oficio e cómo Aníbal fue doliente de los ojos».

Folio 62 vuelto. «Aquí se acaba el segundo libro de la segunda década de Titus Livius. Comiénzase aquí el tercero libro de la segunda década de Titus Livius.»

Folio 95 vuelto. «Aquí se acaba el tercero libro de la segunda década de Titus Livius. Comienza aquí el libro 4.º de la segunda década de Titus Livius.»

Folio 125. «Aquí se acaba el cuarto libro de la segunda década de Titus Livius. Comienza el quinto libro de la segunda década de Titus Livius.»

Folio 153. «Aquí se acaba el quinto libro de la segunda década de Titus Livius. Comienza aquí el sexto libro de la segunda década de Titus-Livius.»

[p. 353] Folio 185. «Aquí se acaba el libro sexto de la segunda década de Titus Livius. Comienza aquí el séptimo libro de la segunda década de Titus Livius.»

Folio 215. «Aquí se acaba el séptimo libro de la segunda década de Titus Livius. Comienza aquí el octavo libro de la segunda década de Titus-Livius.» Comienzan a faltar los títulos de los capítulos.

Folio 248 vuelto. «Aquí se acaba el octavo libro de la segunda década de Titus Livius. Aquí se comienza el noveno libro de la década segunda de Tito Livio.»

Folio 273. «Aquí se acaba el noveno libro de la década segunda de Tito-Livio. Aquí se comienza el libro décimo de la segunda década de Tito-Livio.» 286 folios. Faltan los tres últimos capítulos del libro 10.º

X-93. Rotulado Tito-Livio, Segunda y tercera década.

En el folio 1.º de letra del siglo pasado: «Tito Livio. Primera y segunda década de la historia de los Romanos.» Tiene al principio un índice incompleto, que arranca del capítulo 12.º de la primera década. El mismo folio vuelto empieza el texto en esta forma: «Capítulo primero, en el qual es contenido cómo estando Hamílcar... Este fué el comenzamiento de la segunda batalla africana.» El folio 6 está en parte roto, el 160 cortado hacia la mitad, el 162 y el 167 en blanco. Actualmente tiene este códice 275 folios, pero le faltan algunos más. Aunque en el tejuelo se dice que contiene «la segunda y tercera década de Tito Livio», y en el frontis «la primera y segunda», realmente sólo abraza la segunda, ni más ni menos que el X-92 con muy ligeras variantes, según resulta del cotejo que entre ambos hemos hecho. Es un tomo en folio mayor, grueso, escrito en papel y en vitela alternativamente, en regular estado de conservación, letra del siglo XV escrito con prolijidad y esmero, exornado con letras capitales de colores, los títulos de los capítulos de bermellón. Al principio de cada uno de los diez libros está la tabla de sus capítulos. Fué acabado de copiar a 3 de mayo de 1438.

X-94. Rotulado Tito-Livio. Segunda y tercera década. No contiene, sin embargo, más que la tercera, así encabezada: «Aquí comienza la tercera década de Titus Livius sobre las ystorias romanas. Por cuanto a los príncipes e altos señores pertenesce de saber las cosas especialmente de las excellentes e esmeradas [p. 354] e muy nobles caballerías en fecho de armas que los muy excellentes príncipes antiguos cónsules de la muy noble e grande cibdad de Roma ficieron, ponían a todo ello su poderío, e por ocasión de las cosas semejantes pertenescientes de saber a los sobredichos príncipes e sennores de ser avisados en todo ello por cuanto semejante cosa acaesce en la su buena dispusición ser presta e aparejada para ser cabdillo e gobernador e mantenedor de buena disposición de su hueste en tal manera que la su realeza sea ensalzada e la su noble memoria sea ejemplo caballeroso a otros semejantes, yo escribo esta presente historia e trabajé con la ayuda del muy santo e muy poderoso profundador del mundo, nuestro Señor Dios, de la escrebir e trasladar este tercero libro de Titus Livius», etc., etc. Sigue un índice completo.

Folio 1.º vuelto. «Capítulo primero de este libro e comienza luego el prólogo que faze Titus Livius e del comienzo de la guerra de Macedonia. Assí como si yo por mi propia persona hubiesse estado...»

Folio 31. «Aquí se acaba el primero libro de la tercera década de Titus Livius e comienzan las rúbricas del segundo.» Rúbricas del segundo libro. «Cap. primero. Cómo partieron las provincias e cómo se fizo en la guerra de Macedonia e de los Romanos.»

Folio 55 vuelto. «Aquí se acaba el segundo libro de la tercera década, de Titus Livius e comienza el tercero.» Rúbricas del tercero libro.

Folio 89. «Aquí se acaba el tercero libro de la tercera década de Titus Livius e comienza el cuarto libro.» Rúbricas del cuarto libro.

Folio 118. «aquí se acaba el cuarto libro de la tercera década de Titus Livius e comienza la tabla de los capítulos del quinto libro.» Rúbricas del quinto libro.

Folio 139. «Aquí se acaba el quinto libro de la tercera década de Titus Livius e comienza la tabla de los capítulos del sexto.» Rúbricas del sexto libro.

Folio 192. «Aquí se acaba el sexto libro de la tercera decada de Titus Livius e comienza el sétimo libro.» Rúbricas, etc., etc.

Folio 203 vuelto. «Aquí se acaba el seteno libro de la tercera década de Titus Livius. Aquí comienza el octavo libro. «Rúbricas, etc., etc.

[p. 355] Folio 234 vuelto. «Aquí se acaba el octavo libro de la tercera década de Titus Livius. Comienza la tabla de los cap. del noveno libro de la tercera década de Titus Livius.»

Folio 250 vuelto. «Aquí se acaba el noveno libro de la tercera década de Titus Livius. E por cuanto en los otros dos libros de primera e segunda van de diez en diez libros, et en esta tercera década non pueden ser fallados más destos nueve que se acaban aquí en este postrimero capítulo. Deo gratias.»

«El libro es acabado, Dios sea alabado e loado.»

Tomo en folio escrito en papel, con 250 folios, letra del siglo XV. A cada uno de los libros precede un índice de los capítulos. Al fin del códice hay una nota de letra del siglo XVI, que dice así: «D. Pedro de Velasco hermano del condestable de Castilla y su maestro Fr. Pedro Ponce trajimos este libro de casa del Conde de Castro.—Fr. Pedro Ponce.»

Todo este largo registro ha parecido necesario para asegurarnos y asegurar a nuestros lectores de la integridad y extensión del trabajo de Pedro López de Ayala. En la misma Biblioteca hay otro códice de esta versión dividido en tres volúmenes y señalado Bb. 49, 50 y 51. Comprende igualmente tres décadas y ninguna copia puede encerrar más, por no haberse descubierto más que veintinueve libros hasta la época de Pero López de Ayala.

El señor Amador de los Ríos (Historia Crítica, tomo V) cita cinco códices del Escorial que contienen esta traducción, señalados g-j. 1 y 1 (sin duda abrazan la primera y segunda década) y g-j. 10, 11 y 12 (primera, segunda y tercera). Advierte el citado erudito que estos códices fueron escritos por los pendolistas Benito de Salamanca y Pedro de Burgos, por los años 1453. Son, pues, posteriores al X-92 de la B. N., escrito en 1438.

El mismo señor Amador de los Ríos, en el excelente trabajo que intituló Biblioteca del Marqués de Santillana, cita como perteneciente a aquel prócer y conservado hoy en la Biblioteca de Osuna (Plut. II, lib. N, n.º 4 y 5), un códice dividido en dos gruesos volúmenes, folio mayor o real, compuestos el uno de 284 fojas y el otro de 433, escritos ambos a dos columnas, de gruesa y clara letra y en hermoso papel. Al frente de la primera foja y columna se lee en tinta encarnada: «Aquí comienza el primero libro de la primera década de Titus Livius, el qual fué en tiempo de las grandes batallas que entre Julio César e Pompeyo fueron: el [p. 356] qual fué natural de la çibdat de Padua.» El primer tomo contiene la primera década y el segundo (al parecer) la segunda y tercera, puesto que el señor Amador de los Ríos afirma que encierra todos los restantes que han llegado a nuestros tiempos, lo cual no es del todo exacto, pues algunos no estaban descubiertos cuando esta versión se llevó a cabo. Al final se encuentra esta nota: «Este libro mandó trasladar Íñigo López de Mendoza, fijo del Almirante D. Diego Furtado. Qui scripsit scribat, semper cum Domino vivat.»

Hizo Ayala esta versión por encargo del Rey Enrique III, por consiguiente en los últimos años de su vida. «Me mandastes —dice en la dedicatoria que falta en algunos códices— que trasladasse un libro que es scripto por un historiador antiguo et famosso, del qual face mención Sant Hierónimo en el prólogo de la Biblia, loando la su alta manera de fablar, el cual es llamado Titus Livius. Et plogos que lo tornasse en el linguaie de Castiella; el qual estaba en latín por vocábulos ignotos et escuros.» Tuvo a la vista, además del texto, la traducción francesa de Pedro Bercheur, a quien él llama Berchorius.

La traducción de Ayala fué impresa en Salamanca en 1497:

(Grabado en madera que representa a Tito Livio escribiendo) Las Décadas de Tito-Livio. En la hoja siguiente empieza la obra de esta manera: «Aquí comiença el primer libro de la primera década de Tito-Livio, el qual fué en el tiempo de las grandes batallas que entre Julio César e Pompeyo fueron, el qual fué natural de la cibdat de Padua.»

Folio CC. Las Décadas de Tito Livio. Impressas en Salamanca. Año de ntro. salvador Jesus xpo. de mill e quatrozientos e noventa y siete años (el mill en letra, lo demás en cifras romanas). Acabáronse, mediante Dios, lunes XV días del mes de Agosto.

Folio. Letra gótica. 200 folios, inclusa la portada y once hojas de tabla. Libro rarísimo.

Segunda, edición. Sevilla, 1497. Cítala Clemencín en el Elogio de la reina católica, pero el Sevilla debe ser errata por Salamanca.

Tercera edición, Burgos, por Andrés de Burgos, 1505. Citada en el Manuel du libraire, de Brunet.

Cuarta edición. Aquí se acaban las décadas de Tito Lino nuevamente emprimidas en Toledo por Juan de Villaquirán. [p. 357] Acabósse a veynte dos días del mes de Março, año de mil e quinientos e diez y seys años.» Citada por Villanueva (Viaje literario, tomo XXI, página 227).

A pesar de estas tres o cuatro ediciones, la mayor parte de los escritores que han tratado de Ayala suponen inéditas sus Décadas.

La publicación del Tito Livio fiel, directo y concienzudo de Fr. Pedro de Vega, más tarde corregido y acrecentado por Francisco de Enzinas, vino a desterrar el de Ayala, sumamente apreciable, sin embargo, por la fecha en que se hizo y por el interés que presenta como monumento filológico del siglo XIV. A Ayala cabe la gloria de haber abierto el camino a la numerosa falange de traductores que en la centuria siguiente florecieron, Así lo comprendió nuestro erudito Floranes.

Libro de la consolación natural de Boecio romano: e comiença una carta de Ruy López de Ávalos al que lo romançó. No se expresa en ella el nombre del traductor, limitándose el buen condestable a decir: «Pensé con singular affection rogar a vos que trabajássedes en traer a nuestra lengua vulgar la Consolaçión del sancto doctor Severino, que por nombre propio es llamado Boeçio... Como quier que yo he leído este libro romanzado por el famoso maestro Nicolás, non es de mí entendido ansy como quería: et creo que sea esto por falta de mi ingenio e aun pienso faserme algún estorbo estar mezclado el texto con glosas, lo qual me trahe una grant escuridat...» Por el tiempo en que esta versión se hizo, conjetura cuerdamente el señor Amador de los Ríos que puede ser la de Ayala, mencionada por Fernán Pérez de Guzmán en las Generaciones y Semblanzas: «Por causa dél son conocidos algunos libros, que antes no lo eran, anssí como el Tito Livio que es la más noble historia romana, las Caídas de los Príncipes, los Morales de S. Gregorio, el Isidoro de summo bono, el Boecio, la Historia de Troya.» El códice de la versión de Boecio que perteneció al Marqués de Santillana consérvase hoy en la Biblioteca de Osuna (Plut. V, lit. N., núm. 29). La traducción está hecha verso a verso (aunque toda en prosa) y lleva las glosas en las márgenes y al pie del texto. Es un códice folio menor, escrito en papel, a una sola columna.

Flores de Morales de Job; e es una colección de sentencias. [p. 358] entresacadas de los mismos Morales, de San Gregorio e prestas en castellano por don Pero López de Ayala.

«Este libro es llamado Flores de los Morales de Job. que son dichos de muchos buenos enxemplos et de buenas doctrinas para bien bivir spiritualmente et moral et onestamente...»

Termina así:

«Non tan solamente para guardar la salud que tenemos tomamos melesinas, mas aun las tomamos, porque la salud que ya tenemos cobrada, non la perdamos.»

Acabadas las Flores de los Morales se halla una breve selección de Dichos de sabios (folios 103 a 105). En la última foja hay un elogio de los Morales escrito por Domingo de Brixia, traducido igualmente al castellano.

Así el señor Amador de los Ríos (Historia Crítica de la literatura española, tomo V). Como no hemos visto el códice, no podemos dar noticia más extensa de él a nuestros lectores. Se conserva en la Biblioteca del Escorial (b-ij-7). Consta de 105 fojas, con las rúbricas y las iniciales de encarnado.

Como se ve, no es verdadera traducción de los Morales, por más que con tal título se la haya citado generalmente, sino una breve colección de dichas máximas y sentencias entresacadas del referido libro. En la Biblioteca Nacional se conservan dos traducciones manuscritas de los Morales, pero ninguna de ellas tiene relación con el trabajo de Ayala.

S. Isidoro de summo bono sive de sententiis.

Biblioteca Escurialense, C-ij-19, códice en folio, con capitales y rúbricas de colores, 109 folios. Comienza: «Capít. 1.º Del soberano bien. Soberano bien Dios es, ca es syn mudamiento e syn corrompimiento ninguno...» y acaba el capítulo postrero del tercer libro De la sallida deste mundo: «.... Aquellos non debemos llorar que el parayso con grand alegría los rrescibe en ssy. Explicit Isidorus de summo bono. Deo gratias.» Advierte el señor Amador de los Ríos que Ayala embebió tres capítulos del original en los ciento cuarenta de su versión. Tampoco hemos visto esta traducción.

Juan Boccaccio. Caída de Príncipes, traducida de latín en castellano por D. Pedro López de Ayala y continuada por D. Alfonso García (de Santa María o de Cartagena: véase en su artículo más extensa noticia bibliográfica de esta versión, de la cual [p. 359] trabajó Ayala los ocho primeros libros y Cartagena, a ruegos de Alfonso de Zamora, los dos restantes). Como en su lugar advertimos, imprimióse este libro en Sevilla, 1495, por Meynardo Ungut Alimano y Lançalao Polono, compañeros (Vid. art. Cartagena (D. Alonso).

El señor Amador de los Ríos cita un códice de esta versión señalado en la Biblioteca del Escorial E-iij-7, por el cual consta que se acabó de romanzar el 30 de mayo de 1422, y advierte que le faltan algunos folios al comienzo y al fin.

Crónica Troyana de Guido de Columna. Entre las varias versiones que de este famoso libro se hicieron en los siglos XIV y XV, no es fácil determinar cuál pertenece a Ayala. El señor Amador de los Ríos se inclina a creer que es la señalada en la Biblioteca de Osuna con la marca Plut. II, lit. M, núm. 23.

Valerio Máximo. Dícese que el canciller hizo una traducción de este autor latino tan apreciado en la Edad Media como desestimado más tarde, pero no se tiene otra noticia de semejante trabajo, ni le menciona Fernán Pérez en sus Generaciones y Semblanzas.

Santander, 29 de noviembre de 1875.

Notas

[p. 350]. [1] . Véase noticia de la mayor parte de estas ediciones en el Catálogo de la biblioteca de Salvá.