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Obras completas de Menéndez... > BIBLIOTECA DE TRADUCTORES... > II : (DOMENECH-LLODRÁ) > GIRÓN, EL MTRO. DIEGO

Datos del fragmento

Texto

[p. 128]

Los escasos fragmentos que de las obras poéticas de este notable humanista sevillano han llegado a nuestros días se leen en la Anotaciones de Herrera a Garci-Lasso . Biografía suya no existe, que sepamos, otra que la publicada por D. Antonio Gómez Aceves en la Revista de Ciencias, Literatura y Artes de Sevilla. Posteriormente han tratado de Girón D. Ángel Lasso de la Vega en su Historia y juicio crítico de la escuela sevillana ; D. José Fernández Espino en el tomo I de su Curso de literatura española y algunos otros escritores.

Fué Diego Girón discípulo de Juan de Mal-Lara, a quien sucedió en su cátedra de Retórica. Con este motivo dedicóle Juan de la Cueva el soneto siguiente:


   Bien puedes, padre Betis generoso,
De laurel coronar la íbera frente,
Premio debido a ti más justamente
Que al sacro Arno ni que al Po famoso,
Pues, de tus ondas bebe el glorïoso
Joven de ingenio y letras eminente
Que a ti te hace ser más excelente
Y al árbol que amó Apolo más hermoso,
Recibe, oh patria, el docto hijo amado
Por el que te llevó del hado crudo
El dispensar, que en tal dolor te ha puesto,
Que en Girón hallarás cuanto el sagrado
Apolo y cuanto dar Minerva pudo,
Y cuanto pide tan insigne puesto
[p. 129] Vivió Girón en estrecha amistad con el divino Herrera y con Francisco de Medina. Murió en 24 de enero de 1590, siendo sepultado en la parroquia de San Martín. Lloróle en una elegía el mismo Juan de la Cueva, que ya le había dado lugar entre los ingenios celebrados en el Viaje de Samnio:

   Diego Girón que al gran Mal-Lara anhela,
De tan felices letras adornado
Que le sucederá en la docta escuela
Y en el lugar a Febo consagrado,
Es éste, cuya fama y gloria vuela,
Digno que el tiempo de crueza armado
No despoje a la tierra del tesoro
Que del Parnaso ha de ilustrar el coro.

De Girón es el prólogo de las Rimas de Juan de la Cueva impresas en 1582.

Tradujo Diego Girón del griego al latín, según afirma Rodrigo Caro:

Las Fábulas de Esopo . Así esta versión como otras muchas poesías latinas y castellanas de nuestro autor, se han perdido. Quedan sólo, como arriba indicamos, los retazos que incluye Herrera en sus anotaciones (véase la nota bibliográfica de este libro en el lugar correspondiente), entre ellos las siguientes traducciones:

Oda 2.ª del Epodon , de Horacio, Beatus ille qui procul negotiis . La transcribiremos en este lugar, así como algún otro fragmento de los indicados, no haciéndolo con todos, por haber reproducido ya parte de ellos el señor Lasso de la Vega en el Catálogo con que cierra la obra antes citada:


   Dichoso el que alejado de negocios,
Cual los del siglo antiguo,
Labra sus campos con sus bueyes propios,
Libre del logro ilícito.
Ni rompe el sueño a la arma en la milicia,
Ni tiembla del mar túmido;
Huye la llena plaza y las soberbias
Puertas de grandes príncipes.
Ya con la vid crecida contentísimo
Casa los altos álamos;
Y los ramos podando más estériles
[p. 130] Enjiere otros más fértiles,
Y en el valle abrigado ve en gran número
Sus vacas repastándose.
Coge al tiempo su miel en nuevos cántaros,
Tresquila su grey lánguida.
Pues si su frente muestra hermosísima
El otoño fructífero
Cuán gozoso las peras coge en viéndolas
Y las uvas purpúreas,
Con que paga a Priapo sus primicias
Y a ti, tutor del término.
Ya debajo la encina antigua extiéndese,
Ya en el prado florido,
En tanto el agua corre en las azequias,
Queréllanse los pájaros,
Las fuentes con sus linfas y murmurio
Mueven un sueño plácido.
Mas cuando el frío invierno envía Júpiter,
Lleno de nieve y pluvias,
Al cepo el jabalí lleva acosándolo
Con sus canes destrísimos,
O a los tordos extiende sobre pértigos
Las redes con astucias,
Torna en lazos la grúa y liebre tímida,
De su afán dulce premio.
¿Quién con esto tus penas, Amor pérfido,
No lanza su ánimo. Etc.

Esta habilísima traducción está hecha en competencia a la de Fr. Luis de León, ya conocida a este tiempo, por haberla incluído el Brocense en sus Anotaciones a Garci-Lasso . Inserta Herrera la de Girón al comienzo de las suyas a la égloga segunda del vate toledano.

Fragmentos de las Geórgicas . Son dos; el Qualis populea moerens Philomela sub umbrâ, citado en las notas a la égloga primera, y el Ac veluti lentis Cyclopes fulmina massis , ambos del libro IV.

Véanse a continuación:


   Cual suele el ruiseñor triste en la sombra
Del Alamo quejarse, sus perdidos
Hijuelos lamentando tiernamente,
Que el duro labrador con asechanzas
[p. 131] Del caro nido le sacó sin tiempo,
Y allí puesto en la rama despojada
Llora la noche, el miserable canto
Renovando, y de sus tristes querellas
Hinche el lugar vecino y apartado,
...........................................................
Así cuando a gran priesa los Ciclopes
De las ardientes barras van forjando
Los rayos: unos con taurinos fuelles
Reciben juntamente, y dan el aire,
Otros el rechinante metal bañan
En la pila: retumban con los golpes
Pesados las cavernas del gran Etna,
Ellos a toda fuerza y por la rueda
Los brazos alzan a compás, y vuelven
Con la dura tenaza el hierro ardiente.

Un símil sacado del Tiestes , de Séneca.

Otro del libro II de Valerio Flaco Argonauticon .

Un breve fragmento de un idilio de Andrés Navagiero (Andreas Nangerius).

Dos octavas traducidas del canto 5.º de la Genealogía de la Casa de Austria , poema toscano de Jerónimo Bosso.

Fragmentos de la égloga 7.ª de Virgilio (citados en las notas a la tercera de Garci-Lasso). Véanse a continuación:


                Nerine Galatea, thymo mihí dulcior Hyblae...
CORIDON:    Hermosa Galatea, de Nereo
                    Querida hija, y a mí más sabrosa
                    Que a las abejas el tomillo hibleo,
                    Blanca más que los cisnes, más hermosa
                    Que blanca hiedra; si la fe y deseo
                    De tu pastor te tienen cuidadosa,
                    En tornando del pasto a su manida
                    Las vacas, sea cierta tu venida.
                    .........................................................
TIRSIS:         Sécase el campo; el aire malicioso
                    Quema la tierna yerba y la deshoja:
                    A sus collados Baco, invidioso
                    De los sombríos plátanos despoja;
                    Mas si vuelve mi Filis, todo umbroso
                     Reverdecerá el bosque en nueva hoja,
                    [p. 132] Júpiter con gran pluvia desde el cielo
                    Regará alegremente todo el suelo.
                    .....................................................
TIRSIS:           En las selvas el fresno es hermosísimo,
                    Y el pino en los jardines bien cercados,
                    El álamo en el río vistosísimo
                    Y el abeto en los montes encumbrados;
                    Mas si contino, oh Lísida, bellísimo
                    Vienes a verme a mí y a mis ganados,
                    Ambos al fresno y pino en su grandeza,
                    A ti se rendirán a su belleza.
                    .....................................................
CORIDON:    El álamo de Alcides fué escogido
                    Y de Baco la vid, de la hermosa
                     Venus, el mirto, el lauro fué querido
                    De Apolo; a Filis no le place con
                    Destas; antes su amor sólo ha tenido
                    En el corilo, y mientras amorosa
                    Le fuere, el mirto y el laurel se quedan
                    Atrás, porque vencella en nada pueden.

Aun hay algún otro fragmento breve o de interés escaso. Los citados bastan para mostrar qué corrección y fidelidad, qué atildamiento, esmero, limpieza y poesía de estilo poseía en sus versiones este humanista esclarecido.

Es probable que Girón tradujera toda la égloga, aunque Herrera insertó sólo los trozos que convenían a su intento.

Santander, 8 de febrero de 1875.

ADICIÓN

Para la biografía de este humanista.

Hay una poesía castellana suya (ocho octavas reales) al fin del Tratado de la utilidad de la sangre en la Viruelas y otras enfermedades de los Muchachos. Compuesto por el Doctor Valdés Cathedrático de Prima de Medicina en la Universidad de Sevilla... Sevilla, en casa de Fernando Díaz . Año 1583. (Véase, además, la edición latina del mismo libro publicada el mismo año y por el mismo impresor: De utilitate venae sectionis in variolis ac aliis affectibus puerorum.)

Notas