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Obras completas de Menéndez... > BIBLIOTECA DE TRADUCTORES... > I : (ABENATAR–CORTÉS) > CADALSO, JOSÉ

Datos del fragmento

Texto

[p. 263]

Nació este simpático y esclarecido ingenio en Cádiz, el 8 de octubre de 1741. Hizo los primeros estudios en el colegio de jesuítas de su patria y los continuó en Francia, aplicándose a las Humanidades y Ciencias Exactas, tomando una ligera tintura de las físicas y naturales, y llegando a poseer las lenguas latina, francesa, inglesa, alemana, italiana y portuguesa. Un viaje que emprendió por diversas partes de Europa acabó de ensanchar el círculo de sus conocimientos. Vuelto a España, tomó el hábito de la militar Orden de Santiago en diciembre de 1761, y al año [p. 264] siguiente entró de cadete en el regimiento de Caballería de Borbón, ascendiendo muy luego, por su valor y pericia, a capitán, comandante y coronel. Murió herido por un casco de granada en el sitio de Gibraltar (1782, 27 de febrero). Su muerte fué generalmente llorada en la sociedad de su tiempo. Cadalso era hombre de vivos afectos y lo manifestó en un célebre episodio de su vida, en el insensato empeño de desenterrar el cadáver de su amada María Ignacia Ibáñez, suceso que le acarreó un largo destierro de Madrid, mediante la intervención del Conde de Aranda.

Cadalso fué uno de los corifeos de la escuela neo-clásica francesa en el siglo pasado. Por su amistad con Fr. Diego González y Jovellanos, contribuyó poderosamente a la formación del grupo poético salmantino, que dió un carácter más español a aquel movimiento. Tiene Cadalso la gloria de haber educado literariamente a Meléndez. Fué además uno de los tertulios de la fonda de San Sebastián, tomando así parte no escasa en las tareas de la escuela que pudiéramos llamar matritense (D. Nicolás Moratín, Ayala, Iriarte, etc). Su importancia como iniciador en unas partes y continuador de la obra de Luzán en otras, está fuera de discusión y duda.

Su mérito, así relativo como absoluto, es grande.

Los Eruditos a la Violeta, sátira ingeniosísima y deliciosa contra la falsa ciencia; algunas de las Cartas Marruecas, faltas de la intención, ligereza y acerado estilo de las Persas de Montesquieu, pero muy agradable y discretamente escritas; muchos de los versos cortos y tal cual oda o elegía, bastan para colocar su nombre en muy alto predicamento. No merecen tal elogio, ni con mucho, las Noches Lúgubres, débil imitación de Young, afectada y prolija, ni su lánguido y soporífero Sancho García, obra nada teatral y aun insoportable en la lectura por la pobreza de la acción y el martilleo de los endecasílabos pareados.

De las obras de Cadalso, ya sueltas, ya coleccionadas, hay varias ediciones. Él publicó sólo la (Óptica del Cortejo, la tragedia Sancho García (1771, con el pseudónimo de D. Juan del Valle. reimpresa con el verdadero nombre de su autor en 1784), los Eruditos a la Violeta (1772, con el pseudónimo de D. Josef Vázquez) y un Suplemento a la misma obra (impreso el mismo año) y la colección de Poesías líricas que tituló Ocios de mi juventud (1773).

[p. 265] Póstumas vieron la pública luz las Cartas Marruecas (Madrid, por Sancha, 1793), reimpresas en 1796 (por Piferrer, Barcelona: hace juego con su edición de los Eruditos a la Violeta y los Ocios de mi juventud).

En 1803 imprimiéronse en Madrid, por D. Mateo Repullés, las Obras del coronel D. Josef Cadalso, divididas en cuatro volúmenes, de los cuales el primero comprende Los Eruditos (con el Suplemento) y el Sancho García; el segundo, las poesías (muy aumentadas) [1] y los Anales de cinco días; el tercero, las Cartas Marruecas, y el cuarto, la (Óptica del Cortejo y las Noches Lúgubres. Con motivo de esta edición, publicó Quintana dos artículos en las Variedades de Ciencias, Literatura y Artes. Ciertas afirmaciones sobre los Eruditos a la Violeta promovieron una contestación anónima inserta en el número 9.º de dicho periódico, a la cual allí mismo replicó Quintana.

En este siglo se han repetido las ediciones de Cadalso. Las Cartas Marruecas fueron reproducidas en Gerona, por Oliva, 1819; en Tolosa, 1820, y en París, J. Smith, 1827. Allí mismo, en el mismo año y en la propia forma se reimprimieron Los Eruditos. De las Poesías hay edición de 1821 en 18.º hecha en París aunque el frontis reza en Madrid, por Sancha. Las Noches Lúgubres fueron impresas en Valencia, por J. Esteban, 1817; en Barcelona, 1818, por Piferrer, añadidos los Anales de cinco días y la Guía de hijos de vecino, y en Burdeos, 1818, seguidas del Delincuente Honrado, de Jovellanos.

En 1818 hizo el librero Orea nueva edición de las Obras de Cadalso, en tres volúmenes, la más completa que hasta el presente conocemos. Precédela una noticia biográfica escrita por D. Martin Fernández de Navarrete. Así las poesías como la vida aumentada con muy curiosos datos han sido reimpresas en el tomo LXI de Aut. Españoles, 1.º de Líricos del siglo XVIII.

Traducciones

En el Suplemento de los Eruditos a la Violeta insertó Cadalso las siguientes:

[p. 266] —De los primeros versos del Justum et tenacem (oda III del libro 3.º de Horacio):

Al constante varón de ánimo justo...

—Del comienzo del Odi prophanum vulgus et arceo (1.ª del III).

Lejos, lejos de mí gentes profanas...

—Burlesca del principio del Integer vitae scelerisque purus.

—Del Pájaro de Lesbia, de Catulo: « Passer, deliciae meae puellae »:

De mi querida Lesbia
Ha muerto el pajarito...

Es tan linda, como insignificantes los retazos anteriores. Algo la falta, sin embargo, para acercarse a la delicadeza y primor del original, que está en la categoría de los intraducibles por consistir en la expresión casi toda su gracia.

—Relación de Teramenes en la Fedra de Racine.

—Algunos trozos del Canto 1.º de El Paraíso Perdido, de Milton, vertidos harto flojamente en verso suelto castellano.

En el referido Suplemento inserta, además, traducidos, ligerísimos trozos de Tibulo, Propercio y Ovidio, algunos versos de Boileau y tal cual retacito de menos monta, como ilustraciones a su lección de Poética en Los Eruditos. No merecen el que se haga especial registro de ellos en este lugar.

En las Poesías se reprodujeron los dos primeros trozos de Horacio y el pájaro catulino, que es muy digno de aplauso.

5 agosto, 1876.

Notas

[p. 265]. [1] . Añadiéronse, entre otras, dos odas a Moratín (D. N.), una a Meléndez, dos himnos sáficos, la Guerra entre los ojos azules y los negros, en octavas, etc.