Buscar: en esta colección | en esta obra
Obras completas de Menéndez... > BIBLIOTECA DE TRADUCTORES... > I : (ABENATAR–CORTÉS) > ARGUIJO, D. JUAN

Datos del fragmento

Texto

[p. 151]

Nació este egregio poeta en Sevilla, a mediados del siglo XVI. Era hijo del veinticuatro D. Gaspar y de D.ª Petronila Manuel. Él mismo ocupó un cargo idéntico al de su padre, desde el año 1590, entrando a reemplazar a D. Lope Zapata Ponce de León. Fué elegido procurador a cortes en 1598, pero renunció en don Juan de Zúñiga el cargo. Poseedor de grandes rentas heredadas de su padre, invirtiólas liberalmente en fundaciones piadosas, regocijos públicos y protección a ingenios desvalidos, adquiriendo tal fama de gastador y manirroto, que sus contemporáneos le apellidaron el Hijo Pródigo. Para festejar a la marquesa de Denia (más tarde duquesa de Lerma), a su paso por Sevilla en 1595, dispendió la considerable cantidad de cuatro mil ducados. A él se debió la reedificación del Colegio de la Compañía de Jesús en Cádiz, después del saqueo de aquella ciudad por los ingleses. Sus nobles liberalidades le condujeron al extremo de sustentarse en los últimos años de su vida sólo con el dote de su mujer, consistente en cuatro mil ducados de renta, muriendo, según noticias, retraído en un convento (tal vez por huir de sus acreedores) y siendo enterrado en la Casa Profesa de los Jesuítas de Sevilla.

No conduce a nuestro propósito entrar en otros pormenores biográficos, remitiendo a quien los desee más cumplidos a Rodrigo Caro (Claros Varones en Letras, naturales de Sevilla), con las adiciones de D. Juan Nepomuceno González de León (ms. en la Academia de la Historia), a Ortiz de Zúñiga (Anales de Sevilla), Arana de Varflora (el P. Valderrama), (Hijos ilustres de Sevilla), Matute y Gaviria (Adiciones a la obra anterior, ms. en la Biblioteca Colombina), Gallardo (Ensayo de una biblioteca española, tomo I), A. de Castro (Poetas líricos de los siglos XVI y XVII, tomo I) y en las notas a la Historia del saqueo de Cádiz por los ingleses, escrita por el P. Abreu (1867) y a las Obras inéditas de Cervantes (1874), Colón (Prólogo a los Sonetos de Arguijo), y sobre todo a D. C. Alberto de la Barrera (Noticias biográficas sobre Arguijo, publicadas en la Revista de España, sin olvidar una carta de los señores Bueno y Aceves, estampada allí mismo, etc., etcétera, pues todos estos eruditos de propósito y otros por incidencia, [p. 152] han reunido curiosas noticias sobre la vida del eminente sonetista. Elogiaron a Arguijo, ademas de los citados biógrafos y de todos los críticos e historiadores de nuestra literatura, Juan de la Cueva en el Viaje de Samnio poeta al cielo de Júpiter (fragmento publicado por Gallardo):

Don Juan de Arguijo es este: advierte y mira
Este joven excelso, cuya gloria
A la fama da fama, al cielo admira
Y lo terrestre adora su memoria.
¡Dichoso el siglo que su dulce lira
Oirá! y dichoso él verá su historia
Y más dichosa Híspalis, que espera
Que este Píndaro ilustre su ribera.

Cervantes en el Viaje del Parnaso (cap. III):

Entre ellos abrazó (Apolo, a D. Juan de Arguijo,
Que no sé en qué, o cómo, o cuando hizo
Tan áspero camino y tan prolijo.
Con él a su deseo satisfizo
Apolo, y confirmó su pensamiento. Etc., etc.

Lope de Vega en la Dama Boba menciona entre otros libros famosos y conocidos en su época: Cartas de D. Juan de Arguijo.

Al poeta sevillano dedicó el mismo Lope la Hermosura de Angélica, la Dragontea, la comedia titulada La buena guarda y las Rimas humanas: las dos primeras con epístolas en prosa, las Rimas con una oda que comienza:

¿A quién daré mis rimas
Y amorosos cuidados
De aquella luz traslados. Etc., etc.

A su censura sometió igualmente el Peregrino en su patria, provocando con esto las malignas detracciones del desdichado Alonso Álvarez.

Pobre y perseguido por deudas se hallaba Arguijo, cuando cantaba Lope en el libro XIX de su Jerusalem:

Aquel cuya virtud jamás vencida
En la persecución acrisolada,
[p. 153] Mostró tantos quilates en la vida
Que la piedra dejó toda dorada,
Aquél más excelente en la caída
Que estuvo en la fortuna levantada,
Si no es D. Juan de Arguijo sevillano
Es la misma virtud en velo humano.

Muerto ya, le celebraba en el Laurel de Apolo:

Aquí D. Juan de Arguijo
Del sacro Apolo y de las Musas hijo
¿Qué lugar no tuviera, si viviera,
Mas si viviera, quién lugar tuviera? Etc., etc.

Escribió Arguijo la Relación de las fiestas de toros y juegos de cañas con libreas que en la ciudad de Sevilla hizo D. Melchor Alcázar, en servicio de la Pobrísima Concepción de Ntra. Señora, martes 19 de diciembre de 1617, de la cual cita trozos Ortiz de Zúñiga, y formó una colección de Cuentos que inéditos se conservan en la Biblioteca Nacional, pero el fundamento de su gloria son sus admirables sonetos que, unidos a otras poesías suyas, se han impreso repetidas veces.

Flores de Poetas ilustres de España... (Valladolid, por Luys Sánchez, 1605.) Esta colección se encabeza con cinco sonetos de Arguijo. Son los que comienzan:

Castiga el cielo a Tántalo inhumano...

A quién me quejaré del crudo engaño...

La horrible sima con espanto mira...

Si pudo de Anfïón el dulce canto...

Ya el joven fuerte que con muestra hermosa...

Contiene además el libro de Espinosa la Silva de Arguijo a la vihuela.

Gracián en su Agudeza y Arte de ingenio reprodujo el 1.º, 2.º y 4.º de los sonetos publicados por Espinosa.

Parnaso Español... Madrid, 1768 a 1778, 9 f. 8.º En esta colección se publicaron algunos sonetos de Arguijo y la canción En la sazón dichosa, compuesta en la muerte de un amigo suyo.

[p. 154] Colección de poetas castellanos, de D. Ramón Fernández (Estala). Tomo XVI. Poesías de Francisco de Rioja y otros poetas andaluces. Madrid, 1797, Imprenta Real. Lleva un prólogo de Quintana. Veinte y nueve sonetos de Arguijo entran en este tomo, a parte de varias poesías sueltas.

Sonetos de D. Juan de Arguijo, venticuatro de Sevilla, con anotaciones del maestro Francisco de Medina. Sevilla, 1841, por Francisco Álvarez y C.ª, 12.º Publicado por D. Juan Colón y Colón, erudito sevillano, a cuyas manos vinieron por casualidad feliz, sonetos y anotaciones. 61 son los sonetos de este tomito; la mayor parte llevan brevísimas anotaciones del Mtro. Francisco de Medina. Colón dió por inéditos 32, pero tres de ellos estaban impresos ya en las Flores, de Espinosa.

Poetas líricos de los siglos XVI y XVII, colección ordenada por D. Adolfo de Castro (Biblioteca de Autores Españoles, tomos XXXII y XLII). Reúne todo lo anteriormente publicado de Arguijo, a saber, los sesenta y un sonetos, la Silva a la vihuela, una epístola en esdrújulos, la canción En la sazón dichosa, la traducción de unos versos de San Gregorio Nacianceno y la canción a los Santos de Jerez, publicada por el P. Martín de Roa en su libro sobre tal asunto.

Ensayo de una biblioteca española de libros raros y curiosos por los señores Gallardo, Zarco del Valle y Sancho Rayón. Tomo I. Madrid, 1863. Trae artículo de Arguijo con curiosas noticias de su vida y de un códice de sus obras, insertando además dos sonetos, una canción y una silva, inéditos o no coleccionados.

No pertenece a nuestro intento mencionar las antologías en que se lee algo de Arguijo. Baste decir que algunos sonetos suyos figuran en todas las publicadas durante nuestro siglo.

Hizo Arguijo las dos traducciones siguientes:

DE AUSONIO

Soneto publicado por Colón y reproducido por D. A. de Castro.

A una estatua de Nïobe que labró Praxíteles:
Viví, y en dura piedra convertida,
Labrada por la mano artificiosa
[p. 155] De Praxíteles, Nïobe hermosa,
Vengo segunda vez a tener vida.
A todo me volvió restituída
Mas no al sentido, l'arte poderosa;
Que no lo tuve yo, cuando furiosa
Los altos Dioses ofendí atrevida.
¡Ay triste! cómo en vano me consuelo
Si ardiente llanto espira el mármol frío,
Sin que mi antigua pena el tiempo cure:
Pues ha querido el riguroso cielo
Para que sea eterno el dolor mío
Que, faltándome l'alma, el llanto dure.
DE S. GREGORIO NACIANCENO
Fácil al blanco ruego,
Y en vïl precio obligada
A ser víctima impura de amor ciego,
Codiciosa ramera
Corría apresurada
A los profanos lares
Del impúdico joven que la espera.
Más apenas pisó de la primera
Puerta el umbral, cuando ocupó sus ojos
La imagen venerable y fiel trasunto
Del grande Polemón, que al mismo punto,
Con eficaz modestia, bien que mudo,
Su culpa acusar pudo;
Y usurpándole a Venus los despojos,
Enfrenó el libre paso,
Reprimió el torpe afeto,
Venció el ardor lascivo.
¿Qué otro mayor efeto
Esperarse debiera
Si presente le viera,
Si le mirara vivo?

Publicó estos versos Francisco Pacheco en el Arte de la Pintura. Hállanse además en las ediciones de Fernández y A. de Castro.

Muchos de los sonetos de Arguijo son imitaciones, bastante directas, de clásicos griegos y latinos.

[p. 156] A nombre de Arguijo y como inédita se publicó en la Revista de Ciencias, Literatura y Artes de Sevilla (tomo I, pág. 755) la conocida traducción del Sic te Diva hecha por Jáuregui e inserta en sus Rimas.

Santander, 21 de noviembre de 1875.

Notas