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Obras completas de Menéndez... > BIBLIOTECA DE TRADUCTORES... > I : (ABENATAR–CORTÉS) > AGUAYO, FR. ALBERTO

Datos del fragmento

Texto

[p. 35]

Fué natural de Córdoba y religioso de la Orden de Predicadores. Nació en 1469. Ignoramos el tiempo de su muerte. Tradujo al castellano:

El libro de Boecio Severino, intitulado de la Consolacion de la Philosophia agora nuevamente traduzido de latin en castellano, por estilo nunca ante visto en España. Va el metro en coplas, y la prosa por medida. (Al fin.) Fin del quinto e último libro de Boecio Severino Caballero, Senador romano, de la Consolacion natural. Anno Domini universalis redemptoris 1516, XV Julii, ætatis meæ 47. El intérprete al libro: | Pues estás ya trasladado, | O Boecio Severino, | Corre, toma tu camino, | Mira no pierdas el tino | Vé do estás ya dedicados | Y si fueres preguntado | Por palabra, carta o seña | A do vas encaminado | Di que a ser examinado | Del Señor Conde de Ureña. | Fué impresso el presente libro de Boecio Severino por Jacobo Cromberger alemán en la muy noble y opulentísima ciudad de Sevilla en el mes de junio, año del Señor de 1518.

En 4.º, letra gótica, 78 páginas dobles, inclusa la portada.

El frontis representa un maestro en la cátedra, varios discípulos sentados en bancos a los lados, y uno de pie en medio. A la vuelta el prólogo:

Comienza el libro de Boecio Severino, Caballero y senador romano, intitulado de la Consolacion natural, traduzido de latin en Castellano por Fr. Alberto de Aguayo, fraile de la Orden de Predicadores, dirigido al Ilustre y muy magnífico señor el señor D. Juan Téllez Girón, conde de Ureña, señor de Peñafiel, & &.

[p. 36] En los apuntamientos Ms. de Lorga, citados por Pellicer, se menciona otra edición, cuyo final es el siguiente: Anno Domini, Universalis Redemptoris 1516, XV Julii, ætatis meæ 47 . Esta fecha se refiere al tiempo en que se acabó la traducción. Por lo demás la edición aparece hecha, cinco años después, en Sevilla, por Juan Cromberger, año de 1521. Imprimióse tercera vez en la misma ciudad, en casa de Juan Varela, año de 1530, en 4.º

El libro De Consolatione, de Severino Boecio, está en prosa con muchos versos intercalados en el texto. Los intérpretes anteriores a Fr. Alberto de Aguayo habían trasladado en prosa versos y prosas del original latino. El dominico cordobés tradujo en coplas castellanas la parte poética del tratado de Boecio, si bien procedió con demasiada libertad, alterando en repetidas ocasiones las sentencias del original y demostrando por otra parte que no tenía grandes dotes de poeta. En la prosa ciñóse más al texto original, pero cometió la singular extravagancia de escribir versos en forma de prosa, anunciando desde la portada que «la prosa iba por medida». En efecto, todo el libro es un tejido de versos octosílabos, comenzando por la dedicatoria al conde de Ureña:

Como las inclinaciones
E cuidados de los hombres,
Muy magnífico señor
Sean muy diferenciados,
En mano de cada uno
Está el ejercicio e obras
En que quisiere ocuparse. &. &.

La prosa primera de Boecio empieza así en la traducción de Aguayo:

Estando en esta congoja
Y pensando de escribir,
Mis tristes quejas llorando,
Vi que estaba una mujer
Encima de mi cabeza
De muy reverendo gesto,
Los ojos muy encendidos
Y en mirar tan virtuosos
Que veía mucho más
Que comúnmente ninguno
De cuantos viven alcanza. &. &.
[p. 37] Por lo demás la versión está hecha en estilo fácil y puro. Hablando de las traducciones anteriores dice el intérprete que «no fué tan maltratado Boecio de sus enemigos, cuanto su libro de sus intérpretes». La extravagancia de escribir prosa versificada no dejó de tener imitadores y fué de los primeros el sevillano Alonso de Fuentes en su curiosa Suma de Filosofía Natural, cuyos interlocutores son Etrusco y Vandalio, hablando el primero en versos endecasílabos y en octosílabos el segundo. Pero a todos excedió D. Fernando Matute y Acevedo, que en esta forma escribió dos enormes volúmenes en folio, poniendo en versos octosílabos hasta la portada y el título de la obra. Modernamente pudiéramos citar un libro publicado en Barcelona, con el título de Hazañas y recuerdos de los Catalanes (por D. A. de B.), compuesto en su mayor parte de versos endecasílabos, impresos como prosa.

Tal cual es, la traducción de Fr. Alberto de Aguayo ha merecido los elogios de dos escritores insignes. Es el primero Ambrosio de Morales, que en el Discurso sobre la lengua castellana, publicado al frente de las obras de su tío, el maestro Hernán Pérez de Oliva, escribe lo siguiente: «Más ha de cincuenta años que se imprimieron en castellano los libros de Boecio Severino del Consuelo de la Filosofía, en un tan buen estilo que cualquiera que tuviere buen gusto, juzgará cómo está mejor en nuestra lengua que en la latina». En la primera edición del Discurso sobre la lengua castellana, impreso entre las obras de Francisco Cervantes de Salazar, en Alcalá, por Juan de Brocar en 1546, no se hallan las palabras citadas, que Morales añadió al publicar en 1585 las obras de su tío.

El célebre protestante español Juan de Valdés, en su famoso Diálogo de las lenguas (publicado como anónimo por Mayans en los Orígenes de la lengua española y reimpreso más tarde por el señor Usoz y Río, que claramente demuestra ser obra del reformista conquense), al hablar de las traducciones hechas hasta su tiempo, menciona con elogio el Boecio de Fr. Alberto de Aguayo: «De esso poco que he leído, me parece haber visto dos librillos que me contentan assí en el estilo, el cual tengo yo por puro castellano, como en el exprimir muy gentilmente y por muy propios vocablos castellanos lo que hallaban escrito en latín El uno de ellos es el Boecio de Consolación, y porque hay dos traducciones, parad mientes que la que yo os alabo es una que tiene el metro [p. 38] en metro y la prosa en prosa y está dirigida al Conde de Ureña.» Dedúcese claramente que no advirtió Juan de Valdés la extravagancia de escribir la prosa en versos octosílabos, pues de otra suerte la hubiera censurado, dada la severidad de su juicio. Tam poco la notó Ambrosio de Morales.

Notas