Centenario de Ignacio Larramendi: ya han comenzado los preparativos para 2021

Desde hace ya más de un año la Fundación impulsa las diversas actividades que pretende llevar a cabo con ocasión de la celebración en el año 2021 del Centenario del nacimiento de su fundador, Ignacio Hernando de Larramendi y Montiano (Madrid, 1921-2021), con el fin de poner de manifiesto su extraordinaria trayectoria vital…

Monográfico dedicado a Lourdes Martínez Gutiérrez en el primer aniversario de su fallecimiento

La Fundación Ignacio Larramendi quiere recordar la gran labor de Lourdes Martínez Gutiérrez, viuda de Ignacio H. de Larramendi y Montiano, al frente de la Fundación con un monográfico dedicado a su trayectoria profesional. En 2001 recogió el testigo que le dejaba su marido, quien constituyó la Fundación, y no solo llevó a buen puerto algunos de los proyectos que quedaron en el aire sino que promovió y apoyó otros nuevos, algunos de los cuales han quedado en manos del actual presidente, su hijo Luis H. de Larramendi Martínez y, por supuesto, del patronato, compuesto mayoritariamente por algunos de sus otros nueve hijos.

Lourdes Martínez Gutiérrez, nuestra presidenta, activa hasta el final: una breve historia gráfica

Doña Lourdes Martínez Gutiérrez mantuvo su actividad en esta Fundación, literalmente, hasta casi el último día de su vida. El 20 de enero de 2015 participaba, con la salud muy frágil ya, en la que sería la postrer presentación para ella organizada por la Fundación Ignacio Larramendi, a cuyo desarrollo dedicó gran parte de sus fuerzas tras el fallecimiento de su marido Ignacio Hernando de Larramendi. Siete días más tarde fallecía en Madrid. Ofrecemos aquí momentos gráficos de algunos de los últimos actos en los que intervino.

Fallece doña Lourdes Martínez Gutiérrez, presidenta de la Fundación Ignacio Larramendi

En la madrugada del 27 de enero de 2015, a los noventa años, Lourdes Martínez Gutiérrez, presidenta de la Fundación Ignacio Larramendi, concluía su periplo vital en este mundo y nos dejaba un ejemplo moral que, unido al que dejó su marido, Ignacio Hernando de Larramendi, constituye el mayor tesoro que nadie pueda dejar a sus descendientes.