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Obras completas de Menéndez... > BIBLIOTECA DE TRADUCTORES... > IV : (OLIVER-VIVES) > VIVES, JUAN LUIS

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[p. 381]

No intentamos hacer una biografía ni un estudio crítico del príncipe de nuestros filósofos. La primera de estas empresas fué gallardamente realizada por Mayáns al frente de la hermosa edición valenciana de los escritos de Vives; para la segunda, que requiere largos y prolijos trabajos preliminares, no es acomodada la índole de esta obra. Tal vez algún día intentemos algo en tal sentido. Entre tanto nos limitamos a consignar en estas líneas breve memoria del traductor de Isócrates.

Nació Juan Luis Vives en Valencia por los años de 1492. Su madre Blanca era de la ilustre familia de los Marchs, que tantos días de gloria dió a las letras lemosinas en el siglo XV. No florecían grandemente los estudios en Valencia cuando los comenzó Vives, bajo la dirección del gramático Amigueto, a quien Mayáns califica de homo admodum barbarus. No dejó de conocer, sin embargo, las aventajadas dotes de su discípulo, y deseando aprovecharlas a su modo entreteníale en estúpidas declamaciones contra Nebrija y su doctrina, que aun no había logrado en Valencia el predominio que después obtuvo. En la famosa Universidad parisiense continuó su educación nuestro Vives, con suerte harto infeliz asimismo, pues tuvo la de tropezar con dialéctico como Gaspar Lax y Dullardo, dados a sofísticas cavilaciones y ayunos de buen gusto y erudición literaria. Pero el Renacimiento, que influía cada vez más vivamente en todos los grandes espíritus de aquella era, no tardó en dominar el claro entendimiento de Vives, y en Lovaina se aplicó al estudio de las letras griegas y latinas, manifestando muy pronto su conversión a las ideas [p. 382] humanisticas con el precioso tratado In pseudo-dialécticos, anuncio ya de las ideas dominantes en sus tratados posteriores de crítica filosófica. Pero no incurrió en el pecado, común a otros eruditos de aquel brillante siglo, de abandonar el cultivo de la antigüedad cristiana, antes a la manera de Erasmo, supo unir tales estudios con los de letras humanas, y si despreció la estridente barbarie del escolasticismo, guardóse bien de despreciar ni condenar en absoluto aquel sistema.

En la Universidad de Lovaina enseñó humanidades, y allí trabajó los Comentarios a la Ciudad de Dios, de S. Agustín, y alguna otra de sus obras maestras. Preceptor fué del noble adolescente Guillermo Croy, después Arzobispo de Toledo, y educó también en las letras a la princesa María, hija de Catalina de Aragón y Enrique VIII de Inglaterra, a quien había dedicado Vives los comentarios antedichos, pero cuya gracia perdió por haber dado con vigor y entereza su opinión adversa al divorcio de aquel monarca, causa de males y escándalos sin cuento. Irritado Enrique encerró al filósofo valenciano en la Torre de Londres, donde permaneció seis meses, al cabo de los cuales pudo restituirse a los Países Bajos, y en Brujas, patria de su esposa, vivió el resto de sus días, dedicado a la composición de los numerosos libros suyos que hoy poseemos. Uniéronle estrechas relaciones de amistad con Erasmo, con Tomás Moro, Budeo, Colet, Juan de Vergara y otros varones eminentes de aquella era. En Brujas falleció en 1540, a la edad, próximamente, de cuarenta y ocho años.

Luis Vives es la gran figura del Renacimiento; él le cifra y le compendia en cuanto tuvo de grande, útil y prodigioso. Él emprendió la reforma del método, comenzando por los estudios gramaticales y terminando por la Teología, penetró con segura planta en los arcanos de todas las ciencias, conoció y supo cuánto había que conocer y saber en el siglo XVI, exploró la antigüedad con anhelo infatigable, interpretó, comentó y aclaró los libros de poetas, filósofos y oradores, llamó al tribunal de la crítica cuanto habían producido las edades anteriores, combatió la barbarie hasta en sus últimos atrincheramientos, descubrió con juicio sagaz y nunca igualado las causas de la corrupción de las artes, redactó un plan sabio y admirable de enseñanza cristiana, y mostróse en todo pensador original y profundísimo, a la par que por [p. 383] excelencia práctico. Pero en el campo filosófico hemos de buscar los principales títulos de su gloria; allí su genio aparece más vasto y poderoso, más armónico e inventivo. De él se ha dicho, no sin exactitud, que sembró no sólo las ideas, sino los sistemas a granel. Porque, en efecto, del criticismo vivista son hijos más o menos reconocidos el Novum Organum baconiano, el Método de Descartes y hasta el psicologismo de la escuela escocesa. Pero estas ideas requieren, para ser convenientemente explanadas, mayor espacio del que ahora podemos dedicarlas, sin apartarnos demasiado de nuestro asunto. Sólo diremos que no parece elogio harto menguado para Vives el colocarle a la par de Erasmo y Budeo, que ni fueron filósofos, ni pensadores originales en ninguna rama del humano saber, por más que merezcan eterna gratitud por sus trabajos eruditos. No hablemos de Budeo, helenista eminente y no más, pero el mismo Erasmo, a pesar de sus hercúleas tareas de interpretación y comentario de la antigüedad cristiana y de la gentílica, a pesar de la fama y rumor de escándalo que dejaron tras sí sus polémicas teológicas, a pesar de los mil rasgos de agudeza y gracia satírica esparcidos en los Coloquios, en el Ciceroniano o en el Elogio de la locura (obras que nos complacemos en releer y admirar), a pesar, en fin, de su ingenio portentoso, de su clara inteligencia, de su erudición vastísima que de buen grado reconocemos, tuvo jamás los altos pensamientos ni realizó las maravillosas empresas críticas de Vives. ¿Dejó algún monumento que pueda compararse con los 20 libros De disciplinis? ¿Renovó la faz de los estudios en su tiempo? ¿Abrió una nueva era para las ciencias filosóficas? ¿Lanzó las fecundas semillas de cuanto había de pensarse en el siglo XVI y en el XVII? ¿Condensó y ordenó las adquisiciones del Renacimiento? A mi entender, la figura de Vives sobresale entre todas las de aquel siglo de gigantes.

No es de este lugar reunir los elogios tributados por sabios españoles y extranjeros al mérito del insigne polígrafo valenciano. Algunos pueden leerse en Nicolás Antonio, Ximeno, Fuster, Mayáns y Forner.

Sobre las numerosas ediciones sueltas de cada uno de sus tratados pueden verse asimismo la Bibliotheca Hispana, las particulares de Valencia, la citada biografía de Mayáns y otras obras que de propósito tratan la materia. En cuanto a las traducciones [p. 384] de algunos escritos suyos, léanse los artículos respectivos de este catálogo. Aquí sólo daremos noticia de las dos ediciones, casi completas, de sus obras, y de alguna obra que se imprimió suelta y no forma parte de ellas.

Jo. Lo- | dovici Vi- | vis Valentini Ope- | ra, in duos distincta to- | mos: quibus omnes ipsius lucubrationes, | quotquot unquam in lucem editas voluit, complectuntur praeter Commenta- | rios in Augustinum De civitate Dei, quorum desiderio si quis afficiatur, | apud Frobenium inveniet. Quae vero singulis tomis continean- | tur, in utriusque sectionis primo ternione indicatur. | Adjectus est his omnibus Index uberrimus. | (Lema del impresor Episcopio.) Cum Gratia et Privilegio Caesareo ad quinquennium, | et Regis Galliarum in decennium. | Basileae, anno MDLV. Dos tomos folio. (Al fin.) Per N. Episcopium Juniorem.

Preliminares: Privilegio del Rey de Francia. Dedicatoria del editor. Cuatro epitafios de Luis Vives, compuestos por Conrado Lycósthenes en versos latinos. Catálogo de los autores citados por Luis Vives. Index rerum et verborum.

Contiene el primer tomo los tratados siguientes:

De ratione studii puerilis epistolae duae. Tratado tan breve como lleno de fructuosa enseñanza.

Exercitatio linguae latinae. Son 25 diálogos, ingeniosos y agradables, escritos a imitación de los Coloquios de Erasmo. Han disfrutado de no pequeña celebridad, y corrido con general aplauso en las escuelas.

De conscribendis epistolis. Este tratadito sobre el género epistolar está inspirado, de igual suerte que el De ratione studii puerilis y los Diálogos. por escritos análogos de Erasmo, y compiten sin desventaja con ellos.

De ratione dicendi. libri tres. Excelente tratado de Retórica.

De consultatione, liber unus. Completa la obra anterior y versa sobre el género deliberativo.

Declamationes sex. Llevan los títulos a continuación expresados:

Ad L. Cornelium Syllam, ne deponat dictaturam, verbis Q. Fundani.

Ad L. Cornelium Syllam, ut deponat dictaturam, Declamatio, verbis M. Fontei.

[p. 385] Verbis Syllae deponentis dictaturam pro concione Quiritium declamatio.

Declamatio verbis M. Æmilii Lepidi consulis, in Syllam jam privatum.

Adversus acta Syllae, jam mortui, declamatio verbis M. Æmilii Lepidi consulis.

M. Fabii Quintiliani declamatio, Paries Palmatus. Pro caeco contra novercam.

J. Ludovici Vivis Valentini declamatio, qua Quintiliano respondet pro noverca contra caecum.

Ejercicios retóricos a imitación de los de Séneca y de los atribuídos a Quintiliano.

Pompejus fugiens. Ensayo declamatorio, de igual suerte que los anteriores.

Fabula de homine. Ingeniosa alegoría.

Liber In pseudo-dialecticos. Brillantísimo ataque contra la barbarie escolástica.

In leges Ciceronis praelectio.

In Convivia Fr. Philelphi praelectio.

In quartum Rhetoricorum ad Herennium praelectio.

Dialogus qui Sapiens inscribitur, in quo sapientem per omnes disciplinas disquirens, proffessorum earum mores notat, denique veram sapientiam depingit.

Ædes legum.

De disciplinis, libri viginti. Esta obra inmortal, primer fundamento de la gloria de Vives, se divide en tres partes. La primera se intitula:

De causis corruptaram artium libri septem. Cada uno de los libros lleva su título especial:

De corruptis artibus in universum.

De corrupta Grammatica.

De corrupta Dialectica.

De corrupta Rhetorica.

De corrupta Philosophia naturae.

De corrupta Philosophia morum.

De corrupto Jure Civili.

La segunda parte está rotulada:

De tradendis disciplinis sive de doctrina christiana libri quinque.

[p. 386] La tercera se intitula De artibus y comprende estos tratados:

De prima Philosophia sive de intimo Naturae opificio libri tres.

De explanatione cujusque essentiae.

De censura veri libri duo.

De instrumento probabilitatis.

De disputatione.

Bucolicorum Vergilii Allegoriae.

In Georgica P. V. Maronis Praelectio.

In Suetonium quaedam.

Tomo 2.º comprende:

De initiis, sectis et laudibus Philosophiae.

Anima Senis, praelectio in librum De senectute Ciceronis.

De somno et vigilia, praelectio in Somnium Scipionis.

Introductio ad sapientiam. Es un breve tratado de moral y educación escrita en forma de máximas o aforismos que son en número de 600.

Satellitium animi, sive Symbola, Principum institutioni potissimum destinata.

Genethliacon Jesu-Christi, sive de tempore quo natus est Christus.

De virtute fucata.

Clypei Christi Descriptio.

Jesu-christi Triumphus.

Virginis Deiparae Ovatio.

Tratados muy breves, escritos en forma alegórica:

in Psalmos Septem Poenitentiales Meditationes Septem.

De Passione Christi meditatio in Psalmum XXXVII.

Exercitationes animi in Deum.

Commentarius in Orationem Dominicam.

Precationes ac meditationes quotidianae ac generales.

De sudore Jesu-Christi sacrum diurnum.

Concio de nostro et Christi sudore.

De veritate Fidei Christianae libri quinque. La última y más trabajada de las obras de Vives.

De anima et vita libri tres. Completa la doctrina filosófica expuesta en los libros De disciplinis.

De officio mariti.

De institutione foeminae christianae libri quinque. Fué escrito este bellísimo tratado por encargo de la Reina Catalina de [p. 387] Inglaterra para instrucción de su hija María, de igual suerte que la epístola 1.ª De ratione studii puerilis.

De concordia et discordia in humano genere libri quatuor.

De Purificatione.

De christianorum vita miserrima sub Turca.

De subventione pauperum sive de humanis necessitatibus libri duo.

De communione rerum ad Germanos inferiores.

De Europae dissidiis et bello Turcico dialogus.

Epistolae. Faltan algunas que se imprimieron en la colección de las de Erasmo, Tomás Moro y Felipe Melancton.

De las numerosas traducciones de las obras de Luis Vives, a idiomas extranjeros dan noticias N. Antonio, Jimeno, Fuster y sobre todo Mayáns.

Al entusiasmo y erudición de este sabio edetano y a la munificencia del señor Fabián y Fuero, arzobispo de Valencia, debióse la magnífica reimpresión siguiente:

Joannis Ludovici Vives Opera Omnia. Accedit ejusdem Scriptoris Vita, auctore Gregorio Majansio, generoso Valentino. Valentiae Edetanorum, MDCCLXXXII, apud Benedictum Monfort.

Siete volúmenes 4.º prolongado, que contienen las obras todas de la edición de Basilea, además de muchas cartas no coleccionadas hasta entonces y de un diálogo inédito intitulado Veritas Fucata. Los libros están distribuídos por orden de materias: Grammatica, Rhetorica, &. &., y al frente de todos aparecen la Introductio ad sapientiam y los tratados de menor importancia que se enlazan con ella. Encabeza el tomo 1.º la muy extensa biografía de Vives, escrita por Mayáns, último trabajo del Néstor de la literatura española. Sorprendióle la muerte antes que pudiera corregirla ni dirigir los trabajos de esta edición, que corrió a cargo de su hermano D. Juan Antonio. Es de sentir que no se terminase, pues faltan, además de los Comentarios a S. Agustín, las traducciones de diversos tratados, que se ofrecieron en una advertencia preliminar. Así en la parte tipográfica, como en la corrección, son estos volúmenes de lo más soberbio que salió de las prensas de Monfort.

Así en la edición de Basilea como en la de Valencia se echa [p. 388] de menos el siguiente importantísimo trabajo que Luis Vives trabajó en colaboración con Erasmo:

D. Aurelii Augustini De Civitate Dei libri XXII ad priscae venerandaeque vetustatis exemplaria collati, eruditissimisque insuper commentariis illustrati. Basileae, apud Frobenium, 1522.

Las correcciones introducidas en el texto y los comentarios de Vives desagradaron a los teólogos de Lovaina, y fueron causa de que la Inquisición expurgase con rigor inexorable esta edición, que se reprodujo en París, 1555, en Amberes y en León de Francia.

En la edición de las obras de Aristóteles hecha en Basilea por Oporino en 1542 se lee una Censura general de los libros del Estagirita y argumentos particulares a cada uno de ellos. Reprodujéronse en la de Lyon, 1569. Falta la Censura en la colección vivista de Episcopio, pero se lee en la de Mayáns.

De otros escritos de Luis Vives, citados por los bibliógrafos, unos han perecido y otros son con diversos títulos idénticos a los que poseemos.

Traducciones

Isocratis Areopagitica Oratio, sive de vetere Atheniensium Republica, Joanne Lodovico Vive interprete.

Isocratis Nicoeles sive Auxiliaris, Joanne Lodovico Vive interprete.

Hállanse estas versiones en el tomo 1.º de la ed. basileence de Episcopio, pp. 308 a 321, y van precedidas de una epístola nuncupatoria Thomae Cardinali et Legato Angliae illustri, o sea al cardenal Wolsey, canciller de Enrique VIII. Las traducciones fueron hechas en Oxford, donde se hallaba Vives de catedrático en 15 dé diciembre de 1523.

El fin que en ellas se propuso claramente está expuesto en la dedicatoria: «Vetus quaestio est, quae varie tum multorum ingenia exercuit, tum rerumpublicarum status mutavit atque administrationes: Utrum praestet consultiusque sit, populum suarum rerum esse arbitrum ac dominum, an unius cura et providentia teneri regimen civitatis. Multa in utramque partem dicuntur et ingeniose et vere, cum ab aliis tum vero ab Isocrate Atheniensi [p. 389] duabus orationibus, quarum una est de populari potestate (Areopagitica), altera est de monarchia (Nicoeles).» Dice en la misma dedicatoria que no se aplicó a contar las palabras, sino a verter las sentencias. La traducción es excelente, y si en algún pasaje se observa mala inteligencia, cúlpese a los textos griegos, todavía no bien depurados, cuando Vives hizo esta traslación latina.

Tiende a imitar el intérprete las bellezas de estilo que forman el principal mérito de Isócrates, ya en los períodos largos de la Areopagitica, ya en los breves y cortados de la segunda parte del Nicoeles.

Publicáronse por primera vez estas dos versiones unidas a otras de Isócrates, hechas por diversos helenistas, en Basilea, apud Robertum Winter, 1538, ed. que cita N. Antonio, pero que no ha llegado a nuestras manos.

En el tomo IV de la ed. mayansiana de 1782 pueden verse estas dos Oraciones, con la epístola nuncupatoria que contiene breves noticias de Isócrates, y elogios al Cardenal Wolsey.

Santander, 28 de marzo de 1876.

Notas