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Obras completas de Menéndez... > BIBLIOTECA DE TRADUCTORES... > III : (MALÓN - NOROÑA) > MEDINA, EL MTRO. FRANCISCO DE

Datos del fragmento

Texto

[p. 122]

Nació este eminente humanista en Sevilla a mediados del siglo XVI. En unión con Juan de Mal-Lara fundó una escuela de Retórica; fué después secretario del Cardenal-Arzobispo de Toledo D. Rodrigo. Vivió en amistad íntima con Herrera, Diego Girón, el canónigo Pacheco, Juan de la Cueva y otros ingenios sevillanos de la dorada edad de nuestras letras. Escasísimas son las muestras que de las obras del Maestro Medina han llegado a nuestros días, y aun estas hállense esparcidas en diferentes libros ajenos. Elogiáronle Juan de la Cueva en el Viaje de Samnio:

Con atención esta figura mira
Grave, y de toda majestad compuesta,
Que el son divino de su ilustre lira
Vuelve en la de oro nuestra edad molesta:
Su vida justa aquejará la ira
De la invidia, y con gloria manifiesta
Francisco de Medina victorioso
En letras y obras quedará glorioso.

y Miguel de Cervantes en el Canto de Caliope:

Los ríos de elocuencia que del pecho
Del grave antiguo Cicerón manaron,
Los que al pueblo de Atenas satisfecho
Y glorioso a Demóstenes dejaron,
Los ingenios que el tiempo ha ya deshecho
Que tanto en los pasados s'estimaron
Humíllense a la ciencia alta y divina
Del Mtro. Francisco de Medina.

Hizo Medina unos breves Apuntamientos sobre los sonetos de Arguijo, que con ellos se han impreso en Sevilla (1841). En las Anotaciones de Herrera a Garcilasso (libro cuya descripción bibliográfica hicimos en el lugar correspondiente) se leen al principio una canción latina y una oda castellana en loor del divino poeta hispalense. Pero aun es más digno de mención y de loa el Discurso a los lectores, escrito en prosa, muestra brillante de la cordura, alcance crítico y acendrado buen gusto de Medina.

El mismo Herrera cita en sus Anotaciones varias poesías y fragmentos del Maestro Medina, entre ellos los siguientes versos que [p. 123] nos complacemos en reproducir, como venimos haciéndolo con todas las de corta extensión y mérito notable.

Elegía 9.ª del libro 2.º de Propercio (léese en la pagina 106 del Comentario de Herrera ).

QUICUMQUE FUIT ILLE, PUERUM QUI PINXIT AMOREM...

Cualquier que fué quien al Amor tirano
Pintó en edad tan tierna, ¿no os parece
Que tuvo buen consejo y diestra mano?
Advirtió bien que el amador carece
De seso, y como niño sin cordura
Por bien ligero un grave mal padece.
No sin causa le puso en la pintura
Dos alas extendidas con que vuela
Encerrado del alma en la estrechura.
Porque en incierto mar, rota la vela,
El amante navega al viento airado
Y de varios peligros se recela.
Con flecha aguda el brazo tiene armado
Y suena amenazando cruel castigo
La fiera aljaba al uno y otro lado
Antes que se descubra el enemigo,
Sentimos la herida, y nadie sana
De la rabia y dolor que trae consigo.
En mí queda esta imagen inhumana,
Todas, sino las alas, en mí quedan
Sus armas, y el furor de tigre hircana.
En mí perdió el volar, porque no puedan
Huirse de mi pecho los dolores
Ni de su cruda guerra un punto cedan.
¿Qué deleite es morar en los ardores
Destos enjutos huessos, niño ciego?
Pasa a mejor lugar tus passadores.
Mejor será que viertas toda luego
Esta mortal ponzoña sobre cuanto
Jamás tocó la llama de tu fuego.
Sombra soy de los reinos del espanto,
Ya no siento tus golpes, ni es victoria
Afligir al que está deshecho en llanto
Perderás, si me pierdes, tu memoria.
¿Quién la celebrará en perpetua fama?
¿Qué versos te serán de tanta gloria?
Por los míos reluze en viva llama
El cabello, las manos y los ojos,
Y el passo delicado de la dama
Que aumenta y enriquece tus despojos.
[p. 124] Amplificación de un pensamiento de Horacio Oh crudelis minium:
Mientras oro, grana y nieve
Ornan vuestro cuerpo tierno,
Gozad este don tan breve,
Antes que venga y se lleve
Tales flores el invierno.
De no ser cual habréis sido
Entonces os doleréis;
O viendo el tiempo perdido
Lloraréis no haber tenido
La voluntad que tendréis.

Epigrama de Ausonio al Eco:

Cambia, loco pintor, tu pensamiento,
No esperes figurarme en tu pintura,
¿No ves que es invisible mi figura
Y querer retratalla es vano intento?
Madre me fué la lengua, padre el viento,
De mí se engendra en semejanza oscura
Un vano indicio que en el aire dura,
Mientras doy voces sin entendimiento.
El fin del son ageno renovado
En mi voz, por burlaros voy siguiendo,
Hasta llegar con él a vuestro oído.
¿Mas a qué fin te estoy entreteniendo?
Si quieres retratarme en fiel traslado,
Retrata, si pudieres, el sonido.

Dos epigramas latinos de Sannazzaro, entre sí enlazados:

Amor templó con mi fuego
Mis lágrimas de tal suerte,
Que ni él ni ellas me dan muerte,
Porque si me enciendo, luego
Resiste la agua más fuerte.
En tan contrarias porfías
Con las lágrimas más frías
Mi fuego se va encendiendo,
Y del fuego van saliendo
Las tristes lágrimas mías.
Corre deste llanto el hilo
Tan abundante y cruel
Que se engendra fuego dél,
[p. 125] Y así en lágrimas soy Nilo
Y en llamas soy Mongibel.
El llanto y el fuego es tal,
Que con su furor mortal
Me va al fuego consumiendo
Y las lágrimas cayendo
En piedras hacen señal.
Con la muerte cesaría
La causa de mi dolor,
Si consumiese el calor
La fuerza del agua fría
Y ella matase el ardor.
Mas ¡ay pasión designal!
¡Ay agua! ¡ay fuego inmortal!
Que en todo hallo salida
Para dar fin a mi vida,
Y en vos nunca, por mi mal.
Santander, 9 de febrero de 1876.

Notas