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Obras completas de Menéndez... > BIBLIOTECA DE TRADUCTORES... > I : (ABENATAR–CORTÉS) > ALCÁZAR, BALTASAR DE

Datos del fragmento

Texto

[p. 46]

Nació en Sevilla por los años de 1530, según conjetura Matute en sus Hijos, de aquella ciudad, señalados en letras. Fué hijo del veinticuatro Luis de Alcázar y de D.ª Leonor León, ambos de ilustres familias sevillanas. Militó nuestro poeta en las naves de D. Alvaro Bazán, marqués de Santa Cruz, y fué hecho prisionero por los franceses, obteniendo pronto su rescate. Retirado a su ciudad natal, fué alcalde de la hermandad de los hijosdalgo y tesorero de la casa de Moneda. Mantuvo estrecha amistad con Francisco Pacheco y otros ingenios sevillanos. Cultivó, además de la poesía, la pintura y la música. Murió el 16 de enero de 1606. [1]

Francisco Pacheco incluyó la biografió o elogio de Alcázar en su famoso Libro de retratos. Elogiaron al Marcial Sevillano Juan de la Cueva en el Viaje de Samnio, y Cervantes en el Canto de Caliope. El primero escribe:

[p. 47] Por quien levanta la hermosa frente
El gran Betis y a oir el noble acento
Atrás vuelve el furor de la corriente
Sosegando su raudo movimiento,
Y al numeroso plecto está presente
Febo, invidiando el celestial concierto
Del docto Alcázar en quien halla al vivo
Al suelto Ovidio y a Marcial festivo.

Cervantes, que debió conocerle más tarde en Sevilla, le tributa el siguiente recuerdo en el Canto de Caliope:

Puedes, famoso Betis, dignamente
Al Mincio, al Arno, al Tibre aventajarte,
Y alzar contento la sagrada frente
Y en nuevos anchos senos dilatarte,
Pues quiso el cielo que tu bien consiente,
Tal gloria, tal honor, tal fama darte,
Cual se la adquiere a tus riberas bellas
Baltasar del Alcázar, que está en ellas.

Es Alcázar el primero de nuestros epigramatarios y uno de los poetas más fáciles, atildados y donosos que han cultivado las Musas castellanas. Como ahora no nos incumbe considerarle en tal concepto, nos limitaremos a transcribir el juicio breve y atinadísimo de Jáuregui, que se han contentado con parafrasear en diversos sentidos los críticos posteriores. «Los versos de Baltasar del Alcázar descubren tal gracia y sutileza que no sólo le juzgo superior a todos, sino entre todos singular, porque no vemos otro que haya seguido lo particularísimo de aquella suerte de escribir. Suelen los que escriben donaires, por lograr alguno, perder muchas palabras, mas este solo autor usa lo festivo y gracioso, más cultivado que las veras de Horacio; no sé que consiguiera Marcial salir tan corregido y limpio de sus epigramas. Y lo que más admira es que a veces con sencilla sentencia o ninguna, hace sabroso plato de lo más frío, y labra en sus burlas un estilo tan torneado que sólo el rodar de sus versos tiene donaire, y con lo más descuidado despierta el gusto. En fin, su modo de componer, así como no se deja imitar, apenas se acierta a descubrir» (Discurso Poético contra el hablar culto y oscuro).

Las poesías de Baltasar de Alcázar se han ido imprimiendo [p. 48] a pedazos, digámoslo así; daré cuenta de las sucesivas exhumaciones de que tengo noticia.

Primera parte de las Flores de Poetas ilustres de España... Ordenada por Pedro Espinosa, natural de la ciudad de Antequera... Valladolid, por Luys Sánchez. Año MDCV (1605)... (Véase la descripción bibliográfica en otros artículos de nuestra Biblioteca). Contiene de Alcázar seis composiciones, a saber, los epigramas:

Magdalena me picó...

Mostróme Inés por retrato...

Revelóme ayer Luisa...

Donde el sacro Betis baña...

Tiene Inés por su apetito..

Tu nariz, hermosa Clara...

En el Arte de la pintura... de Francisco Pacheco. Sevilla, 1649. (Reimpreso ha poco en la Biblioteca del Arte en España), se leen de Baltasar de Alcázar unas notables redondillas, parafraseando el caso de aquel antiguo pintor (Zeuxis o Pratógenes que para representar su Venus tomó los rasgos de belleza esparcidos en cinco doncellas de Crotona: «Neque enim putavit omnia quae quareret ad venustatem in uno corpore se reperire posse...» Hay además en el Arte, de Pacheco, un fragmento de un elogio a su retrato, elogio debido a la pluma de B. de Alcázar.

Parnaso Español. Colección de Poesías Escogidas de los más célebres poetas castellanos. Madrid, por Ibarra y Sancha, 1768 a 1778, 9 tomos, 8.º En los últimos volúmenes de esta colección aparecieron varias poesías de Alcázar, entre ellas la famosa Cena con grandes variantes; el Secreto para conciliar el sueño, el Modo de vivir en la vejez, las redondillas a Inés, las de los consonantes, la Oda sáfica Al Amor, un madrigal, dos letrillas, diferentes epigramas y alguna otra cosa de menor importancia. Advierte el colector que su escrupulosa modestia le impidió publicar otras poesías de Alcázar, aludiendo sin duda a las licenciosas. A pesar de esto dejó fuera de su Parnaso muchísimas composiciones [p. 49] inocentes, a la par que incluyó algunas, como las dos letrillas, nada edificantes por cierto.

Poesías de Francisco de Rioja y otros poetas andaluces, tomo XVIII de la colección Fernández (Madrid, 1797), con un prólogo de Quintana. Aquí se incluyeron en mayor número las composiciones de Alcázar, se corrigió el texto en presencia de uno o dos ms., pero dejaron de insertarse algunas de las publicadas por Sedano. A la edición de Fernández han solido atenerse los colectores más recientes de poesías. Fuera de la colección que daban, no obstante, infinitas poesías estimables, de las cuales algunas vieron la luz pública en el Correo literario y económico de Sevilla, publicación dirigida por D. Faustino Matute y Gaviria. Los traductores de Sismondi publicaron dos sonetos dedicados a Cetina.

Poetas líricos de los siglos XVI y XVII. Colección ordenada por D. Adolfo de Castro. Tomos XXXII y XLII de la Biblioteca de Rivadeneyra. En el primer tomo se reimprimieron todas las poesías de Alcázar ya publicadas por Espinosa, Pacheco, Sedano y el supuesto Fernández, acompañadas de noticias biográficas del autor. En el segundo se añadió un apéndice de poesías inéditas o no coleccionadas, en número bastante considerable.

Ensayo de una biblioteca española de libros raros y curiosos, formada sobre los apuntamientos de D. B. J. Gallardo, por los señores Zarco de Valle y Sancho Rayón. Tomo I. Madrid, 1863. Hállase en esta obra un extenso artículo de Alcázar, en que, tras de darse noticias de su vida y de dos códices de sus poesías, se imprimen, tomados de ellos, hasta 82 composiciones, la mayor parte inéditas, y otras con grandes variantes respecto a las impresas incompletas (entre ellas la de los Consonantes y el Truceo).

Poesías de Baltasar de Alcázar. Sevilla, 1856. En esta edición se ha procurado recoger todo lo hasta entonces impreso, con más alguna que otra poesía inédita.

Tenemos entendido que D. Cayetano A. de la Barrera preparaba una nueva edición de B. de Alcázar, más completa que todas las anteriores. Algunas de sus poesías, como el diálogo de Borondaga y Andrápulo, citado por sus contemporáneos, no parecen.

De Alcázar es la siguiente traducción de la Oda IX del libro III [p. 50] de Horacio Donec gratus eram tibi, publicada por primera vez, que sepamos, por el Excmo. señor D. Adolfo de Castro:

HORACIO. Cuando yo te era gustoso,
                    Lidia, con estrecho nudo
                    Fuí solo quien, ceñir pudo
                    Tu blanco cuello hermoso,
                    Y con inviolable ley
                    Guardabas las de mi amor;
                    Era mi suerte mejor
                    Que la del Persiano rey.

LIDIA.        El tiempo que tú me amabas
                    Más que a Cloe, y con envidia
                    General, era tu Lidia
                    Sola la que tú estimabas,
                    Y que mi belleza y brío
                    Cantaste en verso amoroso;
                    El nombre de Ilia famoso
                     No fué más claro que el mio.

HORACIO. Mas a quien yo quiero y celo
                    Es Cloe, que tañe y canta
                    Con tal gracia, que levanta
                    Los ánimos hasta el cielo;
                    Por quien, como le conceda
                    El cielo una larga vida,
                    Vendré a dar por bien perdida
                    La que por vivir me queda.

LIDIA.        Yo quiero de amor leal,
                    Correspondiente y divino,
                    A Cálais, hijo de Ortino,
                    Y de tu ruin natural.
                    Por quien la muerte, aunque amarga
                    La he de padecer contenta,
                    Por que el cielo le consienta
                    Que viva una vida larga.
                    .............................

Falta la traducción de las dos postreras estrofas de esta oda.

Rasgos horacianos y cabalinos notará asimismo el lector erudito en la lindísima, aunque sobrado epicúrea composición, Consejos a una viuda.

Santander, 20 de noviembre de 1875.

Notas

[p. 46]. [1] . Véanse otras noticias en Ortiz de Zúñiga, Matute, Sedano, Castro, Gallardo, etc., etc. Dícese que fué alcaide y alcalde mayor de la villa de los Molares en nombre del Duque de Alcalá D. Fernando Henriquez de Ribera.