Presentación de la FUNDACIÓN MAPFRE

Antonio Huertas
Presidente de la FUNDACIÓN MAPFRE

Patata — Solanum tuberosum. Lámina

Por cuarto año consecutivo, se presenta el resultado de un nuevo esfuerzo conjunto de la FUNDACIÓN MAPFRE y de la Fundación Ignacio Larramendi, que yo tengo el honor y la satisfacción de prologar por primera vez.

A la Biblioteca Virtual de la Escuela de Salamanca (2011) siguió la Biblioteca Virtual dedicada a Francisco Sánchez El Escéptico (2012) y la Biblioteca Virtual de la Antigua Escuela de Traductores de Toledo en 2013. En este último caso promovía, junto a las dos fundaciones mencionadas, la referida biblioteca virtual la Universidad de Castilla-La Mancha.

Esta nueva Biblioteca Virtual dedicada a la aportación científica y técnica de los polígrafos —pues tal es la denominación que ha elegido la Fundación Ignacio Larramendi para designar a los autores que componen sus bibliotecas virtuales— tiene la peculiaridad de estar integrada por nacidos no solo en España, sino también en Portugal y en América. De esta manera, se pone de manifiesto la importancia del trabajo, a veces en paralelo, a veces conjunto, que los reinos de la Península Ibérica emprendieron en relación al descubrimiento y estudio de la realidad americana, vista con la perspectiva de unos europeos y de unos criollos americanos que ya reunían lo mejor de ambos mundos. En esta Biblioteca, tal y como se hiciera en la primera circunnavegación del globo, se cierra la circunferencia de la investigación de la realidad de las mares y las tierras que cubren nuestro planeta, pues se incluyen en ella los interesantísimos estudios que sobre la botánica de Asia elaboraron portugueses y españoles. En efecto, éstos herborizaron, tanto por interés económico como farmacéutico, gran cantidad de plantas y trasladaron el conocimiento de la realidad del Subcontinente Indio a Europa y a América en un viaje en ambas direcciones, pues la realidad americana y europea también fue trasladada a Asia en esta primera globalización intelectual. Como anécdota puede recordarse que la célebre tempura de los japoneses procede de la témpora de los jesuitas y que si los europeos fueron a las Indias en busca de especies, también las llevaron allí, en particular toda suerte de chilis, ajíes y pimientos que hoy consideramos tan característicos del paladar asiático. Para alcanzar esos logros era imprescindible contar con unos conocimientos sobre las artes náuticas, basados en la cartografía y en la cosmografía, de primera magnitud.

Los nombres y las obras de quienes hicieron semejante proeza están recogidos en la Biblioteca Virtual de la Ciencia y la Técnica en la empresa americana. De forma completamente pionera, españoles y portugueses estudiaron con diligencia las lenguas amerindias, produciendo gramáticas y diccionarios de todas ellas años antes de que se redactaran las correspondientes a las lenguas europeas, con excepción de la castellana, naturalmente. También las costumbres, la alimentación, los trajes, los cultos religiosos fueron estudiados por los europeos que se adentraron en América por primera vez, dando lugar así al nacimiento de la antropología que encontró la obra lingüística ya mencionada su correlato perfecto.

En definitiva, la aportación científica y técnica de los españoles alcanzó una altura intelectual extraordinaria y también, aunque esto se recuerda menos, una importante difusión en toda Europa, como lo prueban las abundantísimas traducciones existentes a todas las lenguas europeas y al latín, cuando el original estaba escrito en castellano. Sin embargo, con el paso de las décadas esta aportación se ha ido olvidando excepto para un círculo muy reducido de eruditos. La FUNDACIÓN MAPFRE se siente legítimamente orgullosa de haber contribuido, junto a la Fundación Ignacio Larramendi, a la recuperación y la difusión de todos estos autores, de todas estas obras, que puestas en valor por la tecnología más avanza, desarrollada por la empresa DIGIBÍS, interrelaciona saberes y lugares para un público sumamente amplio para el que está destinado todo este conocimiento que tal vez corría el peligro de caer en el olvido cuando constituye uno de los factores más importantes de lo que podría denominarse la cultura hispanoamericana.