Introducción

 Carmen Codoñer
Universidad de Salamanca
Salamanca 2010

Este texto es la introducción a la edición impresa de
La Hispania visigótica y mozárabe: dos épocas en su literatura

 

Portada del libro impresoPodemos considerar como primera muestra del interés colectivo por la Hispania visigótica el volumen que bajo el título de Miscellanea Isidoriana (Homenaje a S. Isidoro de Sevilla en el XIII Centenario de su muerte. 636 -4 de abril- 1936) se publicó en Roma en 1936. 

Desde entonces, de manera relativamente aislada y guiados por intereses diversos, se desarrolló una investigación conocida por sus nombres más destacados: J. Madoz, G. Martínez Díez, A. Millares Garlo, J. Pérez de Urbel, L. Vázquez de Parga, A. C. Vega y otros más. Ellos contribuyeron con sus trabajos a aproximarnos a una época hasta esos momentos muy poco conocidos y estudiados. Fue más tarde con la conjunción de investigaciones complementarias guiadas por métodos actuales enraizadas en distintos campos: codicológico, literario, textual e histórico, representados de manera destacada por Manuel C. Díaz y Díaz, Jacques Fontaine y Jocelyn Hillgarth, cuando se produjo el segundo Encuentro colectivo, que ha pasado a marcar un «antes y después de» en la historia de los estudios visigóticos y que quedó plasmado en una publicación aparecida en León en 1961: Isidoriana. Estudios sobre san Isidoro de Sevilla en el XIV centenario de su nacimiento.

A partir de ese momento el periodo abarcado por el dominio visigótico en Hispania, con todas las consecuencias que sobre los siglos siguientes tuvo, ha tenido numerosos continuadores dentro y fuera de España. Gracias a este segundo impulso contamos con instrumentos de trabajo entre los que sigue siendo fundamental el Index Scriptorum Latinorum Medii Aevi Hispanorum de M. C. Díaz y Díaz, publicado en Salamanca en 1958-59. Estas obras facilitan el trabajo de los investigadores tanto en sus momentos iniciales como posteriormente.

La Fundación Larramendi, dentro del Programa destinado a Polígrafos Españoles, pensó en su momento dedicar un apartado al conjunto de escritores de la Hispania visigótica y mozárabe, excluyendo a Isidoro de Sevilla que, por sí mismo, merecía un apartado independiente dentro de la colección. Su director, Xavier Agenjo, se puso en contacto conmigo.

En un principio, de acuerdo con los criterios adoptados por la Fundación, el tratamiento de cada autor debía ir acompañado de la traducción de su obra. La traducción era seleccionada entre las ya existentes y en caso de que no la hubiera, era el autor de la entrada correspondiente quien procedía a traducirlo.

El tipo de edición que en esta ocasión se contempla, dado que la proyección que el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Salamanca pretende dar a la obra es distinta, ha aconsejado incluir el artículo correspondiente a Isidoro de Sevilla y prescindir de las traducciones. Para ello, el artículo redactado para el Diccionario Biográfico Español por Carmen Codoñer ha sido reelaborado y adaptado a las normas que presiden el conjunto del volumen por Mª. Adelaida Andrés Sanz y José Carlos Martín.

La obra, en lo que respecta a su presentación, está concebida como una enciclopedia. Su estructura es la siguiente. Dos apartados que se distinguen por incluir secciones de diverso corte. En el primer apartado las entradas siguen un orden cronológico, por siglos. Hay cinco secciones principales, cada una de ellas dedicadas a un siglo, del V al IX inclusive. Dentro de cada una de ellas las entradas a los autores se suceden por orden alfabético. En el segundo las cinco agrupaciones que contiene son temáticas: una serie de entradas que incluye los concilios, así como diversos géneros literarios y composiciones litúrgicas que recogen un buen número de obras menores, muchas anónimas.

La concepción de los artículos se atiene a un esquema fijo: una breve biografía del autor tratado, biografía que siempre incluye los datos sobre los que está basada. Sigue una sección dedicada a las obras que le son atribuidas con indicación obligada de las mejores ediciones de que disponemos actualmente ordenadas cronológicamente, de más a menos moderna. Para finalizar, cada artículo cierra con una apreciación sobre las características de la obra: género, precedentes y, en su caso, recepción. La bibliografía, como cierre del artículo, sin ser exhaustiva, incluye todos aquellos trabajos que han parecido necesarios para el adecuado acceso a cada autor y está actualizada hasta el momento en que el ejemplar ha sido entregado a la imprenta.

El trabajo, ambicioso y tal vez excesivo para una sola persona, me hizo pensar en la conveniencia de reunir un equipo de especialistas que se ocuparan de distintas parcelas. Aunque, como he dicho, la presentación se hace por siglos y, dentro de ellos, los autores aparecen por orden alfabético, se observará de inmediato que la distribución de las entradas entre los autores de las mismas no responde a ese criterio. Cada uno de los colaboradores ha desarrollado los artículos que le son más afines de acuerdo con las facetas que cultiva dentro de esta misma especialidad. Tres de los colaboradores están vinculados a la Universidad de Salamanca: Mª Adelaida Andrés Sanz, José Carlos Martín Iglesias y David Paniagua Aguilar; el cuarto, Salvador Iranzo Abellán, pertenece a la Universidad de Barcelona y desde hace años está ligado al grupo salmantino. La trayectoria científica de todos ellos avala la solidez del conjunto del volumen.

Como coordinadora de la obra debo decir que a ellos se debe el resultado conseguido, ya que mí trabajo ha consistido en planificar y estructurar la obra discutiendo mis ideas con ellos. Todos nosotros queremos expresar nuestro agradecimiento a la Fundación Larramendi por haber patrocinado inicialmente la obra, y al Servicio de Publicaciones por haber incluido en su programación nuestro trabajo; esperamos que éste tenga una acogida calurosa, la misma que merece la época a que está dedicado.

Quisiera, por último, tener un recuerdo de gratitud y de cariño hacia Manuel C. Díaz y Díaz, que me inició en estos mundos distantes, que pretendemos hacer cercanos, y me enseñó a tratar con los textos como si de un ser vivo se tratase.