Introducción. Innovación científica en los siglos XVII y XVIII

DOI: http://dx.doi.org/10.18558/FIL161

Xavier Agenjo Bullón
Director de Proyectos de la Fundación Ignacio Larramendi
ORCID: 0000-0001-8338-8087

Patricia Juez García
Ayudante de Dirección de la Fundación Ignacio Larramendi
ORCID: 0000-0002-9428-0175

 

Fragmento del retrato de Nicolás Antonio pintado por Domingo MartínezLa Fundación Ignacio Larramendi ha dedicado su proyecto anual a los novatores. En 2015 se publicó en la Web la Biblioteca Virtual de la Ciencia y la Técnica en la Empresa Americana y en 2017 la Biblioteca Virtual de Viajes Científicos Ilustrados, con lo que esta nueva biblioteca quiere cubrir el espacio que media entre las últimas décadas del siglo XVII y las primeras del XVIII.

No se puede negar que a partir de la segunda mitad del siglo XVII se produjo en España una paulatina decadencia que afectó no solo al ámbito científico, sino también a las artes, la literatura y la filosofía. La ciencia española de los siglos XVI y primeros años del siglo XVII rayó a una altura considerable y buena muestra del prestigio que logró fueron las continuas traducciones de obras de autores españoles y las numerosas citas de los científicos europeos.

En ese momento algunos autores españoles, conscientes de que la Ciencia y la Filosofía europeas estaban dando pasos de gigante, intentaron seguir su estela, pero tuvieron que sufrir el rechazo de las autoridades civiles y eclesiásticas. Uno de sus detractores, Francisco Palanco (1657-1720), fue el primero en denominarles “novatores”, en su obra Dialogus physico-theologicus contra philosophiae novatores, sive Thomista contra Atomistas (1714) —que el lector podrá encontrar en esta Biblioteca Virtual. Como es habitual, ese término inicialmente despectivo pasó a denotar a quienes querían incorporar a España la Ciencia y la Filosofía que se estaba desarrollando en Europa.

Lo cierto es que la obra de todos ellos es prácticamente desconocida. Si pensamos, a modo de ejemplo, en el restringido conocimiento que se tiene de la obra de Nicolás de Monardes (1493-1588) —uno de los autores más importantes del siglo de oro de la ciencia española, cuya obra fue ampliamente difundida en toda Europa por las descripciones botánicas de especies americanas, totalmente desconocidas en Europa, como el tomate, la patata o el tabaco, entre otras— a nadie le puede extrañar que la gran obra que los novatores, en su conjunto, llevaron a cabo, permanezca ignorada.

Por ello, la Fundación Ignacio Larramendi con la ayuda de la Fundación MAPFRE y utilizando la avanzada tecnología de la empresa DIGIBIS han hecho posible volver a dar la merecida visibilidad a esta época de la ciencia española.

Foto. José Luis AbellánEs verdad que algunos especialistas, mencionaremos a modo de ejemplo sólo a especialistas como José María López Piñero, Pedro Álvarez de Miranda, Antonio Mestre, José Pardo Tomás o Jesús Pérez-Magallón, han estudiado el periodo cultural y la aportación de los novatores, pero estos estudios no calan más allá del entorno académico, incluso dentro de él se circunscribe a los investigadores en ese periodo. Fuera de estos ámbitos, por desgracia, las aportaciones que hicieron los científicos españoles, portugueses y americanos permanecen ignoradas.

Cuando se consultan las dos obras más extensas que se han publicado en el siglo XXI dedicadas a la literatura y la historia españolas, es decir, la Historia de la Literatura Española de la Editorial Crítica, dirigida por José Carlos Mainer —volumen III El siglo del arte nuevo 1598-1691 de Pedro Ruiz Pérez y volumen IV Razón y sentimiento 1692-1800 de María Dolores Albiac Blanco—, y la Historia de España editada por Marcial Pons y dirigida por Josep Fontana y Ramón Villares —volúmenes IV La crisis de la monarquía, de Pablo Fernández Albaladejo, y V Reformismo e Ilustración de Pedro Ruiz Torres— se comprueba los escasos párrafos que dedican a los autores que se pueden calificar de novatores. Por fortuna, José Luis Abellán en su indispensable Historia Crítica del Pensamiento Españoltomo 3 Del barroco a la Ilustración (siglos XVII y XVIII)— recoge con muchísimo acierto y con gran extensión el movimiento novator. Por su parte, la editorial Nivola ha creado una colección de libros que bajo la denominación de novatores presenta una colección de biografías de los mejores científicos, investigadores e inventores españoles y que según sus propias palabras se trata de una galería de hombres ilustres y su novedad es que ha sabido encontrarlos en nuestro pasado científico.

En resumen, el fenómeno de la aparición de las ideas modernas en España no es suficientemente conocido, de lo que se derivan afirmaciones que no tienen la más mínima confirmación cuando se estudia detenidamente el periodo que comprende el tránsito del siglo XVII al XVIII. Aún hoy se acepta, como ya se lamentaba López Piñero en 1969, que Feijoo es el inicio de la Ilustración en nuestro país; que los Borbones fueron los primeros en impulsar este movimiento de modo decisivo; y que antes de la obra de Feijoo no hay apenas nada de qué hablar en el campo de la filosofía, la ciencia y el pensamiento en el panorama español. Efectivamente, antes de Feijoo existe un importante movimiento de ideas y relaciones científicas de distinto tipo entre un amplio grupo de autores españoles al que conocemos como novatores.

Hay que insistir en que la obra de los novatores fue indispensable para la gran floración de la Ciencia Ilustrada, y que difícilmente los ilustrados habrían hecho su obra sin basarse en los esfuerzos de los novatores. Si analizamos la repercusión de Tomás Vicente Tosca (1651-1723) y la Academia Matemática Valenciana se comprueba la irradiación de sus enseñanzas a través de sus libros y por su propia actividad docente.

Ya Marcelino Menéndez Pelayo (1856-1912) en La ciencia española se ocupó de este Tomás Vicente Tosca con estas palabras:

¿Quién recordaba tampoco al sabio anatomista Martín Martínez, médico de Felipe V, y al profundo matemático Tomás Vicente Tosca, lumbreras de la ciencia de su época, hasta que la Academia Española los incluyó en su precioso Catálogo de Autoridades?[1].

[…] pero más que todos se distinguió el insigne valenciano P. Vicente Tosca, restaurador de la manera de filosofar crítica, libre y amplia que llamamos vivismo. Atendiendo a su doctrina sobre los principios de los cuerpos le he apellidado alguna vez gassendista; pero lo cierto es que en el conjunto de su doctrina no se ató a ningún sistema extranjero, porque era hombre de «larga experiencia y contemplación, de indecible amor a la verdad y libertad en profesarla; que supo contenerse donde convenía, y no dejarse llevar ni de las preocupaciones de la antigüedad ni de los halagos de las novedades modernas; amigo de elegir de cada secta filosófica lo que mejor le parecía»[2]

Foto. Marcelino Menéndez Pelayo, de jovenEstos textos están incluidos dentro de La ciencia española, cuya carta-prólogo fue firmada por Gumersindo Laverde (1835-1890) en 1876 (año en el que Marcelino Menéndez Pelayo había cumplido nada menos que 20 años). Esta obra se fue enriqueciendo con dos ediciones más durante la vida del autor en 1880 y 1887 y una última edición publicada por Rafael de Balbín Lucas y Enrique Sánchez Reyes en el CSIC (1940-1974) y que es la que hemos reproducido en la Biblioteca Virtual de Menéndez Pelayo)

Ahora bien, estas explicaciones no abordan la realidad de la decadencia española y en concreto de la ciencia. Son muchas las explicaciones que se han esgrimido para las causas de esa decadencia. Nosotros, sin negar ninguna de ellas, insistimos —siguiendo a E.J. Hamilton— en la catástrofe económica que produjo la importación masiva de metales preciosos. Esa ruina fiscal propició muchísimas devaluaciones y quiebras, y si nos apoyamos en ella es por estar anunciada por uno de los autores de la Escuela de Salamanca, Juan de Mariana. En efecto, uno de los siete tratados que publicó Mariana, Tractatus VII (1609), se titulaba De monetae mutatione (Tratado y discurso sobre la moneda de vellón). Se trata de una obra colosal y muy poco conocida; entre otras cosas, fue prohibida en casi todos los países europeos. En cualquier caso, se puede consultar en la Biblioteca Virtual de la Escuela de Salamanca de la Fundación Ignacio Larramendi.

Desde luego, la decadencia se hizo plenamente palpable en la Universidad. Como veremos en nuestra Biblioteca Virtual de Novatores, los polígrafos que la conforman desarrollan su actividad casi exclusivamente fuera de las aulas universitarias. Muchas veces se agrupan en pequeñas tertulias o gabinetes donde se desarrolla una actividad que, a buen seguro, en otra época habría ocupado el espacio de las cátedras universitarias.

La Veneranda Tertulia Hispalense se estableció en Sevilla en 1697, en la casa de Juan Muñoz y Peralta (Arahal, Sevilla, 1695 - Madrid, 1746), y en 1700 Felipe V concede la Primera Cédula Real, pasando a denominarse Regia Sociedad de Medicina y demás Ciencias de Sevilla, siendo la primera de las Reales Academias españolas, aunque hay que destacar que esta Regia Sociedad fue fundada solamente por 10 científicos. A veces, cuando se cita una institución como esta hay tendencia a figurarse que esa institución tiene la entidad como las actuales, pero el número de fundadores deja muy claro el alcance real.

También los novatores de Zaragoza, entre los que hay que destacar a Juan Bautista Juanini y José Lucas Casalete, mantenían reuniones científicas, como las del anfiteatro de la Universidad de Zaragoza, donde se hicieron demostraciones de la circulación de la sangre, descubierta por el también aragonés Miguel Servet y difundida por William Harvey.

FOTO. Sede de la RAEEn esa línea hay que mencionar al grupo que se reunía en Valencia en la casa de Baltasar Íñigo, a la que asistían Corachán, que actuaba de secretario, y Tosca, y que dio origen a la Academia Mathematica Valenciana. Baltasar Íñigo era considerado por estos autores como su maestro, pero no se ha conservado ninguna obra suya excepto unas anotaciones manuscritas de un libro de matemáticas.  Con una conciencia clara del retraso científico de su país, estos autores se dedicaron a la tarea de asimilar y difundir en el ambiente valenciano y español los nuevos conocimientos y métodos surgidos de la revolución científica. En 1740 Tosca, junto a casi una veintena de firmantes, publicaba la Idea de una Academia Mathematica: dirigida al serenissimo señor Don Felipe Infante de España (1740).

También en Madrid se multiplicaron las tertulias de novatores, entre ellas las más importantes eran las del conde de Salvatierra, el duque de Montellano, el conde de Villablina, el marqués de Villena, el conde de Montehermoso, el marqués de Mondéjar, la de Juan Lucas Cortés del Consejo Real de Castilla, la de Nicolás Antonio, la de Gabriel Álvarez de Toledo y la del cirujano de Carlos II, Florencio Kelli.

Estas tertulias madrileñas son de hombres de letras —no son matemáticos, ni médicos— que, aunque mostraban una disposición muy abierta a las ideas que venían de Europa, focalizaban su campo en las letras y las artes, no en las ciencias. Estas tertulias dieron lugar, entre otras instituciones, a la Real Academia Española (1713), la Real Academia de la Historia (1738) y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (1752). En cambio, y esto es muy significativo, la Real Academia de Medicina se constituyó en 1861 y la Real Academia de Ciencias Exactas en 1847, es decir, un siglo más tarde. No hay nada tan relevante como que el Palacio de Villanueva, diseñado por este arquitecto para ser la sede del Museo de Historia Natural, viera transferida su función a museo de pinturas, convirtiéndose en el Museo del Prado, que es como se lo conoce en la actualidad.

Sin embargo, y a pesar de lo dicho sobre las tertulias madrileñas, el movimiento novator está muy centrado en las ciencias matemáticas y médicas, aunque no hay que olvidar que, en cualquier caso, entre las preocupaciones y ocupaciones de los novatores siempre están presentes la bibliografía y la erudición dentro de una corriente que busca, sobre todo, textos y referencias, siguiendo la estela de Jean Mobillon y su De re diplomatica.

Esta preeminencia de las ciencias matemáticas y médicas en los novatores les diferencia notablemente de la Escuela de Salamanca, donde hay muy pocos autores que descuellen en esas disciplinas. Es verdad que entre los integrantes del grupo de la Escuela de Salamanca hay importantes aportaciones, al igual que en los de la Ciencia y la Técnica de la Empresa Americana, en el campo de las ciencias naturales, pero se refieren más bien a la aplicación de lo que se llamaba en aquellos tiempos los simples para fabricar medicinas.

Retrato de DescartesEn el tránsito del paradigma científico clásico a la revolución del siglo XVII, los novatores adoptaron distintas posiciones, no siempre radicalmente nuevas, ni radicalmente tradicionales. Muchos de nuestros autores manifiestan posiciones eclécticas o intermedias en las que no abandonan del todo lo viejo o no adoptan en su totalidad los corolarios de las nuevas teorías. Es posible que la ciencia camine a través de compromisos entre lo viejo y lo nuevo, pero como ya mostró Khun de cuando en cuando aparecen paradigmas que arrojan un panorama totalmente nuevo.

Puede decirse, hasta cierto punto, que el influjo de Descartes es una seña de identidad de los novatores y, en cambio, el influjo de Newton es muchísimo menos importante, casi anecdótico.

Al igual que hiciera Marcel Bataillon en su libro Erasmo y España, estudios sobre la historia espiritual del siglo XVI, o a otro nivel Gonzalo Sobejano con su Nietzsche en España, sería muy interesante estudiar la repercusión de las obras de Descartes y de Newton, como cabezas de la revolución científica del siglo XVII, en la renovación científica en España.

Desde luego, sí tuvieron conciencia del atraso de las ciencias y las artes en España, de lo cual es muestra las tertulias y academias, las frecuentes y duras polémicas con los científicos más tradicionalistas y las relaciones que establecieron entre ellos, al margen institucional, que se reflejan en los frecuentes textos con los que introducen, las aprobaciones, las obras de otros colegas.

Por todo ello hemos querido responder a las preguntas que cualquier lector, incluso los de la obra de Abellán, se hará ya en un contexto digital.

  • ¿Cuáles son esos textos que aduce Abellán?
  • ¿Cuáles son sus características? o ¿son en realidad esos autores tan novatores como se dice?

Pues bien, la Biblioteca Virtual de Novatores quiere dar una respuesta a esa inquietud presentando los propios textos de estos autores con la metodología propia de la Biblioteca Virtual de Polígrafos de la Fundación Ignacio Larramendi, ya conocida por las anteriores bibliotecas virtuales temáticas y de autor realizadas.

A continuación, el lector interesado podrá encontrar un breve resumen biográfico de algunos de los novatores más señalados, relación que no pretende ser completa, sino proporcionar una idea general de los autores que formaron parte de este movimiento. Hemos procurado ordenar a estos autores según la fecha de su primera obra o de su obra más conocida.

1631. Isaac (Fernando) Cardoso (Trancoso, Guarda, Portugal, 1603 ó 1604 - Verona, 1683)

Libro de Cardoso

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Médico. Nacido en Portugal en una familia de cristianos nuevos que se trasladó a España en 1615. Bachiller en Artes en la Universidad de Salamanca, realizó los estudios de medicina en la Universidad de Valladolid, donde consigue el grado de doctor en 1625.

Se traslada a Madrid antes de 1630 y vive en esta ciudad hasta 1645. Según distintas fuentes, Fernando Cardoso estuvo al servicio de Felipe IV, pero se vio incurso en un proceso inquisitorial, resultado de la persecución de los judeoconversos portugueses tras la caída del conde-duque de Olivares en 1640. Llegó a Venecia en 1648 y en 1652 se estableció en Verona como médico, en el gueto de la comunidad judía. Cardoso mantuvo en secreto su judaísmo, por lo que sus obras publicadas en España están firmadas como Fernando Cardoso, mientras que en sus obras italianas aparece ya como Isaac Cardoso.

En 1673 publicó en Venecia su obra más conocida Philosophia libera in septem libros distributa in quibus omnia, qu[a]e ad Philosophum naturalem spectant ... disputantur ..., en la que considera algunas teorías nuevas (Copérnico, Galileo), pero sin abandonar las concepciones aristotélicas. Según López Piñero, adopta una postura favorable al atomismo, en el que se inspira para "suplantar las formas aristotélicas por partículas o corpúsculos indivisibles que existirían en el vacío". Este mismo autor sitúa a Cardoso entre los físicos que adoptaron una actitud moderada, abandonaron el escolasticismo rígido y fueron el primer eco de la nueva física en la filosofía natural española. Para Navarro Brotóns, Cardoso trata de mostrarse crítico e independiente hacia las fuentes, aunque se advierte una reluctancia a apartarse de Aristóteles.

Su primera obra publicada fue el Discurso sobre el monte Vesuvio, insigne por sus ruinas, famoso por la muerte de Plinio; del prodigioso incendio del año passado de 1631 i de sus causas naturales, i el origen verdadero de los terremotos, vientos, i tempestades. Escribió además, entre otras obras, Vtilidades del agua i de la nieue, del beuer frio i caliente (1637); De febre syncopali : tractatio noviter discussa, vtiliter disputata : controversijs, observationibus, historijs referta ... (Madrid, 1639); Oracion funebre en la muerte de Lope de Vega (1635, disponible en la edición de Madrid, 1778) ; Philosophia libera in septem libros distributa in quibus omnia, qu[a]e ad Philosophum naturalem spectant ... disputantur ... (1673) y Las excelencias [y calunias] de los hebreos (1679).

1636. Juan Caramuel y Lobkowitz (Madrid, 1606 - Vigevano, Italia, 1682)

Retrato de Caramuel

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Matemático, astrónomo, lingüista, filósofo y, posiblemente, el científico más importante del panorama español del siglo XVII. Bachiller en Artes por la Universidad de Alcalá. Ingresa en la Orden del Císter en 1625. Completó su formación en filosofía y teología en distintos monasterios, como Monte Rama en Orense o Santa María del Destierro en Salamanca. En 1631 se traslada a Lovaina, donde es profesor de Teología en el colegio cisterciense de Aulen, y estudia matemáticas en la universidad. Se doctoró en Teología por la Universidad de Lovaina en 1637.

Desempeñó distintos cargos eclesiásticos que le llevaron a diferentes localidades europeas, entre ellas: Maguncia (1644); Praga (1647-1654); Roma, donde, nombrado por Alejandro VII, ejerce de consultor de la Congregación de Ritos y de censor del Santo Oficio entre 1655 y 1657; Campania, donde es obispo entre 1657 y 1673; y finalmente Vigevano, donde también es obispo desde 1673 hasta su muerte. Todo ello le situó lejos del ámbito trasnochado español y cerca de las novedades que se estaban produciendo en toda Europa.

Ya desde Lovaina mantiene contactos epistolares y personales con astrónomos, físicos y filósofos como Van Langren, Van Helmont, Gassendi, Rheita, Kircher, Mersenne, Descartes o Vico, con quienes intercambia discusiones, resultados, experimentos e instrumentos. Según López Piñero, Caramuel se inscribe en el grupo de científicos españoles perteneciente directamente a lo que Ceñal denominó "órbita cartesiana" de autores, entre los que se encuentran Gassendi, Maignan y Kircher. Su interés científico está en su apertura a las nuevas tendencias matemáticas, astronómicas y físicas desde fechas relativamente tempranas, más que a su aportación creadora, y en ejercer de puente de comunicación entre las corrientes modernas europeas y el ambiente científico español. Como Descartes, tenía una clara simpatía por las nuevas corrientes, principalmente por su tendencia al mecanicismo y al matematismo, pero no formaba parte todavía de una disciplina positiva e independizada de la filosofía.

Su obra es de carácter enciclopédico y trató una gran diversidad de materias de las ciencias y las humanidades. Se le atribuyen unas doscientas sesenta y dos obras, de las cuales se imprimieron sesenta y seis, en las que se hace eco del panorama científico de la primera mitad del siglo XVII.

Su gran proyecto es la exposición, ordenación y división de las artes y las ciencias en cinco cursos: I. Cursus Artium Humanorum; II. Cursus Mathematicarum Facultatum; III. Cursus Philosophiae; IV. Cursus Theologiae y V. Cursus Eticus seu Moralis.

El primero de estos cursos, el Cursus Artium Humanorum, denominado también Primus Calamus, se repartiría en tres tomos: la Gramática (que no llegó a publicarse por falta de los tipos adecuados), la Rhytmica (publicada en 1665 y considerada un texto fundamental para la historia de la crítica literaria española) y la Metamétrica (publicada en 1663).

El segundo de los cursos, el Cursus Mathematicarum Facultatum constaría de cuatro tomos. Los tomos I. Mathesis Vetus, novis operationum compendis & demonstrationibus dilucidata y II. Mathesis Nova, veterum inventis confirmata, se publicaron en 1670 con el título Mathesis bíceps vetus et nova. La obra muestra la vastísima erudición de Caramuel y constituye una auténtica enciclopedia de las ciencias que recoge los conocimientos de los antiguos y expone las aportaciones de los modernos, con discusiones, disputas, correcciones, observaciones y experimentos, expuestos en un orden que conservaron los libros de bachillerato durante 200 años. El Cursus Mathematicarum Facultatum se completaría con los tomos III. Mathesis Arquitectonica y IV. Mathesis Astronomica. Caramuel publicó sus ideas arquitectónicas en Arquitectura civil recta y oblicua (1678), de trasfondo matemático, escrita en castellano,

Sobre teología publicó distintas obras, entre ellas Theologia regularis (1638), Theologia moralis ad prima (1645) y Theologia moralis, fundamentalis, praeterintentionalis, decalogica, sacramentalis, canonica, regularis, civilis, militaris (1652). La edición de Lyon de 1664 de la Theologia moralis fundamentalis contenía un opúsculo inserto en el cuarto tomo con el título Syntagma de arte typographica que es el primer tratado escrito por un español sobre el arte de la tipografía y la edición de libros.

Como todos los eruditos que aquí tratamos, Caramuel abría las puertas de su biblioteca a los tertulianos de su más estricta confianza que estaban interesados en las nuevas ideas.

1640. Vicente Mut (Palma de Mallorca, 1614 - Palma de Mallorca, 1687)

Retrato de Vicente Mut

[Ver registro de autoridad en la Biblioteca Virtual de Polígrafos]

Militar, historiador, abogado y astrónomo. Cursó estudios de Humanidades en el Colegio jesuita de Montesión, en Palma de Mallorca, en el que despertó su vocación religiosa, llegando a vestir los hábitos con solo 15 años. Sin embargo, abandonó la Orden a los pocos meses. Cursó estudios de matemáticas, jurisprudencia (de los que obtuvo el doctorado), militares y científicos. Alcanzó el grado de Sargento Mayor en la ciudad de Palma. Fue contador e ingeniero militar de Mallorca (1640) y cronista general del Reino de Mallorca (1641-1687).

Su auténtica vocación fue el cultivo de las ciencias, destacando especialmente en la astronomía, por lo que llegó a alcanzar un notable reconocimiento en su tiempo, del que se hacen eco numerosos escritores: Nicolás Antonio, Francisco Millet, Grasset de Saint Sauveur, Vicente Tosca, Jaime Custurer, etc.

En el campo de la astronomía elaboró trabajos que fueron los pilares de la obra de otros muchos científicos de renombre, como el ya mencionado Nicolás Antonio o el padre Tomás Vicente Tosca. Dentro de la variedad de sus escritos, fiel reflejo de sus inquietudes intelectuales son los de carácter matemático y astronómico. Realizó estudios y observaciones que fueron muy altamente valorados por celebridades de la época como Athanasius Kircher o Giovanni Battista Riccioli, con el que mantuvo una intensa correspondencia epistolar. Publicó tres obras: De sole alfonsino restituto, simul et de diametris et parallaxibus luminarium, semidiametro que vmbrae terrae epistola (1649), Obseruationes motuum caelestium cum adnotationibus astronomicis, et meridianorum differentiis ab eclypsibus deductis (1666) y Cometarum anni MDCLXV (1666).

Igualmente, importante fue su Arquitectura Militar (1664) en el que se contiene el primer intento en nuestro país por aplicar la cinemática galileana al estudio de la trayectoria de los proyectiles.

Así mismo tiene mucho interés su inclinación hacia los estudios lulianos, de cuyas doctrinas hace frecuente uso en sus escritos físicos y astronómicos, y de entre sus obras la titulada El Príncipe en la guerra y en la paz (1640) y los dos tomos de su Historia del Reyno de Mallorca (1650).

1659. Nicolás Antonio (Sevilla, 1617 - Madrid, 1684)

Retrato de Nicolás Antonio

[Ver registro de autoridad en la Biblioteca Virtual de Polígrafos]

Historiador y bibliógrafo. Cursó estudios de Artes y Teología. Fue precursor, en un siglo, de la bibliografía moderna y se le considera el padre de la bibliografía española. Su obra sigue siendo fundamental para un conocimiento más profundo del pasado histórico, literario y filosófico español.

Natural de Sevilla, realizó sus primeros estudios de gramática y humanidades en el colegio de Santo Tomás, de los dominicos. Estudió derecho canónico en la Academia del Maestro Rodrigo de Santaella. En 1649 era bachiller en derecho por la Universidad de Salamanca.

Tuvo diferentes cargos: agente general de los asuntos de España en Roma, procurador del Reino de Nápoles, del Ducado de Milán y de Sicilia. Felipe IV le concedió el título de caballero de la Orden de Santiago en 1645, y Carlos II le nombró oidor del Consejo Real de la Cruzada, cargo que ostentó hasta su muerte, ocurrida el 13 de abril de 1684.

Como en el caso de otros novatores, fue Gregorio Mayans el primero en proporcionar datos biográficos de Nicolás Antonio en su edición de Censura de historias fabulosas (1742). En la dedicatoria de esta obra de Nicolás Antonio, Mayans encomia su investigación histórica y su lucha contra los falsos Chronicones. El propio Mayans sufrió una campaña por la publicación de esta obra.

Su primera obra publicada fue De exilio sive poena exilii (1659). Pero su gran obra, y el trabajo de toda su vida, es una extensa y completísima bibliografía que superó a todas las existentes en la época, la Bibliotheca Hispana sive Hispanorum. Para cada autor, más de 4.000, ofrece su genealogía, obras, ediciones, y otros datos biográficos. La dividió en dos tomos, la Bibliotheca Hispana Nova (1672), referida a los escritores españoles desde 1500 hasta 1684; y la Bibliotheca Hispana Vetus (1696), que abarca desde la época de Augusto hasta 1500. La Bibliotheca Hispana Nova fue reeditada en Madrid en 1788 por iniciativa de Juan de Santander, que incorporó, al primer texto impreso, numerosas adiciones y correcciones que el autor le hizo en los últimos años de su vida; está dispuesta en forma de diccionario y acompañada de varios índices que facilitan su manejo.

La edición de la Bibliotheca Hispana Vetus tuvo algunos avatares y se publicó póstumamente. Finalmente se encargó de su publicación el cardenal José Sáenz de Aguirre, para cuya edición nombró a Manuel Martí, bibliotecario del cardenal, quién realizó un gran trabajo de corrección y añadidos. Las últimas páginas comprenden una Bibliotheca arábico-hispana que no debe confundirse con la Bibliotheca hispano-rabínica, obra independiente y de la que solo quedan algunos apuntes conservados en la Biblioteca Nacional de Madrid. La Bibliotheca Hispana Vetus fue reimpresa posteriormente en España por el valenciano Pérez Bayer en 1788.

Para llevar a cabo esta gran obra, que compaginó con los cargos que ejerció, estudió las bibliografías existentes, mantuvo una intensa correspondencia con bibliógrafos e historiadores y adquirió miles de volúmenes. La Bibliotheca Hispana sive Hispanorum representa uno de los mayores trabajos bibliográficos de todos los tiempos, que no ha tenido continuación o actualización y que sorprende tanto desde el punto de vista de la recopilación de conocimientos, su organización y aporte de datos, como desde su aspecto material, como impreso, y es un reflejo de la sabiduría y antidogmatismo de su autor.

Nicolás Antonio es, sin duda, el padre de la bibliografía española y uno de los más grandes bibliófilos de todos los tiempos modernos. Los cuatro libros de su Bibliotheca constituyen un vastísimo arsenal de noticias y muestran no solo su admirable erudición, sino también su espíritu crítico y sobriedad de estilo. Como afirma Menéndez Pelayo, su obra «es y será por mucho tiempo el monumento más grandioso levantado a la gloria de las ciencias y de las letras españolas».

1667. José Sáenz de Aguirre (Logroño, 1630 - Roma, 1699)

Retrato de Sáenz de Aguirre

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Filósofo y teólogo. Descendiente de nobles, ingresó en 1645, con quince años, en el monasterio benedictino de San Millán de la Cogolla. Se doctoró en teología por la Universidad de Salamanca en 1667. Estudió gramática y jurisprudencia en la Universidad de Salamanca, donde más tarde se doctoró en Teología. Además, estudió artes en el colegio benedictino de San Esteban de Rivas del Sil. Combatió el “quietismo”, como lo demuestra su correspondencia con Bossuet, quien lo denominó “lumbrera de la Iglesia y espejo de virtudes”. En 1686 fue nombrado cardenal por Inocencio XI.

Dejó multitud de escritos sobre historia eclesiástica, teología, artes y distintas discusiones teológicas. Entre sus obras destacan Philosophia nov-antiqua seu disputationes in universam physiologiam Aristotelis (1671), Philosophia moralis ab Aristotele (1675) y Auctoritas infallibilis et summa Cathedrae S. Petri extra et supra Concilia quaelibet, atque in totam ecclesiam (1683), en la que rechaza el galicanismo. Amigo y condiscípulo de Nicolás Antonio, cargó con los costes de la edición póstuma de la obra de este polígrafo, Hispana Vetus, en dos tomos.

1669. José de Zaragoza (Alcalá de Chivert, Valencia, 1627 – Madrid, 1679)

Libro de José de Zaragoza

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Astrónomo y matemático español. Doctor en filosofía por la Universidad de Valencia; ingresó en la Compañía de Jesús en 1651. Fue profesor en diferentes colegios jesuitas: Calatayud (retórica), Mallorca (artes y teología), Barcelona (teología) y Valencia (retórica, teología y artes). En 1670 era titular de la cátedra de Matemáticas del Colegio Imperial de Madrid y en 1675 fue nombrado maestro de Matemáticas de Carlos II.

Contribuyó a la renovación científica española con sus actividades privadas de estudio y enseñanza de las matemáticas y la astronomía, por medio de las cuales mantuvo relaciones con distintos autores como Vicente Mut y Miguel Fuster, que fueron maestros suyos en Mallorca, o con José Vicente del Olmo y José Chafrión, a los que impartió lecciones en Valencia.

Su obra matemática tiene una clara intención didáctica y, aunque apenas hace aportaciones sobre la renovación de la matemática ya realizada en Europa en el siglo XVII, sí contribuyó a elevar el nivel de las matemáticas españolas, especialmente de su pedagogía. Sus obras matemáticas son Arithmetica universal (1669); Geometria especulatiua, y pratica de los planos, y solidos (1671), titulada Euclides nueuo-antiguo : geometria especulatiua y practica de los planos, y solidos en la edición de Madrid de 1678; y Trigonometría española (1672) que incluye las primeras tablas de logaritmos publicadas en España.

Geometría magnae in minimis (1674) se considera su obra fundamental y, junto al Analysis geometrica de Hugo de Omerique, es la mejor geometría publicada en España hasta el siglo XVIII. Es el primer texto español que incluye teoremas geométricos distintos a los de Euclides y, aunque con limitaciones, admite la comparación con las obras de contenido geográfico y astronómico más modernas que se realizaban en Europa. Horacio Capel afirma que la pertenencia de Zaragoza a la Compañía de Jesús le proporcionó seguramente acceso a las innovaciones más recientes, que podían llegarle directamente o a través de los compendios matemáticos realizados por otros jesuitas europeos como Riccioli, Kircher o Dechales. Esto habría permitido a Zaragoza conocer y citar a autores como Gassendi, Landsberge, Dudleo, Herigonio y Kepler, entre otros.

En José Zaragoza es verdaderamente destacable su labor astronómica. Fue un gran observador y realizó algunas descripciones de efemérides astronómicas valoradas en el ámbito científico europeo como los cometas de 1664 y 1667. Su obra Esphera en comun celeste y terraquea (1675), está dividida en tres libros: I. Sobre geometría esférica; II. De la esfera celeste, es un tratado de astronomía, y III. De la esfera terraquea, es un tratado de geografía física y matemática.

Aunque su cosmología muestra ambigüedades, especialmente en lo tocante al modelo copernicano, su ideología es moderna porque fundamenta las hipótesis en datos de observación astronómica. Zaragoza se muestra, por las razones mencionadas, muy bien informado sobre la ciencia astronómica de su tiempo y conoce de primera mano a autores como Copérnico, Tycho Brahe, Galileo, Kepler, Descartes, Gassendi, Cassini y, lógicamente, a jesuitas como Clavius, Fabri o Kircher.

Merecen especial atención los conocimientos y habilidades técnicas y prácticas de Zaragoza, que le llevaron a construir, él mismo, instrumentos astronómicos de medida y observación o a diseñar y fundir sus propios tipos algebraicos. En este aspecto su obra Fabrica y uso de varios instrumentos mathematicos con que siruio al rey... Carlos Segundo en el dia de sus catorze años (1675) está relacionado con el denominado Arcón de instrumentos matemáticos de Carlos II, conservado en la Biblioteca Nacional, regalo de Juan Francisco de la Cerda, duque de Medinaceli, al rey, con motivo de su 14 cumpleaños, que contiene una serie de piezas intercambiables para montar distintos instrumentos con diferentes aplicaciones matemáticas prácticas.

1676. Crisóstomo Martínez (Valencia, España, aprox 1638 - Flandes, Bélgica, aprox. 1694‎)

Retrato de Crisóstomo Martínez

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Grabador, pintor y anatomista. Iniciador de la investigación microscópica no sólo en España sino también en Europa. Se le considera un innovador en la investigación de la estructura ósea, especialmente por medio de la microscopía.‎ Su obra fundamental es un Atlas anatómico que contó con el apoyo económico del rey Carlos II, aprobado en 1686 y que nunca llegó a ser editado.

Para la elaboración del Atlas residió en París, donde entró en contacto con el ambiente científico de la Académie des Sciences, aunque buena parte de las láminas las elaboró en Valencia. De su Atlas solo se publicaron dos láminas que tuvieron distintas reediciones, ya que fueron muy apreciadas en la enseñanza de la anatomía. En el Archivo Municipal de Valencia se conservan distintas cartas, 18 láminas del mencionado atlas y siete manuscritos.

En la Biblioteca Virtual de Novatores se puede examinar una importante recopilación de la obra publicada de Crisóstomo Martínez, así como algunos textos actuales sobre su importancia científica. Desde luego, puede apreciarse la calidad de su obra a través de distintos grabados, pero especialmente por medio de las copias digitales de las dos láminas del Atlas mencionadas: una tirada, probablemente del siglo XVIII, conservada en Bibliothèque interuniversitaire de Santé, de Paris, y que se corresponde con la lámina XIX de la colección del Archivo Municipal de Valencia; y diferentes grabados de la lámina XVII del Archivo Municipal de Valencia conservadas, y digitalizadas, por la Biblioteca Nacional de España, por la Bibliothèque Nationale de France (que incluye también la lámina XIX) y por la Wellcome Collection. De la descripción que ofrece la Wellcome Collection extraemos el siguiente extracto que supone una valoración contemporánea de su obra: "Sus grabados son estudios microscópicos minuciosos de tejido óseo que revelan su gran complejidad interna".

Y, por último, el folleto conservado en la Bibliothèque interuniversitaire de Santé, Paris, cuyo título expone el interés de la obra de Crisóstomo Martínez y que acompañaba a las dos láminas reeditadas en París en 1740 con explicaciones revisadas por el anatomista J.B. Winslow: Nouvelle exposition de deux grandes planches gravées et dessinées d'après nature, par Chrysostome Martinez, Espagnol: représentant des figures très singulières de proportions & d'anatomie. Ouvrage important, & utile non seulement aux médecins & aux chirurgiens mais encore à tous les peintres, sculpteurs, graveurs, dessinateurs, & généralement toutes les personnes sçavantes & curieuses de connoître exactement la structure du corps humain. Avec l'éloge historique de l'auteur, suivi de deux discours, qui expliquent les deux estampes tirées sur ces deux planches.

Este folleto incluía, como se ve en el título, un éloge historique de l'auteur que proporciona los pocos datos disponibles sobre la vida del autor en su estancia parisina.

1679. Francisco Gutiérrez de los Ríos y Córdoba, conde de Fernán Núñez (Córdoba, 1644 - Fernán Núñez, Córdoba, 1721)

Retrato de Francisco Gutiérrez de los Ríos y Córdoba, Conde de Fernán Núñez

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Francisco Gutiérrez de los Ríos y Córdoba, tercer conde de Fernán Núñez (1644-1721), es uno de los personajes de transición entre los siglos XVII y XVIII que representan los primeros atisbos de la Ilustración dieciochesca.

Nacido en Córdoba, heredó el título de su madre, Ana Antonia Gutiérrez de los Ríos Córdova y Argote, cuyos apellidos tomó, siendo su padre Diego Gutiérrez de los Ríos y Guzmán.

Ocupó puestos de menino de la reina Mariana de Austria, en la corte de Madrid, de escolta de la reina María Teresa de Austria, en la corte de París, de emisario o embajador en los países de Polonia y Suecia, en representación del estado español (1668), de soldado voluntario en Flandes durante dos años (1667-68) y sargento general de Batalla en Sicilia (1677), de jefe de Artillería de la Armada y general de las Costas de Andalucía (Cádiz, 1685) y gobernador general de las Costas de Andalucía (Cádiz, 1685).

Francisco Gutiérrez de los Ríos y Córdoba fue también hombre de letras. Se le debe un inmenso e importante Epistolario, conservado casi en su totalidad, que consta de unas seis mil cartas entre 1679 y 1684.

Escribió además la obra El hombre práctico o Discursos sobre su conocimiento y enseñanza (1686). La obra consta de un conjunto de sesenta y un ensayos.

1679. Juan Bautista Juanini (Milán, 1636 - Madrid, 1691)

Libro de Juanini

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Médico de origen italiano. Residió en España desde 1667 hasta su muerte en 1691. Fue cirujano de cámara del príncipe Juan José de Austria, con quien mantuvo una afectuosa relación, desde su llegada a España en 1667 hasta 1679. Juan José de Austria, hijo natural de Felipe IV, fue el prototipo de una nobleza interesada en las nuevas corrientes científicas antes de la Ilustración y de la llegada de los Borbones al trono de España.

Juanini mantuvo estrecha relación con otros médicos novatores, como José Lucas Casalete, catedrático de prima de Medicina de la Universidad de Zaragoza, o moderados, como Joan d'Alós, catedrático de Medicina en Barcelona. Pero también estuvo en contacto con importantes figuras médicas extranjeras, entre las que destacan el italiano Francesco Redi y los franceses Raymond Vieussens y François Bayle.

Los aspectos más sobresalientes de la obra de Juanini son la iatroquímica y la anatomía normal y patológica, especialmente las del sistema nervioso, que expone en la Carta escrita al ... doctor don Francisco Redi. Le preocupaba especialmente el conocimiento directo de la anatomía y la experimentación a través de disecciones y autopsias.

Su primera obra es Discurso político, y phísico (Madrid, 1679). El título y subtítulo de la obra aclaran los objetivos del autor Discurso politico, y phisico, que muestra los mouimientos, y efectos, que produce la fermentacion, y materias nitrosas en los cuerpos sublunares, y las causas que perturban las saludables, y benignas influencias que goza el ambiente de esta Imperial Villa de Madrid. Está dedicada fundamentalmente al estudio químico de las sustancias del aire de Madrid y sus consecuencias sanitarias. López Piñero califica esta obra como la primera obra médica plenamente moderna que se publicó en España. Además de ser traducida al francés (1685), su autor la reeditó en castellano (1689) notablemente ampliada, con el título Discurso physico y polilico [sic] : que demuestra los movimientos que produce la fermentación y materias nitrosas en los cuerpos sublunares y las causas que perturban las benignas ... influencias ... desta Villa de Madrid... ; en la segunda parte se pone un methodo preservativo de los malos vapores y exhalaciones ... de las calles de Madrid... ; describese tambien la calidad y modo de hazer el caphe y del the ... y el modo que se prepara el uino de la China-China en Inglaterra y en otras partes para las calenturas tercianas y quartanas.

Nueva Idea Physica Natural (1685) es el resultado tangible de un intento de explicación del mundo físico a partir de la esencia motriz del mismo, las sales ácido y álcali del sistema iatroquímico. Estaba planificada en tres volúmenes, de los que sólo llegó a aparecer este primero y quedó manuscrito el segundo. Su última obra, fue una especie de adelanto del tercer volumen. Carta escrita al ... doctor don Francisco Redi : en la qual se dice que el sal acido y alcalí es la materia que construye los espiritus animales (1689), es una exposición monográfica de la anatomía, la fisiología y la patología del sistema nervioso.

1682. Gaspar Ibáñez de Segovia Peralta y Mendoza, Marqués de Mondéjar (Madrid, 1628 - Mondéjar, Guadalajara, 1708)

Libro del marqués de Mondéjar

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Nacido en Madrid, fue el segundo hijo de Mateo Ibáñez de Segovia y Elvira de Peralta y Cárdena, pero heredó los títulos como primogénito al morir su hermano mayor. Sus padres fallecieron temprano (1646 y 1648), quedando al cargo de la familia.

Se desconoce la educación que recibió, quizás humanística, quizás jesuita, pero tenía una buena base filológica y conocía numerosas lenguas (francés, italiano, griego, latín, hebreo, caldeo, sirio). Bibliófilo y erudito, cultivó la historia, la poesía y las lenguas.

En 1654 se casó en segundas nupcias con María Gregoria de Mendoza, circunstancia que le llevaría a adoptar el título de marqués de Mondéjar, que ostentaba la familia de su mujer, en 1678. Su intervención política fue escasa, a pesar de sus intentos por obtener un oficio de consideración. Fue nombrado superintendente de las dos Casas de Moneda de Segovia en 1661, un cargo que don Gaspar no apreció demasiado. Por su enfrentamiento con Juan José de Austria, con cuyas ideas no estaba de acuerdo, fue desterrado a Málaga en 1678, a donde se trasladaría definitivamente en la década de los 80, dejando de lado la pretensión de un cargo en la corte.

Gaspar Ibáñez destacó por su estímulo de la renovación cultural en España, a lo que contribuyó su importante biblioteca privada, que sirvió de apoyo a los intelectuales de la época. Desde 1680 aproximadamente, en su casa de Madrid se reunían tertulias dedicadas a la historia, la investigación histórica, las novedades literarias y políticas. Su contribución a la aportación de los novatores se encuentra también en la renovación de la historiografía, de la que fue partícipe junto a Nicolás Antonio y a Juan Lucas Cortés. Desarrolló un método crítico que dejó entrever en su concepción de la historia que precede a la obra manuscrita Historia de la Casa de los Marqueses de Mondéxar (1696).

Aplicó la crítica diplomática a los documentos con que trabajó, influenciado por las teorías diplomáticas de Mabillón (De re Diplomatica). Su biblioteca incluía parte de la biblioteca de José Antonio de Salazar, manuscritos que habían pertenecido a Arias Montano, al conde-duque de Olivares y a los duques de Arce y Reinoso, así como copias amanuenses de códices que él mismo ordenó. Su amigo Luis de Salazar y Castro consideraba su biblioteca como una de las mejores de la época en España. A lo largo de su vida, don Gaspar reunió alrededor de seis mil volúmenes que, tras un saqueo en 1706 por parte de las tropas austriacas, pasaría a formar parte de la Real Biblioteca de Madrid en 1744.

Mantuvo, además, correspondencia con otros eruditos europeos, como Juan Mabillon, Esteban Baluze, Daniel Van Papebrooch, Juan Ravesteyn, Samuel Van Den Berg, o el padre Thomas León, interesándose por las publicaciones de otros países. Su producción literaria cubrió diversos campos: historia antigua, historia eclesiástica, epigrafía, hagiografía.... Editaron su obra, entre otros, Gregorio Mayans y Francisco Cerdá y Rico.

Entre sus obras se encuentran: Predicación de Santiago en España (1682), Dissertaciones eclesiasticas, por el honor de los antiguos tutelares, contra las ficciones modernas (1671). Muchas de sus obras se publicaron póstumamente, aunque están disponibles algunos de sus manuscritos digitalizados, como De la corrupción de las crónicas impresas de nuestros Reyes y de las enmiendas y observaciones sobre el capítulo 16 de la de Alfonso, el Sabio.

Entre las obras impresas, son especialmente significativas para este periodo las publicadas "de orden i a expensas de la Academia Valenciana" por Gregorio Mayans e impresas en Valencia por la viuda de Antonio Bordázar: Obras chronologicas (1744) y Advertencias a la Historia del P. Juan de Mariana... (1746).

1682. Manuel Martí y Zaragoza (Oropesa del Mar, Castellón, 1663 - Alicante, 1737)

Retrato de Manuel Martí y Zaragoza

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Poeta, filólogo, grecolatinista, arqueólogo y bibliotecario. En 1678 ingresó en la Universidad de Valencia. Participó en las academias literarias de Valencia, donde se representaron algunas de sus comedias. Vivió en Roma desde 1686 a 1696, participando plenamente del ambiente intelectual y literario de la ciudad. Intervino en distintas polémicas, especialmente con filólogos jesuitas, a los que responsabilizaba de la decadencia de las lenguas clásicas. Martí manifestó una actitud crítica ante el desprecio de las autoridades políticas y eclesiásticas, y de la sociedad española en general ante la cultura y los estudios clásicos. Recibió por ello duras críticas tanto de los escolásticos como de los nacionalistas.

Fue bibliotecario del cardenal José Sáenz de Aguirre, quien le encargó la preparación de la Collectio maxima conciliorum Hispaniae et Novi Orbis (1693-1694). Igualmente le encargó la edición, póstuma, de la Bibliotheca Hispana Vetus (1696) de Nicolás Antonio para la que hizo un excelente trabajo de corrección y de añadido de apostillas marginales.

En 1699 se trasladó a Valencia donde entró en contacto con los novatores valencianos que se reunían en el palacio del marqués de Villatorcas, entre ellos los matemáticos Tomás Vicente Tosca y Juan Bautista Corachán. En 1704 se trasladó a Madrid para encargarse de la colección numismática y de la biblioteca del duque de Medinaceli. En esta época tradujo las Rapsodias, de Eustacio, redactó su estudio sobre el teatro romano de Sagunto (1705), que había hecho excavar en 1702, y publicó la Antología griega (1706), entre otras. En 1711 estudió también distintos monumentos romanos e ibéricos y excavó el anfiteatro de Itálica.

Desde 1711 a 1718 residió en distintas ciudades, Sevilla (1711), Madrid (1715), Roma (1717) y finalmente Alicante, en 1718. Fue propuesto como bibliotecario real tras la muerte de Gabriel Álvarez de Toledo, cargo que no obtuvo por su fama de austracista y antijesuita. Mantuvo una nutrida correspondencia, entre la que destaca la que mantuvo con Gregorio Mayans, que le proporcionó noticias literarias, y publicó la obra básica de Martí Epistolarum libri duodecim (1735), que iba acompañada de Emmanuelis Martini, ecclesiae alonensis decani, vita, escrita por Mayans. Esta obra dio fama a Martí de gran latinista y conocedor de la lengua griega, hasta el punto de que Petrus Wesseling solicitó al embajador Benjamin Keene la reedición de esta obra, que se publicó en Madrid en 1735.

1683. Juan Lucas Cortés (Sevilla, 1624 - Madrid, 1701)

Libro atribuido a Juan Lucas Cortés

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Erudito y bibliófilo español natural de Sevilla, donde nació en 1624, falleció en Madrid en 1701. Estudió leyes en Salamanca (entre 1640 y 1644), viajó por los Países Bajos, donde inició su colección bibliográfica, y en 1665 se trasladó a Madrid, desde Sevilla, para ocupar distintos cargos. Llegó a ser consejero del Consejo de Indias (1683) y del Consejo Real de Castilla (1687).

Aunque compuso diferentes obras, no llegó a editar ninguna. Entre ellas la más importante fue la bibliografía titulada De originibus Hispani juris, que Nicolás Antonio quiso publicar como suplemento a su Bibliotheca Hispana Vetus, aunque en el último momento y por razones desconocidas quedó fuera.

Son varios los estudiosos, tras Gregorio Mayans, que indican que la obra de Cortés fue plagiada por el alemán Ernst Franck von Franckenau (1676-1724) en su Sacra Themidis Hispanae arcana de 1703. Se piensa que bien Franckenau habría conocido el texto de Cortés gracias al erudito español Luis Salazar y Castro, que se lo habría enviado, o bien pudo adquirir el original de esta obra cuando los libros de Cortés fueron vendidos en pública almoneda en 1702; de todos modos, es difícil concluir nada al respecto, pues la obra del español no se ha conservado. En el mismo caso estaría la obra, impresa también con la autoría de Franckenau, titulada Bibliotheca Hispánica Histórico-Genealógico-Heráldica (1724). De hecho, en las descripciones bibliográficas de estas obras realizadas en distintas bibliotecas aparece como autor Juan Lucas Cortés.

A pesar de ello, nadie puede afirmar taxativamente que las cosas fueron tal como las pinta Mayans; no obstante, debe retenerse una afirmación sobre este sabio del siglo XVIII y ésta es que la biblioteca de Cortés era la más importante de su época "en número, rareza y calidad".

1685. Juan de Goyeneche (Arizcun, Navarra, 1656 - Nuevo Baztán, Madrid, 1735)

Retrato de Juan de Goyeneche

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Intelectual y empresario navarro, que abogaba por la renovación política, económica, científica y cultural de España como única solución posible a la decadencia en que se encontraba el país desde el reinado de Felipe III. Forma parte de la tendencia innovadora en la cornisa cantábrica en el momento en que se desarrollan los llamados novatores en otras partes de España. Influyente en la Corte.

Nacido en el valle del Baztán, sus padres le enviaron a Madrid para formarse en el Colegio Imperial, de los Jesuitas. Gracias a las relaciones creadas en este colegio, así como a su capacidad e inteligencia para mejorar la situación económica y poder de su familia en la Corte, estuvo vinculado tanto a Carlos II como a Felipe V, siendo uno de los pocos hombres de negocios que se alineó con la causa borbónica en la Guerra de Sucesión. Fue tesorero del Gasto Secreto de Carlos II, tesorero general de Milicias, y tesorero privado de las reinas Mariana de Neoburgo, María Luisa de Saboya e Isabel de Farnesio.

Su inclinación intelectual y cultural se observa desde su juventud. Fue un apasionado de la historia, reuniendo una selecta biblioteca de tal calidad que sus libros fueron adquiridos por consejo de los preceptores reales para la formación del príncipe Carlos.

Goyeneche también fue escritor y mecenas. Escribió Executoria de la nobleza, antiguedad y blasones del Valle de Baztan (1685), que dedicó a sus hijos; editó la reimpresión de la Mística ciudad de Dios, milagro de su Omnipotencia y abismo de la Gracia: Historia Divina y Vida de la Virgen Madre de Dios (1688) de María de Jesús de Águeda en 1688; y reeditó las obras de Antonio Solís Historia de la conquista de Mexico: poblacion, y progressos de la America Septentrional, conocida por el nombre de Nueva España (1704) y Varias poesias sagradas y profanas que dexò escritas (aunque no juntas, ni retocadas) don Antonio de Solis y Ribadeneyra… recogidas, y dadas a luz por don Juan de Goyeneche (1716), a las que añadió una biografía del autor.

En 1697 compró a la Junta de Patronos de los Hospitales de Madrid el noticiero madrileño Gaceta Ordinaria de Madrid, fundado en 1661, al que acortaría el nombre a Gaceta de Madrid. Dotó a este periódico tanto con una nueva redacción como con oficina y talleres de imprenta propios. Goyeneche se convirtió así en empresario periodístico de gran éxito.

Hacia 1705 adquirió unos terrenos en Olmeda de la Cebolla, población cercana a Madrid, y paulatinamente los derechos fiscales, la jurisdicción y señorío de la villa e incluso el patronato de la nueva iglesia. Creó en ellos una fábrica de paños, en principio para abastecer al ejército, pero posteriormente añadiría productos de lujo para la corte y la alta sociedad. Desde el primer momento encargó a Churriguera un complejo arquitectónico para la villa con idea de crear una nueva población. Así, fundó Nuevo Baztán, nombre que recuerda al valle en el que nació. Al mismo arquitecto encargó un palacio (Palacio Goyeneche), en Madrid, que actualmente es la sede de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en el que no llegó a habitar.

Fue cofundador de la Real Congregación de San Fermín de los Navarros y accionista de la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas (1728). Como político aplicó las ideas colbertistas, lo que supuso una revolución en la España del siglo XVIII. Cuando se estudia el auge de la España del siglo XVIII se delinean muchas iniciativas, de las que a nosotros nos interesan en esta introducción las bibliotecas, academias, las universidades y las propias obras impresas, pero a veces se pasa por alto que el trasfondo político estaba basado, como en todos los periodos de la Historia, en unas ideas políticas que, independientemente de que estén formalmente expresadas o no, constituyen un cuerpo de doctrina. Desde luego el mejor representante del colbertismo en España fue Goyeneche.

1686. Nicolás Francisco San Juan y Domingo (Bádenas, Teruel, 1640 - Zaragoza, 1687)

Libro de San Juan y Domingo

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Estudió cirugía y medicina en la Universidad de Zaragoza. Ejerció toda su vida en Zaragoza. Su obra más importante es De morbis endemiis Caesar-Augustae (1686), que constituye la primera topografía médica de la era moderna en España.

Estas topografías tenían como fundamento el estudio del ambiente en una zona para explicar las enfermedades dominantes. Se inserta en la línea del pensamiento hipocrático del tratado Sobre los aires, las aguas y los lugares y describe el ambiente en Zaragoza, su clima, su geografía física, así como las costumbres de sus habitantes

Fue un experimentado anatomista práctico partidario de la circulación de la sangre, aunque López Piñero lo considera un galenista moderado, receptivo a algunas innovaciones, pero reacio a aceptar las que no confirma en su experiencia y que chocan con el pensamiento galénico, como la iatroquímica. De hecho, mantuvo una fuerte disputa con su maestro José Lucas Casalete, defendido por Francisco de Elcarte, en torno a la práctica de las sangrías, que se extendió a otros temas como la circulación de la sangre.

1687. Juan de Cabriada (Valencia, 1660 - Bilbao, 1730)

Libro de Juan de Cabriada

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Médico, escritor y filósofo, considerado por muchos como el auténtico renovador de la ciencia española. Bachiller en Artes por la Universidad de Valencia (1675) y bachiller en Medicina por la Universidad de Zaragoza (1681). Su padrino en el examen de grado fue José Lucas Casalete, una de las principales figuras del movimiento novator en Zaragoza.

Antes de 1697 se trasladó a Madrid, donde ejerció como médico del conde de Monterrey y donde entraría en contacto con las tertulias preilustradas y con otros médicos de mentalidad moderna, según el término utilizado por López Piñero.

Su única obra es la Carta phillosophica medica chymica (1686), también denominada Carta Filosófico-Médico-Química o Carta filosófica médico-chymica. Su título completo es De los tiempos, y experiencias, el mejor remedio al mal, por la nova-antigua medicina: carta phillosophica medica chymica escripta por el dtor. d. Juan de Cabriada a Fileatro sobre la enfermedad de un grande desta corte. En ella, a partir de una crítica del abuso de las sangrías en el tratamiento de las fiebres tercianas que practicaban los galenistas, Cabriada excede el tema y escribe un texto sobre el atraso de la medicina española y sobre la necesidad de incorporar las novedades procedentes del extranjero, como el descubrimiento de la circulación sanguínea. Este trabajo sembró una fuerte y duradera polémica en torno a la cual se enfrentaron las autoridades médicas de la época, opuestas radicalmente a cualquier avance que significara una crítica a los clásicos y a los nuevos planteamientos científicos, expresados con toda claridad por Cabriada. Se trata no sólo de una polémica teórica e ideológica, sino también de una competición profesional por el desarrollo de una actividad económica.

López Piñero señala que una característica esencial y distintiva de Cabriada es su conciencia del atraso científico español respecto a Europa y las acciones que propone para paliarlo, como la creación de una Academia Real. El atraso español era evidente puesto que en 1687 la iatroquímica, teoría utilizada por Cabriada en su Carta, era ya criticada desde distintas escuelas médicas europeas.

Como en otros casos, a través de las aprobaciones de los textos publicados pueden seguirse las relaciones entre distintos autores. La Carta lleva las aprobaciones de Antonio de Ron, de José Lucas Casalete y de Dionisio de Cardona. Además, al ser una destacada figura de la renovación médica española, los novatores sevillanos que fundaron la Regia Sociedad de Medicina y demás Ciencias de Sevilla, encabezados por Juan Muñoz Peralta, le consideraron socio fundador de esta sociedad, junto a otros médicos no sevillanos como Diego Mateo Zapata.

A Cabriada se le considera el autor más relevante del movimiento novator y a su Carta filosófica médico-chymica, el texto fundacional de la modernización de la ciencia española.

1687. José Lucas Casalete (Aragón, aprox. 1630 - Zaragoza, 1701)

Libro de José Lucas Casalete

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Médico. Formado en la Universidad de Zaragoza, trabajó en esa institución desde 1652 y ocupó diversas cátedras hasta que en 1677 sucedió a Matías de Llera en la cátedra de prima de Medicina. Mantuvo un fuerte enfrentamiento con el galenismo, la doctrina tradicional más ampliamente extendida en los estamentos universitarios de la época, lo que le costó muchos disgustos en su carrera profesional y sobre todo en su carrera universitaria.

En su obra Duae controversiae (1678) defendió un método curativo de las fiebres que atacaba el abuso de la sangría por parte de los galenistas, crítica que otros autores ya habían manifestado. Casalete consideraba que la causa de la fiebre no estaba en la teoría galénica de la acumulación morbosa de humores, sino en una alteración patológica de la parte sólida de los órganos que producía el viciamiento de los jugos orgánicos, la coagulación de la sangre, la detección de la circulación sanguínea, y la fiebre. En 1682 y 1683 su posición moderna e innovadora le llevó a ser denunciado por el visitador médico del Reino de Aragón, Nicolás Moneva, a los claustros de medicina de las principales universidades. Esta denuncia concitó la postura de los catedráticos de medicina de Salamanca, Alcalá, Valladolid, Valencia, Barcelona, Lérida y Huesca que condenaron la teoría y práctica de Casalete.

Casalete mantuvo una relación directa con otros autores como Juan Bautista Juanini y Juan de Cabriada, para los que escribió elogios que se incluyeron en sus obras, o con Francisco de Elcarte, discípulo y defensor suyo.

Por desgracia, no hemos encontrado ninguna obra suya digitalizada, salvo las Duae controversiae. Prima, a qua indicetur sanguinis missio, et primo an magnitudo morbi et virium robur indicent sanguinis missionem. Secunda controversia: an indicatio sit ratiocinatio incluida en la obra de Francisco de Elcarte Statera medecinae selectae : qua appendi potest an sit rationalis methodus magistri mei Doc. Iosephi Casalete ... : in tria membra divissa in quorum primo dubitationis gravissimi ... in secundo censura libri de morbis endemiis Caesaraugustae ..., in tertio due controversiae magistri mei ... Zaragoza, 1687.

En 1698 publicó junto a Bartolomé Sanauja, médico y familiar del Santo Oficio, y Vicente Sanz, también catedrático de medicina en la Universidad de Zaragoza un papel titulado Satisfacción precisa a una duda voluntaria sobre si la fabrica del tabaco puede ser nociva mediante alguna infección en el aire respecto a sus vecinos y a los que por alli transitaren, por las cualidades, vapores y efectos de los tabacos de hoja y polvo y sus composiciones (Zaragoza, 1698).

Libro de Francisco de Elcarte1687. Francisco de Elcarte (floreció en Pamplona, 1687)

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Estudió medicina en la Universidad de Zaragoza, donde fue discípulo de José Lucas Casalete. Ejerció la profesión en Pamplona, done fue médico del cabildo catedralicio y más tarde visitador del Hospital General y de los médicos y boticarios del Reino de Navarra.

La obra de Elcarte, Statera medicinae selectae (Zaragoza, 1687), se inscribe en el marco de la disputa entre galenistas y novatores y contiene dos de los textos fundamentales de la renovación científica médica del XVII. Como su propio título indica, Statera medecinae selectae : qua appendi potest an sit rationalis methodus magistri mei Doc. Iosephi Casalete ... : in tria membra divissa in quorum primo dubitationis gravissimi ... in secundo censura libri de morbis endemiis Caesaraugustae ..., in tertio due controversiae magistri mei ..., la obra contiene tres partes. La primera está dedicada a la exposición y defensa de los fundamentos y métodos propuestos por José Lucas Casalete y a la crítica de las ideas galenistas sobre la patogenia de las fiebres y su curación mediante sangrías. La segunda es una censura de la obra De morbis endemiis Caesar-Augustae (1686), de Nicolás Francisco San Juan y Domingo en la que critica a este autor por su simplista interpretación del ambientalismo hipocrático en la que basa su topografía médica, en contraposición a las de su maestro Casalete que defendía un estudio más amplio y directamente inspirado en el tratado hipocrático Sobre los aires, aguas y lugares, muy similar al que alcanzaría notable desarrollo durante la Ilustración. Y, por último, la tercera parte contiene las Due controversiae de José Lucas Casalete.

1691. Diego Mateo Zapata (Murcia, 1664 - Madrid, 1745)

Mateo Zapata. Grabado de Goya

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Médico y filósofo judeoconverso español. Doctor en medicina por la Universidad de Alcalá de Henares. Profesional de gran prestigio y fama, fue médico de figuras prominentes y poderosas como el duque de Medinaceli y otras personalidades importantes de la corte como los cardenales Borja y Portocarrero. Su posición le permitió también participar en las tertulias científicas madrileñas como la del marqués de Mondéjar, la de Juan Lucas Cortés, del Consejo Real de Castilla, la de Nicolás Antonio, y otras.

Aunque Zapata no tuvo vinculación universitaria ejerció un magisterio extraordinario.

Sufrió dos procesos inquisitoriales, el primero iniciado en 1691 y declarado suspenso al año siguiente, y el segundo por el que se le condenó en auto de fe en 1725. Distintos autores atribuyen este hostigamiento al control social e ideológico propio de la Inquisición, a las persecuciones antijudías del reinado de Felipe V, pero también al intento de algunos colegas de eliminar competidores profesionales.

Zapata se muestra en una primera fase de su carrera como defensor de la tradición galénica. En su primera obra Verdadera apología en defensa de la Medicina Racional Philosóphica (1691) desmontaría las tesis de Gazola —médico veronés que residió en Madrid algunos años y que había criticado a los galenistas en su obra Entusiasmos médicos, políticos y astronómicos (1690)— en tanto hacía el más completo elogio de la medicina tradicional. Esta postura, entre otras cosas, le facilitaría las acreditaciones necesarias para su examen ante el Protomedicato y le facultaría para el ejercicio de la medicina, con el efecto consiguiente de alcanzar una situación social y económica ventajosas. Sin embargo, el proceso de 1692 de sospecha de judaísmo, que concluyó sin pruebas, quedó abierto, lo que le incapacitaba para ocupar cátedras o cualquier otro destino público, no pudiendo revalidar sus títulos ante el Protomedicato. Sin embargo, esto no impidió su éxito profesional.

Trabajó sobre todo en Madrid, donde llegó en 1687, pero influyó en el foco novator de Sevilla debido a su amistad con varios médicos de esa ciudad. Fue uno de los fundadores de la Veneranda Tertulia Hispalense establecida en Sevilla en 1697, en la casa del también médico Juan Muñoz Peralta, que pasaría a ser la Regia Sociedad de Medicina y demás Ciencias de Sevilla en 1700. Fue su presidente en 1702.

Su segunda obra, encargo de la Regia Sociedad sevillana, Crisis Médica sobre el antimonio (1701), es ya enteramente innovadora. En ella defiende el uso médico del antimonio, lo que originó una gran controversia por la resistencia de los médicos galenistas a utilizar los remedios químicos.

En la Dissertación Médico-Theológica (1733) hace una apasionada defensa de los nuevos procedimientos obstétricos como la cesárea, que introduce, y sustenta principios como el de la circulación de la sangre, la transformación química de los alimentos durante el proceso digestivo, y otras igualmente innovadoras.

Ocaso de las formas aristotélicas (1745) es su obra fundamental. Aunque se considera obra póstuma, en el Proyecto Zapata de la Institución Milá y Fontanals (CSIC) se afirma que estaba ya impresa a finales de 1720 o principios de 1721, habiendo decidido el librero Juan del Castillo poner en circulación los ejemplares impresos años atrás. Es una respuesta al libro de Juan Martín Lesaca Formas aristotélicas ilustradas a la luz de la razón, con que se responde a los diálogos de don Alejandro de Avendaño y a la censura del doctor Diego Mateo Zapata (1711), que a su vez critica la obra de Alejandro Avendaño Diálogos filosóficos en defensa del atomismo (1716). En esta obra Zapata refleja su eclecticismo e intenta conciliar la doctrina galénica con las nuevas teorías, utilizando como criterio su propia experiencia. Esta obra tuvo una amplia repercusión y consideración dentro y fuera de España. También escribió la aprobación (1703) que introduce la traducción de Félix Palacios del Curso chimico del doctor Nicolas Lemery (1721)

Zapata poseía una de las mejores bibliotecas de la época, de la que formaban parte obras de Bacon, Gassendi, Bayle, Malpigio, Lasher, Sturmij, Nunken, Lamery, Verheien y otros, incluidos autores prohibidos como Paracelso, Pascal o Vilanova. El inventario de esta biblioteca que poseía el médico en su casa de Madrid en el momento de su segunda detención en 1721 puede consultarse en el mencionado Proyecto Zapata de la Institución Milá i Fontanals del CSIC.

1694. Francisco Palanco (Campo Real, 1657 - Jaca, 1720)

Retrato de Francisco Palanco

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Teólogo y filósofo. Religioso de la Orden de Mínimos de San Francisco de Paula, en la que desempeñó distintos cargos de gobierno, entre ellos vicario general y provincial de Castilla. Felipe V le nombró consejero real y visitador de todas las bibliotecas de España. Publicó en Madrid Dialogus physico-theologicus contra phylosophiae novatores, sive thomista contra atomistas (1714), como tomo IV de Cursus Philosophicus. Es en este título donde apareció por primera vez el término "novator"; en él se enfrenta Palanco a las ideas del sistema cartesiano que cree identificar con las de aquellos a los que llama novatores, por considerar que ponían en riesgo la ortodoxia de la fe católica.

La obra de Gabriel Álvarez de Toledo Historia de la Iglesia y del Mundo (1713) fue probablemente la que desencadenó la redacción de estos Diálogos, que, a su vez, obtuvieron respuesta en textos de otros dos miembros de la Orden de Mínimos, en Jean Saguens con Atomismus demostratus et vindicatus ab impugnationibus philosophico-theologicis Rev. P. Francisci Palanco (1715) y en los Diálogos filosóficos en defensa del atomismo de Avendaño (seudónimo de Juan de Nájera).

Tras haber recibido en 1717 el título de obispo de Jaca, escribió, conforme a la ortodoxia tomista, Cursus Philosophicus (1695-1697), obra que desvela la intención de abolir las ideas gassendistas y cartesianas que recientemente habían invadido el país, y le valió una polémica con otros minoristas, como el ya mencionado Jean Saguens o el profesor malagueño Francisco de la Paz, que acabó derrotándole en esta batalla.

Algunas de las obras más importantes de su legado fueron Tractatus de conscientia humana in communi et in particulari (1694); Tractatus de fide theologica (1701); Tractatus de Deo uno (1706); y Tractatus de divino verbo incarnato ad mentem angelici praeceptoris D. Thomae Aquinatis (1722).

1699. Juan Muñoz y Peralta (Arahal, Sevilla, España, 1695 - Madrid, España, 1746)

Juan Muños y Peralta. Documento de la inquisición

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Médico sevillano, en cuya casa se reunía la llamada Veneranda Tertulia Hispalense, tertulia periódica celebrada hacia 1697 a la que asistían numerosos médicos, cirujanos y farmacéuticos, para poner en común los nuevos conocimientos médicos y químicos. Estas tertulias fueron el origen de la Regia Sociedad de Medicina y demás cosas de Sevilla (1700).

Médico de cámara de Felipe V, aprovechó su situación en la Corte, como también hiciera su amigo Diego Mateo Zapata, para impulsar la renovación científica en España. Procedía, también como Zapata, de familia judeoconversa, y por el mismo motivo fue acusado de judaizante y procesado por la Inquisición en 1718, aunque en 1724 el propio Tribunal le permitió continuar ejerciendo su cargo público de médico.

En sus obras, Peralta alimentó la polémica entre galenistas y atomistas, como en Escrutinio phisico médico (1699), en la que critica a José Colmenero, y Residencia piadosa (1699), en la que impugna la obra de Alonso López Cornejo contra las ideas del novator sevillano Salvador Leonardo de Flores. En Triumpho del antimonio… (1702) defendía las obras de Zapata.

1699. Juan Bautista Corachán (Valencia, 1661 - Valencia, 1741)

Retrato de Corachán

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Teólogo, matemático, astrónomo y físico, introdujo las nuevas corrientes filosóficas y científicas en España, especialmente de carácter físico y astronómico (Avisos del Parnaso, 1747). Estudió en la Universidad de Valencia, donde se graduó en Artes y se doctoró en Teología. En 1696 consiguió la cátedra de Matemáticas del Estudio General. Fue una de las principales figuras del grupo de los novatores.

Corachán intentó mejorar la enseñanza de las ciencias, como demuestran sus conferencias físico-matemáticas manuscritas agrupadas en Disertaciones: Dissertationes Physico-Mathematicae (1704), Dissertationes ex Physico-Mathematica (1720), y sus Apuntamientos para las Constituciones que se han de hazer en la insigne Universidad de Valencia en lo tocante a las Mathematicas, impreso que más tarde serviría a Mayans para su Informe sobre la educación en España. Corachán conocía muy bien los entresijos de la Universidad de Valencia y sus recomendaciones tenían no sólo un valor teórico, sino muy práctico. Así lo entendió Mayans cuando aplicó sus recetas para la modernización del claustro y los planes de estudio. Quizá la Universidad de Valencia, como cuerpo institucional, fue la que mejor acogió las enseñanzas de los novatores, aunque tuvieran que pasar décadas para ello.

Formó parte de distintas tertulias y academias que tenían lugar en Valencia, cuyos miembros tenían el objetivo de convertirse en una sociedad científica a imagen de las europeas. En sus reuniones se trataban cuestiones de aritmética, geometría, álgebra, estática, hidrostática e hidráulica; se impartían clases y se realizaban experiencias y observaciones con microscopios y telescopios. En 1740, aunque jubilado 20 años atrás, formó parte del proyecto de Antonio Bordázar de crear una Academia Valenciana Mathematica, propuesta impresa en 1740, dirigida al Infante don Felipe y titulada Idea de una Academia Mathematica: dirigida al serenissimo señor Don Felipe Infante de España (1740). La propuesta iba firmada por 18 personas, entre ellas Corachán y Bordázar.

Publicó en vida Arithmetica demonstrada theorico-practica, para lo mathematico y mercantil (1699), con sucesivas ediciones en 1719, 1735 y 1757. Tras su muerte y por medio de Gregorio Mayans se publicaron Avisos del Parnaso (1747), escrita en 1690, como hemos dicho, y Mathesis Sacra: ex Bibliotheca Gregorii Maiansii (1757). Mayans adquirió de sus herederos los manuscritos científicos del matemático.

1705. Luis Antonio Belluga y Moncada (Motril, Granada, 1662 - Roma, 1743)

Luis Antonio Belluga. Retrato

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Teólogo y pensador político antirregalista vinculado a la región de Murcia, donde realizó una importante labor. Con sólo 14 años ingresó en el sacerdocio. En 1686 se doctoró en teología en el Colegio de Santa María de Jesús de Sevilla, y revalidó sus licenciaturas en humanidades, filosofía, cánones y leyes que había cursado en el colegio de Santiago de Granada.

Comenzó su carrera eclesiástica en Zamora, donde estuvo tres años como canónigo magistral (1687-1689). Fue elegido canónigo lectoral en Córdoba (1689), cargo que detentó durante dieciséis años. Allí colaboró con fray Pedro de Salazar, quien le confió la reforma del clero diocesano y realizó distintas actividades de renovación del seminario conciliar, donde era profesor de Sagrada Escritura, y de asistencia y orientación a los sacerdotes, con resultados positivos.

En su obra Defensa de los derechos del Señor Don Phelipe V (1705) expuso la legitimidad del primer rey borbón, lo que le valió el nombramiento de obispo de Cartagena (1705), de presidente de la Junta de Guerra y Defensa de Murcia y capitán general de este reino el año siguiente. A raíz de sus éxitos fue nombrado virrey de Valencia. Renunció a sus cargos políticos y militares como protesta por la violenta aplicación de la reforma del modelo territorial del decreto de Nueva Planta de 27 de junio de 1707.

Como obispo, realizó profundas transformaciones en la diócesis de Cartagena que afectaron a la creación de nuevas parroquias, a la construcción y restauración de templos y a la colonización de nuevas tierras que sentaron un precedente de la política colonizadora de los borbones en España y América durante el siglo XVIII. Igualmente reformó diferentes estructuras eclesiásticas como las constituciones de los cabildos de Murcia y Lorca, el seminario conciliar de San Fulgencio al que añadió nuevas cátedras y transformó sus planes de estudios. Fundó el Colegio de Teólogos de San Isidoro, en Murcia, y creó numerosas fundaciones de asistencia.

Fue nombrado cardenal por Clemente XI en 1719, con quien mantuvo una estrecha colaboración, así como con sus sucesores hasta su fallecimiento en 1743. Tras su nombramiento como cardenal pasó largas estancias en Roma, afincándose en esta ciudad tras su renuncia a la diócesis de Cartagena en 1723. Desde 1726 fue cardenal protector de España.

Entre sus obras, que incluyen numerosas cartas pastorales y memoriales, se encuentran Defensa de los derechos del Señor Don Phelipe V (1705), Ortodoxae Fidei Confessio (1735) y un manual para misioneros Dichiarazione di tutto ciò che contiene la Religione Christiana (hacia 1740), traducida al castellano en Declaracion de todo lo que contiene, y enseña la religion catholica (1742).

1705. Tomás Vicente Tosca (Valencia, 1651 - Valencia, 1723)

Retrato de Tomás Vicente Tosca

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Matemático, escritor y arquitecto. Cursó estudios en la Universidad de Valencia en filosofía, gramática, lenguas antiguas y modernas y teología, materia esta última en la que obtuvo el doctorado en 1672. En 1678 fue ordenado sacerdote e ingresó en la Congregación de San Felipe Neri.

Amigo de Juan Bautista Corachán, asistió a las tertulias celebradas en la casa del marqués de Villatorcas y formó parte de la Academia Mathematica Valenciana que se reunía en la casa de Baltasar de Íñigo para tratar de cuestiones físicas, astronómicas y matemáticas.

Precursor del neoclasicismo, destacó como arquitecto. La iglesia de Santo Tomás y San Felipe Neri, en Valencia, se comenzó a edificar el año 1725 plasmando sus ideas clasicistas. También asistió a la ciudad en cuestiones técnicas como la del puerto de Grao y delineó el mapa de la ciudad. De hecho, la primera obra de Tosca incluida en la Biblioteca Virtual de Novatores es el plano Valentia Edetanorum, de 1705.

Tosca ocupa un lugar destacado en la introducción de la ciencia moderna en España por sus compendios, matemático y filosófico, que tuvieron diferentes reimpresiones. El más conocido fue el Compendio matemático, compuesto de nueve volúmenes editados entre 1707 a 1715. Versa sobre matemáticas, astronomía y física, y recoge los análisis de Vieta, Descartes y Fermat, pero desconoce la obra de Newton y Leibniz. Prestó especial atención a la tradición científica española, una tendencia clara entre los novatores, e incorporó las aportaciones de autores como Sebastián Izquierdo, Juan Caramuel, José de Zaragoza y Hugo de Omerique.

En cuanto a la física, aunque no llega a separar esta disciplina de la filosofía, Tosca proporciona el primer texto en el que expone sistemáticamente una nueva disciplina dentro de una síntesis de las ciencias que tratan de la cantidad y se esfuerza en distinguir los problemas que pertenecen a la filosofía y no a la matemática.

Otros títulos de Tosca fueron Tratado de la música especulativa y práctica (1710), Compendium Philosophicum (1721) y Tratados de Arquitectura Civil, Montea y Cantería y Relojes, de edición póstuma en 1794.

1707. Juan de Dios del Río González, marqués de Campoflorido (Madrid, 1670 - Madrid, 1726)

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De origen burgués, llegó a ser ministro de Hacienda en 1719 y le fue otorgado el título de primer marqués de Campoflorido por Felipe V en 1707.

Apoyó a Felipe V como sucesor de la corona en la Guerra de Sucesión, aprovisionó a sus ejércitos y le adelantó cantidades importantes de dinero, lo que le valió el cargo de Tesorero Mayor y el título nobiliario en 1707. En 1709 fue nombrado presidente del Consejo de Hacienda, donde trabajó junto a Juan Orry y Melchor de Macanaz.

Su biblioteca era muy rica y ha sido estudiada por los historiadores de las ideas como arquetipo de una biblioteca preilustrada.

1713. Gabriel Álvarez de Toledo (Sevilla, 1659 - Madrid, 1714)

Libro de Álvarez de Toledo

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Poeta, filósofo y teólogo. Dominaba, además de varias lenguas modernas, la latina, la griega, la caldea, la hebrea y la arábiga. Primer bibliotecario mayor, responsable de los manuscritos, de la Librería Real (1712), que pasó a ser la Biblioteca Nacional en 1836. Fue miembro fundador de la Real Academia Española (1713), iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco, marqués de Villena.

Reconocido como el primer poeta místico de su tiempo, fue caballero de la Orden de Alcántara y ocupó en la corte muy relevantes cargos: secretario de la Presidencia del Consejo de Castilla, cuando era presidente del Consejo el duque de Montellano; oficial de la Secretaría de Estado, secretario del Rey y, como se ha dicho, su primer bibliotecario mayor.

La obra más célebre en su época fue Historia de la Iglesia y del mundo, que contiene los sucesos desde su creación hasta el diluvio (1713). Es un ensayo filosófico-religioso de divulgación, escrito en castellano y no en latín, sobre el origen del mundo. Su obra poética Obras póstumas poéticas, con la Burrumaquia fue editada en 1744, treinta años después de su muerte, por Diego de Torres Villarroel, quien encontró sus papeles en las bibliotecas del duque de Montellano y del duque de Soto-Mayor.

1720. Luis de Lossada Prada (Quiroga, Lugo, 1681 – Salamanca, 1748)

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Teólogo, filósofo y erudito. Se mantuvo atento a los nuevos conocimientos. Ingresó en la Compañía de Jesús en 1698, donde se formó en teología, filosofía y humanidades. Desde 1708 hasta su muerte en 1748 enseñó estas materias en distintas instituciones de enseñanza de la Compañía, en Villagarcía de Campos, Medina del Campo y Salamanca.

Dedicó una buena parte de sus estudios a la física y a la filosofía cartesianas. Renovador de la escolástica, se distingue entre los aristotélicos decadentes más que por su relativa originalidad por la credibilidad que concedió a los progresos científicos de la época, hecho innovador entre los escolásticos, que se encontraban fuertemente aferrados a los métodos tradicionales.

Su actitud provocó que la Inquisición confiscara dos cartas suyas, escritas bajo pseudónimo, en las que defendía a los padres bolandistas. Entre sus obras destacan Institutiones dialecticae (1721) y Cursus philosophicus (1724), que se publicó en diferentes partes entre 1721 y 1735; fueron elogiadas por fray Benito Feijoo, que afirmó que Lossada abrió las puertas del aula española a la filosofía experimental. Su obra es precursora del pensamiento preilustrado y forma parte del cartesianismo en España.

1722. Martín Martínez (Madrid, 1684 - Madrid, 1734)

Retrato de Martín Martínez

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Médico y anatomista. Licenciado en Medicina en 1706. Inició su carrera como anatomista en el Hospital General de Madrid. En 1722 fue nombrado examinador del Protomedicato y en 1732 médico de cámara de Felipe V. Fue socio de la Regia Sociedad de Medicina y otras ciencias de Sevilla y su presidente en 1725 y en 1727.

Martín Martínez fue una de las figuras más destacadas del movimiento renovador de la medicina española durante la primera mitad del siglo XVIII. Su obra abarcó una gran parte de los campos de la medicina de su tiempo y destacó, en especial, en su faceta de anatomista. Al igual que fray Benito Jerónimo Feijoo, de quien fue un gran amigo y al que defendió en algunas de sus publicaciones, se vio envuelto en diversas polémicas de extremada violencia con Bernardo López de Araujo y Juan Martín de Lessaca.

Adoptó una postura escéptica, basada en la experimentación y la observación clínica, distante del sistema galénico pero también de la iatroquímica, que expuso en su obra Medicina sceptica y Cirugia moderna, con un tratado de operaciones chirurgicas en dos tomos (1722-1725) y en Philosophia sceptica. Extracto de la physica antigua y moderna, recopilada en dialogos entre un Aristotelico, Cartesiano, Gassendista y Sceptico para instrucción de la curiosidad española (1730)

Escribió también Anatomía completa del hombre : con todos los hallazgos, nuevas doctrinas y observaciones raras hasta el tiempo presente, y muchas advertencias necessarias para la cirugia (1728), que tuvo numerosas reediciones y que se utilizó como libro de texto. Modernizador de la medicina española, reivindica la Escuela Española Clásica, desde Gómez Pereira hasta Sabuco, y defiende las voces castellanas médicas frente a los galicismos en boga.

1723. Gregorio Mayans y Siscar (Oliva, Valencia, 1699 - Valencia, 1781)

Retrato de Gregorio Mayans y Siscar

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Erudito, jurista, historiador y filósofo. Es una de las figuras clave de la cultura española del siglo XVIII y de la transición del Barroco a la Ilustración.

Aprendió latín en el Colegio de Cordellas. En 1713 comenzó sus estudios de derecho en la Universidad de Valencia, donde entró en contacto con Juan Bautista Corachán y Tomás Vicente Tosca, quienes le introdujeron en las nuevas corrientes filosóficas, y los finalizó en Salamanca. Mantuvo también estrechas relaciones con Manuel Martí que le orientó en sus primeros trabajos históricos y hacia el estudio de los humanistas españoles de los siglos XV y XVI.

Obtuvo la cátedra de Código de Justiniano en la Universidad de Valencia en 1723. En 1733 es nombrado bibliotecario real y reside en Madrid hasta 1739, ciudad que abandona para volver a Oliva. En 1742, el 25 de agosto, fundó la Academia Valenciana, institución que debía servir de marco para los trabajos de sus miembros: “Seamos pues lo que deseamos parecer. Ser Académicos de la Academia Valenciana no es otra cosa, sino confessar la obligación en que nacimos en quanto somos Españoles, i obligarnos de nuevo a ponerla en practica. Si nacimos para aprender, i practicar lo que mas conviene a nuestra Nación; procuremos aprenderlo, i practicarlo. Si somos capaces de enseñar, enseñemos. Recojamos digo, i ilustremos, como buenos Académicos, las Memorias antiguas, i modernas de las cosas de España”. Finalmente, la Academia Valenciana desapareció en 1751.

Influyó notablemente en la orientación científica de muchos de sus coetáneos y editó obras y repertorios de otros autores, en las que solía añadir la biografía del autor, siendo con ello el responsable de que estas obras no hayan quedado en el olvido. Así, publicó obras de Manuel Martí o Juan Bautista Corachán, entre otros, pero también la Censura de historias fabulosas (1742), de Nicolás Antonio, o las Obras chronológicas, de Mondéjar.

Participó plenamente en la vida cultural y política de España, manteniendo relaciones con diferentes personalidades del estado, la política, la Iglesia, y la cultura. Su epistolario muestra la amplitud de los temas que trató y las relaciones que mantuvo, entre las que destacan los nombres de Ensenada, Floridablanca, Campomanes, el conde de Aranda, Benito Jerónimo Feijoo, o Enrique Flórez, así como otros corresponsales europeos como Francisco de Almeida, Antonio Pereira, Voltaire o Gerardo Meerman, entre otros.

En 1766 Carlos III le nombra alcalde de Casa y Corte y le encarga un plan de educación con el objetivo de cubrir la laguna que provocó en la enseñanza la expulsión de los jesuitas en 1767, plan que no llegó a implantarse. Ingresó en 1776 en la Real Sociedad Económica Valenciana de Amigos del País. Sus últimos años estuvieron dedicados a preparar la edición de la obra completa de Juan Luis Vives.

A lo largo de su vida manifestó un gran interés por múltiples aspectos historiográficos, literarios y jurídicos, que se reflejan en su variada obra. Publicó una abundantísima bibliografía, de la que se señalan algunos de sus trabajos más destacados: Oración en alabanza de las obras de D. Diego Saavedra Fajardo (1725); Oración en la que exhorta a seguir la verdadera idea de la elocuencia española (1727); Epistolarum libri sex (1732), con el que demostró ser un gran humanista, y Rhetorica (1757).

1724. Gerónimo de Uztáriz (Santesteban, Navarra, 1670 - Madrid, 1732)

Retrato de Gerónimo de Ustáriz

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Militar. De origen navarro, comenzó en Madrid su carrera militar, que le llevó a Flandes en 1685, donde ingresó en la Real Academia Militar y obtuvo el título de ingeniero. Perteneció al Ejército español en Flandes desde 1687 a 1697. Fue secretario de Isidro de la Cueva, marqués de Bedmar, gobernador y comandante general del Ejército español. En 1704 siguió a de la Cueva, que había sido nombrado virrey de Sicilia, con el cargo de secretario de Estado y Guerra. En 1707 regresó a España y ejerció cargos en la Secretaría de Guerra y Marina, en la Real Junta de Comercio y Moneda del Consejo de Indias y, posteriormente, en la Sala de Millones y en la Junta de Tabaco. Su carrera en la administración continuó con la reorganización de la Junta de Comercio (1725), de la que fue nombrado secretario con capacidad de voto. Al fundirse las Juntas de Comercio y de Moneda, en 1729, fue elegido ministro de la misma, cargo en el que permaneció hasta su muerte.

Fue persona de gran influencia en la política económica de Felipe V. Escribió una obra económica muy destacada: Theorica y práctica de comercio y de marina (1724), que tuvo su origen en el prólogo o aprobación que escribió para la traducción de Goyeneche de la obra de Daniel Huet sobre el comercio de los holandeses. Se imprimió de forma privada, sin censuras ni licencias, para un círculo privado de amigos y no vio la luz de forma pública hasta 1742 en que, de forma póstuma, su hijo Casimiro la publicó en una edición revisada y comentada.

Esta segunda impresión alcanzó una gran difusión dentro y fuera de España, como muestran no solo las traducciones a otros idiomas, sino la mención de la misma en obras de gran renombre como La riqueza de las naciones, de Adam Smith, o Esssai sus les moeurs, de Voltaire. Esta obra supuso la entrada del liberalismo en España.

1726. Martín Sarmiento (Villafranca del Bierzo, 1695 - Madrid, 1771)

Retrato de Martín Sarmiento

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Escritor y erudito. Ingresó en la Orden Benedictina en 1710. Estudió en artes y filosofía en el monasterio benedictino de Irache, Navarra, y teología en la Universidad de Salamanca. Residió durante mucho tiempo en el convento de San Martín, en Madrid, si bien realizó varios viajes a su tierra natal, Galicia, que aprovechó para estudiar la historia natural, la botánica, la arqueología y la lengua de la región.

Hacia 1768 se recluyó en su celda, donde recibía visitas y correspondencia tanto de personalidades políticas como de intelectuales de su época. Su verdadero nombre, Pedro José García Balboa, lo cambió por el del patrono de la abadía, añadiendo a él el segundo apellido de su madre. Tras publicar Demostración, en defensa de Feijoo, con el que mantuvo una estrecha amistad, y tras recibir numerosas críticas, decidió no publicar sus textos. Así, su obra sigue considerablemente inédita y, aunque se han llevado a cabo muy importantes recopilaciones, todavía no se dispone de toda ella editada críticamente.

Estuvo muy interesado en las ciencias experimentales, en la filología y en la lingüística. Centró su máxima atención en el análisis de la lengua gallega, que en aquella época se encontraba en situación de desprestigio, y en el intento de introducirla en la escuela, en la administración y en las iglesias. En contra de la opinión ilustrada, el padre Sarmiento era partidario de fomentar la cultura en el idioma de los niños, así como de dignificar el gallego y utilizarlo en los proyectos pedagógicos. Se mostró muy partidario de la creación de instituciones públicas como las bibliotecas o los jardines botánicos.

Algunas de sus obras más destacadas fueron Martinus contra Martinus (1726), Demostración crítico-apologética del Theatro Crítico Universal (1732), Reflexiones literarias para una Biblioteca Real, y para otras bibliotecas publicas (1765), Pensamientos crítico-botánicos (1753-1762), o Memorias o apuntamientos sobre la Historia Natural de Galicia (1756).

1727. Benito Jerónimo Feijoo (Casdemiro, Orense, 1676 - Oviedo, 1764)

Retrato de Feijoo

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Eclesiástico y filosofo, ha sido considerado el introductor del ensayo filosófico en español.

En 1690 entró en la Orden de San Benito, en el monasterio de San Julián de Samos y su formación tuvo lugar en distintos centros monásticos de esta orden. En 1709 obtiene los títulos de licenciado y doctor en Teología por la Universidad de Oviedo y ocupa la cátedra de Teología de Santo Tomás de esta universidad entre 1710 y 1721. También desde 1709 es profesor de teología en el monasterio de San Vicente de Oviedo. Entre 1721 y 1739, fecha de su retirada de la vida pública, ostenta distintos cargos monásticos y docentes. Estuvo estrechamente vinculado a la ciudad de Oviedo desde 1709 hasta el final de su vida.

Su obra, dedicada a Fernando VI, su protector, supone un triunfo pleno de las ideas de la Ilustración. Abellán lo considera más un continuador de los novatores que un novator como tal, ya que participó del escepticismo y de la llamada "filosofía corpuscular" (atomista) y bebía de las fuentes francesas (Gassendi, Mignan) e inglesas (Newton, Locke, Bacon), pero no llegó a separarse del todo de su formación escolástica.

Al igual que para los novatores, para Feijoo era necesaria la divulgación del saber y, para ello, el uso del castellano; la importancia de su obra está también en la gran difusión que tuvo. No obstante, Gregorio Mayans, siempre en privado y nunca en ámbitos públicos, desacreditaba a Feijoo como científico por no tener método ni rigor crítico, así como por basarse en fuentes secundarias en lugar de en fuentes originales. Sí le atacaron de forma pública Jerónimo de Zafra, Manuel Ballester, Jacinto Segura, Ignacio Armesto y Ossorio, Salvador José Mañer y el padre Francisco de Soto y Marne. Feijoo, sin embargo, contó con la protección de Fernando VI, que le había nombrado consejero real en 1748, y prohibió por Real Orden la publicación de escritos que impugnasen las obras de Feijoo.

Entre sus primeras obras se encuentra la Aprobación apologética del Scepticismo médico que figuró en la segunda impresión de Medicina Scéptica (1727) de Martín Martínez. Sus obras más importantes son Teatro crítico universal o Discursos varios en todo género de materias para desengaño de errores comunes, cuyos ocho tomos y un suplemento, fueron apareciendo entre 1726 y 1740. Prosiguió con el planteamiento de Teatro crítico universal en Cartas eruditas y curiosas en que, por la mayor parte, se continúa el designio del Teatro crítico universal, obra publicada en cinco volúmenes entre 1742 y 1760. Estas obras tienen un carácter enciclopédico, aunque sin la organización y estructura de este tipo de publicaciones. Tuvieron una enorme difusión en diferentes reimpresiones a lo largo del siglo XVIII.

1727. José Francisco Isla (Vidanes, León, 1703 - Bolonia, 1781)

Retrato de José Francisco Isla

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Teólogo y escritor. En 1719, con dieciséis años, ingresó en la Compañía de Jesús. Completó los estudios de filosofía en Santiago de Compostela y realizó los estudios mayores de teología en el Real Colegio del Espíritu Santo, de Salamanca (1724-1728). Como profesor de filosofía y predicador residió en Segovia, Santiago de Compostela, Pamplona, San Sebastián, Valladolid, Salamanca, Villagarcía, Pontevedra y otras ciudades. Compaginó esa actividad con la traducción de textos, entre los que destacan obras de Cicerón, Colombière, Duchesne, Croisset, y otros.

Hombre influido por el pensamiento de Feijoo y Martín Martínez, autores que leyó ampliamente como se muestra en Colección de papeles critico-apologéticos que en su jubentud escribió el P. Joseph Francisco de Isla de la Compañia de Jesus, contra el Dr. Don Pedro de Aquenza, y el Bachiller Don Diego de Torres, en defensa del R.P. Benito Gerónimo Feyjoó, y del Dr. Martin Martinez (1787).

De su predilección por la sátira, género que cultivó en numerosas obras, dio las primeras muestras en Salamanca donde, junto a Luis de Lossada, dio a luz La Juventud triunfante: representada en las fiestas con que celebró el Colegio Real de la Compañía de Jesús de Salamanca la canonización de San Luis Gonzaga y San Estanislao Kostka (1727), considerada el origen de su Fray Gerundio de Campazas.

En 1753 se retiró a Villagarcía de Campos para dedicarse a su obra más conocida, Historia del famoso predicador fray Gerundio de Campazas, alias Zotes, que no aparecería publicada hasta 1758, bajo el pseudónimo de Don Francisco Lobón de Salazar, y que la Inquisición prohibiría dos años después. Esta obra tuvo un gran éxito, lo que contribuyó a que quienes se vieron ridiculizados en ella denunciaran al padre Isla en diferentes ocasiones ante la Inquisición y se publicaran diferentes textos en su contra. Contó con el apoyo de la Compañía para evitar el descrédito que motivaron sucesivos traslados de residencia. Finalmente, tras la expulsión de los jesuitas en 1767, salió de España y residió en Córcega y Bolonia, donde murió.

Otras obras satíricas de José Francisco son Triunfo del amor y de la lealtad: dia grande de Navarra en la ... aclamación del ... Catholico rey Don Fernando II (1746) y Cartas de Juan de la Encina (1732). Cuenta además con una extensa producción de sermones, memoriales y otras obras, como la Anatomía del informe de Campomanes, editada en 1979, Anatomía de la Carta Pastoral de Joseph Xavier Rodríguez de Arellano (1772), así como un gran número de traducciones y un amplísimo epistolario.

1735. Andrés Piquer y Arrufat (Fórnoles, Teruel, 1711 - Madrid, 1772)

Retrato de Andrés Piquer y Arrufat

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Médico y catedrático de anatomía. Estudió filosofía y medicina en la Universidad de Valencia, donde se graduó en 1734. Fueron decisivos en su formación Juan Bautista Longás, catedrático de Anatomía, Antonio García Cervera, catedrático de Medicina primaria, y, sobre todo, su amigo Gregorio Mayans, quién influyó en su formación humanística y filosófica. Obtuvo la cátedra de Anatomía de la Universidad de Valencia en 1742, en la que trabajó durante nueve años, dando relevancia a la enseñanza práctica. Se trasladó a Madrid en 1751 al ser nombrado médico de cámara de Fernando VI; en esa ciudad fue elegido vicepresidente de la Real Academia Médica Matritense (1752), de la que era miembro desde 1739. Posteriormente sería nombrado médico del Tribunal del Real Protomedicato.

Andrés Piquer representa un eclecticismo erudito que considera tanto los recursos filosóficos y científicos de la antigüedad como los de su tiempo siempre que, adecuadamente relacionados entre sí, ayuden a la obtención de la verdad. Piquer buscaba una concepción filosófica que sirviera de soporte ideológico y metodológico a su profesión; así, tomó parte del atomismo gassendista que había en el foco novator de Valencia. Coincidía con Tosca en que la observación empírica debía tener una base matemática, y a partir de ella, le concede importancia a la mecánica que, pasados los años, ya instalado en Madrid, fue abandonando hasta rechazarla.

Comenzó a escribir muy joven. Su primera obra publicada, Medicina vetus et nova (1735), le granjeó un gran prestigio. La siguieron, entre otras, Física moderna, racional y experimental (1745), donde se aprecia la influencia del círculo novator de Valencia; Lógica moderna o arte de hablar la verdad y perfeccionar la razón (1747), en la que acepta de buen grado las innovaciones en cuanto al método que la época ofrecía, pero es de fuerte influencia aristotélica, y Tratado de calenturas (1751), que fue traducida a otros idiomas y usada como texto en varias universidades. Sus obras filosóficas Philosophia moral para la juventud española (1755) y Discurso sobre la aplicación de la philosophia a los asuntos de la religión (1757) le granjearon disputas con su amigo Mayans. Quizás por ello, a partir de entonces se centró en temas médicos: Praxis médica (1754-1766), Las obras de Hipócrates más selectas, traducción políglota de las obras de ese autor, o Discurso sobre el sistema del mecanismo (1768). En Hidalguía de sangre (1767) recoge la historia de sus antepasados desde finales de la Edad Media.

1740. Estevan Pérez de Pareja (Villanueva de los Infantes, aprox. 1676 - post. 1740)

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Historiador. Fraile franciscano. No se dispone de datos biográficos, salvo los detalles incluidos en su obra Historia de la primera fundación de Alcaraz y milagroso aparecimiento de Ntra. Sra. de Cortes (1740) relacionados con su vida monástica en distintos conventos de la orden franciscana y su actividad como profesor y lector de Filosofía. En la portada de esta obra el autor firma como "lector habitual de Filosofía, Ex-Difinidor de la Santa Provincia de Cartagena, Examinador Synodal del Obispado de Cuenca, y morador en el Convento de N.P.S. Francisco de Alcaraz".

Es uno de los primeros testimonios de las nuevas corrientes historiográficas preilustradas que afronta desde una perspectiva local y apoyándose en fuentes documentales.

1745. José de Viera y Clavijo (Los Realejos, Santa Cruz de Tenerife, 1731 - Las Palmas de Gran Canaria, 1813)

Retrato de José de Viera y Clavijo

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Escritor, historiador, botánico y máximo exponente de la Ilustración canaria. Poeta desde muy joven, albergó una profunda vocación religiosa. Ingresó en el convento dominico de la localidad tinerfeña de La Orotava, donde cursó estudios de filosofía escolástica. En 1750 recibió las órdenes menores en La Laguna y, en 1755, ya en Las Palmas, recibió las mayores.

En 1870, tras una larga etapa desempeñando el papel de párroco, se trasladó a Madrid, donde pasó al servicio del marqués del Viso. Fue entonces cuando entró en contacto con la filosofía francesa, especialmente con la obra de Montesquieu, Rousseau y Voltaire. Destacó como científico y protagonizó, el 15 de septiembre de 1783, una de las primeras ascensiones en globo realizadas en España. Sus restos mortales descansan, desde 1860, en la catedral de Las Palmas de Gran Canaria, localidad en la que se encuentra el Jardín Botánico Viera y Clavijo, perteneciente al Cabildo de Gran Canaria y considerado el más grande de España.

Fuertemente influido por la obra de Feijoo, el pensamiento de Viera y Clavijo se caracteriza por el uso de la razón como filtro de todo aquello que sea cuestionable. Su obra más importante es, quizá, Noticias de la historia general de las Islas de Canaria: contienen la descripcion geografica de todas: una idea del origen, caracter, usos y costumbres de sus antiguos habitantes, que comenzó a publicar en 1772 y finalizó en 1784. Más tarde se encargó de la edición de dicho trabajo la Real Sociedad Económica de Amigos del País de las Palmas de Gran Canaria, institución que José Viera llegó a dirigir.

Entre su extensa obra destacan la Carta filosófica, por D. José de Viera y Clavijo, sobre la Aurora Boreal, observada en la ciudad de La Laguna en la noche del 18 de enero de 1770, como ejemplo de divulgación científica; Diario del viaje de D. José de Viera a La Mancha, Andalucía, Sevilla, Cádiz, etc., en compañía del Excmo. Sr. Marqués de Santa Cruz y del Marquesito del Viso, su hijo, a fin de visitar sus Estados (1774); Historia de Canarias (1772-1783); Sucinta descripción de las Islas Canarias, su clima, puertos, parroquias (1776); Viage a Italia, Alemania Flandes y Francia de Don Joseph de Viera y Clavijo (1777-1778); o Diccionario de Historia Natural de las Islas Canarias ó Índice alfabético descriptivo de sus tres reinos: animal, vegetal y mineral por don José de Viera y Clavijo (1799). También se deben a su mano algunas traducciones de Boileau, Racine, Voltaire, Maffei, Perrault y Virgilio. De su poesía mencionaremos Los meses. Poema por don José de Viera (1779) y Las bodas de las plantas (1806).

1746. Francisco Mariano Nifo (Alcañiz, Teruel, 1719 - Madrid, 1803)

Portada Diario Curioso-Erudito…

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Traductor, periodista y escritor turolense, criado en Madrid. Es conocido por muchos como el "padre del periodismo español" por haber dado a luz en Madrid la primera publicación periódica diaria de información general Diario Noticioso, Curioso-Erudito, y Comercial, Público y Económico (1758). Nifo consideraba necesario un tipo de publicación con mayor difusión que los libros con el objetivo de culturizar a la sociedad, de ahí su ahínco y defensa en la creación de periódicos.

Traductor de obras de teatro, participó en la polémica del teatro barroco, adoptando una postura ambigua que lo enfrentó tanto a los detractores, José Clavijo y Fernández de Moratín, como a los partidarios, Ramón de la Cruz.

Divulgador sin parangón, fue calificado por Menéndez Pelayo como "bibliófilo estimable". Además del Diario Noticioso Universal, que perduró hasta 1918, creó, redactó y subvencionó periódicos diarios o semanarios de distinta índole, pero todos con el objetivo de divulgar las nuevas ideas ilustradas y los avances en la cultura, la literatura o el teatro, así como modificar las costumbres de los españoles: Caxón de Sastre (1760-1761); El Duende Especulativo (1761); El Murmurador Imparcial (1761); La Estafeta de Londres (1762); El Diario Estrangero (1763); El Pensador Cristiano (1763), El Hablador Juicioso y Crítico Imparcial (1763); El Correo General, Histórico, Literario y Económico de la Europa (1763); El Novelero de los Estrados y Tertulias (1764); El Erudito Investigador (1764) y El Bufón de la Corte (1767).

1747. Mateo de Aymerich (Bordils, Gerona, 1715 - Ferrara, Italia, 1799)

Retrato de Mateo de Aymerich

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Teólogo, historiador y latinista. Entró en la Compañía de Jesús en 1733. Tuvo distintos cargos docentes, entre otros: en Barcelona fue profesor de teología en el colegio Belén (1748-1750), prefecto de estudios en el Imperial y Real Seminario de Nobles de Cordellas (1750-1760); en Lérida, catedrático de filosofía en la Universidad de Cervera (1760-1763), donde junto a otros jesuitas alentó un ambiente de renovación que dejaría huella y que ha dado en denominarse "escuela de Cervera"; en Gandía fue rector del colegio y canciller de la universidad (1763-1767). La expulsión de los jesuitas en 1767 le llevó a Ferrara, donde murió.

Entre sus relaciones con otros contemporáneos, es de señalar la que mantuvo con Gregorio Mayans.

Sus principales obras son Systema antiquo-novum Jesuiticae Philosophiae contentiosam, et experimentalem philosophandi methodum complectens (1747), en la que sustituye muchas de las tesis tradicionales por cuestiones relacionadas con la nueva problemática científica, fue una obra de gran difusión, y Prolusiones Philosophicae: seu verae, et germanae Philosophiae efigies criticis aliquot orationibus et declamationibus adumbrata (1756), considerada por Miguel Batllori como la primera muestra del ensayo filosófico en España. Nomina, et acta episcoporum barcinonensium (1760). De vita, et morte latina linguæ paradoxa philologica criticis ... dissertationibus exposita (1780)

1753. Francisco Pérez Bayer (Valencia, 1711 - Valencia, 1794)

Retrato de Francisco Pérez Bayer

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Político, humanista, erudito y bibliófilo, fue uno de los promotores del nuevo humanismo del XVIII. Estudió filosofía y teología en la Universidad de Valencia y se graduó de bachiller en Jurisprudencia por la Universidad de Salamanca. Por recomendación de Mayans, con quien mantuvo abundante correspondencia, estudió lenguas clásicas y amplió su formación humanista. Ganó la cátedra de hebreo en la Universidad de Valencia (1745) y al año siguiente en la de Salamanca (1746).

A lo largo de su carrera manifestó gran habilidad política y manejo de las relaciones sociales que, junto a sus conocimientos de griego y hebreo, historia antigua, diplomática, numismática y epigrafía le valieron distintos nombramientos. Colaboró con las Comisiones de Archivos, creadas por Fernando VI en 1749 para recopilar documentación que sustentara las pretensiones de la corona, ante la Santa Sede, en la revisión del Archivo de la Catedral de Toledo; en 1754 fue enviado a Italia para completar su formación en lenguas orientales y para adquirir monedas para los museos reales. Este viaje le permitió conocer a literatos, profesores y bibliotecarios, visitar las principales bibliotecas y recopilar monedas y textos, entre los que destacan aquellos que informan de españoles en Roma, información que le llevó a escribir Damasus et Laurentius Hispanis asserti et vindicati (1756).

Tuvo una gran influencia en la corte de Carlos III: fue preceptor de los infantes, bibliotecario mayor de la Real Biblioteca —sustituyendo en el cargo a su enemigo Juan de Santander— y director de la Biblioteca Nacional durante los años 1783-1794. Además, Carlos III le nombró ministro de su Consejo y Cámara en 1781. Desde esta posición privilegiada pudo desarrollar distintos proyectos. Pérez Bayer fomentó la reforma universitaria, a cuyo efecto publicó Memorial para la libertad de la literatura española (1770), consiguiendo que Carlos III promulgara una nueva ordenación de los colegios mayores (1777), instituciones que se habían convertido en un poder paralelo y competidor de la monarquía. Se enfrentó a Mayans en la cuestión de la reforma de la enseñanza en la Universidad de Valencia, consiguiendo que se aprobara finalmente el plan de estudios elaborado por Vicente Blasco.

Realizó aportaciones importantes sobre numismática en España, especialmente sobre la legitimidad de monedas hebreo-samaritanas como en Legitimidad de las monedas hebreo-samaritanas. Confutación de la diatriba de D. Olao Gerardo Tychsen (1793); o sobre la lengua fenicia De alfabeto y lengua de los fenices y de sus colonias, texto incluido en la traducción de Salustio, La conjuración de Catilina y la guerra de Iugurta (1772), elaborada conjuntamente con el infante don Gabriel. Impulsó la reedición de la Bibliotheca Hispana (1788) de Nicolás Antonio.

Su biblioteca particular era riquísima, y fue donada a su muerte a la Universidad de Valencia, dando origen a la biblioteca universitaria. Por desgracia, la gran mayoría de los libros se perdieron en 1812.

1759. Francisco Xavier Llampillas (Mataró, Barcelona, 1731 - Sesti, Italia, 1810)

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Humanista. Su madre era mayorazga de la Casa Llampillas, por lo que se le impuso este como primer apellido. En 1748 ingresa en la Compañía de Jesús. Fue maestro de humanidades, retórica y filosofía en distintos colegios de su orden. En 1767, tras el decreto de expulsión de los jesuitas promulgado por Carlos III, emigró a Ferrara, Italia, y acabó sus días en Sestri, Génova.

Fue autor de Saggio storico-apologetico della Letteratura Spagnuola contro le pregiudicate opinioni di alcuni moderni scrittori italiani (1778-1781), obra que se publicó en castellano entre 1782 y 1786, en siete volúmenes, con el título Ensayo histórico-apologético de la literatura española contra las opiniones preocupadas de algunos escritores modernos italianos. Constituyen una agresiva defensa de las aportaciones de España a la cultura, pues durante su estancia en Italia tuvo que enfrentarse a la creencia, incluida la de algunos jesuitas italianos, de que el mal gusto literario que se estaba asentando en Europa estaba causado por la pésima influencia española.

1762. José Quer y Martínez (Perpiñán, Francia, 1695 - Madrid, 1764)

Retrato de José Quer Martínez

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Botánico y cirujano. Recibió su formación médica en Perpiñán, Francia, de donde era originaria su familia. Desarrolló su profesión dentro del Ejército, como médico militar, en el que ejerció diferentes cargos de cirujano y que le permitió recorrer varias regiones españolas y participar en diversas campañas por Italia o el norte de África (Orán, Argelia). En los viajes militares que realizó a ciudades como Florencia, Parma, Siena y Bolonia, amplió sus conocimientos de botánica y entró en contacto con médicos y botánicos italianos como José Monti, Beccari, Balbi o Zannoti, llegando incluso a ser el único español aceptado como miembro de la Academia del Instituto de Bolonia. Le ayudarían en sus diferentes expediciones Juan Minuart i Perets, Cristóbal Vélez y Antonio de Bolos i Ferrusola (yerno de Minuart); además, conocería a Boissier de Sauvages, Pere Barrère i Volar, José Salvador i Riera. En Madrid conoció al botánico José Hortega y entró en contacto con el ambiente de la Real Academia Médica Matritense.

Fruto de esas expediciones y viajes, fue la recopilación de un monumental herbario que, años más tarde, en 1755, le ayudaría a crear el Real Jardín Botánico de Madrid en el huerto real de Migas Calientes, cedido por Fernando VI. En su estancia madrileña, Quer se dedicó por completo a la botánica, utilizó el jardín de los duques de Atrisco primero y después, al quedarse pequeño, alquiló uno del conde de Miranda. En ellos sembraba las semillas que había recogido y seguiría recogiendo. Este jardín alcanzó fama en la época como un verdadero jardín botánico. José Hortega propuso a Fernando VI la creación de un jardín botánico que éste creó por real orden en 1755 bajo la dirección de Quer.

José Quer fue el artífice del primer proyecto de redacción de una Flora Española o Historia de las plantas que se crían en España (1762-1764), obra que dejó inconclusa y que más tarde retomaría uno de sus sucesores, Casimiro Gómez Ortega, quien fue el responsable del traslado del Real Jardín Botánico desde su ubicación junto al río Manzanares, a su actual ubicación, a un lado del Museo del Prado. Allí se encuentra una estatua que Andrés Rodríguez hizo de Quer en 1866. Per Löfling, discípulo de Linneo, nombró en su honor las plantas del género Queria (actualmente sinónimo de Minuartia).

1772. Antonio Ponz (Bechí, Castellón, 1725 - Madrid, 1792)

Retrato de Antonio Ponz

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Historiador y pintor, pionero en el estudio del patrimonio español. Alternó estudios de gramática, humanidades e idiomas con clases de dibujo y pintura. Cursó gramática y humanidades en el Colegio de San Pedro de los jesuitas en Segorbe y teología en la Universidad de Valencia, aunque se graduó en la de Gandía.

Su obra más importante e influyente, que tuvo además una gran acogida, fue Viage de España, o Cartas en que se da noticia de las cosas mas apreciables y dignas de saberse, que hay en ella, publicada en 18 volúmenes, entre 1772 y 1794. Esta obra se realizó por encargo de Campomanes, con el propósito de contrarrestar la "leyenda negra" que levantaban algunos viajeros foráneos. En ella se ofrece un inventario de monumentos y datos de primera mano sobre la situación del patrimonio artístico, pero también, y como corresponde a un planteamiento ilustrado, sobre la situación social, económica, cultural, o sanitaria. También escribió Viaje fuera de España (1785), en dos tomos, sobre una expedición realizada por los Países Bajos, Inglaterra, Holanda, Bélgica y Francia.

En 1760 Ponz fue encargado de ordenar la colección de retratos de la Real Biblioteca del Monasterio de El Escorial, copiar y pintar las obras que considerara oportunas. Fue nombrado académico correspondiente de la Real Academia de la Historia, en 1773, y secretario de la Real Academia de Bellas Artes, en 1776. Perteneció, también, a las Sociedades Económicas de Amigos del País de Madrid, de Vascongadas y de Granada. Asimismo, a las Academias de San Lucas y de los Arcades, de Roma, y de los Anticuarios de Londres.

1772. Benito Bails (San Adrián del Besós, Barcelona, 1730 - Madrid, 1797)

Libro de Benito Bails

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Matemático y arquitecto ilustrado, llevó a cabo una actividad intelectual muy interesante. Estudió matemáticas y teología en la Universidad de Toulouse. Con 21 años fue a París, donde colaboró en el Journal Historique et Politique; más tarde, ya en Madrid, se le encargó la elaboración de El Mercurio Histórico y Político de Madrid.

Fue nombrado catedrático de Matemáticas de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1763, cargo que ocupó hasta su muerte, en 1797. Fue miembro de las reales academias de la Lengua, de la Historia y de las Ciencias Naturales y Artes de Barcelona.

Es autor de grandes e influyentes obras, entre las que es obligado destacar los tres volúmenes de sus Principios de matemáticas (1776) y, muy especialmente, sus Elementos de Matemáticas (1779-1787), en 11 volúmenes, que fueron utilizados como libros de texto en la enseñanza de matemáticas durante décadas, al igual que su tratado De la arquitectura civil (1783). Los Elementos es una obra de carácter enciclopédico y es el trabajo matemático más importante de los publicados en el siglo XVIII. Para su creación se basó en las obras de Étienne Bézout, Gabriel Cramer, Euclides, Leibniz o Lagrange, entre otros. Las dos obras se caracterizan por incluir a la arquitectura y la física en el campo de las matemáticas.

La importancia de la obra de Benito Bails está en su función de traductor y difusor de obras fundamentales de la ciencia europea que conocía muy bien.

1790. Andrés María Santa Cruz (Guadalajara, aprox. 1750 - Burgos, 1803)

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Se conocen muy pocos datos sobre la vida y obra de Andrés María de Santa Cruz. Bermúdez de Castro lo sitúa en Tours, muy pobre, donde un príncipe alemán lo contrató para encomendarle la educación y el cuidado de sus hijos. Cuando estalló la Revolución Francesa se encontraba en Londres junto a su protector; y en 1790 se le sitúa, ya solo, en París.

En esta ciudad tomó contacto con el racionalismo político y la filosofía enciclopédica de la época. Formó parte de la Sociedad de los Teofilántropos, fundada durante la Revolución Francesa, lo que le valió que en ocasiones se le llamara el Teofilántropo. Entabló amistad con el botánico La Réveillère-Lepaux, diputado en los Estados Generales, que participó y difundió la Sociedad desde su posición. La Sociedad de los Teofilántropos, que fue objeto de burla por parte de la prensa francesa, daba cabida a fieles cercanos al ateísmo y pretendía crear un nuevo culto. Tuvo poco éxito y algunas dificultades, ya que el nuevo régimen llegó a prohibir la religión. En 1803 Santa Cruz volvió a España, donde murió.

Escribió el folleto Le culte de l'humanité, opúsculo en el que, empapado de la moral propia de los teofilántropos, enfrenta al catolicismo con la libertad del hombre y enaltece la tolerancia como la mayor de las virtudes.

Acceso a los textos digitalizados de los novatores en bibliotecas de todo el mundo

Como se dijo al principio, este periodo de la historia de las ideas en España es poco conocido y, sobre todo, se suele citar de segunda mano. La Biblioteca Virtual de Novatores ofrece ahora al investigador y al curioso en general los accesos a los propios textos digitalizados en muchas bibliotecas de todo el mundo, especialmente de las españolas y las europeas. Estas descripciones y enlaces se han obtenido a través de Hispana y de Europeana, así como a través de servicios SPARQL como los de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes y de la Biblioteca Nacional de España.

Todo eso está explicado en detalle en la Nota a esta edición digital, así como los esfuerzos de la Fundación Ignacio Larramendi y de DIGIBÍS para crear estructuras y metadatos que se puedan vincular con Wikidata y Wikipedia —siguiendo el aforismo de las bibliotecas públicas, que preconizaba la importancia de abrirlas justamente en los lugares transitados y concurridos, y pocos sitios más concurridos y transitados que la Wikipedia.

Para que este proyecto se haya convertido en una realidad al alcance de todos hay que agradecer públicamente la aportación de DIGIBÍS, en la persona de su directora general Tachi Hernando de Larramendi, y de sus departamentos de Informática y de Arte; y, sobre todo, el trabajo de Isabel Martín y Luis Méndez, de los departamentos de Innovación y Documentación, así como de Francisca Hernández, a la que se deben muchos de los desarrollos teóricos en que se sustenta esta biblioteca y otras bibliotecas virtuales de la Fundación Ignacio Larramendi.

Madrid 20 de octubre de 2019, cuando se conmemora el vigésimo aniversario de la presentación en Santander,
en la Cátedra Menéndez Pelayo de su Biblioteca, de Menéndez Pelayo Digital.

Notas

[1] La ciencia española. Apéndices. III. Contestación del Sr. D. Gumersindo Laverde a la última réplica del Sr. Azcárate.

[2] La ciencia española. Apéndices. I. M. Menéndez Pelayo. "La Antoniana Margarita de Gómez Pereira". Carta al Sr. D. Juan Valera, de la Academia Española.