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Obras completas de Menéndez... > BIBLIOTECA DE TRADUCTORES... > II : (DOMENECH-LLODRÁ) > IGLESIAS, DE LA CASA D. JOSÉ M.ª

Datos del fragmento

Texto

[p. 239]

I

Nació este egregio satírico en Salamanca el 31 de octubre de 1748. Estudió humanidades y teología en aquella Universidad, y mostró desde luego inclinación grande al cultivo de las letras humanas. Amigo de Fr. Diego González, de Meléndez, de Forner y de Estala, fué uno de los más ilustres miembros de la célebre Escuela poética salmantina. Ordenóse de presbítero en 1783, y desempeñó sucesivamente los curatos de Larodrigo y Carabias, y de Carbajosa y Santa Marta, siendo verdadero modelo de párrocos por su caridad acendrada. Murió en 26 de agosto de 1791, a los cuarenta y dos años de edad, en Salamanca.

Contra lo que pudiera esperarse del carácter dominante en sus versos, Iglesias era de genio melancólico y retraído, muy inclinado a piedad y virtuosos ejercicios, sobre todo en el último tercio de su vida. Al cultivo de la poesía asoció en sus solaces el de la música y más aún el de la escultura, para el cual tenía muy felices disposiciones.

Los escritos que dió a luz en vida son breves y no de grande importancia:

El Llanto de Zaragoza. Elegías al incendio del coliseo de esta ciudad en 12 de Noviembre de 1778. Salamanca, por Domingo Casero, 1779. Opúsculo muy raro. Ha sido reimpreso en el tomo LXI de AA. Españoles. Estas elegías están llenas de reminiscencias, hemistiquios y versos enteros de nuestros poetas del siglo XVI.

[p. 240] La Niñez Laureada... Salamanca, 1785, por Domingo Casero. Consta de un solo canto en silva, compuesto en loor del portentoso niño D. Juan Picornell y Obispo, examinado en Salamanca a los tres años, seis meses y veinticuatro días.

La Teología... Salamanca, 1791. 8.º, 175 págs, por Francisco de Tojar. Es un poema didáctico en ocho discursos, y uno más que sirve de introducción.

Si no conociéramos de Iglesias otras producciones que estos poemas lánguidos y desmayados, de cierto que no sonaría su nombre tan alto en el coro de nuestros vates del siglo XVIII. Pero a dicha apareció, no mucho después de su muerte, una colección de:

Poesías Póstumas, de D. Josef Iglesias de la Casa, presbítero. Salamanca, por Francisco de Toxar (pariente del poeta), 1795. Dos tomos. 8.º El primero consta de poesías serias (las Villanescas de la Esposa Aldeana, endechas, romances, cantilenas; anacreónticas, idilios, églogas, canciones, odas, silvas y fragmentos) apreciables casi todas por la pureza y sabor castizo del lenguaje, cualidad rara en aquel tiempo, y notables algunos idilios y composiciones pastoriles en metros cortos (La Esposa Aldeana, la Zagala que viene del campo, La Rosa de Abril, etc.), por la delicadeza, espontaneidad y frescura. El segundo volumen en el cual principalmente descansa la fama de nuestro poeta encierra una colección de inimitables epigramas, letrillas satíricas, anacreónticas burlescas de La lira de Medellín, trovas o parodias de algunas composiciones del buen tiempo, y otras poesías festivas populares desde el tiempo de su aparición en España.

Hase advertido, no sin fundamento sobrado, que Iglesias gustaba de apropiarse y mezclar con los suyos (ya por estudio, ya por gala, versos de nuestros poetas clásicos, tan diestramente usados que no es fácil distinguirlos de sus imitaciones. De tres octavas del Bernardo, de Valbuena, hizo dos idilios; las villanescas están llenas de hemistiquios de El Siglo de Oro del prelado portorriqueño y de las poesías del Bachiller Francisco de la Torre, en las églogas abundan asimismo trozos literalmente trasladados de estos y otros poetas bucólicos.

Las poesías de Iglesias se reimprimieron en Salamanca, por Francisco de Tojar, 1798, con algunas adiciones, pero [p. 241] suprimiéndose una carta-prólogo (¿de Sánchez Barbero? ¿de Arrieta [don A. García de?], que acompaña a la primera. La Inquisición recogió esta segunda edición, motivando tal providencia la publicación en Salamanca de dos folletos, hoy rarísimos: Memoria en defensa de las poesías póstumas de D. José Iglesias de la Casa... dirigido al Santo Tribunal de Valladolid por Francisco de Tojar (año de 1803), y Defensa de las poesías de Iglesias, por D. Bartolomé J. Gallardo. La edición del segundo fué enteramente destruída, salvándose sólo un ejemplar de capillas, cuyo actual paradero es ignorado.

Hay además ediciones de Iglesias hechas en 1820 (Barcelona), 1837 (allí mismo, imprenta de Oliva), París (1821), Madrid (1840). Esta última se divide en cuatro tomitos en 16.º, y comprende, además de varias poesías de autenticidad dudosa, un entremés apócrifo a todas luces.

Traducciones

Canto de Judith:

Haced salva este día...

Canto de Débora por el triunfo de Yabel

Los que ofrecisteis espontáneamente...

Uno y otro están traducidos de la Vulgata (libro de Judith, libro de los Jueces) y no se distinguen por particulares méritos. El segundo es bastante superior al primero y uno y otro están en pura dicción y correcto estilo, aunque sin nervio ni entonación lírica. Incluyéronse en el primer tomo de las Poesías póstumas de nuestro vate.

Por error se incluyeron en el mismo volumen, como repetidas veces hemos dicho, una paráfrasis anónima de la 1.ª oda de Safo, y ocho traducciones de Horacio (odas 2.ª, 5.ª, 8.ª, 9.ª, 12.ª, 15.ª. 17.ª y 19.ª) debidas a Juan de Aguilar, D. Diego Ponce de León y Guzmán y Bartolomé Martínez, con cuyos nombres estaban impresas desde 1605 en las Flores de poetas ilustres. En la segunda [p. 242] edición se corrigió este yerro, aunque incluyéndose de nuevo dichas traducciones. Suprimida en las posteriores la advertencia de Tojar, han pasado tales poesías por obra de Iglesias entre lectores y críticos, no informados de esta historia. Iglesias había copiado, sin duda, estas odas sin ánimo de apropiárselas.

Égloga 2.ª de Virgilio. La primera de Iglesias es traducción fiel del Alexis, sin otra diferencia que ser una pastora la heroína y estar alterados los nombres y suprimido algún concepto. Tiene esta traducción mucho del encanto de las buenas del siglo XVI, con más aliño en la versificación que no carece, sin embargo, de desigualdades. Júzguese por esta muestra:

Mis corderillos buscan la guarida
De la sombra en los álamos mayores:
Entre las zarzas frígida acogida
Procuran los lagartos salteadores:
Nais da en sazón la rústica comida
Con mil hierbas de olor a los pastores:
Conmigo, por seguirte entre la arena,
Al sol ardiente la cigarra suena.

Excelente traslación del

Sole sub ardenti resonant arbusta cicadis.

En las demás églogas de nuestro poeta hay también trozos traducidos de Virgilio. La 4.ª es casi versión del Canto de Damón, en la 8.ª del mantuano, puesto aquí en boca de la pastora Clice.

Traducciones inéditas

Lira Sagrada.

Rezo Eclesiástico.

Acerca de estas obras (hoy desconocidas) dice lo siguiente Tojar en la Defensa de las Poesías:

«Parafraseó (Iglesias) todos los Salmos de David, compuso oficios en lengua castellana para todas las festividades del Señor, la Virgen, los Apóstoles, y para las demás fiestas principales del año, formando una Lira Sagrada... en la cual, siguiendo la norma de la Iglesia en sus horas canónicas, adoptando muchos de sus [p. 243] himnos y antífonas y poniendo otras de suyo, ha hecho una obra única en su línea, y un Rezo Eclesiástico con más de mil himnos... del cual se formarán siete tomos en 8.º, que se están ya imprimiendo, cuya prueba se presenta a V. S. Ilma., en los oficios al Criador y a Ntra. Sra. impresos separadamente.»

Si se publicó algo de esto, nadie ha llegado a verlo, que sepamos. De las explicaciones no resulta bastante claro si eran obras distintas la Lira y el Rezo. Lo importante para nuestro asunto es que Iglesias hizo una traducción parafrástica del Salterio y de muchos himnos de la Iglesia.

En el Semanario de Salamanca (números de 24 de diciembre de 1795, 24 de diciembre de 1796 y 22 de abril de 1797) aparecieron dos himnos originales de Iglesias, sacados del Rezo Eclesiástico.

La edición última y más completa de las obras de Iglesias es la incluída en el tomo LXI de AA. Españoles (primero de Líricos del siglo XVIII) coleccionado por D. Leopoldo A. de Cueto. En ello se añadieron a las poesías antes coleccionadas los dos himnos antes registrados, una égloga inédita, varios epigramas y el texto primitivo de otros, luego modificados por escrúpulos de Iglesias.

Santander, 5 de agosto de 1876.

Notas