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Obras completas de Menéndez... > BIBLIOGRAFÍA HISPANO-LATINA... > I : ACCIO-CATÓN > ANTONINO (ITINERARIO LLAMADO DE)

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I. POU, Jerónimo.-Fines del siglo XV.

Trabajó algunas notas sobre el Itinerario de Antonino, que pensaba publicar dedicándoselo a D. Rodrigo de Borja, después Papa con el nombre de Alejandro VI, según refiere Jerónimo Blancas, en una carta al P. Román de la Higuera, que citaré después.

II. ZURITA, Jerónimo de.-Colonia, 1600.

Itinerarium Antonini Avgvsti, et Burdigalense. Quorum hoc nunc primum est editum: Illud ad diuersos manusc. códices et impressos comparatum, emendatum et «Hieronymi Svritae», Caesar-augustani, doctissimo commentario explicatum. Ad Cl. V. Abrah. Ortelivm Antuerp. Geographum Regium. Plura quae hoc libro continentur, vide lector, ante Itinerarium. MDC (1600). Coloniae Agrippinae, In officina Birckmannica sumptibus Arnoldi Mylii. Cum gratia et priuileg. sacrae Caes. Maiest. 8.º, 10 hoj. prel., más 671 págs., más 22 hoj. sin foliar.

En la dedicatoria al célebre geógrafo Abraham Ortelio, dice el Padre Schotto:

«E Carpetanis Caesaraugustam publice evocatus, incidi in Hieronymi Suritae hominis doctissimi filium: qui me humaniter complexus cum esset, Itinerarium Antonini Aug, a parente edolatum, commentarioque ornatum, ostendit, describendumque tradidit, et evulgandum. Negare id officii commodi publici gratia, non debui, manibus praesertim piis viri doctissimi... qui nostra, parentumque memoria Annalium Aragoniae libris triginta totidemque annis elaboratis, sermone Hispano complexus, eam est laudem scribendo consecutus, ut eloquentia, lacteaque copia Hispanorum Livius, prudentia Tacitus, acumine Sallustius quidam, vel Thucydides esse videatur... Qua quidem in Historiae patriae tractatione, cum Geographiam esse pernecessariam recte observasset, in qua ingenii nervos intenderet, dignam ratus, [p. 70] Itinerarium Antonini Aug. tanquam viae ducem, adhibendum putavit, depravatum tamen temporis, ut fit, injuria, vehementer indoluit. Antiquorum itaque librorum colamo exaratorum subsidium implorans, quatuor antiquissimos codices in membranis scriptos inspexit: Regium exemplar e bibliotheca ad D. Laurentium, Blandinianum, item, Neapolitanum, et alterum Hieronymi Pauli. His addidit et multorum instar Christophori Longolii Belgae, editionem, Parisiis, Anno 1512 excusam. Equidem duo vetera nactus exempla, diligenter quoque comparavi. Alterum Valentia Edetanorum, amicitiae gratia, Pe. Ioan. Nunnesius, Summus nostra aetate et Rhetor, et Philosophus, ad me misit; alterum Hieron. Blancus (qui Suritae in historiae Aragonicae tractatione succedens, Annales et ipse latine perscripsit), utendum dedit...»

El texto de los Itinerarios ocupa las primeras 160 páginas foliadas. Lo restante las Emendationes, de Zurita, que realmente constituyen un abundantísimo comentario. En la pág. 174 hace la siguiente enumeración de los códices que utilizó para esta edición crítica:

«Vetusti codices, quorum testimonio ad eruendam et restituendam veram et germanam Itinerarii Antonini Augusti lectionem usi sumus, his notis distinguentur:

B. R.

Bibliothecae Regiae ad D. Laurentium vetustiss. codex Ovetensis: Aera DCCCCXX (920), descriptus.

B. B.

Bibliothecae Blandinianae pervetustus codex a CCCC, circiter annis transcriptus.

B. N.

Bibliothecae Neapolitanorum Regum, qui post Cardinalis de Vrsinis fuit, anno M.CCCC.XXVII exscriptus.

H. P.

Hieronymi Pauli, Barcinonensis Provinc. Hispaniae excerpta ex Itinerario Antonini Augusti, et seorsim edita.

Ch. L.

Christophori Longolii exemplar ab H. Stephano Parisiis editum, anno M.D.XII» (1512).

Completan este precioso volumen varios índices y piezas sueltas en esta forma:

[p. 71] «Itinerum ab Antonino descriptorum Elenchus.

Index rerum memorabilium.

Index auctorum qui in bis Suritae emendationibus corriguntur.

Geographica locorum nomina, quae recentioribus nominibus a Surita reddita sunt.»

Poesías latinas del holandés Juan Segundo, de Martín de Azagra, de Jaime Juan Falcó y otros en alabanza de Zurita (recogidas luego todas en los Progresos de la Historia de Aragón, de Dormer), y otras composiciones de varios autores en loor de Abraham Ortelio y de Andrés Schotto.

A éste pertenecen las cinco últimas hojas de variantes:

«Itinerarii Antonini Augusti variantes scripturæ e membranis et editionibus.»

Esta edición era ya en el siglo pasado de extrema rareza, según se dice en la Menagiana, tomo IV, pág. 58, y en el Catalogus historico-criticus librorum rariorum, de Vogt (4.a edic. Hamburgo, 1753, pág. 651).

-Vetera Romanorum Itineraria, sive Ántonini Augusti Itinerarium, cum integris Jos. Simleri, Hieron. Suritae, et And. Schotti notis. Itinerarium Hierosolymanum; et Hieroclis Grammatici Synecdemus. Curante Petro Weselinglo, qui et suas addidit adnotationes. Amstelaedami, apud J. Wetstenium et G. Smith, 1735. 4.º (Portada grabada.) 13 hoj. prels., 762 págs. y 28 hoj. sin foliar de índice.

Volumen magníficamente impreso y que debe incluirse en la estimada serie Variorum. Las notas de Zurita y de los demás comentadores se estampan al pie del texto del Itinerario con las iniciales de sus nombres respectivos, y en los apéndices se reproducen todos los preliminares e ilustraciones de la edición de Colonia y de todas las demás, siendo, por tanto, casi superfluo recurrir a ellas.

En su prefacio hace Weseling digno elogio del eruditísimo comentario de Zurita, prefiriéndole a todos los restantes, si bien se duele de que sus notas llegasen incompletas a manos de Andrés Schotto, que las publicó, además de un modo algo confuso.

«Omnia illa et Simleri et Suritae et Schotti bona fide retinuimus, id solum dolentes, doctissimi H. Suritae notas adfectas [p. 72] tantum in Schotti manus incidisse; quod commentarius ipse, haud raro interpolatus ac conturbatus, tibi clarissime ostendet. Fuisset ceteroqui si quis alius H. Surita ad instaurandum hoc Itinerarium multo aptissimus, quippe ab eruditione incredibili et egregio judicio paratus; praesertim si Tabulae Peutingerorum, cujus ductus in his tenebris magni utique faciendus est, illi copia fuisset.»

Entre los españoles que con sus obras históricas y geográficas han contribuído a la ilustración de la parte ibérica del itinerario, menciona con especial alabanza a Ambrosio de Morales, Rodrigo Caro, Andrés Resende y su escoliador Vasconcelos.

Un capítulo entero (el XIII del libro II) de los Progresos de la historia de Aragón, que publicó Dormer sobre los apuntamientos del cronista Andrés de Ustarroz, está dedicado a hacer la historia de este insigne trabajo de Zurita, y de él extractaremos todo lo que cuadra a nuestro intento. [1]

«Como Gerónimo Zurita fué tan estudioso y aplicado a las cosas de la historia, y en lo que toca a la cosmografía le notó algunas Alonso de Santa Cruz, quiso satisfacer que no habia omitido esta calidad de noticias, y por esto y el beneficio que se podia seguir de enmendar e ilustrar el itinerario del emperador Antonino Pio, emprendió este trabajo, día de San Juan, en Madrid el año de 1568 (adviértelo así en el borrador que los diputados guardan en su archivo)...

«Consideró tambien para formar esta obra, el lustre que adquirian muchas ciudades y pueblos de las provincias en que se ponen las distancias por donde caminaban los ejércitos imperiales; para esto juntó varios códices impresos y manuscritos, y consultó a las personas más noticiosas y versadas en las cosas de la [p. 73] antigüedad. Por una cláusula de carta de D. Antonio Agustín, escrita al mismo cronista en Tarragona, a 9 de julio de 1580, se infiere que aun despues de haber concluído esta obra, deseaba volverla a reconocer y comprobarla con otros ejemplares; dice así don Antonio Agustín: «Quanto al itinerario, lo que yo hallo aora es, que tengo de molde tres libros, el viejo de Enrique Estefano [1] que parece el mejor, del año 1512, y otro de Alexandro Paganio de 1521, que anda con Pomponio Mela, y otros escritores, y el tercero de Leon, de los herederos de Simon Vincencio, no tiene año cierto, pero es más nuevo que los otros; de mano tengo muy poca cosa de lo postrero del itinerario, y un papel de un Padre Figuera de la Compañía, sobre el camino de Mérida a Zaragoza, que creo que v. m. ha trasladado en Madrid.» (Este P. Figuera era el P. Román de la Higuera.)

«Consultándole a Zurita D. Antonio Agustín en carta de 5 de setiembre de 1580, dos inscripciones romanas, de Tarragona la una y la otra de Corcollo, como refiere Aldo el menor, que cita el mismo Arzobispo, le dice que ignora dónde sea este lugar, y «así v. m. con su itinerario hallará dónde está.»

Respondió (Zurita) a 15 del mismo mes lo que sigue:

... De la sinceridad de ánimo de V. S. por lo que se conoce de toda la vida passada, y de la benigníssima composición de su ilustríssima persona con tanta sinceridad y modestia, ninguno podrá creer que estas palabras se digan por manera de donaire, y mucho menos lo creo yo; y siendo de veras, no veo dónde halla V. S. que yo pueda saber qué lugar sea el que V. S. tiene en su papel, por itinerario mio, pues no tengo sino el de Antonino, que lo entiende V. S, tanto mejor que yo cuanto todo lo demás. Esta diligencia mia bien confiesso yo que debiera passar por otras manos, como lo merece el libro deste itinerario, que en su género es muy excelente, y tiene hasta más autoridad de la que algunos hombres doctos han creido; y si los números de las millas fueran tan ciertos como se pusieron en sus lápidas, seria el fiel más [p. 74] cierto y verdadero de toda la Geografía, y el que daría la vida a los otros autores, porque es muy gran parte en declarar la diversidad que se halla en los  números por los ejemplares antiguos: haré yo lo que pudiere en esto, valga lo que valiere.

De cinco ejemplares se valió Zurita en este itinerario: el primero de San Lorenzo el Real, que se trajo de Oviedo, escrito en la era de 922; el segundo de la librería Blandiniana, de más de cuatrocientos años de antigüedad; el tercero de la de los Reyes de Nápoles, que fué despues del Cardenal Ursino, y tenía cuatrocientos veintisiete años; el cuarto de Jerónimo Paulo (Pau)..., y el quinto de Cristóbal Longolio, que sacó a luz Enrique Esteban en 1512, y, muriendo en lo más florido de su edad, se malograron las muchas esperanzas que ofrecía su ingenio, singularmente en renovar la elocuencia de Cicerón, a quien imitó mucho...

Habiendo muerto Jerónimo Zurita, y dejado esta obra sin estampar, vino a Zaragoza desde Toledo por los años de 1584 Andrés Schotto (religioso después de la Compañía) a enseñar en su Universidad las lenguas latina y griega y la retórica, por la buena diligencia con que lo procuró su restaurador D. Pedro Cerbuna, Prior entonces de la Santa Iglesia de esta ciudad, y de ahí Obispo de Tarazona, que para más engrandecerla e ilustrarla, trajo de diferentes partes los mejores maestros... Estando, pues, en Zaragoza este célebre varón, le visitó Jerónimo Zurita de Oliván, hijo del Cronista; y sabiendo que buscaba libros manuscritos de historia para sacarlos a luz, le ofreció el itinerario de Antonino Augusto, que había enmendado y comentado su padre... Y pasándose a Tarragona el año siguiente de 1585 a comunicar con el Arzobispo, que tenía en lugar de padre..., deliberó la edición de este escrito, dirigiéndolo desde luego a Abraham Ortelio, señaladísimo en la cosmografía. Todo esto dice en la carta dedicatoria, cuya data es en el palacio arzobispal de Tarragona, a 15 de marzo del mismo año de 1585.

Vuelto a Flandes el P. Schotto, procuró satisfacer el empeño del Arzobispo de Tarragona y del hijo de Zurita, a más de lo que había conferido con otros varones doctos, y así envió a Colonia Agripina el itinerario de Antonio Augusto con sus notas y enmiendas el año 1599, y se empezó luego a imprimir en la oficina Birckmannica a expensas de Arnoldo Mylio, y se acabó y publicó en [p. 75] el de 1600, habiéndolo comunicado antes con Abraham Ortelio, según se conoce por citarle varias veces en su Tesoro Geografico, que estampó la segunda en Antuerpia el de 1596: «Hieronymus Surita in suis ad Antonini Itinerarium laboriosis admodum, et doctissimis commentariis...»

Cuando estuvo el P. Andrés Schotto en Tarragona, platicó en la misma casa del Arzobispo con Pedro Juan Núñez, insigne valenciano, gran filósofo y maestro de la elocuencia... Con este motivo le envió un antiguo ejemplar del itinerario, y Jerónimo de Blancas otro; y (el P. Schotto), a 5 de enero de 1590, le escribió de Valencia la causa de diferirse la impresión: «De itinerario Antonini Augusti, quia in gallicis his tumultibus, magno meo dolore, multorumque ingratiis perit, quod in epistola ad Hieron. Suritae Filium narro, quam ut legas, resignatam huic fasciculo inclusi, non hic refutam singula. Tantum te maiorem in modum rogo, obtestorque ut (quoniam in itinere amissus liber ille, et quod mihi studio fuit, ut ab Ortelio acceptus a Plantino excuderetur, res aliter, nullo vitio meo, sed temporum potius cecidit) tu quo es in humaniores litteras animo des operam diligenter; ut istic Itinerarium exeat: ut si civibus Surita, angustis sanè finibus, annalium libris XXX. ornamentum addidit maximum, caeteris etiam hominibus commentario hoc geographico latine conscripto (quae lingua patet longius), profuisse videatur. Urge itaque Optimates illos (los diputados del Reino: Núñez explicaba entonces en Zaragoza), apud quos plurimum vales auctoritate; filium quoque Suritae, ne praemat. Fratrum vero Roblesium (los impresores Lorenzo y Diego de Robles), accuratio in excudendo, ut his regionibus, satis placet, si quis illis industrius et vigilans accesérit, qui operas, periculaque corrigat. Tuos sanè commentarios summa fide iidem dederunt: nisi si suis id vigiliis, praesentique curae, sive utrisque acceptum referre par est. Epistolam etiam Urtelii adieci, ut legas, et ad Suritam mittas; quo me agere ex fide bona intelligat. Ortelius, si quod uterque optabat accepisset exemplar nostrum. Plantinianis typís edendum curasset, praesensque adfuisset operis, mea unius commendatione, et publici commodi gratia.»

Por perdérsele al P. Schotto el itinerario, y haber muerto ya Cristóbal Plantino en 1.º de julio de 1589, no lo hizo imprimir [p. 76] en su famosa of icina, cuando le enviaron otro ejemplar, según lo deseó y lo había ofrecido a Jerónimo Zurita de Oliván...

Han sido tan celebradas las notas y enmiendas de Zurita al itinerario de Antonino Augusto, que Valerio Andrés Taxandro, en el Catálogo de los claros escritores de España las llama eruditas; Paulo Merula en su Cosmografía, en la prelación al lector, dice: «Hieronymus Surita. Caesaraugustanus, quo in hoc argumento Hispania nunquam habuit feliciorem.» En el cuerpo del libro le cita algunas veces, y se vale de su ejemplar como del más corregido. Nicolás Bergier en la Historia de los grandes caminos del Romano Imperio, que escribió en lengua francesa y se imprimió en París, año de 1622, estima mucho su trabajo y juicio en esta obra, y lo sigue, lib. I, cap. XX, lib. III, caps. V, VI y IX, y en otros del lib. IV.

Gerardo Juan Vossio, De scientiis mathematices, cap. 70, fol. 416, dice así: «Eodem anno (1560) florebat Hieronymus Surita Caesaraugustanus. Hic de re Geographica benemeritus est edendo itinerarium Antonini, quod contulerat cum quatuor vetustis membranaceis codicibus et editionum priorum omnium optima, quam ex castigatione Christophori Longolii, Parisiis, anno 1512. H. Stephanus senior divulgaverat. Commentario quoque longe doctissimo idem itinerium illustravit. Vir fuit magni iudicii ac doctrinae...

Y es cierto que es esta obra de las más eruditas que se conocen, porque se descubren en ella inmensas noticias dichas con claridad y juicio; restitúyense muchos lugares depravados y se corrigen diferentes autores, sin el ruido que vemos en otros críticos, para que la modestia de nuestro cronista haga resplandecer y estimarse más sus estudios.»

III. ROMÁN DE LA HIGUERA, Gerónimo, S. I.-1589.

Por los años de 1589 se ocupaba en reunir materiales para una Geografía general de España, y con este motivo trabajó mucho sobre el Itinerario de Antonino, sin conocer la edición ni el comentario de Zurita, que todavía no estaban impresos.

De estos conatos de aquel varón, verdaderamente docto y que hubiera dejado buena memoria a no haberse despeñado en [p. 77] la abominable sima de las falsificaciones, quedan algunos rastros en la correspondencia del cronista Jerónimo Blancas, citada por Dormer (Progresos de la historia del reino de Aragón, 2.ª edición, págs. 236 y 237)

«A Blancas escribía desde Toledo D. Antonio de Covarrubias, Maestrescuela y Canónigo de aquella Santa Iglesia... en 31 de mayo de dicho año: «Hieronymus Higuera jesuita, vir probus, idemque doctus et eruditus, et in omni historia nostraque praecipue curiosus, et diligens, cupit a te doceri de quibusdam locis, credo ex itinerario Antonini: quae nisi te posse aperire neminem mecum pro certo habot. Non dubito quin tam honestae viri probi et studiosi cupiditati per te ipse sponte tua sis satisfacturus. Sed beneficio tuo putat magnum ad eam rem consequedam momentum meam cornmendationem habituram et pondus. Id quod ego quoque benignitate tua excitatus, ut cupio, sic etiam credo. Facies, igitur, et illi, et mihi gratissimum, si ei de quaesitis, quantum poteris, poteris autem, ut video, totum, commodaveris.»

Con esto pasó a escribirle a Blancas el P. Higuera, y le dice desde Ocaña en 1.º de julio: «Nolim ignores, me ante duodecim annos operan dare, castigandis, illustrandis, exponendisque Latinis Geographis, in ea tantum parte, quae ad Hispanias attinet. Quantum vero in uno Antonino castigando, laboris et operae posuerim, non est quod paucis significem. In multum, ut intelligo, potes iuvare hunc laborem meum. Fac amabo, quod observasti eius argumenti, mihi tui studiosissimo non invitus impertias...»

Gerónimo de Blancas respondió al P. Higuera desde Zaragoza en 19 del mismo mes de julio: «De reliquo autem quod scribis, te iam pridem in antiquis illustrandis Geographis, ac Antonino praecipuè, laborare, est istud sanè magnum, et difficile, sed eruditione tua dignissimum opus. Quam ob rem illud perfice, daque operam, quam primum ut edatur. Nec vero te fugit, itinerarium ipsum non Antonino tantum, ut vulgo traditur. sed Theodosio simul tribuendum esse: ambos namque hosce Imperatores totius orbis itinera conscribenda, atque in illum libellum eo ordine referenda curavisse, cum aperta res sit, mihi postquam cuiusdam H. Nuenari de Gallia Belgica commentariolum legi, patefacta magis. Equidem nos ad id parvo tibi, vel nullo prorsus adiumento esse possumus: quippe qui omnino simus vestrae [p. 78] geographicae rationis huiusmodi, atque adeo etiam totius eruditiones expertes. Aliquando ipsius Itinerarii antiquum codicem manuscriptum nacti (éste es el que envió al P. Schotto), cum editis conferentes, eos nimium inter se plusquam sexcentis in locis, non in sola dimensione pasuum, sed plurimis aliis in rebus, invenimus discrepare. Simul quoque et eoden tempore in Hieron. Pauli Barcinonensis, doctissimi viri, similes incidimus lucubrationes, quas ille, ut apparet, ad Rudericum Borgiam, Cardenalem Valentinum, edendas miserat: sed quae tamen (quad sciam) hactenus editae nequaquam sunt. Ex his pauca admodum excerpsimus, quae ad te mittimus, quia videntur nobis ad institutum tuum pertinere. Sed sic habeto, Suritam nostrum hac ipsa in re plurimum operae ac studio posuisse: nam et itinerarium ipsum ad veterum quatuor exemplarium fidem restituit, et plenissimis illustravit commentariis; quos doctissimus Schottus (qui ex vestratibus est, inque vestro Valentino collegio diversatur) sibi a Suritae filio commodatos, ad Plantinum iampridem, ut accepi, Antuerpiam missit excudendos. Facillime inde poteris, quod cupis, expromere; et illam quoque Festi Rufi, et Latini Rasis forsan, quam quaeris notitiam. De eis namque, vel de aliis, quae sciscitaris; adhuc nihil comperi, tametsi ipsius Suritae schedas, et alia, quaeque potui, scrutatus sum...»

Prosigue satisfaciéndole en lo que le pregunta de los lugares, y sobre lo del itinerario continuaron en escribirse diferentes cartas que tenemos originales en nuestro poder.»

IV. PÉREZ, Juan Bautista, Obispo de Segorbe.-Fines del siglo XVI.

Puso notas marginales al Itinerario en una edición de Lyon, y de ellas se valió, transcribiéndolas en parte, D. Miguel Cortés y López, que poseía este ejemplar, para su edición de 1835, en el Aparato de su Diccionario Geográfico Histórico de la España Antigua.

V. ANÓNIMO.-Madrid, 1792.

Itinerario de España (es la parte correspondiente del Itinerario de Antonino, en latín y castellano, con las correspondencias [p. 79] modernas, muchas de ellas equivocadas). Precede a esta edición y traducción del Itinerario una Noticia de los caminos o vías militares fabricadas por los Romanos en España. Pags. 107-129 de la reimpresión de Las Antigüedades de las ciudades de España que van nombradas en la Corónica con las averiguaciones de sus sitios y nombres antiguos, que escrebia Ambrosio de Morales... Tomo X, que contiene las Antigüedades de Córdoba, la descendencia de Santo Domingo de Guzman, y el Viaje Santo del autor, con cuatro discursos del editor sobre el sitio de Segóbriga, los caminos de los Romanos por España, las tribus romanas y los pueblos Varcilenses. Madrid, 1792. En la Oficina de Don Benito Cano.

Pag. 107: «Mientras no se publica la parte del Itinerario de Antonino que pertenece a nuestra España, en que se trabaja ilustrándola con notas conducentes al mejor conocimiento de nuestra Geografía antigua, daremos aquí una noticia de los caminos que cortaban nuestra Península, con los nombres y distancias de sus mansiones, según la edición de Pedro Weseling de 1735, con las correspondencias más verosímiles, y que resultan de muchas observaciones, y de una prolixa meditación sobre este punto, con algunas previas noticias para la inteligencia de dicho itinerario, y de lo que Morales dice sobre este punto.»

VI. CORTÉS Y LÓPEZ, Manuel.-Madrid, 1835.

La España en sus Caminos o Calzadas Romanas. Itinerario de las Provincias, de Antonino Augusto. Págs. 243-280 del tomo I del Diccionario Geográfico-Histórico de la España Antigua Tarraconense, Bética y Lusitana, con la correspondencia de sus regiones, ciudades, montes, ríos, caminos, puertos e islas a las conocidas en nuestros días. Tomo I, que contiene el Aparato. Dedicado a la Reina Gobernadora, por Don Miguel Cortés y López, Académico de la Real de la Historia, Socio de las Económicas de Valencia y Teruel, Arcediano mayor del Salvador de la Metropolitana de Zaragoza, y Chantre electo de la de Valencia. Madrid. Imprenta Real, 1835, 4.º

Prólogo: «Casi todos los conocimientos y noticias que nos quedan de la España cerca de sus caminos antiguos o romanos, los debemos al precioso documento que nos ha transmitido la antigüedad con el título de Vetera Romanorum itinera; y también [p. 80] con el de Itinerarium provinciarum Antonini Augusti... No se sabe aún si el autor de este precioso monumento fué el Emperador cuyo nombre va a su frente, o si Julio César, o si Amiano Marcelino, o si el Ethico, o Julio Honorio, cada uno de los cuales tiene a su favor la sentencia de algunos literatos. Para mí, es una cosa cierta, que tal cual le vemos en el día, no sólo es posterior a Tolomeo, sino que aun al mismo Constantino; mas esta es una cuestión que no hace al propósito de mi obra. Basta que tenga tal autoridad y antigüedad, que toque con el tiempo y época en que la España era todavía romana, para que deba yo darle el último lugar y asiento en este mi Aparato.

Es este itinerario el documento más importante acaso para nuestra antigua topografía. Él nos instruye de los muchos caminos romanos que en diversas direcciones cruzaban esta provincia, daban paso más o menos cómodo a los ejércitos y a los pretores, cuando en tiempo de paz visitaban las diversas regiones, para atender a su gobierno, comunicación y comercio de unas ciudades con otras, y aun con la cabeza del Imperio; y nos da noticia de un grande número de ciudades y pueblos, cuyo nombre y posición ignoraríamos si este documento hubiera perecido o tenido la suerte de otro itinerario de aquellos tiempos conocido con el nombre de Tabla Peutingeriana, que puntualmente y por desgracia de nuestras antigüedades ha perecido en la parte que tenía pintada y descrita nuestra España...

Treinta y cuatro (caminos) son al todo los que no presenta demarcados el itinerario de Antonino en la forma que los demarcaban los romanos, anunciando su arranque o principio en una de nuestras ciudades, el fin o paradero en otra, los pueblos donde de costumbre se hacía mansión, y las millas que había desde una mansión a otra, y las de todo el viaje o camino; y aunque se debe dar por cierto que había en nuestra España otros muchos caminos que no están acotados en este documento, es con todo el más precioso que nos queda para nuestra geografía comparada, o para conocer la correspondencia de nuestras antiguas ciudades con las de hoy; y lo sería mucho más si los torpes y descuidados copiantes no hubieran alterado los nombres de los pueblos, y mucho más corrompido y copiado mal el número de las millas de una ciudad a otra; porque siendo ciudades muy principales las que [p. 81] se nombran en el arranque y en el fin de los caminos, como iter ab Emerita Caesaraugustam, sería muy fácil venir en conocimiento de las poblaciones intermedias, si no estuviesen desfigurados y mal copiados los números de las millas o distancias. Pero estándolo en tanto grado, como han observado todos los anticuarios, como Resende, Marca, Zurita, Weseling, Cellario y Flórez, y cuantos han hecho observaciones sobre el Itinerario, es preciso para atinar con la correspondencia de una población antigua con la moderna, que la crítica se ayude de los conocimientos que prestan los otros geógrafos, las etimologías, los sinónimos, las señales de antigüedad, los restos de caminos y su dirección, los puentes y otras señales; y adquiridos todos estos conocimientos, entonces es fácil advertir si los copiantes han errado el número, o han pintado mal sus caracteres; y se tiene la competente autoridad y razón para corregirlo... ¿Qué, acaso todas las enmiendas se han de sacar de los códices manuscritos? Y entre tantas variantes como presentan éstos, como se puede ver en las notas de Zurita y de Weseling, ¿qué criterio tendremos para discernir cuál de los manuscritos es en este punto el más exacto? La ciencia geográfica bebida en sus fuentes es el supremo juez de las variantes, y de los descuidos de los amanuenses en éste y en otros documentos.

Después de lo dicho sólo resta advertir que el texto castellano, en que doy esta parte del Itinerario de Antonino, está arreglado a la última y completísima edición de Pedro Weseling. En las notas se hallarán las reducciones y correspondencias de las poblaciones antiguas con las de nuestro tiempo, en cuyo punto creo haber hecho descubrimientos de algún valor, y dado a esta parte de nuestras antigüedades algunas luces y conocimientos que no dieron ni Morales, ni Zurita, ni Resende, ni posteriormente los editores de las obras de Morales, que en el tomo X nos han dado este Itinerario Romano-Hispano con reducciones en gran parte arbitrarias y falsas, y en muchos caminos sin reducción alguna: También me complazco en hacer saber a mis lectores que habiendo llegado a mis manos un Itinerario de Antonino de la edición de León (Lyon) que fué del sabio Obispo de Segorbe D. Juan Bautista Pérez con notas marginales de su mano, he querido honrar su sabiduría, juntando a mis notas algunas de [p. 82] las suyas, aunque en todo no me conforme con sus opiniones en estos puntos.»

Las copiosas notas de esta edición argüyen notable trabajo; pero en cuanto a las correspondencias de los antiguos nombres geográficos con los modernos, hay que desconfiar mucho de Cortés y López, y de su fantástico sistema etimológico.

VII. ANCHÓRIZ, José María.-Madrid, 1853.

Itinerario de Antonino Pío . Págs. 252-265 del Ensayo de Geografía Histórica Antigua por D. José María Anchóriz, Catedrático de Geografía e Historia en el Instituto de Zaragoza. Obra declarada de texto por el Gobierno de S. M. Madrid, Imprenta de «El Preceptor», calle de las Rejas, núm. 4, entresuelo, 1853. 8.º

«En cuanto al Itinerario de Antonino Pío, copiado como se halla del original, nada hemos hecho sino tomar aquellos fragmentos que conceptuamos de interés, quedando a nuestro cargo la sustitución de nombres modernos por los antiguos, y sintiendo que no pocas veces la suma de algunas líneas marcadas en el Itinerario no corresponda a las distancias parciales... (Pág. 35)... Como la exposición completa de esas vías nos alejaría del objeto que nos hemos propuesto al redactar una obra puramente elemental, nos ceñiremos a las que tenían relación con nuestro país.»

Supongo que el texto seguido sea el de Cortés y López, aunque no lo advierte.

Este Ensayo de Anchóriz, aunque muy elemental, merece estimación por estar hecho sobre las fuentes, y ser único de su especie entre nosotros.

VIII. FERNÁNDEZ GUERRA, Aureliano, y SAAVEDRA, Eduardo.-Madrid, 1862.

Parte española del Itinerario de Antonino Augusto Caracalla.

Parte española de los itinerarios de los tres Vasos Apolinares.

Índice alfabético de las correspondencias atribuídas a las mansiones de los itinerarios,

Mapa itinerario de la España Romana con sus divisiones territoriales.

[p. 83] Figuran todos estos importantísimos apéndices en los Discursos leídos ante la Real Academia de la Historia en la recepción pública de D. Eduardo Saavedra el día 28 de diciembre de 1862. Madrid, 1862, Imprenta de Manuel Galiano, Plaza de los Ministerios, 3. Pág. 61-106.

Del Itinerario de Antonino había dicho el Sr. Saavedra en su discurso (pág. 26):

«Un notable documento de la antigüedad nos hace conocer la estadística casi exacta de las vías militares del Imperio: quiero hablar del famoso Itinerario de Antonino. Cuál sea el autor y el objeto de este documento, no hace a mi propósito: lo que ahora importa es consignar que sin embargo de las mutilaciones que ha de haber sufrido de copia en copia hasta llegar a las que poseen las más nombradas bibliotecas, nos da preciosas noticias sobre el número, longitud y dirección de las calzadas romanas, así como el derrotero de los viajes marítimos del Mediterráneo. El número total de caminos allí señalados asciende a trescientos setenta y dos, de los cuales treinta y cuatro, con 6.953 millas romanas de longitud total, corresponden a las provincias de la Hispania... La carta llamada de Peutinger por haberse hallado en poder de este docto bibliófilo, publicada en 1591 por Marcos Velser, es una delimitación gráfica de todas las vías del Imperio, y completa o corrige en muchos puntos las indicaciones del Itinerario antes citado: desgraciadamente falta la parte española, de la que sólo se encuentran cuatro mansiones de Cataluña. En cambio aparecieron en 1852 en Vicarello tres vasos de plata en que estaba grabado el Itinerario desde Cádiz hasta Roma, y en la parte que nos toca da noticia de nuevas mansiones y trozos de camino, rectifica algunos y comprueba varios del largo trayecto que tiene que señalar a través de la Península.

La principal utilidad de estos monumentos es sin género de duda para el estudio de la Geografía antigua. Comprendiéndolo así, y deseoso de aplicar los principios de mi profesión (la de ingeniero de Caminos), a los objetos del instituto de esta Academia, he delineado con la mejor crítica que ha estado a mis alcances el mapa itinerario de la España Romana, que os presento como ofrenda de deber y gratitud...»

[p. 84] Por su parte, el Sr. Fernández-Guerra, en su precioso discurso de contestación, da así la razón de faltar en el Itinerario de Antonino tantas vías romanas conocidas por otros documentos o vestigios:

«Aquel índice está muy lejos de haberle formado la curiosidad para sólo guía de los caminantes: es nada menos que el registro del Pretor, donde aparecían las vías públicas costeadas por el presupuesto general del Estado. Fáltanle, pues, todas las vecinales y provinciales, cuya conservación tocaba a los municipios y colonias inmunes; y considerado bajo su verdadero punto de vista ese documento, desaparecen las dificultades que de otro modo asaltan a quien le estudia por muy diferente prisma...

Sobre el mapa que acompaña estos discursos, he trazado los límites de todas las regiones españolas, deducidos del Itinerario de Antonino, de Ptolomeo, Estrabón y Plinio, de las inscripciones, historiadores, documentos eclesiásticos y pueblos terminales, adelantando el fruto de mis estudios comparativos y del sistema con que en ellos juzgo se puede adelantar.»

Esta utilísima reimpresión del Itinerario de Antonino lleva al fin la siguiente nota:

«El texto de este Itinerario está formado en vista de la edición impresa en Berlín, año de 1848. [1] Los señores G. Parthey y M. Pinder han reconocido para publicarla cuantos códices manuscritos se encuentran en las bibliotecas de Europa, el más antiguo de los cuales pertenece al siglo VIII, y se conserva en la del Escorial. Aquí se han adoptado las lecciones que en cada caso han parecido preferibles, anotando siempre todas las variantes de distancias y las más importantes de las que se refieren a la escritura de los nombres. Así las rectificaciones de este trabajo estarán al alcance de cuantos deseen estudiar de nuevo el todo o parte de esta cuestión tan interesante para la geografía antigua.»

Ya antes había publicado D. Aureliano el texto del Itinerario, traducido al castellano, en el raro folleto que se titula Premios que la Real Academia de la Historia ofrece adjudicar por descubrimientos de antigüedades (Madrid, 1858). 19 págs., 8.º

Notas

[p. 72]. [1] . Progresos de la historia en el Reyno de Aragon, y elogios de Jerónimo Zurita; contienen varios succesos desde el año de M.D.XII hasta el de M.D.LXXX, y otras cosas dignas de la estimación de los doctos, particularmente de los que hubiesen leido sus anales; de los aficionados a la historia; y de los que sirven a los Reyes en ministerio de papeles. Ideó esta obra, y la dispuso con las noticias que no tienen señal, el Dr. Juan Francisco Andrés de Ustarroz, y la ha formado de nuevo en el estilo, y en todo, añadiendo lo mucho que se halla entre éstas el Dr. Diego Josef Dormer. Zaragoza, Herederos de Diego Dormer, 1680. Fol.-2.ª edic. en la Biblioteca de Escritores aragoneses. Zaragoza, 1878, págs. 231-238.

[p. 73]. [1] . Es la rarísima edición, que se intitula Antonini Augusti Itinerarium provinciarum omniun.. In domo Henrici Stephani (1512), 16.º

Le publicó Godofredo Torino, valiéndose de los manuscritos de Cristóbal Longolio.

[p. 84]. [1] . Esta edición es la que lleva por título: Itinerarium Antonini Augustini et hierosolymitanum, ex libris manuscriptis ediderunt G. Parthey et M. Pinder. Berolini, Nicolai, 1848.-8.º