Patrocinio

Menéndez Pelayo Digital y logos de la Fundación Ignacio Larramendi y de DIGIBÍS

CAJACANTABRIA Y MENÉNDEZ PELAYO-DIGITAL

Carlos Saiz Martínez
Presidente
Cajacantabria
Santander, septiembre 1999

Pocas figuras de nuestra historia científica han alcanzado la dimensión del cántabro Marcelino Menéndez Pelayo (1856-1912). La amplitud de los ámbitos que abarcó su indagación histórica y filológica -crítica literaria, filosofía y estética, historia de la ciencia y el pensamiento, historiografía- le han hecho recibir, con justificación plena, el calificativo de "primer polígrafo". Y si resulta indiscutible su preeminencia al evaluar de lejos la historia de nuestra cultura, esa dimensión se agranda y enriquece si ceñimos la mirada a la época contemporánea y a un periodo (el último tercio del siglo XIX y la década inicial del XX) decisivo en cuanto a la aparición y desarrollo de procesos esencialmente relacionados con el dinamismo y la riqueza de nuestro presente científico y cultural.

Su predominio en la escena de la cultura española contemporánea se extiende, en efecto, más allá del lapso, demasiado breve, de su trayectoria vital: sus interpretaciones de nuestro pasado, sus hallazgos específicos han sido el espejo en el que se han mirado, contrastado y debatido las principales corrientes de nuestra cultura. Muchos de sus trabajos son todavía referencia imprescindible para los especialistas, y aunque el avance del conocimiento nos ha llevado a dejar atrás algunas de sus aportaciones, en la profundidad y solidez de su metodología científica (crítica, rigurosa, comprometida, sintetizadora) disponemos de un ejemplo singular de la actitud con la que el intelectual debe afrontar su trabajo y la relación con la sociedad.

Una figura excepcional en la cultura española. Cumbre, sin duda, de la cultura cántabra. Desde sus primeras apariciones en la esfera pública, en los años setenta del pasado siglo, su talla y la importancia de su obra han difundido y honrado por todo el mundo los nombres de Santander y Cantabria. Aquí trabajó y vivió. Y aquí, sobre todo, formó lo que para él constituía su más preciado patrimonio y la principal de sus aportaciones a la ciencia, más allá de sus escritos: su Biblioteca. No por causalidad quiso Don Marcelino que esa Biblioteca –que él concibió como un espacio con un sentido propio, un inventario para reconstruir la historia de la ciencia y la cultura españolas- quedara a su muerte bajo la custodia del Excmo. Ayuntamiento de Santander. Desde 1912, en efecto, la Biblioteca de Menéndez Pelayo (y, con ella, Santander y Cantabria) se ha convertido, gracias al esfuerzo de sus sucesivos directores y de cuantos en ella trabajaron, en centro de consulta insoslayable, no ya sólo para los muchos menendezpelayistas repartidos en universidades y centros de investigación de todo el mundo, sino para la extensa nómina de especialistas interesados en alguna de las parcelas que Don Marcelino abarcó en su obra.

Por ello, para Cajacantabria ha representado un privilegio el que la Biblioteca Menéndez Pelayo y las fundaciones Histórica Tavera y Hernando de Larramendi se dirigieran a nosotros para plantearnos este proyecto, su importancia y la posibilidad, en definitiva, de asumir el Patrocinio de Menéndez Pelayo Digital.
Para una entidad que, en consonancia con sus objetivos institucionales, dedica, a través de su Obra Social y Cultural, una atención prioritaria a revertir hacia la sociedad parte de los beneficios que de ella obtiene, la implicación en este Proyecto, si por un lado continua nuestra permanente atención a la promoción de la cultura cántabra en general, por otro nos ha ofrecido la posibilidad de ser protagonistas de una iniciativa que está llamada a desempeñar un papel decisivo en el nuevo panorama que en el conocimiento científico ha implantado la generalización de la tecnología electrónica: Menéndez Pelayo Digital lanza de nuevo, ante la comunidad científica, la inmensa obra del polígrafo santanderino. Lo hace a partir de unas soluciones tecnológicas de primera línea y en un momento en el que la globalización del conocimiento a través de las redes electrónicas nos emplaza (como colectivo, como cultura) a posicionarnos estratégicamente.

Revalorización de la obra de Menéndez Pelayo, apoyo al desarrollo tecnológico, compromiso con la difusión de la cultura cántabra, española e iberoamericana. Razones y argumentos, en suma, cuyo patrocinio ha representado para Cajacantabria un honor y un orgullo. No nos queda sino agradecer su colaboración a cuantas instituciones y personas participaron en este proyecto, y felicitarnos todos por haber formado parte de una empresa cultural que, a las puertas de un nuevo siglo, va a contribuir decisivamente a reforzar internacionalmente la imagen de Cantabria y los logros de nuestra cultura.