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Obras completas de Menéndez... > LA CIENCIA ESPAÑOLA > III. La Ciencia Española :... > INVENTARIO BIBLIOGRÁFICO DE... > I. — SAGRADA ESCRITURA.—EXÉGESIS BÍBLICA

Datos del fragmento

Texto

[p. 13]

SIGLO IV

Juvenco, que es el segundo en fecha entre los poetas cristianos de la Iglesia latina después de Commodiano de Gaza, da en su poema el primer ensayo de una Concordia Evangélica, reduciendo los cuatro Evangelios a narración seguida.

SIGLO VI

Comentario de Justo de Urgel al Cántico de los Cánticos.

Comentario de Apringio al Apocalipsis.

SIGLO VII

San Isidoro escribe sus Allegoriae quaedam sacrae scripturae, libro que influyó mucho en el arte simbólico de la Edad Media [p. 14] El mismo San Isidoro, en sus dos libros Contra Judaeos, y San Julián de Toledo, en el suyo De comprobatione sextae aetatis, inauguran la polémica escrituraria antijudaica.

El mismo San Julián en su Antikeimenon, trata de resolver las aparentes antilogias del texto sagrado.

SIGLO VIII

Insigne comentario de San Beato de Liébana al Apocalipsis.

SIGLO IX

El español Claudio, obispo de Turín, en sus numerosas exposiciones de la Sagrada Escritura, reúne y concuerda las sentencias de los antiguos Padres, preparando así un cuerpo de doctrina para la futura ciencia teológica.

Juan, metropolitano de Sevilla, traduce al árabe la Biblia.

SIGLO X

Rabí Moisés ben Hanoch funda en Córdoba una famosa escuela talmúdica, germen de la cultura científica de los hebreos españoles, superior durante la Edad Media a la de todos sus correligionarios de Europa y Asia.

SIGLO XI

El gramático Rabí Jonás-ben-Ganaj sienta en su libro De la Crítica o de la Guía y Dirección luminosos principios exegéticos.

SIGLO XII

Judá Leví, en su libro Del Cuzari, y Abraham-ben-David en el suyo De la Fe Sublime, especulan sobre la filosofía contenida en los sagrados libros, e intentan reducirla a sistema.

[p. 15] Florece Abraham-ben-Ezra, comentador de toda la Sagrada Escritura y verdadero, aunque tímido, fundador de la exégesis racionalista entre los judíos. (Véanse especialmente sus conjeturas sobre la composición del Pentateuco y de la Profecía de Isaías.)

Siguen sus huellas Joseph Kimji y sus hijos David y Moisés (nacidos ya en Narbona), más célebres como gramáticos.

El cordobés Maimónides, en la Guía de los que dudan (Moreh Nebujin), aplica a la interpretación de la Biblia la filosofía de Aristóteles con criterio casi enteramente racionalista, que en muchos casos preludia el de Espinosa en su Tratado teológico-político. (Véase, por ejemplo, la explicación del profetismo.) Lucha que este libro provoca en las sinagogas del Mediodía de Francia. Su influjo en la Escolástica. Es traducido al castellano en el siglo XV.

El converso Pedro Alfonso, en su Diálogo contra los judíos, trata principalmente de las profecías mesiánicas.

Los comentarios de San Martín de León a las Epístolas apostólicas y al Apocalipsis prueban que tampoco estaba olvidado el estudio del Nuevo Testamento.

SIGLO XIII

San Antonio de Padua (interpretación mística y concordancias morales de las Sagradas Escrituras).

Controversias del neófito Fr. Pablo Christiá con Rabí Moseh Najman de Gerona y otros doctores judíos, en tiempo de Don Jaime el Conquistador.

Primeras traducciones castellana y catalana de la Biblia.

El Pugio Fidei de Fr. Ramón Martí, principal monumento de la controversia antirrabínica en la Edad Media.

Fray Poncio Carbonell, autor de una inmensa Catena, o sea colección metódica de las sentencias de los expositores sobre todos los libros de la Sagrada Escritura.

El converso Alfonso de Valladolid (Rabí Abner de Burgos), en el Monstrador de Justicia, en el Libro de las tres gracias y en [p. 16] el de las Batallas de Dios, emplea por primera vez la lengua vulgar para la controversia bíblica.

SIGLO XIV

Arnaldo de Vilanova comenta con sentido herético el Apocalipsis.

Controversias de Ramón Lull (Raimundo Lulio) con los hebreos.

SIGLO XV

Congreso teológico de Tortosa: Disputas de Jerónimo de Santa Fe con los judíos, especialmente con Rabí Joseph Albo.— El Hebraeomastix, El Sepher Ikarim.— Concordancias bíblicas de Rabí Isaac Nathán.

Obras de D. Pablo de Santa María (el Burgense) después de su conversión: su Scrutinium Scripturarum; sus Adiciones a las Apostillas de Nicolao de Lira.

Maestre Juan el Viejo de Toledo, converso del judaísmo, escribe contra sus antiguos correligionarios la Declaración del Salmo LXXII y el Memorial de los misterios de Christo.

Otros escriturarios conversos: Fr. Alonso de Espina (libro I del Fortalitium Fidei); Pedro de la Caballería (Zelus Christi).

Traducción catalana de la Biblia, por Fr. Bonifacio Ferrer.

Traducción castellana, por Rabí Moseh Arragel, a ruegos del maestre de Calatrava D. Luis Núñez de Guzmán.

Concordancias bíblicas de Juan de Segovia.

Comentarios del Tostado (Alfonso de Madrigal) a todos los libros históricos de la Sagrada Escritura (son 21 volúmenes).

El cardenal Juan de Torquemada (Expositio brevis et utilis super Psalmos).

Martín Alfonso de Córdoba (comentarios y cuestiones sobre las Epístolas de San Pablo).

Pedro de Osma comienza los trabajos de corrección del texto de la Vulgata.

[p. 17] Jaime Pérez de Valencia (exposición de los Psalmos, al Cántico de los Cánticos, etc., etc.).

Tratados apologéticos del converso Pablo de Heredia contra los judíos (De mysteriis fidei, etc., etc.).

Isaac Abarbanel: Comentarios al Pentateuco, a los libros históricos, a los Profetas, etc., etc.—Son importantes sus observaciones sobre el Génesis, en el libro de las Obras de Dios.

Tipografía hebraica de Portugal desde 1485: edición del Pentateuco en 1489, con los comentarios de Rabí Moseh bar Najman.—Edición del Targum de Onkelos en 1491.

Comentarios literal y cabalístico de Rabí Abraham Sabah al Pentateuco (Ramillete de Mirra), al Cántico de los Cánticos, etc.

SIGLO XVI

Trabajos para la Políglota Complutense (1520): Alfonso de Zamora, Pablo Coronel, Demetrio el Cretense, Antonio de Nebrija, Juan de Vergara, Diego López de Stúñiga, etc., etc.—El texto griego de la Políglota de Alcalá parece ser el primero del Nuevo Testamento impreso en el mundo (1514).

Traducción interlineal de la mayor parte del Antiguo Testamento, por Alfonso de Zamora y Pedro Ciruelo, anterior en parte a la de Santes Pagnino.

Controversia de Diego López de Stúñiga con Erasmo sobre el texto griego del Nuevo Testamento.—Las Quinquagenas de Antonio de Nebrija.

Controversias sobre la traducción de la Sagrada Escritura en lenguas vivas.—Tratado de Furió Seriol en defensa de las Biblias vulgares.—Tratado en contra de Diego de Ledesma (1570).

Los judíos imprimen la Biblia castellana de Ferrara.

Decadencia de los estudios escriturarios entre los judíos.—Rabí Joseph Jachía: Paráfrasis al libro de Daniel, Exposición de los Psalmos, etc., etc.

Edad de oro de los mismos estudios en nuestras escuelas cristianas.

Per Antón Beuter, en sus Annotationes ad Sacram Scripturam (1547), presenta el primer ensayo de un manual isagógico.

[p. 18] El cisterciense Cipriano de la Huerga realiza en mayor escala el mismo propósito en su Isagoge in totam Scripturam.— Del mismo insigne varón hay impresos (1561 y siguientes) comentarios al profeta Nahum y a varios Psalmos, a Job, al Cántico de los Cánticos, etc., etc., e inéditos muchos más.—Lloramos perdido el más extenso e importante de sus trabajos, al decir de sus contemporáneos, la Simbólica Mosaica.— Escribió también De la Música entre los hebreos.— Otra Simbólica escribió Fr. Andrés de Azitores, también cisterciense (1597).

Fray Héctor Pinto, de la Orden de San Jerónimo (comentarios al sentido literal de la mayor parte de los profetas, a la luz de los textos hebreo, caldeo y griego: 1561 a 1574).

Cosme Damián Hortolá: Paráfrasis y comentario al Cántico de los Cánticos (Venecia, 1585).

Alfonso Salmerón (Prolegómenos a toda la Escritura y riquísimo comentario teológico al Nuevo Testamento, en 16 volúmenes, 1597).

El cardenal Francisco de Toledo, además de sus trabajos en la corrección del texto de la Vulgata, dejó un importante comentario sobre el Evangelio de San Juan (1588), corrigiendo muchas cosas de la Concordia Evangélica de Cornelio Jansenio.

Jerónimo de Prado emprende su memorable comentario a Ezequiel, que termina otro jesuíta, Juan Bautista Villalpando, imprimiéndole en Roma, 1596, con gran magnificencia tipográfica y artística, acompañado de largas disertaciones sobre la Arquitectura del Templo, sobre la topografía de Jerusalén y sobre las monedas, pesos y medidas de los hebreos.

Trabajos de Manuel Sa en la corrección de la Vulgata: Sus Scolios a los Cuatro Evangelios (1596). Sus Notationes in totam Sacram Scripturam (1598), en que recoge muchas lecciones, varias con presencia de los diversos textos y ateniéndose sólo al sentido literal.

Benito Pererio: Comentario a Daniel y estudio sobre la cronología de este libro (1586).—Comentario y disputaciones sobre el Génesis (1589).—Cinco tomos de Disputaciones selectas sobre la Sagrada Escritura (1620).

Francisco de Ribera: Comentario histórico, moral y alegórico a los Profetas Menores (1590).— Tratado del Templo (1592).

[p. 19] A la misma escuela de comentadores jesuítas pertenece, oscureciéndolos a todos, Juan Maldonado, en su Comentario a los Cuatro Evangelios, eternamente memorable, no sólo por la profundidad teológica y el valor polémico, sino por el estudio crítico del texto, como el mismo Ricardo Simón reconoce.—Hay otros comentarios impresos e inéditos de Maldonado; pero se ha perdido su Liber hebraicarum lectionum, destinado a notar las diferencias entre la verdad hebraica y los Setenta.

Elaboración de la Políglota de Amberes (1572): Benito Arias Montano, rey de nuestros escriturarios, corrige la interlineal de Santes Pagnino, y forma un verdadero aparato bíblico con sus numerosas disertaciones sobre la Masorah, sobre los idiotismos hebreos, sobre el lenguaje arcaico, sobre pesos, medidas y monedas, sobre la geografía de Palestina, sobre arquitectura e indumentaria de los judíos, sobre la cronología, etc., etc.—Otros trabajos bíblicos de Arias Montano: comentario a los doce Profetas Menores, a Josué, a los Jueces, a Isaías, etc., etc. Versión latina poética de los Psalmos, conforme a la verdad hebraica.

Controversias sobre la Políglota Antuerpiense y sobre la Biblia de Vatablo.—El helenista León de Castro, perseguidor de los hebraizantes españoles: su Apologeticus pro lectione christiana (1585).—Sus comentarios a Isaías y a Oseas (1570 y 1586).

Carta de Fr. Diego de Estrada en aprobación de la Biblia Regia.

Las víctimas de León de Castro.—Martín Martínez de Cantalapiedra: sus Hypotiposes Theologicae sive Regulae ad intelligendas Scripturas Divinas (1565). Juan Grajal.—Fray Luis de León: sus opiniones sobre la Vulgata: sus exposiciones del Libro de Job, del Cántico de los Cánticos, del Ecclesiastes, etc.

Interviene Juan de Mariana en la cuestión sobre la Vulgata: sus Escolios al Antiguo y Nuevo Testamento (1619).

Discípulos de Arias Montano.—El Padre Sigüenza: su Hermenéutica.

Fray Diego de Zúñiga, agustino: Comentario al Libro de Job, explanando y conciliando entre sí los textos hebreo, caldeo, [p. 20] griego y latino (Toledo, 1584).—Comentario al profeta Zacarías (1577). [1]

Fray Francisco Ruiz, de Valladolid, benedictino: Regulae intelligendi Sacras Scripturas ex mente Sanctorum Patrum tum Graecorum, tum Latinorum (1546).

Fray Pedro de Barahona Valdivieso: De arcano verbo, sive de vivo Dei sermone (1595).—Comentario a la Epístola de San Pablo a los Hebreos, conforme al texto griego y la versión siriaca.—Interpretación literal, mística y moral del Salmo LXXXVI.

Rodrigo Dosma Delgado, canónigo de Badajoz: De auctoritate Sacrae Scripturae (1594): es un tratado isagógico.—Exposición o paráfrasis al Cántico de los Cánticos (1601).— Quatuor Evangeliorum recognita translatio, cui e regione vetus et vulgata editio respondet (1601), seguido de un tratado De consensu et ordine Evangelistarum , y otros dos de cronología y topografía bíblicas.

Pedro Figueiro, portugués, llamado por su pericia en las lenguas santas alter Hieronymus: Paráfrasis a las Profecías y a los Trenos de Jeremías, a Malaquías, a los Profetas Menores y a los quince primeros Salmos (1596).

Jerónimo Osorio, obispo de Silves: Paráfrasis de Job, de los Proverbios, de la Sabiduría, de los Salmos y de varios Profetas (1584)

Jerónimo Oleaster (de Azambuja), dominico, uno de los Padres del Concilio de Trento: en sus Commentaria in Pentateuchum Moysi se aplica a buscar el significado genuino y primitivo de cada palabra hebrea, remontándose hasta las etimologías y corrigiendo en muchos casos la versión de Santes Pagnino (1556).— Comentó por el mismo sistema la Profecía de Isaías.

Francisco Foreiro (de la Orden de Santo Domingo), Padre del Concilio de Trento, tradujo nuevamente del hebreo la Profecía de Isaías (1563), del modo más literal que pudo, ilustrándola con un comentario filológico sobre los idiotismos de la lengua hebrea y presentando juntas su versión y la de la Vulgata, para que se juzgase de la pureza y sinceridad de ésta.—Dejó inédito el [p. 21] mismo trabajo sobre Job, los Salmos, los libros Sapienciales y los Profetas.

Fray Gregorio de Trexo: Comentario a los cuatro Evangelios (1554)

Pedro Martínez de Brea, doctor complutense: Enarratio in Beati Judae Thadæi Apostoli Canonicam Epistolam (1582).

Juan Bustamante de la Cámara, médico complutense: De animantibus Sacrae Scripturae (Zoología bíblica), 1595.

Don Andrés Capilla, obispo de Urgel: Comentario a Jeremías, cotejando el texto de la Vulgata con la letra hebraica, la de los Setenta y la paráfrasis caldaica (1586).

El mismo trabajo hizo Juan Bautista Fernández Navarrete, lectoral de Córdoba (1602).

Fray Jerónimo de Guadalupe, primer profesor de Sagrada Escritura en El Escorial: Comentarios al Profeta Oseas (1581).— Comentarios al Evangelio de San Lucas (1595).

Gaspar Grajal: Comentario a Miqueas (1570).

Fray Luis de Sotomayor, dominico, adversario de Foreiro y de Oleaster; pues, aunque hebraizante, no admitía otras interpretaciones que las de los Santos Padres.—Interpretación del Cántico de los Cánticos (1599).—Comentarios a las Epístolas de San Pablo (1610).

Fray Andrés de Vega, franciscano: Comentario a los Psalmos (1599).

Antonio de Guevara, prior de San Miguel de Escalada: De vulgatae Latinae lectionis auctoritate (1585).—Expuso la Profecía de Habacuc y el primer capítulo del Génesis.

Sebastián Pérez: De sensibus Sacrae Scripturae (1587).

Antonio Honcala: Comentario al Génesis (1555).

Pedro Serrano: Comentario al Levítico (1572). Ídem al Apocalipsis (1563).

Fray Antonio de Fonseca, dominico: Anotaciones a los Comentarios del Cardenal Cayetano sobre el Pentateuco (1539).

Fray Luis de Istella, dominico: Exposición interlineal y escolios al Génesis y al Éxodo (1601).

Sebastián Barradas, jesuíta: Comentario a la Concordia Evangélica (1599).—Itinerario de la tierra de promisión (1621).

[p. 22] Francisco de Torres (Turrianus), jesuíta: De sola lectione Legis et Prophetarum Judaeis permittenda (1555).

Martín Alfonso del Pozo: Elucidationes in omnes Psalmos Davidis (1587)

SIGLO XVII

Continúan los escriturarios jesuítas.

Gaspar Sánchez: Comentarios a casi todos los libros de la Sagrada Escritura, excepto el Pentateuco (1615-1625).

Juan de Pineda: Comentario y paráfrasis del libro de Job (1597). —Salomon praevius sive de rebus Salomonis (1606).—Comentario al Ecclesiastes (1620).—Prelección al Cántico de los Cánticos (1602).—Dejó inédita una Isagoge bíblica en 14 libros (Instrumentum domus sapientiae).

Luis de Alcázar: su Vestigatio arcani sensus in Apocalypsi (1604).—Su opúsculo De sacris ponderibus et mensuris.

Andrés Pinto Ramírez: su ilustración al Cántico de los Cánticos, conforme a su contexto dramático, alegoría literal y significación tropológica (1642).

Diego de Celada: Comentario literal y moral a Judith (1637), Tobías (1644), Ruth (1651), etc., etc.

Luis Ballester: Horologia sive de sacro sermone (1615).

El dominico Tomás de Maluenda lleva a cabo una nueva versión interlineal del texto de la Biblia (1650). Esta versión latina, que llega hasta el capítulo XIV de Ezequiel, es el principal monumento de la erudición hebraica española en el siglo XVII. Dejó infinidad de opúsculos sueltos sobre cuestiones bíblicas, un comentario filológico a los Salmos y gran número de anotaciones sobre los yerros de la Vulgata.

Pedro de Valencia, discípulo predilecto de Arias Montano, defiende su memoria y sus trabajos contra el Padre Andrés de León, intérprete de la Paráfrasis Caldaica.—Advertencias de Pedro de Valencia sobre los Actos de los Apóstoles.

Juan de Alba, cartujo: Animadversiones sobre los hebraísmos de la Escritura (1610).

Juan Luis de la Cerda: Adversaria Sacra (1626).

[p. 23] Juan Tremiño: Comentario y paráfrasis poética (latina) a Jonás (1623).

Padre Martín de Roa, jesuíta: Singularium locorum Sacrae Scripturae... (1634).

Fray Francisco Sánchez, benedictino: Comentario al Ecclesiastes, concordando la Vulgata con el texto hebreo (1619).—El mismo trabajo hizo Fr. Juan Fernández, dominico aragonés (1621).

Fray Gonzalo de Cervantes, agustino: Comentarios al Libro de la Sabiduría (1614).

Juan de Pina, jesuíta: Comentario al Eclesiástico (1630-48).— Dejó manuscrito un libro intitulado Aegiptus Spoliata, cuyo objeto era aclarar los lugares difíciles de la Biblia por medio de los autores profanos.

Andrés Lucas de Arcones, jesuíta granadino: Elucidación literal, mística y moral del profeta Isaías (1642).

Luis de Tena: Isagoge in totam S. Scripturam (1620), tratado crítico sobre la integridad del texto hebreo, sus traducciones, la autenticidad de cada libro, su autor y el idioma en que fué escrito.— Comentarios y Disputaciones sobre la Epístola de San Pablo a los Hebreos.—Comentarios a Jonás y Habacuc.

El carmelita Fr. Diego de Turégano Benavides publica en 1649 sus Lecturae litterales et morales super Scripturam, ac de arte et methodo Scripturam interpretandi.

Manuel Fernández de Santa Cruz: Antilogias de la Sagrada Escritura (1671 y 1677: comprenden sólo las del Pentateuco).

Concordancias bíblicas de Gaspar de Zamora (1627), autor asimismo de un Comentario a Ezequiel.

El Padre Juan Eusebio de Nieremberg publica, hacia 1646, sus cinco libros De origine Sacrae Scripturae.— Tradujo al latín los Salmos conforme a la versión griega de los Setenta.

Juan de Payva: Doctrinale Sacrae Scripturae (es un tratado de Hermenéutica bíblica, 1631).

Luis de Ayllón y Quadrados: Lucubrationes Biblicae, litterales, morales et tropologicae (1676).

Domingo García, profesor de hebreo en Alcalá: Recentiorum, variarum et inextricabilium quaestionum ex visccribus libri Genesis discussio (1624).

[p. 24] Padre José Tamayo, jesuíta: Tratado contra los errores de Imanuel Aboab en su libro de la Ley mental (1647).

Padre Manuel de Nájera: Comentarios literales y morales a los libros de los Jueces y de los Reyes (1647-1670).

Padre Cristóbal de la Vega: Ídem, íd. (1662-1671).

Fray Gaspar de Villarroel, agustino: Comentario literal al libro de los Jueces (1636).

Gabriel de Acosta: Comentarios a Ruth, a Jeremías, a Jonás, a Malaquías, etc., ex Hebraeorum aditis (1641).

Padre Juan Rudolfo de Córdoba, jesuíta: Catena de los intérpretes de los libros de los Reyes, inclusos los hebreos y los griegos.

Paulo Albiniano de Raxas, jesuíta: Ilustró el Cántico de los Cánticos con varios comentarios, uno de ellos sobre el contexto dramático (1656).

Cristóbal de Castro, jesuíta: Comentarios al libro de la Sabiduría (1613), a Jeremías (1609), a los Profetas Menores (1615), con una Isagoge sobre el profetismo.

Fray Antonio Pérez, arzobispo de Tarragona, publicó varios escritos en defensa de la autenticidad de los diversos libros del Nuevo Testamento (1626-1632).

Diego Martínez, jesuíta cordobés: Comentarios a la Epístola de Santiago, según la edición Siríaca.—Comentarios al Apocalipsis.— Descripción de la Idumea, etc.

Explicación del Apocalipsis en lengua vulgar por el venerable Gregorio López (1678).

Fray Gregorio de Quintanilla, profesor de hebreo en Salamanca: De Tabernaculo foederis (1674).

Cultura bíblica entre los judíos de origen español.—La sinagoga de Amsterdam.—Nuevas ediciones de la Biblia, corregidas por Athías y Maneseh-ben-Israel.—Nueva traducción castellana del Pentateuco, por José Franco Serrano (1695).—Ídem del Psalterio, por Jonás Abarbanel y Ephraim Bueno (1650), por Jehudá León (1671).—Benito Espinosa funda la moderna exégesis racionalista en su Tractatus Theologico-politicus.— Refútanle, entre otros correligionarios suyos, Isaac Orobio de Castro y R. Jacob de Andrade, en su Theólogo Religioso.

Paráfrasis y comento del Pentateuco, por Isahak Aboab de Fonseca (1681).

[p. 25] Polémica anticristiana. Isaac Cardoso (Excelencias de los hebreos, 1679) .— Isaac Orobio de Castro (Prevenciones Divinas contra la vana idolatría de las gentes).— Rabí Saúl Leví Mortera (Libro de la ley de Moysés).— Elías de Montalto, etc., etc.

Trabajos escriturarios de Menaseh-ben-Israel: El Conciliador (de las antilogias de la Sagrada Escritura), 1650-51.—R. Moisés de Belmonte: Traducción castellana de la paráfrasis caldaica del Cántico de Salomón.

Trabajos escriturarios de los protestantes españoles durante los siglos XVI y XVII.—Juan de Valdés (Traducción y comentario de los Psalmos.—Declaración familiar, breve y compendiosa sobre la Epístola de San Pablo a los Romanos, y sobre la primera a los Corintios.—Exposición del Evangelio de San Mateo).—Versiones bíblicas de Francisco de Enzinas, Juan Pérez, Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera.—Miguel Servet reimprime con escolios y notas de sabor racionalista la Biblia de Santes Pagnino (1541).—El doctor Constantino Ponce de la Fuente: Exposición del primer Salmo de David (1546).—Antonio del Corro: Diálogo sobre la Epístola de San Pablo a los Romanos (1574).—Paráfrasis del Ecclesiastes (1579).

SIGLO XVIII

Los estudios exegéticos, ya decadentes en el segundo tercio del siglo anterior por el despótico predominio de la teología escolástica, llegan en éste a su mayor postración por una causa contraria, es decir, por el total abandono de las ciencias teológicas. Apenas podemos recordar más que los autores siguientes:

Padre Cuadros, jesuíta: Palaestra Biblica, sive Enchiridion neotericorum pro Sacris Codicibus rite tractandis (1725-1731).

Padre Lacunza: La Venida del Mesías en gloria y majestad (libro de sabor milenarista).

Don José María Roldán: El Ángel del Apocalipsis (obra escrita con ocasión de la del Padre Lacunza.)

Padre Diosdado Caballero, de la Compañía de Jesús: De disciplina arcani.—De lingua evangelica (1798).— Tetraglotton D. Marci Evangelium.

[p. 26] El Padre Scío, con su Biblia, tan popular entre nosotros, cierra el brevísimo catálogo de nuestros escriturarios católicos del siglo XVIII.

Los judíos de Londres, de Amsterdam, del Haya, continúan haciendo reimpresiones de la Ferrariense, más o menos remozada en el lenguaje, como es de ver en la espléndida edición hebreo-hispana de Proops (1762), única que existe en esta forma.

David Nieto ben Pinhas escribió, con el título de Matteh Dan (1714), una segunda parte del Cuzary de Judah Leví, en defensa de la tradición y de la Ley Mental.

Rabí Isaac de Acosta: Conjeturas sagradas sobre los Prophetas Primeros (1722).

Después... alto silencio en nuestra raza sobre estas materias. A no ser por los nombres de Torres Amat, García Blanco y Caminero, tendríamos que dejar en blanco la página correspondiente a este estudio en la historia de nuestra cultura del siglo XIX.

Notas

[p. 20]. [1] . Sobre este insigne escriturario, célebre además por su adhesién al sistema copernicano, acaba de publicar un excelente estudio fray Marcelino Gutiérrez, en La Ciudad de Dios, continuación de la Revista Agustiniana .