Volumen 19 - carta nº 30
De JUAN E. LAGARRIGUE
A MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO
Santiago de Chile, 10 de Moisés de 53 [10 enero 1907]
Distinguido señor: Desearía escribirle confiando en su benevolencia. Conozco su inmensa labor y admiro, sobre todo, su Historia de las ideas estéticas en España. Vd. ha dado ahí mucho más de lo que prometía. En verdad, hace Vd. en dicha obra nada menos que la historia de las ideas estéticas en el mundo entero. Ni se ha limitado Vd. sólo a ese vasto campo, y su noble espíritu se remonta, de vez en cuando, con impetuoso vuelo al orden moral.
Si Vd. me permitiera manifestarle todo mi pensamiento, le diría que su alma no cabe en su obra consabida, y que la traspasa, tanto por el concepto interno, como por el tono mismo del lenguaje. Nótese, en efecto, que Vd. aspira con ardor á mucho más de lo que trata, y su pluma es un gran torrente que arrastra con todo, pero de la mayor transparencia. La lectura de su obra deja, en fin, la impresión de un poderoso tren en marcha hacia la ciudad del bien.
Es cierto que no arriba aún. Pero abrigo la esperanza de que ya se acerca. Me complazco en hallar en Vd. una honda analogía con San Agustín. El era, como Vd., persona que conocía todo el saber de los tiempos pasados, si bien Vd. ha tenido que recorrer muchos siglos más. Llega un momento en que San Agustín siente que debía cumplir una excelsa misión religiosa, y entonces utiliza eficazmente su enorme ilustración en servicio de la doctrina que preside en esa época al progreso de nuestra especie. ¿Porqué no habríamos de verle á Vd. hacer lo mismo respecto de la Religión de la Humanidad, en cuyo seno puede Vd. alcanzar la plenitud de su sér, realizando la tarea mas santa y más gloriosa?
Saluda á Vd. respetuosamente su servidor
Juan Enrique Lagarrigue
Hispanoamericanos - Menéndez Pelayo , p. 323-324.