Volumen 17 - carta nº 429

De ENRIQUE MENÉNDEZ PELAYO
A MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

Santander, 2 mayo 1904

Mi querido Marcelino: En vista de lo que me dices sobre la pintura de la biblioteca, se me ocurre que se puede pintar solamente, por ahora, la fachada del vendaval, o sea la que mira a la calle de Gravina, lo cual juzgo indispensable si se han de evitar mayores males, por lo deteriorada que está y lo que se deja penetrar de la humedad, como prueba el aspecto del muro de tu despacho y la parte baja de la ventana del gran salón, en el mismo lado. Como ya te dije en Navidad, la obra no es de ornato, sino de saneamiento y conservación. Costará la pintura de esta sola fachada —con la obra previa de albañil y colocación de un andamio algo complicado por no tener alero el tejado de donde colgarle—, unas quinientas pesetas. Tú las mandarás en cuanto puedas, y mientras tanto se iría haciendo la cosa, pues hay que aprovechar esta estación.

He enviado al encuadernador La Ciudad de Dios, conforme a tus instrucciones.

El viernes se recibió aquí la noticia de que Pereda había sufrido en Jerez un ataque de parálisis, por lo cual salieron en seguida para allá los dos hijos que estaban aquí. Los telegramas posteriores dicen que mejora lentamente, con lo cual se nos va disipando la aflicción en que nos puso la primera noticia.

Otra mala: la muerte de Augusto Linares, ocurrida ayer. Hoy será el entierro, civil por supuesto, según la esquela que se ha repartido. Creo que con pretexto del entierro preparan algo de manifestación los ensalzaos.

Recuerdos de María, un abrazo de la madre y de tu hermano

Enrique

M. P., Enrique - M. P., Marcelino , p. 86-87.