Buscar: en esta colección | en esta obra
Epistolario > Volumen 17 (Junio 1903 -... > Vol. 17 - carta 316

Datos del fragmento

Remitente JUAN VALERA Destinatario MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO Fecha 23 enero 1904

Texto

Volumen 17 - carta nº 316

De JUAN VALERA
A MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

[Madrid], 23 enero 1904

Mi muy querido amigo Menéndez: Con mucho contento he recibido la carta de Vd. del 16 y la buena noticia de que se encuentra Vd. ya restablecido de su dolencia reumática. Yo estoy cada día más fatigado, más abatido, más ciego y más incapaz para todo. He perdido en vagar y en hacer mil tonterías los mejores años de mi existencia, y ahora, cuando quisiera hacer algo, es cuando no puedo o casi no puedo hacer nada. Dichoso de Vd. que tiene por delante de sí muchos años y que tan bien los emplea y los aprovecha. No dudo que ha de ser interesantísima y amena esa historia de la novela en España que está Vd. escribiendo. Me alegraré, no obstante, de que no descuide Vd. a Lope, para ver si logro yo estar vivo todavía para recibir el tomo XX y para que me lean y oiga yo con el mismo deleite que me causa cuanto Vd. escribe, la introducción que ponga en dicho tomo. No me atrevo a pedir a Dios más tomos de la misma obra antes de que yo me muera, porque rayaría mi petición en insolente pedigüeñería.

El tomo V de mi Florilegio tardará aún siete a ocho días en salir, y como Vd. me dice que volverá por aquí en los primeros días de febrero, no tendré que enviársele ahí por correo, sino que se le enviaré aquí mismo a su casa.

Muchísimo celebraré que no parezca a Vd. mal dicho tomo, aunque carece de cosas nuevas y de la investigación de que ahora gusta Vd. tanto, y si algún mérito tiene es el de la sinceridad e imparcial rectitud de mis juicios.

En efecto, es verdad lo que ha leído Vd. en los periódicos de que mis hijos han tenido una herencia.

Ambos se hallan ahora en Inglaterra para recogerla y dividirla. Mi mujer y yo estamos de enhorabuena por nuestros hijos; pero como no hay ventura completa, tenemos un disgusto que acibara un poco nuestra satisfacción. Mi hijo Luis, que en mi sentir lo necesita menos, porque es hombre y porque tiene su carrera, ha sido extraordinariamente mejorado, y la pobre Carmen apenas hereda una suma igual a la quinta o la sexta parte de la herencia de su hermano, harto más dichoso. Como quiera que ello sea, menester será resignarse y hasta regocijarse, ya que lo que no hereda Carmen no lo hereda un extraño, sino su hermano mismo. En cuanto a la importancia de la herencia nada digo porque nada sé de fijo. Presumo sólo que Luis quedará muy bien.

Todo el Madrid conocido ha venido a darnos la enhorabuena, a mi mujer y a mí, como si fuésemos nosotros los que heredásemos.

Entre los que han venido se cuenta nuestra antigua y bondadosa amiga Joaquina Viluma, a quien hacía un siglo que no veía yo. Largo rato charlé con ella, y tuve grandísima satisfacción en oírla tan buena y tan cariñosa como siempre. Muchísimo hablamos de Vd. Me dió pruebas de que leía cuanto Vd. escribe, y lo que más me encomió fué la serie de prólogos que ha puesto Vd. en la Antología de líricos castellanos.

Esperando que pronto nos hemos de ver, si Dios quiere, termino aquí esta carta y soy siempre su afmo. y buen amigo

Juan Valera

 

Valera - Menéndez Pelayo , p. 599-600.

Notas