Volumen 17 - carta nº 274

De SALVADOR RUEDA
A MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

Travesía del Júcar 28, Madrid, 30 diciembre 1903

Venerado D. Marcelino: Al no recibir en estos dias dos estimadísimos renglones de V., me pasa por el corazon la idea, de que, quizas la forma en que he escrito á V., un tanto literaria, si bien llena del inmenso amor y la ciega admiración que le tengo, haya podido no ser de su completo agrado; y esa ligera sospecha en mí, me somete á una angustia mortal. La costumbre de expresar mis pobres ideas durante toda mi vida con alguna tendencia á lo literario, ha hecho escribir mi carta en forma, mitad de himno, mitad de súplica. Pero ¿cómo se le escribe á un dios, que yo no lo sé?

Aun me parecia poco, porque yo hubiera querido arrojar sobre el papel estrellas, en vez de palabras, pues solo con una tipografia así, merecia escribirse el nombre de V.: pero si hay que ceñirse á lenguaje más humilde, le diré que es muy natural en mí el deseo de estar en un Establecimiento que V. dirije, como es la Bibiloteca Nacional; lo que hay que aprender de V., de nadie más puede aprenderse, y por esto, y por ver de cerca á quien me inspira tal emocion de asombro, y por que llegue á mí aunque no sea mas que un reflejo del cariño de V. es por lo que tengo la ambicion disculpable de llamarme subordinado del primer cerebro humano de mi época.

Si allí, su bondad de V. fuese indulgente con mi poquedad, bien; y si fuese rigurosa, bien tambien. Me veo precisado á tener que dejar el Museo de Reproducciones donde con todo el amor de mi alma he trabajado muchos años; y al tener que irme á otro Centro, se me van el corazon y la voluntad detras del Establecimiento que V. dirije, por el altísimo honor de llamarme soldado suyo.

Ahora, en mi Museo, tengo que verme precisado á figurar en una Junta de Gobierno, y á mí esto me desconcierta porque le tengo horror al dinero y á sus operaciones, y por esta razon tengo que dejar sitio donde he estado tan á gusto.

Pero aun lo estaría más bajo la singular Jefatura de V. y vuelvo á rogarle que me admita entre los dependientes á sus órdenes: dispénseme ese grandísimo honor en esta vida.

Y si algo remotamente molesto ha habido en mis lineas anteriores, si en algun renglon hubiese habido, por casualidad, algo no de su gusto, bórrelo con su generosidad natural, pues solo admiración y religioso culto es lo que le profeso desde que tengo uso de razon.

Dos lineas de V. harían feliz á quien tanto le venera y b.s.m.

Salvador Rueda

SÁNCHEZ REYES, E .: Mementos de actualidad , p. 204-205.