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Datos del fragmento

Remitente FRANCESCO D'OVIDIO Destinatario MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO Fecha 4 dicembre 1903 Lugar Largo Latilla 6, Napoli

Texto

Volumen 17 - carta nº 234

De FRANCESCO D'OVIDIO
A MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

Largo Latilla 6, Napoli, 4 dicembre 1903

Illustre collega ed amico, «Lo mejor es enemigo de lo bueno», si dice nella sua divina lingua, e lo rivedo or ora nel Suo volume sul Naharro. Il buono sarebbe stato che io, appena ricevuto il Suo donno cortese e amichevole. Le scrivessi almeno un signo per assicurarla dell'arrivo del libro, per ringraziarla del dono, per esprimerle ancora una volta la mia sincera e viva benevolenza e deferenza; ma il meglio mi pare di legger prima il libro, e poi scriverle ringraziamenti più concreti. Oggi, riordinando i miei libri spagnuoli per averli più pronti al corso che quest'anno dedico appunto allo spagnuolo, mi è venuto innanzi il Suo elegante volumetto, e mi ha risvegliato il rimorso, che più volte mi aveva già punto, del lungo silenzio serbato, che mi avrà fatto parere a Lei uno sconoscente e peggio. Piú acuto si è reso il rimorso allorchè, fin dalle prime pagine, il libro mi ha affascinato per le solite Sue doti: specialmente per lo stile così lucido e così attraente, e per la critica così ragionevole ed acuta.

Mi perdoni dunque, con l'usata bontà Sua, e consideri anche la mia condizione particolare, che forse Ella ignora, e per la quale «spero trovar pietà, non che perdono». Sono ormai diciannove anni che, colpito da irreparabile infermità d'occhi, io non lavoro se non facendomi leggere da altri e dettando da altri. Da me non posso che socorrere in fretta qualche appunto, qualche articolo di vocabolario, qualche pagina circa la quale vada dettando alcun mio periodo o preparando la lezione. Ella intende facilmente come tutto ciò ritardi l'adempimento dei miei doveri e la sodisfazione dei miei desiderii intellettuali. Pare a me stesso un miracolo d'aver seguitato pur a fare alla meglio quanto faceva prima d'ammalarmi, e d'aver pubblicate alcune migliaia di pagine, anche sopra soggetti filologici e linguistici, che più richiederebbero l'uso continuo dei proprii occhi. Ma il miracolo di non ritardare molte cose e di non commetere molti peccati d'omissione, non m'è stato possibile! Tanto più che altre infermità ogni tanto mi travagliano, e che la benevolenza degli amici e del pubblico mi costringono spesso ad altre ocupazioni diverse da quelle strettamente filologiche a cui mi vorrei e dovrei circoscrivere. E oltre il resto, una mia invincibile irrequietezza e versatilità mi ha fatto fin dalla gioventù, inclinare a studii diversi e disparati, sicchè mi accade per gran tempo di transcurarne alcuni, ed ora che gli anni m'incalzano mi rendono più arduo e penoso il tener dietro a tante cose diverse. Per esempio, avevo preso a comporre una grammatica spagnuola assai ampia, e già un mezzo volume l'avevo pronto, quando una sciagura domestica e poi nuovi lavori tni fecero interrompere la grammatica e non riprenderla più. Così in opere altrui m'é poi occorso di vedere osservazioni che avrei avuto il merito di fare io per il primo, se non avessi indugiato tanto. Meno male che non ho avuto mai una soverchia smania d'avere la priorità cronologica nell'osservazione del vero, e il vero mi piace per sè stesso, da chiunque trovato o detto. Tuttavia invidierei di cuore, se d'invidia fossi capace, quegli uomini forti che della loro versatilità hanno saputo fare migliore uso, raccogliendola in soggetti più omogenei tra loro. Ella è uno degli esempii più cospicui di tale virtù, e fo voti fervidissimi che la salute L'assista e Le risparmii le pene che la mia ha dato a me.

Per un mero caso ho letto stamane anche una Sua poesia ad Orazio, bella e piacevole. Spero tra non molto d'inviarle un mio volume di studu metrici e prosodici, in cui raccoglierò i mieí lavori già stampati sull'argomento, appena mi sarò liberato d'un secondo volume su Dante.

Sono col più profondo ossequio e la più cordiale affezione. Suo

TRADUCCION

Ilustre colega y amigo: «Lo mejor es enemigo de lo bueno», se dice en la divina lengua de Vd., y ahora mismo lo compruebo de nuevo en su volumen sobre Naharro. Lo bueno habría sido que yo, nada más recibir su gentil y amigable obsequio, le escribiese al menos una palabra para asegurarle de la llegada del libro, para agradecerle el obsequio, para expresarle una vez más mi sincera y ferviente benevolencia y deferencia; pero lo mejor me parece leer primero el libro, y luego escribirle agradecimientos más concretos. Hoy, reordenando mis libros españoles para tenerlos más a mano para el curso que este año dedico precisamente al español, me he encontrado delante con su elegante volumen, y se me ha despertado el remordimiento, que ya otras veces me había atacado, por el largo silencio guardado, que me habrá hecho aparecer ante Vd. un desconsiderado o peor. Más agudo se ha hecho el remordimiento cuando, desde las primeras páginas, el libro me ha fascinado por las acostumbradas dotes de Vd.: especialmente por el estilo tan lúcido y tan atractivo, y por la crítica tan razonable y aguda.

Perdóneme, pues, con su acostumbrada bondad, y tenga en cuenta también mi particular estado, que Vd. tal vez ignora, y por el cual espero hallar piedad, que no perdón. Hace ya diecinueve años que, herido por incurable enfermedad de ojos, yo no trabajo sino haciendo que otros me lean y dictando a otros. Yo solo no puedo más que trazar deprisa algún apunte, algún artículo de vocabulario, alguna página en torno a la cual vaya dictando algún texto mío o preparando la lección. Vd. comprenderá fácilmente cómo todo esto ha de retrasar el cumplimiento de mis deberes y la satisfacción de mis deseos intelectuales. A mí mismo me parece un milagro haber seguido incluso haciendo de la mejor manera cuanto hacía antes de enfermar, y haber publicado algunos millares de páginas, incluso sobre temas filológicos y lingüísticos, que más requerirían el uso continuo de los propios ojos. Pero el milagro de no retrasar muchas cosas y de no cometer muchos pecados de omisión ¡no me ha sido posible! Tanto más cuanto que otras enfermedades me postran de cuando en cuando y que la benevolencia de los amigos y del público me obligan a menudo a otras ocupaciones diferentes de las estrictamente filológicas a las que desearía y debería circunscribirme. Y para colmo, una invencible inquietud y versatilidad mía me ha hecho desde la juventud inclinarme a estudios diversos y muy variados, de modo que me ocurre por mucho tiempo dejar de lado algunos, y ahora que me pesan los años se me hace más difícil y penoso andar tras tantas cosas diferentes. Por ejemplo, me había puesto a componer una gramática española bastante amplia, y ya tenía listo como medio volumen, cuando una desgracia familiar y luego nuevos trabajos me hicieron interrumpir la gramática y no reanudarla más. Así en obras de otros me ha ocurrido después ver observaciones que habría tenido el mérito de hacer yo el primero, si no me hubiese retrasado tanto. Menos mal que no he tenido nunca una vanidosa manía de tener la prioridad cronológica en la observación de la verdad, y la verdad me agrada por sí misma, sea quien sea el que lo haya encontrado o dicho. Sin embargo, envidiaría de corazón, si fuese capaz de envidia, a aquellos hombres fuertes que han sabido hacer mejor uso de su versatilidad, encauzándola en temas más homogéneos entre sí. Vd. es uno de los ejemplos más conspicuos de tal virtud, y hago votos muy fervientes para que la salud le acompañe y le ahorre los sufrimientos que la mía me ha dado a mí.

Por mera casualidad he leído esta mañana también una poesía suya a Horacio, bella y agradable. Espero enviarle dentro de no mucho un volumen mío de estudios métricos y prosódicos, en el que reuniré mis trabajos ya publicados sobre el tema, apenas me haya librado de un segundo volumen sobre Dante.

Con profundo respeto y el más cordial afecto soy suyo

D. d'Ovidio

 

Notas