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Epistolario > Volumen 17 (Junio 1903 -... > Vol. 17 - carta 208

Datos del fragmento

Remitente MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO Destinatario EMILIO ROMÁN TORÍO Fecha 16 noviembre 1903 Lugar Madrid

Texto

Volumen 17 - carta nº 208

De MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO
A EMILIO ROMÁN TORÍO

Madrid, 16 noviembre 1903

Muy señor mío y de mi consideración más distinguida: Perdone Vd. que conteste tan tarde y tan brevemente a las tres extensas e importantísimas cartas de Vd., que, por la gravedad de la materia sobre que versan y por la noble y enérgica franqueza con que están escritas, me han llamado la atención extraordinariamente, haciéndome descubrir en el clero español un escriturario de verdad cuando ya había perdido la esperanza de encontrarle. El agrado que las cartas me produjeron vino a acrecentarse con la sabrosa lectura de «El culto de Baal», fruto muy maduro de las especulaciones orientales de Vd. y obra que, por su método científico, por la riqueza de su contenido y por la rectitud crítica, es una verdadera y honrosa excepción en medio de la actual penuria de nuestros estudios de Historia religiosa.

Con profunda atención he seguido el relato que Vd. me hace de las pruebas heroicas con que ha acrisolado su vocación en este género de estudios, de los obstáculos casi invencibles con que ha tenido que luchar, de la sorda y oscura resistencia que se opone a la restauración de los estudios eclesiásticos para que vuelvan a ser lo que fueron en el siglo XVI, dentro de las condiciones críticas de aquel período, y lo que son hoy en todas las naciones cristianas de Europa. Mi convicción en este punto estaba formada, pero se ha robustecido más y más con los datos y observaciones que Vd. me sugiere.

Mientras persista el actual régimen de estudios en los seminarios y no haya un obispo o arzobispo con autoridad, y seamos suficientes para instalar una escuela modelo de ciencias teológicas, no tendremos otra cosa que las miserables rapsodias de Vigouroux, etc., a que Vd. repetidas veces alude. La ciencia no se conquista por sorpresa, sino ciñéndose a los lomos la áspera correa del trabajo. El que empieza por no saber hebreo, ¿qué especie de comentarios va a hacer a la Biblia?

El remedio práctico e inmediato de tan grave mal no se me ocurre por de pronto. Acaso sería oportuna la fundación de una revista de estudios religiosos, pero ¿qué editor va a publicarla? Los católicos que en España tienen dinero le gastan tontamente en sostener publicaciones frívolas, periódicos de propaganda sin ningún valor científico, y en organizar congresos y conferencias que, en definitiva, no sirven para nada. Queda el recurso de las revistas de índole general, pero éstas suelen estar muy mal dirigidas, tienen pocos lectores y es imposible hacer en sus columnas ninguna labor seria.

Si yo tuviera alguna influencia política, de la cual carezco por mi voluntario alejamiento de los negocios públicos, fundado en incurable pesimismo, poco tardaría Vd. en ser obispo y tener medios de ensayar alguno de los grandiosos planes que tiene en mente. Pero si llega el caso, y de una manera indirecta puedo influir en esto, no dude Vd. que haré la recomendación con todo el interés que las cosas de la ciencia y del buen nombre de la Patria me inspiran.

Son tantos y de tanta consideración los puntos que Vd. toca en su carta y tantas las ocupaciones que actualmente tengo, que no extrañará Vd. que ponga por hoy punto a la mía, repitiéndole la enhorabuena por sus libros y por sus altos propósitos y ofreciéndome suyo, afmo. y s. s., q. b. s. m.,

M. Menéndez y Pelayo

Archivo de Maura.—Madrid.

 

Tomada de: OLIVAR BERTRAND, R.: "Afanes de don Marcelino", Arbor , XXXIV, 127-128 (julio-agosto 1956), p. 474-475.

Notas