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Epistolario > Volumen 17 (Junio 1903 -... > Vol. 17 - carta 184

Datos del fragmento

Remitente EMILIO ROMÁN TORÍO Destinatario MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

Texto

Volumen 17 - carta nº 184

De EMILIO ROMÁN TORÍO
A MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

[Octubre 1903?] [**]

Muy Sr. mio y de mi consideración mas distinguida: En el verano de 1902 pasé en Madrid mes y medio con objeto de ver si la Biblioteca Nacional podria ayudarme en mis estudios bíblicos, y no encontré nada de lo que yo buscaba; desde luego que a muchas de mis preguntas no sabían contestar motivo de más para que sintiera el que estuviese V. ausente. Llevé varios ejemplares de un librito publicado por mí con el título «El culto de Baal — Una página bíblica» que repartí entre los empleados de la Biblioteca, dando uno para la misma Biblioteca y reservandome uno para V. Yo deseaba entregarsele en propia mano pero no pudo ser porque aun no habia vuelto V. de Santander, cuando mis obligaciones me llamaron al Seminario de Palencia, donde explicaba lengua hebrea e Historia eclesiástica Universal.

Contaba con haber podido ir a Madrid al poco tiempo, pero anunciaron la vacante de la Lectoral de Pamplona y hube de prepararme para hacer oposición, la cual hecha, obtuve la plaza, y empece la residencia que ha terminado al empezar el curso. Esta es la razon porque no he podido realizar todavia mi deseo de entregarle mi libro en propia mano, pero como durante el curso no podré ir a no ser que hubiera alguna causa justificada, me he decidido a enviarle dicho ejemplar por correo certificado, que recibirá V. al mismo tiempo que esta carta.

Aprovechando esta ocasión, quisiera exponerle a V. un proyecto que tengo, para que si no le parece inoportuno, me dé su parecer sobre él, y me indique, si puede, que medios podrian emplearse para conseguirlo; pero antes no estará de más que le diga quien soy.

En 1900, Leon XIII, teniendo en cuenta el gran desarrollo que han adquirido los estudios bíblicos quiso nombrar una Comisión pontificia de Re Bíblica, con objeto de que estudiara las principales cuestiones que actualmente se debaten, acerca de la Biblia, su modo de composición, época en que se escribieron los libros, su valor histórico, etc. y al efecto, despues de pedir noticias por varios conductos, a las distintas naciones, acerca de los que se dedicaban a este genero de estudios, en España solo encontraron uno apto para formar parte de la Comisión. Ese soy yo. En el consistorio celebrado el 30 de Agosto de 1901, Leon XIII nombró la Comisión dicha y el 24 de Septiembre del mismo año recibí el nombramiento de «miembro consultor de la Comisión pontificia cientifica de Re Bíblica», y cuyo nombramiento era la primera noticia que yo tenia de tal cosa. Segun he podido averiguar despues, conocian varios artículos mios publicados por la «Revista de ciencias eclesiasticas», de Valladolid, y la obrita «El culto de Baal», publicada por la misma Revista como regalo a los suscritores y «les constaba que conocia las lenguas orientales», y no nombraron al Señor Valbuena, penitenciario de Toledo, a pesar de que estaba publicando «Egipto y Asiria resucitados» obra de bastante mayor importancia que mis escritos, porque (son palabras textuales) «su obra no es mas que una mala traducción de la obra de Vigouroux titulada La Biblia y los descubrimientos modernos etc». y no conocia las lenguas bíblicas. Tal es la historia de mi nombramiento, y en el cual no tomé parte ninguna. La falta de verdaderos escriturarios en España continua todavia, por lo que verá V.

La Comisión nombrada por Leon XIII se componía de tres Cardenales y doce teólogos consultores. Los consultores éramos un belga, un holandes, un ingles, un norte-americano, un francés, un italiano, un español, todos sacerdotes seculares; un dominico (aleman), un benedictino (italiano), un franciscano (aleman), un jesuita (aleman) y el profesor de Escritura de la Universidad Gregoriana, jesuita italiano.

En Octubre de 1902 Leon trece elevó la Comisión pontificia al rango de Congregación romana, de la misma clase que las demás congregaciones de Roma y elevó el número de Consultores hasta cuarenta, a saber: 14 alemanes, 10 franceses, 10 italianos, 3 belgas, un español, un inglés y un americano, o lo que es lo mismo, que no se ha encontrado en España quien pudiera formar parte de esa congregación, mas que el nombrado anteriormente, yo.

Se remitió a todos los miembros de la Comisión un cuestionario al cual debia contestarse. El cuestionario está dividido en series, pero como las cuestiones propuestas son importantísimas todas, y exigen el conocimiento de todo lo que se publica sobre estas materias y sobre todo el estudio de los monumentos antiguos que continuamente ven la luz; como era muy poco lo que yo tenia a mi disposición y nadie me daba la mano para sacarme del grande apuro en que me encontraba, reuní los poquísimos fondos de que podia disponer (en el Seminario no contaba con mas dotación que 500 pesetas), me fuí a Paris, donde pude estudiar bastantes monumentos asirios y egipcios y compre todos los libros que pude (bien pocos por cierto) de esas materias. Al fin conteste a la primera serie de cuestiones, acerca de los autores de los Libros Sagrados, metodo de composición de los mismos y época en que aparecieron, 21 proposiciones del programa. Con no poco recelo envié a la Comisión un manuscrito en latin de 350 páginas en folio, letra como la presente, en que contestaba a esa serie de cuestiones, pues temia que ante respuestas como las que dieran los demás miembros hombres todos encanecidos en dichos estudios, con abundancia de elementos de los que yo no podia disponer, y con muchas obras publicadas por ellos sobre estas materias, mis respuestas no merecerian que se tomaran en consideración, y que España representara una vez mas un mal papel. El dia 26 de julio de 1902 remití el manuscrito certificado rogando me acusaran recibo del mismo, pero como tardaban mucho en contestar, volví a escribir a principios de Enero del presente año y recibí la carta que copio a continuación y por la cual verá V. el aprecio que se ha hecho de mis respuestas a las proposiciones sentadas, y que a pesar de hallarme aislado, sin que nadie pudiera ayudarme ni proporcionarme medios que suplieran la falta de colaboracion, mi labor ha sido mejor de lo que yo mismo creia. Con fecha 10 de Enero de 1903 recibí la siguiente carta firmada por el Vicario General, de los Menores franciscanos, David Fleming, Secretario de la «Congregación de Estudios Bíblicos». [1]

«Rme. Domine.

Nuper audivi ad Emo. D. Card. Rampolla Dom. Tuam Reuam. non accepisse meam Epistolam in qua gratias egeram pro transmissis optimis dissertationibus, in quibus egregie quaesita expendisti illisque fecisti satis. Epistola forsam deperdita fuit. Nunc vero ex corde Tibi congratulor eo quod multam solidamque eruditionem in «Votis» tuis ostendisti, atque magna animi laetitia te certiorem reddo «Vota» tua me proponente, delecta fuisse una cum aliis paucis ab Emis. Cardinalibus ex typis mandentur in emolumentum Conmissionis Pontificae. Macte animo igitur, Carissime Domine, quia rem biblicam, sepositis opinionum commentis, magnopere illustrare poteris: namque eo perventum est nunc in Ecelesia ut necesse omnino sit accuratius determinare limites inter quos fas sit interpreti catholico libere spatiari, si re et effectu Rationalistis respondere velit.

Rem Patristicam ad SS.SS. quod spectat solerter tractasti; quod quidem magni momenti habendum. Etenim plures ex nostratibus incaute et ínscite Patres dogmatice allegare solent quando revera haudquaquam, sive unanitniter, sive dogmátice, locuti fuerint. Pluries retuleram de scriptis tuis ad Emos. DD. Cardinales, qui graudent Hispaniam tan eximium auxilium Commissioni Pontificiae de Re Bíblica praestare potuisse.

Spero ut media abundantiora tibi super(s)tant [?] ad studia tam auspicate incepta usque ad felicem exitum prosequi possis illaque per totam patriam provehere atque difundere.

Nihil antiquius, nihil magis cordi evenire posset quam studium apsum. profundum SS. Librorum. Expecta alias, si quas habes in [ilegible] elucubrationes. Emnes. Consultores plurimum nunc laborant. Fervet spes. SS. mus Pater rei summopere satisfit... Dom. Tuae Rmae. humill. frater ac Servus Fr. David Fleming. Ord. Min. Vic. Gen., Com. Pont. de Re Bib Consultor ab Actis.—Rmo. D. Torio, Prof. in Seminario Palencien. Consultori Com. Pont.

Tal es la opinión formada en Roma de mis opiniones acerca de la Biblia. Desde luego le advierto que no puede V. juzgar de ellas, por las que he emitido en mi librito «El culto de Baal», son muy distintas, y estan fundadas todas en la misma Biblia y en los monumentos y escritos contemporaneos del pueblo de Israel en toda la extensión de su existencia. Los que me han oido hablar en Palencia y los que oyeron mis ejercicios de oposición a la prebenda que poseo en Pamplona, a pesar de que la prudencia me aconsejo no decir ni la mitad de lo que sabia y podia decirse, porque el clero español no está preparado para eso, se me tacho de «racionalista», que hubiera sido si en mis ejercicios hubiera dicho todo lo que he dicho en mis contestationes a Roma! Seguramente que en su opinión, no hubiera tenido el diablo por donde desecharme. Supongo que no le extrañara nada de esto, pues tambien V. ha tenido que sufrir, por decir la verdad, de hombres petulantes, de escritorcillos atrevidos que se creen saber todo lo que han dicho los escritores que nos han precedido, sin haber saludado nunca sus obras. Conservo el borrón que hice en castellano de mis contestaciones a las cuestiones de la primera serie, y tengo vivo interes porque V. las lea, si quiere molestarse en ello, la primera ocasión que tenga de ir a Madrid. [2]

 

Notas

[**] Según los datos de la carta y la contestación de Menéndez Pelayo de 16 noviembre 1903. En ésta Menéndez Pelayo contesta «a las tres extensas» cartas de E. Román Torío. Sólo se conservan, anteriores a la contestación, ésta y la siguiente.

[1] La siguiente carta, escrita en no muy buen latín, parece estar copiada con errores por el mismo Torío.

[2] Aquí termina el segundo pliego y no se ha conservado el resto que sin duda continuaba.