Volumen 17 - carta nº 102

De JOAQUINA DE LA PEZUELA
A MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

San Pantaleón de Aras, 19 agosto [1903?]

Querido Marcelino: su carta la recibí el lunes como siempre, y teniendo ayer que concluir una para Leonor empezada desde el domingo y escribir a Fernanda, que temo no esté mucho tiempo, en su actual residencia en Alava, no pude escribir a V. y hoy tambien tengo bastante que escribir, y que ir por la tarde a felicitar a Luis, que fue muy fino, y vino el, con Teresa y las chicas a felicitarme a mi el domingo, y entonces trajo su libro, sin duda por no atreverse a enviarle con nadie, asi que como tambien tuve ayer que ir a S. Miguel, poco he podido leer aun; pero ya no quiero retrasar mas esta aunque V. retrasa tanto las suyas, no echandolas a tiempo al correo ademas, ni diciendo nada bonito cuando corresponde. Que irremediablemente feo es, valgame Dios!

Ya veo que los pesados se suceden unos a otros en su biblioteca, de todas las religiones, y naciones y Dios solo sabe si ahora llegará algun chino o musulman, con lo cual V. estara encantado, haciendo admirar a esos imbeciles sus libros, aunque no lo esté tanto, de tener que escribir ese prologo a los versos del pobre Sr. de Cueto, apremiado por Flavia que no será por ese desconocido amor filial, por lo que desee la publicacion, sino por vanidad, que conociendola no se como es tan simple que suponga otra cosa; pero justo es que V. lo escriba, en agradecimiento de tanto libro como le regaló, y como V. puede decir sobre ellos mil cosas bonitas, apesar de no serlo ellos, y de todos modos, hubiera escrito otras pesadeces eruditas, a las que se dedica ahora con tanto exceso, puede que no solo no perdamos, sino que ganemos mucho los aficionados a las bellas letras, lo mismo que V. cumpliendo este piadoso deber de gratitud.

En cuanto a su visita no se ha perdido nada con demorarla unos dias porque estos ultimos han sido de tempestad con tanto bochorno a ciertas horas que hubiera resultado molesto, ademas del temor constante de lluvia. Pero, en cuanto concluya ese prologo, no empiece otra cosa, y venga sin dejar acortar mucho los dias, ni pasar la fruta que ahora hay exquisita, y avise con tiempo porque como deben venir tambien desde Entrambasaguas Mariana y Javier no sea que lo enrede el diablo y se arme un lio para el envio del coche: le prevengo que los martes son muy malos dias , y los domingos lo seran para V. por la Misa, y habria que comer muy tarde; pero todos los demas dias seran buenos aunque el mejor de todos, el jueves.

Ya he visto en los papeles la muerte de la Medinaceli, sobre la cual dicen todo genero de cosas equivocadas, empezando por su edad, que sabia yo muy bien, por su cuñado, que vio su fe de bautismo, exagerando y abultando sus meritos de un modo increible por los festines y las ganancias que les ha proporcionado su vanidad, halagando tambien la suya. Dios la haya perdonado.

Lo que no traian los que yo leo es la venida de las Barnecheas que estaran en algun balenario que dicen, hasta que las conviden en algun sitio elegante, por no abrir su casa de Hernani; pero si la de Enrique Rivas a Lierganes, donde ya ha venido otros años probandole sin duda bien esas aguas, y alli supongo que estará, y probablemente le verá Mariana de quien es amigo y me dará noticias cuando venga.

No sabía yo que la viuda de Amos tenia un mal tan grave, que la han tenido que hacer una operacion en el sanatorio de Madrazo, de donde acababa de salir cuando me ha escrito para darme los dias, y tengo que contestar a tanta finura pobre mujer!

Con tantas cartas poco leeré estos dias, aunque me gusta el libro, bien escrito como de Anatole France y comprendo que por ser un bibliofilo el heroe le guste a V. tanto tambien, apesar de que bien se ve por lo poco que yo he leido, que el autor los tiene por unos simples, como realmente lo son, casi sin excepcion, y hasta otro dia, que ya hoy no hay tiempo para mas tontunas, y ya hablaremos cuando venga como desea su siempre affma.

Joaquina