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Epistolario > Volumen 17 (Junio 1903 -... > Vol. 17 - carta 46

Datos del fragmento

Remitente MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO Destinatario FRANCISCO RODRÍGUEZ MARÍN Fecha 8 julio 1903 Lugar Santander

Texto

Volumen 17 - carta nº 46

De MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO
A FRANCISCO RODRÍGUEZ MARÍN

Santander, 8 julio 1903

Mi muy querido amigo: Tenía esperanza de haber visto a Vd. en Madrid, porque me lo habían prometido el Marqués y el Duque; pero, desgraciadamente, no ha sido así. ¡Ojalá en otoño tenga esa fortuna, y se encuentre Vd. enteramente restablecido de su dolencia y con nuevos ánimos para continuar sus admirables estudios!

Como los ejemplares del Barahona comenzaban a repartirse cuando yo salí de Madrid, uno solo he recogido hasta ahora, trayéndole de compañero de viaje. Ya estoy terminando su lectura, sin perdonar apéndice, nota ni ilustración alguna, todo con gran deleite mío y con verdadero asombro, porque aun conociendo el libro en la forma en que se presentó a la Academia, y habiendo visto además los primeros pliegos en Sevilla, encuentro en la parte enmendada o añadida tantas novedades, tal caudal de peregrinas noticias y de exquisitas observaciones, tan sólida erudición y tan buen gusto, tan recto pensar y tan sabroso decir, que, verdaderamente y sin lisonja sea dicho, hacen esta monografía superior a cualquiera de las que conozco sobre cualquier autor de los siglos áureos.

Algunos tacharán a Vd. de haber empleado tan extraordinaria diligencia y tan fina labor en un autor que acaso sea de segundo orden, a pesar de sus méritos muy positivos, que Vd. debidamente aquilata; pero quien considere que el libro de Vd. no es solamente la biografía de Barahona, sino el cuadro general de la vida literaria en Andalucía durante el período más floreciente del ingenio español, dará por bien empleadas todas las digresiones y reconocerá que ha hecho Vd. muy bien en no dejar perder toda esa riqueza que sus investigaciones le habían revelado. Puede Vd. estar satisfecho de su magnum opus, y todos los amantes de nuestras letras tienen que quedarle a Vd. muy agradecidos. De la dedicatoria, ¿qué he de decir? Supla el silencio las palabras que faltan a la gratitud.

Cuando esté en Madrid, pediré a Vd. dos o tres ejemplares para otros tantos amigos, y desde luego le agradecería mucho que enviase uno, si ya no lo ha hecho (porque barrunto que deben de estar Vds. en relaciones literarias), a don José E. Serrano Morales, en Valencia, calle de la Corona.

Hablando ahora de nuestro Quevedo, supongo que ya estará Vd. enterado por Valdenebro de la prórroga que hemos conseguido en el Ministerio hasta 1906. Con esta subvención, y los ejemplares de los socios, y alguno más que no dejará de venderse si se encarga de ello algún librero activo, como Victoriano Suárez, por ejemplo, creo que podemos arrojarnos a continuar la publicación, sin trasmitirla a otro dueño, lo cual, muerto Krapf, me parece irrealizable, a lo menos en nuestro tiempo. Además, la desaparición de la Sociedad de Bibliófilos Andaluces sería la señal del desfile de muchos socios que lo son por amistad o compromiso, como sucede siempre en estos casos, y que no se considerarían obligados a nada después del cambio de empresa. Habría que pedir nuevamente apoyo al Gobierno, porque la concesión actual se daría por caducada. En fin, tales dificultades veo, que encuentro preferible acabar, por lo menos las poesías, en Sevilla, valiéndose de la imprenta de Díaz, que debe de tener más elementos que Rasco; pero atando bien los cabos en el contrato que con él se haga, y no descuidándonos por nuestra parte en facilitarle a tiempo el papel. He hablado sobre todo esto con el Duque y el Marqués, y se han mostrado conformes. Si Vd. y Valdenebro creen posible este arreglo, no hay sino entregar a Díaz el original que dejó pendiente Rasco, y poner inmediatamente manos a la obra, para que el año próximo salga un tomo, por lo menos.

Desea a Vd. todo género de felicidades su mejor amigo

M. Menéndez y Pelayo

P.D.—La persona que en Valladolid puede ser a Vd. más útil para buscar noticias de Pedro de Espinosa es don Narciso Alonso Cortés, que recientemente ha publicado un pleito curiosísimo de Lope de Rueda. Yo no conozco personalmente al señor Alonso Cortés (que debe de ser hijo del Rector de aquella Universidad, a juzgar por sus apellidos); pero le estoy agradecido por el envío de su folleto, y puede decírselo así cuando le escriba. Es abogado, licenciado en Letras, y no sé si individuo del Cuerpo de Archiveros.

La carta burlesca sobre la Jerusalén de Lope ha sido publicada recientemente por Paz y Melia en el segundo tomo de sus Sales españolas.

 

Tomada de: Rodríguez Marín - Menéndez Pelayo , p. 234-236.

Notas