Volumen 17 - carta nº 28

De LEOPOLDO PEDREIRA
A MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

Cuenca, 21 junio 1903

Mi respetable amigo y querido maestro: Conociendo los piadosos sentimientos de Vd. me tomo la libertad, que habrá de dispensarme, de solicitar su concurso eficaz y decisivo, para una gran obra de caridad, á que vengo consagrando mi humilde actividad, desde el día terrible del hundimiento de la Catedral de Cuenca.

Si Vd. pone sus talentos y su inmenso prestigio al servicio de esta Comisión de la Cruz Roja será un hecho la existencia en Cuenca de una ambulancia de la benéfica institución. Basta para ello que Vd. se digne admitir la Presidencia del Jurado de los Juegos Florales y Certamen Científico-Literario que ha de celebrarse en Septiembre próximo, con motivo de las fiestas de San Julian conquense.

Era Cuenca la única provincia de España en que no existía comisión de la Cruz Roja; y me han contado que, cuando llegaron aquí los repatriados, se morian en medio de la calle, sin que una mano caritativa los socorriera con una taza de caldo ó una copa de Jerez.

El dia 13 de abril del año pasado ocurrió el hundimiento de la torre de la Catedral: cinco víctimas, de las cuales tres se han salvado, yacian bajo los escombros: el Ayuntamiento no tenia más que diez pesetas en caja: no habia organizado ningún servicio de socorros, y dos infelices niños estuvieron vivos durante cincuenta horas, bajo las ruinas, salvándose milagrosamente en el hueco de una puerta.

Fuí testigo ocular de aquellos sucesos y promoví en la prensa local la creación de una comisión Provincial de la Cruz Roja. La Asamblea Suprema me nombró Delegado especial suyo, invistiéndome de poderes discreccionales.

Poco he podido hacer; pero he constituido en catorce meses la comisión (bajo la Presidencia honoraria del Illmo. Sr. Obispo y la efectiva del Illmo. Sr. Gobernador Militar) he reunido ciento veinte socios, veinte hermanos en caridad y una comisión de señoras; he empezado ya los preparativos para la instalación de la ambulancia; tenemos dos camillas, almacen y mil doscientas pesetas depositadas en el Banco de España.

En la última sesión, cuya acta acabo de firmar, se acordó que yo me encargase de organizar los Juegos Florales y Certamen Científico-Literario que se celebran aquí en Septiembre por el Ayuntamiento y que este año estarán á cargo de la Cruz Roja. Con el producto de este festival podrá quedar instalada la ambulancia.

Ruego á Vd. encarecidamente se sirva aceptar la Presidencia de estos Juegos, se digne indicarme los nombres de los Sres. Académicos de la Lengua, de la Historia, etc. que han de formar el Jurado y á quienes invitará (después de propuestos por Vd.) esta comisión ó el Illmo. Sr. Obispo; y señale los temas correspondientes á los premios cuyos donantes no marquen desde luego el asunto del trabajo á que destinan el premio.

Es posible que mi ilustre amigo D. Mariano Catalina se inhiba como Juez de los Juegos porque viene siendo constantemente uno de los donantes de Premio; además D. Mariano es la primera fuerza política de la provincia y la imparcialidad en estos torneos y la neutralidad de la Cruz Roja imponen cierta circunspección. Vd. obrará, sin embargo, como quiera, seguro de nuestro acatamiento.

Anticipo á Vd. gracias muy rendidas por cuanto haga en favor de nuestra humanitaria obra; y tengo el atrevimiento de remitir á Vd. mi último opúsculo, «Lo que es Bilbao». Aunque indigno de la biblioteca de Vd., como en ella habrá un rincón para cosas raras, bien puede figurar mi folleto al lado de los sonetos de Rabadán ó los esdrújulos del Prior D. Bartolomé Cayrasco.

Perdón por todo y mande como guste á su admirador, humilde amigo y servidor muy afecto q.l.b.l.m.

Leopoldo Pedreira