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Epistolario > Volumen 14 (Julio 1896 -... > Vol. 14 - carta 88

Datos del fragmento

Remitente JUAN L. ESTELRICH Destinatario MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO Fecha 20 octubre 1896 Lugar Palma de Mallorca

Texto

Volumen 14 - carta nº 88

De JUAN L. ESTELRICH
A MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

Palma de Mallorca, 20 octubre 1896

Sr. D. Marcelino Menéndez Pelayo y queridísimo amigo: No creas que te haya olvidado. En cuanto recibí tu última visité a la señora viuda de Quadrado y le hablé del testamento de su esposo por lo que a ti interesaba. Doña Rosa me contestó que te había trasmitido copia de la cláusula del legado. Con muchos rodeos y atascos de conciencia y qué sé yo cuantas cosas más, me indicó D.ª Rosa el deseo de quedarse con el ejemplar de las obras de su esposo que éste guardaba para sí, a lo que le contesté que eras tú sobradamente considerado e inteligente para no apreciar el valor no fungible de estos objetos, que por otra parte te resultarían duplicados.

En cuanto al legado de todos los libros y papeles que Quadrado te hace, tendrás que apreciar mucho el buen afecto de dicho señor y su consideración para contigo; pero estoy casi seguro que la cosa no vale la pena. Quadrado no creo que deje inédito más que sus tres dramas: Leovigildo, Martín Venegas y Cristina de Suecia, y nueve u once días del Mes del Corazón de Jesús, que preparaba para completar la trilogía pía de los meses de María y de San Jose . No conozco nada más. De libros, no hablemos; todos los que le conozco caben en un puño... Desde allá, del año 40 no tuvo su librería más ingresos que los regalos, y excusado es decirte que lo que se regalaba a Quadrado se te ha regalado a ti. Lo que debe de ser muy curioso es el epistolario, puesto que Quadrado guardaba todas las cartas que se le dirigían, es decir, todas las que pueden interesarte, y ya sabes tú cuándo y con quienes sostuvo relaciones.

Yo he estado un mes fuera de Mallorca (en Zaragoza, en Tarragona, cuyos monumentos no conocía; en Barcelona, donde he pasado unos días con el heroico Rubió, después de su segundo viaje a Grecia, etc.) y por esto no había contestado a tu carta, sabiendo ya, como sabía, que se te había comunicado la cláusula testamentaria de Quadrado, que era le clou de tu misiva. Al regresar a Mallorca he vuelto a ver a D.ª Rosa, viuda de Quadrado, y la buena señora, con muchas timideces y reparos me dijo que yo, con timideces y reparos mayores para no ofenderte, te dijera que extraña no haber recibido contestación a su carta, ni saber por consiguiente cómo quieres que se te dirijan los papeles de su esposo, ni si accederás a sus súplicas. He visto también a Estanislao Aguiló, que (¿lo creerás? es tan bueno este muchacho que por sólo el recuerdo de la amistad de Quadrado con su padre y el afecto que profesaba a Quadrado, iba Aguiló todas las noches a jugar horas y horas con Quadrado partidas de tute o brisca para entretenerle en sus últimos meses... y Quadrado le babeaba los naipes, se dormía, y... figúrate lo que haría el pobre) está enterado de las cosas de Quadrado, y Aguiló me ha confirmado mis presunciones respecto a los libros y papeles inéditos de Quadrado. Yo decía a Aguiló que lo más conveniente sería (salvo tu parecer) formar una nota de todo lo que puede pertenecerte de la herencia de Quadrado, y enviártela para que tú te hicieras cargo de lo que hay, y si no te sirven los duplicados ponerlos aquí en venta y si se vendieran remitirte el importe; pero para esto tendrías que entenderte con Estanislao o conmigo, mediante poderes para con la viuda, puesto que la buena señora está un poco trastornada, y no acaba de estarlo del todo para que deje de hacérsela caso. Te digo y repito que puedes contar conmigo para todo lo que me necesites, y vergüenza me da hacerte ofrecimientos que harto sabido te tienes.

También sé que Alcover te escribió referente a sus pretensiones. Lo que a mí me dijiste y lo que luego escribiste a Alcover, lo cree este superabundantemente motivo para desistir de toda pretensión ante Baraibar y las condiciones en que se encuentra el de Vitoria.

Dios te conceda pronto humor, decisión y tiempo necesario para continuar y terminar tus Ideas estéticas, porque la tal continuación la estoy deseando de todas veras. Lo de Lope es una obra cuya justicia se ha comprendido tan pronto como tú la has anunciado. ¡Claro, hombre! También he visto que los sevillanos te entregan a Quevedo, y lo celebro...

Tuyo con toda el alma,

Juan Luis Estelrich

 

Estelrich - Menéndez Pelayo, p. 231-233.

Notas