Volumen 14 - carta nº 22

De JUAN L. ESTELRICH
A MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

Palma de Mallorca, 17 julio 1896

Mi estimado Marcelino: Recibida tu carta fecha 8. La he publicado en un periódico, puesto que por su contexto comprendí que venía con vistas a la publicidad, y ha producido aquí muy buen efecto. Es probable que conozcas los resultados por otro conducto.

Aunque no se ha abierto el testamento de Quadrado (q. g. h.), sé que te nombra heredero de sus libros y manuscritos. El buenísimo de Quadrado te tenía verdadera devoción, y yo celebro el legado que te hace porque vayas sabiendo que este grupo tan sincero de literatos te aprecia en vida y en muerte. No he de decirte que si en algo puedes necesitar de mí, tendré muchísimo gusto en serte útil.

Hace pocos días te escribí referente a un deseo que me manifestó el amiguísimo Alcover; reitero ahora en todas sus partes la petición, y haz el favor de decirme si para lograr que sea éste nombrado correspondiente de la Academia Española de la Lengua, crees conveniente que escriba al Conde de Cheste (a quien felicito en verso todos los años su cumpleaños, por deudas de gratitud desde cuando formé la Antología de líricos italianos ), a Campoamor, Arce, Palacio, Liniers, Balart y algún otro que conozco de la Academia; o si crees que mejor es dejar en tus manos el asunto. Creo que es de justicia que aquí tengáis algún académico correspondiente, y difícilmente encontraréis otro que reúna las condiciones de Juan Alcover, ni que el nombramiento pueda ser mejor recibido aquí, por su prestigio.

¿Y esas Ideas Estéticas? ¿Te has empantanado, es decir, nos has empantanado? ¿Las trabajarás algo este verano, mientras sigues invernando en julio y agosto en Santander? Mucho lo deseo.

Hace una temporadita estoy estudiando con gusto los trouvers, trovadores y minnesinger , y puedo asegurarte que el estudio me deleita, sobre todo cuando voy viendo las diferencias que hay entre unos y otros. ¿Hay alguna obra capital, respecto a cada uno de los tres grupos, que me aconsejes? Claro que no te pido el Códice de Rudiger Menese, ni los Trovadores de Milá, aquélla porque tendría que ir a París y ésta porque ya puedes suponer que me la tengo muy leída.

Siempre tuyo y muy tuyo,

Estelrich

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Estelrich - Menéndez Pelayo, p. 227-228