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Epistolario > Volumen 14 (Julio 1896 -... > Vol. 14 - carta 9

Datos del fragmento

Remitente MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO Destinatario LEOPOLDO ALAS Fecha 9 julio 1896 Lugar Santander

Texto

Volumen 14 - carta nº 9

De MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO
A LEOPOLDO ALAS

Santander, 9 julio 1896

Mi querido amigo y condiscípulo: Recibí y agradecí mucho su última carta, y el propósito que tiene de escribir algo sobre mi último libro.

No contesté a Vd. sobre la elección de Oviedo, porque precisamente aquellos días estaba yo muy desagradablemente preocupado con la gravísima enfermedad de mi hermano, que ahora está en París, con algunas esperanzas de curación, si bien muy lenta. Pero entonces su estado nos infundía grandes temores, y a causa de esto hice con mucho descuido los preparativos de la elección, y pude incurrir en alguna distracción u olvido de las fórmulas acostumbradas en tales casos. Pero ni esto ni la negligencia con que antes hubiera desempeñado el cargo de senador basta para justificar la sigilosa conjuración que contra mí armaron los Krausistas de esa Universidad, instigados, según creo, por Salmerón, Giner y la Institución Libre.

Demasiado sé lo que entre ellos puede el espíritu de secta, y por lo mismo que yo sin profesar dogmáticamente la tolerancia, la practico mucho mejor que ellos, y procuro siempre hacerme cargo de los diversos móviles que guían en sus acciones a las gentes no les guardo rencor por lo sucedido, y sólo me quejo de la cautela con que procedieron hasta última hora, con objeto de ganar la votación por sorpresa. En su derecho estaban no votándome, pero debieron decirlo con tiempo. Demasiado sé que los Krausistas son unos fanáticos, y que a la menor indicación de Giner obedecen como autómatas, pero no pude creer que tomasen en serio el pretexto de lo que yo dije en junta de Facultad con motivo de la cuestión del imbécil Odón de Buen. Demasiado transijo con el talento, hasta cuando se emplea mal, pero lo que no puedo aguantar, hasta por razones de buen gusto, es la impiedad de perro-chico, el libre pensamiento de taberna. Salmerón, que no es un hombre de ciencia ni un espíritu desinteresado, sino un hombre político y un abogado de malos pleitos, entra con todas, como la romana del diablo, y se cree obligado a romper las lanzas por cualquier mamarracho que quiera llamar la atención soltando cuatro blasfemias o tirando piedras a un cura. Los tontos no pertenecen a ninguna escuela, y el que se mete a defenderlos se hace cómplice de su tontería. Si la libertad de la cátedra ha de servir para eso, reniego de semejante libertad.

De Vd. ¿cómo he de quejarme? Cuando la amistad es tan antigua y probada como la que entre nosotros existe, no puede entibiarse en lo más mínimo por cosas de tan poca importancia, como lo es para mi, en el fondo, el ser o dejar de ser senador o diputado: cosa harto fácil en España, contando con el Gobierno, cualquiera que él sea.

Y abandonando ya este fastidioso asunto, en que sólo he entrado para que Vd. no echase a mala parte mi silencio, me repito de Vd. tan amigo como siempre y tan deseoso de servirle en todo,

M. Menéndez y Pelayo

 

Tomada de: Clarín - Menéndez Pelayo , II , p. 99-101, etc.

SÁNCHEZ DE MUNIÁIN, J. M. a : Antología de Menéndez Pelayo , p. 51, 53, 286 (fragmentos). Etc.

Notas