Buscar: en esta colección | en esta obra
Epistolario > Volumen 12 (Julio 1892 -... > Vol. 12 - carta 627

Datos del fragmento

Remitente MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO Destinatario LEOPOLDO ALAS Fecha 17 abril 1894 Lugar Madrid

Texto

Volumen 12 - carta nº 627

De MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO
A LEOPOLDO ALAS

Madrid, 17 abril 1894

Mi muy querido amigo: Debo a Vd. hace un siglo contestación a una carta suya, y además mil gracias por el benévolo y cariñoso artículo biográfico que tuvo Vd. la bondad de escribir en La Publicidad, de Barcelona. Ha sido para mí como un recuerdo de nuestros años universitarios, y he celebrado en lo más íntimo de mi alma que nuestra amistad de estudiantes no haya tenido, en un período relativamente tan largo, la menor frialdad ni interrupción.

Todas estas cosas y otras más pensaba decírselas a Vd. de palabra cuando viniera a las oposiciones de que me habla, pero como veo que éstas se van retardando, escribo a Vd. estas cuatro líneas, aunque no sea más que para participarle mi cambio de domicilio. Vivo ahora en la Academia de la Historia (calle del León, 21), donde tengo habitación como bibliotecario perpetuo.

Por el correo de hoy, envío a Vd. el tercer tomo de Poetas Americanos, con larga introducción de 300 páginas. Está imprimiéndose el 4.º y último. No le falta a Vd. razón en algo de lo que ha dicho acerca del 2.º, pero hay que tener en cuenta el carácter histórico de este género de colecciones. Si sólo se tratase de presentar modelos de buen gusto para las cátedras de Retórica y Poética, todas las antologías podrían reducirse a muy pocas páginas en cualquier nación y en cualquier tiempo. Pero a mi entender, aquí no se trataba de éso, sino de poner una especie de archivo o colección de documentos literarios en que no faltase ninguna de las regiones de América, donde se habla y escribe el castellano. En la historia política y militar se consignan las derrotas lo mismo que las victorias: el historiador literario tiene que hacerse igualmente cargo de lo bueno, y de lo malo, puesto que su oficio no es enseñar a hacer coplas a los chiquillos de Instituto ni enmendarles el tema. Para cazar ripios ultramarinos ahí está el soez y pedestre Valbuena, a quien Vd. (no sé por qué) tiene el mal gusto de admirar. Yo nunca he aspirado a emular sus glorias. Ya le pagará a Vd. con alguna coz, de las de su repertorio maragato.

Cuando se acerquen las oposiciones de Romano (en las que, a mi juicio, ningún contrincante serio tendrá Vd. más que Eduardo Hinojosa) exploraré el tereno con toda cautela y discreción necesarias en quien por una parte es entrañable amigo de Vd. y por otra tiene con Hinojosa relaciones de amistad y compañerismo. Y como Vd. entiende a medias palabras y debe estar seguro de mi lealtad, no digo por ahora ni una palabra más sobre esto.

Adiós, mi querido amigo. Suyo de corazón,

M. Menéndez y Pelayo

 

Tomada de: Clarín - Menéndez Pelayo II , p. 90-92.

Notas