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Datos del fragmento

Remitente IGNACIO DE GENOVER Destinatario MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO Fecha 18 marzo 1894 Lugar Barcelona

Texto

Volumen 12 - carta nº 602

De IGNACIO DE GENOVER
A MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

Barcelona, 18 marzo 1894

Muy Sr. mio y de mi más distinguida amistad: Aprovechando la oportunidad de pasar á esa de Madrid mi amigo el gran actor Novelli, el cual será dador de la presente, me complazco en presentárselo á Vd., segurísimo de que no ha de serle enojosa la visita, ántes grata á lo sumo, tratándose de artista, cuyos méritos, no poco ha de admirarlos Vd.

Después de una campana, brillante, gloriosa, sostenida en la série de funciones que ha dado en el Principal de esta ciudad, no dudo, va á proseguir en sus triunfos, al presentarse, ante la culta y coronada villa, donde tantos laureles cosechó, durante la temporada que en ella se dió á conocer.

Hoy añade, á su contingente cómico de marras, otra especialidad: la del género trágico ó dramático; toda vez que, á creaciones como la de Luis XI (insuperable), júntase el haber acometido á Shakespeare dando un Shylak y un Petruccio, impecables en muchos puntos.

Y, para que hable de Vd. ahora, sin ofender su modestia y sin necesidad de que añada, por pobres ó insignificantes, mis propios elogios á los agenos, le he de decir que sigo con verdadero interés, con deleite, y no menor enseñanza, sus varias publicaciones en curso:

Antologias - Ideas Estéticas.

Cuando las medito, sólo una cosa me duele.

La de que no se lea más en España. Se entiende: cosas de provecho.

También ha pasado por mis manos el libro «Dolores», del Sr. Balart: coleccion de versos, por los que felicito, en primer lugar á su ilustre autor y mucho más á la literatura pátria. No poco sale ella gananciosa.

Algun desquite hemos de tener á despropósitos, en pura prosa, y en lo que atañe á nuestra, digámoslo así política, interior y exterior.

Como quiera que me cupo la honra de conocer en su casa de Vd. á su buen amigo, el Sr. Balart, le estimaré se sirva transmitir la expresion de mi buen afecto, á dicho señor, a la vez que el tributo de mi admiración, en lo poco, en lo muy poco que ella pueda valer.

En esta ciudad estamos todavia bajo la triste impresion de la civilizadora epopeya del Liceo. Bien puede decirlo el retraimiento, que es general. Teatros, paseos, todo lo denuncia.

Afortunadamente hay tregua, y nada más que tregua. Temo que, más tarde, habrá que deplorar represalias, inevitables y fatales, una vez la accion de la justicia se haya dejado sentir.

De mí, decir puedo (y siento que haya de entrar en escena) que atendiendo, y, ¿cómo no? á las indicaciones de Vd., no sólo he distribuido el libro —cuyo manuscrito tuvo Vd. la complacencia de leer, y que agradezco— no sólo, pues, lo he dispuesto para publicarlo en tres volúmenes (todo formaba ántes un cuerpo), sino que hélo dividido por capítulos, poniendo en cada uno su correspondiente sumario.

La obra ha ganado siquiera en claridad, que algo es.

Mas, como trato de que no ande rezagado en redaccion, no me resuelvo á publicarla (sin llegar al «pulir y más pulir» de Boileau) sin ántes de nuevo no someterla á exámen, quitando galicismos y abreviando frases.

Á tener hecho ese trabajo, me hubiera trasladado á Madrid, para su publicacion, cosa que tendré forzosamente que aplazar.

Mucho lo siento, ya que me privo del singular placer, de estrechar su mano y departir con Vd.—Usted hablando, y yo escuchando.

Dicho se está que, para entónces, tendré que molestarle de nuevo.

Pero hay que resignarse. Todos arrastramos una cadena. Usted, la de la celebridad.

¿Qué le parece de un tema en que he dado (no el de escribir, que afortunadamente no se me ocurre con mucha frecuencia), referente al «estudio de la Misantropía en la Dramática». Salta á la vista que se trata de los dramáticos gordos , ó notables, para ensanchar algo los límites del trabajo, que hánse aprovechado del aludido carácter: Shakespeare (Timon), Molière (El Misántropo), Regnard (Demócrito), Fernando de Zárate (Los filósofos de Grecia, Heráclito y Demócrito. Ahí los dos: aquella gente no podia hacer cosa alguna en pequeño) y Schiller, en considerables fragmentos de un drama que la muerte interrumpió (El Misántropo.)

Salvo error, ¿será Molière quien ha desentrañado el carácter? Su Alvestes (hermano de Hamlet), no es misántropo por accidente (desengaños del mundo, varia fortuna, etc.), sino que lo es por temperamento, por propia constitucion. Por lo que diríamos «idiosincracia» hablando algo encopetado.

Su cosa así reflexiva, le debía llevar á los desalientos y al pesimismo.

Tal vez que pase yo algo al personaje por el tamiz romántico.

En fin, no quiero molestar á Vd. por más tiempo y pongo punto final.

Por lo mismo que me doy por ofrecido á Vd., é incondicionalmente, en el terreno de la pura y buena amistad, le pongo mi direccion y su casa, Arrepentidas, 3 - y quedo de Vd. atento s.s.q.b.s.m.

Ignacio de Genover

 

Notas