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Epistolario > Volumen 12 (Julio 1892 -... > Vol. 12 - carta 546

Datos del fragmento

Remitente JUAN VALERA Destinatario MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO Fecha 10 febrero 1894 Lugar Viena

Texto

Volumen 12 - carta nº 546

De JUAN VALERA
A MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

Viena, 10 febrero 1894

Mi querido amigo Menendez: Al fin recibí carta de Vd. como la deseaba, perdonandole la tardanza en contestar por sus muchas ocupaciones.

Gerald ha enviado la nota adjunta, por donde verá Vd. que remitió á Tamayo las obras de Grillparzer por el correo. Sino parecen, el reclamará aqui porque será lástima que se pierdan.

Dentro de pocos dias tendré que enviar á Madrid en un cajoncito para el Gobierno publicaciones oficiales de aquí y para S. M. la R. Regente algunos libros que la regalan. Aprovecharé entonces la ocasion de remitir á Vd., como Bibliotecario de la Rl. Academia de la Historia, un ejemplar de una obra que con el fin de que se la regale a la citada Academia me ha enviado desde Nueva York un Sr. Ponce de Leon, que allí la ha publicado. Es sobre todos los retratos, verdaderos ó falsos, de Cristobal Colón. Trato asimismo de enviar á dicha Academia, si ya no lo posee, lo que ha salido hasta hoy de Monumenta Conciliorum generalium seculi XV. Lo publica esta I. Academia de ciencias. Está saliendo ahora la Historia del Concilio de Basilea de Juan de Segovia, apparatu critico adiecto por nuestro amigo Beer. Si Vdes. quieren la obra, y yo la envío como regalo de esta Academia ¿podrán Vdes. enviar en pago un ejemplar de la Historia de las Indias de Oviedo?

La endemoniada Princesa P. Metternich no acaba de averiguar si tiene y donde la comedia de Lope, aunque el asunto debiera interesarle pues, á mi ver, no menos artificio que con la Reina D.ª María, sería menester emplear con ella para que su marido ó cualquiera otra Potencia de primer orden la dejase preñada. Es ya el bello y el sublime ideal de lo feo. Jamás me ha maravillado más la figura humana, si de humana puede calificarse la suya: pero, sea como sea, lo que importa es que halle el autografo de Lope y le preste. Beer le copiará bien y se alegrará de que le paguen, porque el pobre anda enamorado, deseoso de casarse con su niña, y rebañando dineros para la boda. La niña no debe de tener mas dotes que sus virtudes y hermosura y los tres famosos molinos: Majapan, Ventosillo y Choveadero.

Nada sabía yo del Farinelli de que Vd. me habla. Buscaré y leeré sus obras.

Supongo que habrá Vd. visto y que hablará en La España moderna de las Memorias de la corte de España, del Marqués de Villares, que ha publicado Morel Fatio.

Como en casi todos estos libros, raros y curiosos, la Introducción (del Sr. de Vogüe) y las Notas (de M. K.) valen ó si no valen son mas divertidas y mejor escritas que el texto. De todos modos, aunque el libro pinta á España en la epoca de su mayor hundimiento, extravagancia y miseria, todavía se advierten el regocijo, la complacencia cruel y la malicia con que se burlan los autores de nosotros. Algunos chistes confieso que tienen gracia aunque sean feroces. Este, por ejemplo, de la Marquesa de Villaro: il suffit d'être en Espagne pour perdre tante envie d ' y faire de chateaux. Dura es la sentencia, pero yo, si no disculpo, soy un poco indulgente con la Marquesa, porque noto que todos los diplomaticos, y las diplomaticas mas, desuellan siempre todo lo del país en que residen, y apenas hallan en él cosa que les agrade. Si yo pusiese por escrito cuanto oigo decir á mis colegas de ambos sexos de esta doble Monarquia hoy tan floreciente, crea Vd. que no saldria tampoco muy bien librada.

Adios por hoy y creame su afmo y contra toda ingratitud ó non curanza firme amigo

Juan Valera

Se me olvidaba decir á Vd. que el último libro de Oliveira Martins es importante y debe Vd. hablar de él en la Revista de Lázaro. Trata de Nuño Alvarez. El plan de Oliveira, ya que ha escrito una historia sinóptica de Portugal, donde traza á grandes rasgos la marcha de su pueblo, es presentar ahora en cinco cuadros diversos, y con todo pormenor, los cinco momentos mas culminantes y decisivos de Portugal, en su edad mas autonómica y gloriosa. La fundación de la dinastia de Avis, y las grandezas de los hijos de Dn. Juan I son los libros ó actas de este drama épico que ya van escritos. Ahora faltan (y Oliveira se propone escribir) El Principe perfecto, Alburquerque y Don Sebastián.

No sé si á Vd. le ocurre lo que á mí. Acaso sea porque siempre que estoy fuera de España se me acicala y aguza el patriotismo. Ello es que, si bien veo, lamento y deploro nuestra postración política, militar y económica, en artes y letras me parece que competimos y aun vencemos con y á otras naciones de las más prósperas y cultas. Me estomaga y encocora la petulancia de los franceses, pero reconozco que Francia prevalece siempre. Aquello es inagotable manantial de ingenio, que brota y corre encantado por el buen gusto, el savoir faire y un singular y limpio agrado con que se brinda á que todos bebamos en él. Estos alemanes, dicho sea con el debido sigilo porque no quiero enemistarme con ellos, escriben á porrillo, pero son pesados como el plomo. Y lo que es hasta ahora, yo no he dado con libro alguno novísimo que no se caiga de las manos. Si yo no conociera á la joven Condesita de Obendorf, que me parece muy linda, no podría seguir leyendo una novela suya, que con fatiga y á tragos leo; y en cambio me he leído de un tirón, y admirándola, la última novela del morcon de D.ª Emilia, cuyo naturalismo despiadado y grotesco me repugna á par que me fuerza á conocer su fidelidad y verdad, el perspicaz talento de observación de la autora gallega y su rara habilidad para expresar y representar lo observado.

En suma, yo creo que, en el día, si estamos casi peor que nadie como Estado, en prosistas, poetas, oradores, pintores y escultores, nada tenemos que envidiar. Y como soy optimista creo que esto es de feliz agüero y dá esperanza de un renacimiento general, que vendrá, aunque yo no le vea, porque vendrá antes mi muerte. Estoy mas viejo que un palmar. Me acerco a los 70 años.

Vuelvo á decir á Vd. buona sera , como Dn. Basilio, cuando estaba tan pesado para despedirse.

 

BRAVO VILLASANTE, C.: Biografía de Juan Valera , p. 296-299.

Notas