Buscar: en esta colección | en esta obra
Epistolario > Volumen 12 (Julio 1892 -... > Vol. 12 - carta 462

Datos del fragmento

Remitente MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO Destinatario JUAN VALERA Fecha 28 noviembre 1893 Lugar Madrid

Texto

Volumen 12 - carta nº 462

De MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO
A JUAN VALERA

Madrid, 28 noviembre 1893

Mi queridísimo amigo D. Juan: Ayer puse a Vd. un telegrama para que vinieran los consabidos papeles y aquí los examinásemos. Creo que nos quedaremos con ellos, dada la curiosidad que Cánovas muestra, y por mi parte, como Bibliotecario, no dejaré de apoyar con ahinco la propuesta de adquisición, aunque confieso que este género de mamotretos diplomáticos, en que suele encontrarse muy poca sustancia útil para la Historia, no son los de mi particular devoción, ni desearía que en ellos se gastase preferentemente el poco dinero que tiene la Academia de la Historia.

He estado todo este mes abrumado por la pesadumbre que me produjo la catástrofe de Santander y sin gusto ni ánimo para pensar en nada. Afortunadamente, salieron ilesos todos los de mi familia, que no es numerosa, pero tuve que lamentar la pérdida de muchos conocidos y amigos más o menos íntimos y además me llegó al alma la desolación de mi pobre ciudad. En casa no pasó nada, salvo la rotura de cristales, que fué general en toda la población, y la rotura del tejado de la biblioteca por un pedazo de hierro que, afortunadamente, cayó al suelo sin tocar los libros. Se compuso en seguida, antes de que viniesen las lluvias, y por esta parte no hay peligro. La pérdida hubiera sido verdaderamente grave y en parte irreparable, porque sólo de manuscritos españoles anteriores al siglo XVI tengo cerca de 40, varios de ellos inéditos.

A estas horas es posible que haya recibido Vd. el segundo tomo de los Poetas americanos, que contiene las Antillas y Venezuela con larguísimo prólogo. Tiene feroces erratas, porque se imprimió cuando yo estaba en vacaciones y no vi más que una prueba, pero he salvado las principales al fin del tomo. Léale Vd. y dígame lo que le parece. También remití a Vd. un prólogo que hice para las obras de Quadrado, pero me temo que naufragaría en el correo como cosa de poco volumen y que no iba certificada.

El rasgo generosísimo de Schuchardt me ha conmovido y me ha llenado de agradecimiento. Cuando venga su donativo ya haré que el Alcalde de Santander le dé las gracias en los términos más expresivos que sepa y pueda. Además, yo le escribiré directamente, y entretanto bien puede decirle que si ha visto mis escritos de estos últimos años habrá comprendido que no queda en mí rastro ninguno de aquella infantil animadversión contra Alemania —la cual era más bien generosa envidia—, y que si en mi optimismo, cada vez mas extenso y humano, y creo que por lo mismo más cristiano, cupiesen preferencias, serían, sobre todo, para los alemanes que en todo tiempo nos han conocido, entendido y amado más que otra gente ninguna por el singular privilegio que Dios les dió de entenderlo todo y de ser ciudadanos de todos los pueblos.

Yo también recibí esa invitación húngara a propósito del centenario de su poeta nacional, pero hasta ahora no he sabido qué contestar, porque desconocía hasta el nombre del tal poeta.

Cuando escriba a Aguiló le pediré los ejemplares del Romancero Catalán que Vd. me indica. Tengo y aprecio mucho los Cantos Populares del Piamonte de Nigra, primera edición, según creo, dividida en varios cuadernos. Es el ejemplar que el mismo Nigra envió a Milá y que yo he heredado con otras cosas suyas. No sé si hay edición posterior. Me parece una de las mejores colecciones de poesía popular que se han publicado en el mediodía de Europa, con más discreción y mejor gusto.

Los amigos de la Academia se acuerdan muchísimo de Vd., especialmente en la comisión de Diccionario de los sábados, en que nos reunimos el pobre Aureliano, que está muy averiado, Tamayo, el P. Mir y yo.

Adiós; escríbame pronto y dígame cosas de ahí tan interesantes y sabrosas como las que me comunica en sus dos últimas cartas. Yo soy pesado para la correspondencia y además me encuentro, no sé cómo, cargado de trabajo, pero continuamente me acuerdo de Vd. y le miro siempre como mi mejor amigo.

Suyo siempre

Marcelino

 

Valera - Menéndez Pelayo, p. 471-473.

Notas