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Epistolario > Volumen 12 (Julio 1892 -... > Vol. 12 - carta 426

Datos del fragmento

Remitente CÉSAR N. PENSON CNP Destinatario MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO Fecha 12 octubre 1893 Lugar Santo Domingo

Texto

Volumen 12 - carta nº 426

De CÉSAR N. PENSON
CNP
A MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

Santo Domingo, 12 octubre 1893

Mui señor mío: Varias veces he tenido la honra y el gusto de dirigirme á Vd., interesándome no poco, y hasta ahora no he logrado saber qué destino han tenido mis pobres misivas. Torno á molestar su mui ocupada atención, aunque en asunto que no puede ser para Vd. indiferente, en atención á que Vd. se sirvió hacer un juicio admirable sobre la traducción del Cancionero de Heine por el malogrado vate venezolano D. José A. Pérez Bonalde, que en la portada figura en forma epistolar.

La traducción en verso es cosa que siempre ha abstraído mi ánimo, y así, he buscado con empeño el mejor modo de vertir con fidelidad el pensamiento del poeta, haciéndole hablar en español, huyendo de las traducciones parafrásticas o imitativas, que dice Vd., y conservando el ambiente lírico de la composición. De mui atrás ateníame á la opinión que sustenta en el prólogo de sus poesías Frai Luis de León, y últimamente me convertí á la del sabio latinoamericano Miguel A.º Caro, quien dió con el precepto tan pasmoso ejemplo en la traducción de la Eneida, por Vd. declarada la mejor en nuestro idioma; y ese artístico procedimiento de Caro se halla confirmado por todo lo que Vd. ha dicho sobre el particular. Como ensayo, acometí la atrevida empresa de traducir la célebre oda de Manzoni, que es tenida en calidad de obra clásica, debido á que un señor venezolano, Dr. D. Juan Pietri, mui entendido en lengua y literatura latina, italiana y francesa, me dió á conocer una traducción francesa que había hecho y un juicio crítico suyo sobre todas las traducciones conocidas de esa pieza inmortal que él conocía (las de Cañete, Hartzembusch, Heriberto García de Quevedo y Tomás Rubí).

Trabaje con sinceridad, tratando de penetrar, con ayuda de los trabajos del Dr. Pietri, el espíritu de tan gran poeta y de tan alta poesía, ciñéndome para ello á la mayor fidelidad en el traslado, al extremo que resultase casi un calco. La terminé con intervalos de meses, y retocándola de tiempo en tiempo, ahora la he vuelto por último «al yunque», como dice Vd. de las versiones de Bonalde, al cabo de cinco años. La conservo aún inédita.

Vd. sabe que el escritor italiano (que tan galanamente se produce en nuestra lengua), D. Salvador Constanzo recojió en su obra «Opúsculos políticos y literarios» Madrid, imprenta de la Publicidad, calle de Jesús del Valle 6, 1847, cuantas traducciones existían en su tiempo de la oda de Manzoni, proponiéndose incluir en ella las que sucesivamente fuesen haciéndose al castellano. Llegó á reunir la de Hartzenbusch, Rubí, Cañete y H. García de Quevedo, que arriba cité, esta última vista y aprobada por Zorrilla. Le invito á examinarlas en dicha obra. Hoi me complazco en remitir á Vd. las que sé que se han hecho en América, y son: la del Dr. Pietri, una de Guillermo Mata, poeta chileno, una de José Francisco Pellerano, escritor nacional, y la mía, que ha sido la postrera. [1] Según me decia el Dr. Pietri, el Sor. Eduardo Blanco, de Venezuela, tenía otra versión en prosa castellana. Y van ocho traducciones españolas! Yo me propongo continuar el propósito de aquel compilador y reunirlas algun día en folleto conjuntamente con lo que sobre ella se escriba y pueda haber á mano, con facsímile del borrador de la oda y retrato del autor. Y para ese efecto, la opinión que Vd. me diese en este particular, serviría á mi trabajo de marco de oro.

Desearía que me dijese Vd. si he acertado, en la interpretación fiel del original, salvo las ligeras variantes indispensables en esta clase de trabajos. No es que yo presuma sobresalir entre los traductores de la oda de Manzoni, pero el Dr. Pietri me significó formalmente que la mía era la mejor traducción conocida; y si algún mérito hai en ella, porque vea confirmada esa opinión por autoridades competentes, dejo toda la gloria para mi país, como en todo lo que pudiera producir, puesto que hace tiempo que, aunque joven, estoi curado de fantasmagorías humanas.

Esperando me honre con su contestación, me suscribo de Vd. atento s.s. q.s.m.b.

César N. Penson

P.S. Tenga la bondad de servirse de la vía oficial, entregando sus cartas al Sr. D. José Ladislao de Escoriaga, Ministro de la Rep. Dominicana en Madrid. Si Vd. utiliza esta traducción, que se tome la copia autorizada que ahora le incluyo. Vale.

P.S. No va la copia de Pellerano, que no vale la pena.

Vale.

 

Notas

[1] No se conservan con esta carta. Pero puede verse vol. IX de este Epistolario , carta n.º 514.