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Epistolario > Volumen 12 (Julio 1892 -... > Vol. 12 - carta 296

Datos del fragmento

Remitente CLEMENTE CORTEJÓN Destinatario MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO Fecha 24 abril

Texto

Volumen 12 - carta nº 296

De CLEMENTE CORTEJÓN
A MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

24 abril [1893?]

Dueño y señor mio: Por el correo he mandado á V. mi nuevo libro, llámole así porque no ha quedado en pie una sola página de la edición anterior.

Me permito, como dicen los que no temen incurrir en las censuras del malhumorado Puigblanch, rogar a V. pase la vista por ese librejo, ya que Antonio Rubió se empeña (como verá en la adjunta esquelita que sponte sua me envió), [1] no ser tan malo como sus hermanos mayores, que lo fueron muy rematados.

No queriendo ir al montón anónimo, aunque piense V. ponerlos con sus nombres y apellidos, de los ordinarios retóricos, y temiendole á V. más que á las hojas en el árbol, me he preparado muy especialmente para esta edición, que llamaré 1.ª por ser distinta de las anteriores. Salvo los que por su notoria excelencia merecen ser citados siempre, no aparecen en ella los ejemplitos repetidos hasta el enfado, y todos llevan la cita como Dios manda, para que no se les eche en cara que acaban de salir de las páginas de un manualete, como diría el ya por V. divinizado Camús. También tiene de particular que en élla, cuando la materia lo consiente, se desciende á la práctica, cosa olvidada por mis cofrades. Las Nociones de Estética no tienen aquella trabazón admirable, que hay en el sapientísimo Milá; pero tampoco son un pegote como, pongamos por caso, en Lampillo, poeta y hombre de gusto ¿quien lo niega?

Al escribir tenia delante ¡tenia delante! de mis ojos dos personas: el crítico de las Ideas Estéticas, y Coll y Vehí, el más eximio de los retóricos á la antigua. Los juicios del primero y las excelentes obras que me ha hecho consultar, me han servido de grande auxilio, así como de estímulo y deseo de emulación los mejores capítulos del segundo, tales como los de la propiedad, pureza y armonía, no el de la precisión que está muy enredado, ni el del estilo, para cuyo asunto me ha dado no poca luz el magnífico comentario que de los retóricos antiguos trae Chaignet en su Historia de la Retórica.

Bien hubiera querido predicar con el ejemplo al modo de como lo hicieron el autor del Culto sevillano y Campmany, pero en lo mejor de la jornada me faltó el aliento, así que hay gran diferencia entre el atildamiento, v.g. del capítulo sobre la honestidad y el de la dramática; entre lo pulido de la precisión, cuyas ideas están sacadas de Martha, pero los ejemplos son españoles, y el capítulo de la métrica, sacado de la preciosa Ortología y Métrica de Bello, en su mayor parte, si bien muchos ejemplos son de mi propia observacion. En suma, no es este libro ni el ideal del género, ni el libro que yo concibo; es susceptible de modificaciones; pero no me parece tan malo como los anteriores, y, si el amor propio no me engaña, entiendo que en el año 90 no deshonro la cátedra de Coll y Vehí. ¿De donde está sacada la síntesis que encierra la pag. 492? ¿Quien ha dicho la frase: el perfecto orador sagrado ha de tener corazón de apostol, mente de teólogo y fantasía de poeta?. Acuerdese de aquello de Cervantes: «Acontece [te]ner un padre un hijo feo y sin gracia alguna; pero el amor que le tiene le pone una venda en los ojos etc.» y dispensará la vanidad de este su amigo

C. Cortejon

 

Notas

[1] [Se conserva esta nota, que dice:] Mi querido D. Clemente; descaria dar á conocer en Colombia su Retórica y Poética rejuvenecida. El Ministro de Instruccion Pública me tiene encargado que le remita obras de texto de por acá notables ó instructivas. Cuento la de V. en el número. Puede V. remitirla con esta direccion:

Iltmo. Sr. D. Jesús Casas Rojas, Ministro de Instruccion Pública. — Bogotá / Rep. de Colombia /. Suyo afmo. amigo, A. Rubió.