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Epistolario > Volumen 11 (Enero 1891 -... > Vol. 11 - carta 97

Datos del fragmento

Remitente CASIMIRO DEL COLLADO C. DEL C. Destinatario MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO Fecha 15 marzo 1890 Lugar México

Texto

Volumen 11 - carta nº 97

De CASIMIRO DEL COLLADO
C. DEL C.
A MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

México, 15 marzo 1890 [por 1891] [*]

Muy querido amigo y paisano: Tengo á la vista sus apreciables de 1.º y 9 del pasado Enero, y siento en el alma haber de contestar á ellas comenzando por un pésame, bien sincero, por el fallecimiento de su joven cuñada. De ella, naturalmente, no recuerdo nada; pero sí, y mucho, de su hermano de V., el inteligente poeta y el distinguido médico, á quien conocí en esa Corte cuando cursaba medicina. Sírvase darle mis tan afectuosas como tristes memorias con tan lúgubre ocasión, y participar á toda la familia con cuánta cariñosa sinceridad nos asociamos mi Señora y yo á la pena que á VV. aflige.

Gutierrez Nájera, á quien leí la parte que le atañe en la primera de sus estimables cartas, ha quedado sumamente satisfecho de ella, y me encargó que manifestase á V. su agradecimiento. El, lo mismo que Roa Bárcena, Sosa y yo, ha quedado ahora impuesto de la insignificancia literaria del tal Valbuena, que, como creo haber dicho á V. en otra ocasion, habia causado aquí lujo de incitaciones en críticas parciales é injustas, pero cuyo mérito verdadero no podiamos apreciar á tan larga distancia y con la escasez de pormenores que poseen abundantemente los literatos que residen en España.

Como compensación del disgusto que tan enconada crítica debe haber causado á quien tan poco la merece, y al que por ella hemos sentido los amigos de V., vemos ahora, despues de haber leido su manifiesto á los electores zaragozanos, que estos le han escogido para su diputado á las actuales Córtes, donde creemos lucirá V. aun más que en las otras á que perteneció pocos años há. Felicitamos cordialmente al representante y á los representados. ¡Lástima que nuestros santanderinos se hayan dejado arrebatar honra que les pertenecía de lleno! Pero nemo est propheta...

Sosa ha quedado complacido de lo que V. le dice acerca de su libro sobre escritores sud-americanos. Prieto ha dedicado á V. la composición que así como la carta en que me la envia, hallará adjunta y que por mis quehaceres no he podido remitirle antes. Pusiéronle mil erratas en la imprenta que él mismo ha corregido; mas creo que le agradará la obra. También vá el discurso de Justo Sierra en la clausura del Congreso Pedagógico y en el que se alude á la polémica, habida pocos dias antes, entre Porfirio Parra y José M.ª Vigil de que no sé cómo me han descompletado alguna parte, pero de que incluyo la mayor en tanto que Vigil me completa y remito á V. el resto. Parra y Sierra son positivistas, y quieren propugnar aquí doctrinas que ya apestan en el terreno de la filosofía; mientras que Vigil tiene más sentido práctico y me parece estar más al tanto de las doctrinas que hoy prevalecen entre los hombres de juicio é imparcialidad. Mi próxima contendrá más completa toda la discusión que todavia sigue con empeño de amor propio el buen Parra; pero no sé si Vigil tendrá tiempo ó gusto en continuarla.

He leido en la «España Moderna» los artículos de V. acerca del Romanticismo en Francia que me han parecido magníficos y con apreciaciones completamente nuevas, sin que sea necesario mencionar siquiera los primores del estilo. Pero todavia Sosa, que recibe aquel periódico, interesantísimo por cierto, no ha podido enviarme el número en que ha publicado V. fragmentos de las Ideas estéticas. Espero leerlos uno de estos días, y excuso ponderar la impaciencia con que aguardo el nuevo tomo de esta grande obra y la colección de líricos con introducciones de V. en cada volúmen. Algunos ejemplares de esta obra de su profunda erudicion é inagotable trabajo, se venderán aquí con estimacion.

El jóven Dámaso Ferrer me entregó la de V. 9 de Enero, que, como obra del amigo Pereda, es recomendación, para mí de alta importancia, en favor del primero. Á tener éste buenos conocimientos de contabilidad mercantil, hubiera podido colocarle inmediatamente en una Direccion de Camino de hierro; pero por falta de tal requisito, hube de ponerle provisionalmente en el Banco Nacional que dirige mi hermano Pepe, y allí gana ya algo y veremos de que asciende. Parece buen joven, y sale del círculo de communia-rusticorum á que pertenecen en su mayor parte los que vienen aquí en demanda de ocupacion.

El amigo Pereda, á quien escribiré hoy ó mañana, me avisa el envío, por el vapor francés, de su novela Nubes de estio.: la he mandado á buscar á la Oficina de Correos; pero me dicen que nada trajo para mí aquel buque, y temo que la haya cogido algun aficionado á lo ageno. Sentirélo en el alma por el tiempo que tardaré en recibir y leer otro ejemplar. Díceme que anda en campaña con D.ª Emilia, defendiéndose contra el ataque de ésta al capítulo intitulado Palique: deseo ver esa polémica, y temo que aquella escritora famosa haya cometido alguna injusticia por inclinacion hácia autores positivistas de quien es sobradamente apasionada.

Varias veces he interrumpido esta carta para atender á cosas y personas de prosa: no extrañe V. los dislates y correcciones en que haya incurrido, y sea, como siempre, indulgente con ellos y conmigo.

Mis afectuosos recuerdos á D. Aureliano, Valera y demás amigos de la Academia; recíbalos para sí de Emilia, y créame suyo siempre amigo y admirador

C. del Collado

 

Notas

[*] Por los datos de la carta