Volumen 9 - carta nº 558

De MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO
A GUMERSINDO LAVERDE

Madrid, 9 marzo 1889

Mi muy querido Gumersindo: Contesto con algún retraso á tus cartas anteriores no ciertamente por falta de voluntad sinó por cúmulo de ocupaciones.

Empiezo por decirte (si es que Valera no te lo ha escrito antes) que por ahora parece que no hay fundamento para temer que se remueva tu asunto. Y creo que conviene no insistir en él, y estarte á la capa, por si acaso el Rectór te suscita alguna dificultad, en cuyo caso procurarémos resolverla inmediatamente. Pero creo que no es del caso llamar demasiadamente la atención de los oficinistas, haciéndoles cavilar en cosa que hasta hoy no habrán reparado.

En mi casa de Santander ha habido una desgracia terrible. Un primo hermano mío, muchacho de 26 ó 27 años, á quien su padre (hermano del mío) habia enviado desde la Isla de Cuba para que pasase una temporada en Europa, ha hecho la tremenda barbaridad de matarse de un tiro de revólver que se pegó en su propia cama, al volver de un baile donde había reñido con una inglesa de quien estaba enamoriscado. Figúrate el efecto que ésta tragedia habrá producido en mi Padre y en mi Madre que andan algo achacosos de salud y que se encuentran dentro de su casa con semejante catástrofe.

De un día á otro podré enviarte el tercer tomo de La Ciencia Española, que se está encuadernando. Tambien te mandaré un discurso sobre Francisco de Vitoria que leerá mañana como discurso de recepción mi amigo Eduardo Hinojosa, contestándole yo á nombre de la Academia de la Historia.

Del 4.º y último tomo del Gallardo ván impresos 40 pliegos, pero tendrá siete ú ocho más, porque á última hora me ha traido Zarco del Valle papeletas muy interesantes.

Tambien creo que ha de ser de tu gusto la Bibliografía de escritores portugueses que han escrito en castellano, formada por mi amigo el médico y bibliófilo de Setúbal Dr. García Péres. Llevamos impresos de élla 12 pliegos. Poco á poco irán saliendo todos los libros premiados por la Biblioteca Nacional, y no será pequeño beneficio para nuestra cultura.

Fabié ha coleccionado en tres tomos las obras de un médico y filósofo hegeliano de Sevilla, llamado Ariza y Espejo, que fué uno de los discípulos predilectos de Contero y Ramírez. Sobresale entre éstos escritos una brillante oración inaugural sobre el concepto de la vida , que para mi gusto es uno de los mejores trozos de nuestra literatura filosófica moderna. Es lástima que Fabié no haya dado en el prólogo noticias más extensas de la enseñanza de Contero, que ejerció en Sevilla no menor influencia que Llorens en Barcelona ó Sanz del Río en Madrid.

Otro día escribiré más largo. Tuyo de corazón

Marcelino