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Epistolario > Volumen 9 (Noviembre 1887 -... > Vol. 9 - carta 360

Datos del fragmento

Remitente CORNELIUS AUGUST WILKENS Destinatario MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO Fecha 29 Oktober 1888 Lugar Kalksburg bei Wien

Texto

Volumen 9 - carta nº 360

De CORNELIUS AUGUST WILKENS [1]
A MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

Kalksburg bei Wien, 29 Oktober 1888

Hochgeehrter Herr Professor! Es ist mit eine grosse Freude, Ihnen einen kleinen Dienst leisten und damit danken zu können für so Vieles, das ich Ihnen schulde. Nicht bloss die grossartige Historia de los Heterod. spec. für die Sie Dr. theol. sein müssten, und die einem Bischof Ehre machen würde, sondern alle Ihre Werke besitze ich, kenne sie genau; lese sie immer wieder und lerne daraus immer wieder. Auch die Apuntes sind in mein Walddorf gekommen, ich kenne Ihr Bild und Ihr Leben. Sie sind der Doctor mirabilis Spaniens im XIX Jahrhundert. Man weiss nicht, was man mehr bewundern soll, die eminenten Gaben, die Ihnen der Herr unser Gott schenkte, durch die Sie ausgezeichnet wurden vor Unzähligen, oder den eisernen Fleiss womit Sie von Kind an arbeiteten, die unermessliche Fülle Ihres Wissens, die sichere Beherrschung dieser Schätze, oder die riesenhafte Arbeitskraft, die Meisterschaft der Behandlung jedes Stoffes, den Sie berühren, oder die Schönheit der Darstellung. Man muss immer wieder ausrufen: wie ist es möglich, dass ein Mann in diesem Alter, Alles gelesen, Alles durchforscht, Alles beurtheilt, Alles erschöpft hat, was irgend ein seine Fächer einschlägt. Und welche gelehrten Pläne haben Sie gefasst! Die Apuntes zählen sie auf. Es schwindelt einem bei dem Gedanken! Was könnten Ihre Freunde inniger für Sie erbitten, als dass der Geber so vieler guter Gaben Ihnen Leben, Gesundheit, Kraft, Muth, Frische erhalte, um solche ausserordentliche Leistungen zum Ziele zu führen. Von hohem Werthe sind Ihre Werke auch dadurch, dass Sie den christlichen Glauben nicht verleugnen, sondern unbekümmert um den Hass, der so weh tut, vor den Menschen als cristiano viejo bekennen. Als ich in den Apuntes las, Sie hätten Ihre concursos vor der Elite von Madrid mit Gebet zu Gott Vater, Sohn und heiligem Geist eröffnet, statt etwa mit a Jove principium, dachte ich, dieses Gebetes würden Sie noch froh sein in Ihrer Todesstunde. Auch die Treue gegen Ihre Kirche ehre ich, die Ihnen viel Leid bringen muss, in einer Zeit des Abfalls. Sie hindert mich nicht Ihre wissenschaftlichen Verdienste in vollem Maasse anzuerkennen und für Ihren Ruhm Propaganda zu mac hen. Über Ihren so anziehenden Horacio en España habe ich eine grössere Arbeit geschrieben, die wohl gedruckt werden dürfte. In einer kritischen Revue aller Publicationen zur Geschichte des spanischen Protestantismus. 1848-1888 Manuskripte, Neudrucke von Quellenschriften, Monographien, Biographien werde ich Ihres Werkes eingehend gedenken. Wiederholt erwog ich, ob ich Ihnen meine Geschichte des s. Pr. als Tribut der Dankbarkeit senden solle. Doch ich fürchtete, es könne unbescheiden erscheinen, wenn ein armer Mann einem Millionär eine Gabe schenke, die aus dessen Schatzkammer genommen sei. Auch möchte ich Sie nicht durch den univermeidlichen confessionellen Gegensatz verletzen. Nun Sie mein Buch doch kenen, empfehle ich es Ihrer Nachsicht. Sie haben für die Fachgelehrten geschrieben, ich für die Pfarrer, die nicht spanisch und englisch lesen. Das Beste in meiner Arbeit sind Brocken von Ihrer und Boehmers reicher Tafel. Es scheidet uns freilich ein tiefes Meer, aber ich höre doch gern die Glockentöne von Ihrer Küste. Im Verzeichnis Ihrer künftigen Werke stand nichit die Ausgabe der Obras des spanischen Diez und nicht die Biographie Ihres berühmten Lehrers. Als ich in der licencia Esp. las, dass Sie die letztere planten, fielen mir Briefe Milas an Wolf ein, von denen ich gehört hatte, Wie gern hätte ich sogleich nach Empfang Ihres so gütigen Schreibens gesendet, was Sie jetzt empfangen. Aber ich musste an drei Stellen anklöpfen, in der Herzoglich Braunschweigischen Bibliothek zu Wolfenbüttel, Welche die Correspondenz Ferdinand Wolfs besitzt, bei Professor Dr. Stengel in Marburg, der, auf meine Veranlassung, F. Wolfs kleine Schriften herausgibt, bei der Tochter Wolfs, Hedwig, der bersetzerin der Werke Caballeros, die noch Milabriefe besitzt. Was sich findet ist nicht viel. Wäre ich Besitzer der Briefe, so würde ich Ihnen dieselben gern schenken. Da aber Fräulein Wolf sie der Bibliothek in Wolfenbüttel als Geschenk zugesagt hat, so bitte ich um die Zurücksendung, ausgenommen die Copie, die ich von Briefe in Wolfenbüttel gemacht habe. Diese wollen Sie behalten.

Sie wissen, die Kais. königl. Hofbibliothek in Wien ist an spanischen Werken die reichste in Europa. Kann ich Ihnen in Bezug darauf einen Dienst leisten, so würde es mir Vergnugen machen.

Empangen Sie, hochgeehrter Herr Professor, den Ausdruck meiner vorzüglichen Hochachtung.

Dr. theol. C. A. Wilkens

TRADUCCION

Muy distinguido señor profesor: Es para mí un gran placer poder prestarle un pequeño servicio, y poder así expresar mi gratitud por tanto como debo a Vd. No solamente tengo la grandiosa Historia de los Heterodoxos esp. por la cual Vd. debía ser doctor en teología y que honraría incluso a un obispo, sino todas sus obras, las conozco a fondo, vuelvo a leerlas sin cesar y aprendo de ellas continuamente. También los apuntes han llegado a mi pueblo en el bosque, conozco su retrato y su vida. Es Vd. el Doctor mirabilis de España en el siglo XIX. No se sabe qué admirar más, si los dones eminentes, con los que dotó a Vd. el Señor nuestro Dios, por los que se le ha distinguido ante innumerables personas, o la férrea asiduidad con la que Vd. ha trabajado desde su niñez, la inagotable abundancia de su saber, el seguro dominio de estos tesoros o la enorme capacidad de trabajo, la maestría en el tratamiento de cada tema que Vd. toca o la belleza de la exposición. Hay que exclamar siempre de nuevo: ¿cómo es posible que un hombre a esta edad lo haya leído todo, investigado todo, valorado todo, agotado cada tema que corresponde a su especialidad? Y ¡qué proyectos tan doctos ha concebido Vd.! Bien lo dicen los Apuntes. Pensando en todo esto se marea uno. ¿Qué cosa mejor pueden pedir sus amigos para Vd. sino que el dador de tan buenos talentos le conserve a Vd. la vida, la salud, la fuerza y el valor para que pueda llevar a buen fin tal obra extraordinaria? Gran valor tienen sus obras también por el hecho de que Vd. no niega la fe cristiana, sino que la profesa como «cristiano viejo» sin preocuparse del odio que tanto duele. Al leer en los Apuntes que Vd. había empezado sus oposiciones ante la élite de Madrid con una oración a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo en lugar de quizá a Jove principium, he pensado que de esta oración se alegrará hasta en la hora de su muerte. También respeto la lealtad a su iglesia que tiene que causarle mucho sufrimiento en una época de apostasía. Eso no me impide reconocer completamente sus méritos científicos y hacer propaganda para su gloria. He hecho un amplio estudio sobre su atractivo Horacio en España y supongo que se publicará. En una revista crítica de todas las publicaciones referentes a la historia del protestantismo español: 1848 - 1888, manuscritos, reimpresos de textos originales, monografías, bibliografías, en él recordaré detalladamente sus obras. Muchas veces he tenido el pensamiento de mandarle mi Historia del protestantismo español como un tributo de mi agradecimiento pero he temido que le pueda parecer indiscreto el que un hombre pobre como yo haga a un millonario un regalo que procede de su mismo tesoro. Tampoco le quiero herir con la inevitable antítesis confesional. Si a pesar de esto conoce mi libro, lo recomiendo a su indulgencia. Vd. ha escrito para los científicos, yo para los curas que no entienden ni el español ni el inglés. Lo mejor de mi publicación son las migajas que recogí de su rica mesa y de la de Broahlier. Nos separa desde luego un mar profundo, pero, a pesar de esto, oigo con gusto el sonido de las campanas de su costa. En el índice de sus futuras obras no figuran las obras del español Díez y tampoco la biografía de su ilustre maestro. Cuando leí en la licencia esp. que Vd. proyecta la última, me acordé de cartas de Milá a Wolf de las que he tenido noticia. Cómo me hubiera gustado haberle enviado, inmediatamente después de recibir su amable escrito, lo que Vd. ahora recibe. Pero tuve que llamar a tres puertas, a la biblioteca del duque de Braunschweig que posee la correspondencia de Ferdinand Wolf, a la del Dr. Profesor Stengel en Marburg, que por mi indicación edita los textos breves de F. Wolf y a la de la hija de Wolf, Hedwig, que es la traductora de las obras de Caballero y aún tiene cartas de Milá. Lo que se encuentra no es mucho. Si las cartas fueran mías con gusto se las regalaría, pero en vista de que la señorita Wolf se ha comprometido a regalarlas a la biblioteca de Wolfenbüttel, ruego que me las devuelva, excepto la copia de las cartas que he hecho en Wolfenbüttel. Con éstas puede quedarse.

Como Vd. sabe, la imperial y real biblioteca en Viena es entre las europeas la más rica en publicaciones españolas. Si le puedo hacer algún servicio relacionado con ésta, sería un placer para mí. Reciba, muy distinguido señor profesor, la expresión de mi máxima estimación.

Dr. Theol. C. A. Wilkens

 

Notas

[1] En la transcripción y traducción de las cartas alemanas, de letra difícil, del Dr. C. A. Wilkens y otros han colaborado el Dr. Gustavo Kraemer Koeller, presidente del Patronato de la Institución Científico-Cultural «Huerta en la Molina» de Camaleño (Cantabria), y su personal. De ellos es esta observación:

La ortografía, la gramática y el vocabulario de estas cartas pertenecen al «alemán austríaco administrativo» del último siglo, que frecuentemente difiere, en el sentido y en la expresión, del alemán corriente de entonces y, más aún, del de hoy. Por otro lado, el estilo es familiar, permitiéndose, además, mezclar con «su» alemán expresiones en latín, francés y castellano. Todo ello se ha procurado tener en cuenta en la traducción.