Buscar: en esta colección | en esta obra
Epistolario > Volumen 9 (Noviembre 1887 -... > Vol. 9 - carta 330

Datos del fragmento

Remitente JUAN DE DIOS VERGARA Y SALVÁ Destinatario MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO Fecha 15 septiembre 1888 Lugar Santiago de Chile

Texto

Volumen 9 - carta nº 330

De JUAN DE DIOS VERGARA Y SALVÁ
A MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

Santiago de Chile, 15 septiembre 1888

Mi muy estimado señor y amigo: Venisti tandem; llegaste, al fin llegaste, exclamé gozoso al recibir seis días hace su muy grata de 22 de julio, fechada en Santander, por la que me avisa haber recibido las cartas mías referentes á los traductores de Horacio y otros poetas latinos. ¡Gracias á Dios que ya salí de la ansiedad que por su suerte tenia!

La benevolencia y fina atención con que V. me favorece son para mí tan honrosas que no hallo cómo agradecerlas debidamente, pues la estima que V. hace de ese descuidado ramo de nuestra literatura satisface y sobrepuja á mis risueñas esperanzas. Para procurar corresponder á los deseos de V. y á lo á que su carta me obliga, no omitiré diligencia á fin de completar las noticias literarias que el año último y en mayo del presente me he atrevido á darle, alentado por la invitación que á todos los estudiosos de buena voluntad hace V. en los preliminares de su Horacio en España. Buena fortuna tuvo esa audacia; la tentaré de nuevo concurriendo, aunque sea con el óbolo de la viuda, al acopio de materiales que exige el trabajo de la Bíblioteca de Traductores, por V. mismo juzgado de «empresa vastísima y ardua». Si no soy erudito, tengo buena voluntad, y amor acendrado á mi patria y á la de mis abuelos, para no dolerme de que Chile sea el país menos conocido de los hijos de la madre España.—Y en esto no alardeo de hispanismo, pues mi abuelo materno fué D. Pedro Salvá y Moulet, teniente de la artillería española, prisionero en Maipo; hermano del D. José Miguel, bibliotecario, primero, del Duque de Osuna, luego, con Saiz de Baranda benemérito de los estudios históricos españoles, y finalmente Obispo de Mallorca, hasta su muerte, acaecida en 1873, siendo muy anciano y casi ciego...

La premura del tiempo y urgentes ocupaciones forenses, me permiten apenas decirle que á los traductores de poetas clásicos de que le hablaba en mis cartas de agosto de 87 y mayo de 1888 es menester agregar el nombre de Ricardo Salas Edwards, estudioso y aventajado escolar, cursante ahora de 2.º año de leyes, quien en una de las últimas sesiones de la Academia Filosófica de Santo Tomás de Aquino, leyó una sobria y poética versión de la oda de Horacio «A Licinio» (Rectius vives ...), de notable fidelidad; y el de Manuel Antonio Román, ilustrado sacerdote, á quien su juventud no impidió, siendo menorista, desempeñar las clases de latinidad en el Seminario Conciliar de Santiago, ni ha sido obstáculo para que, con el presbiterado, sea Rector del Seminario de San Pedro Damiano, y á la vez Secretario de Cámara del Ilmo. y Rvdmo. Sr. Arzobispo de Santiago, Dr. D. Mariano Casanova. Román, además de sus versiones poéticas de S. Pedro Damiano, del Stabat Mater, y de algunos salmos, ha traducido en versos endecasílabos sueltos, con mucha exactitud, y no poco estro, las elegías de Ovidio

Parve, nec invideo, sine me, liber, ibis in urbem...
Cum subit illius tristissima noctis imago...
Di maris et coeli (quid enim nisi vota supersunt?)...
Tingitur Oceano custos Erymanthidos Ursae...
Oh mihi post ullos numquam memorande sodales...
Nec tantum Clario Lyde dilecta poetae...
Si quis habes nostri similes in imagine vultus...
Missus in hanc venio timide liber exsulis urbem...

todas las cuales, así como la de Salas Edwards, se las enviaré por uno de los correos más próximos.

Espero asimismo la contestación de V. á mis cartas de fin de junio y 6 de julio del año corriente, para remitirle las noticias de traductores de la Biblia y de poetas de lenguas modernas, que V. no posea, por no haberle enviado el Sr. Amunátegui, ó los autores, las obras en verso que las contienen.

En paquete separado mando á V. dos números de la Revista de Artes y Letras, en uno de los cuales se publicó la traducción de la elegía Cum subit illius , por Manuel Antonio Román, y en el otro unos apuntes mios sobre Amos Escalante, para mí de los escritores contemporáneos mas amables y dignos de ser leídos y divulgados. ¡Plegue a Dios que este escrito sea bien acepto de V., admirador entusiasta del docto montañés, y que haya acertado á reproducir los rasgos de su peculiar carácter y de sus preciosas cualidades!

Si así fuere, quedarian satisfechas las aspiraciones de su siempre particular amigo y S.S. q.b.s.m.

Juan de Dios Vergara Salvá

 

Chilenos de Menéndez Pelayo, p. 53 (resumen).

Notas