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Epistolario > Volumen 9 (Noviembre 1887 -... > Vol. 9 - carta 299

Datos del fragmento

Remitente JUAN VALERA Destinatario MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO Fecha 27 julio 1888 Lugar Madrid

Texto

Volumen 9 - carta nº 299

De JUAN VALERA
A MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

Madrid, 27 julio 1888

Mi querido amigo D. Marcelino: Con mucho contento he recibido la amable carta de Vd. en contestación a mis amistosas quejas. Vd. me perdonará que se las diese. Como estoy mal de salud y peor de humor, no ha de extrañarse que esté yo quejumbroso.

Además, como mis amigos políticos se han conducido tan inicuamente conmigo, yo me dejo llevar a veces de la pasión, y aun entro en sospechas de que ni los amigos impolíticos sean para mí un dechado. De aquí en adelante le pondré a Vd. siempre aparte y como en un arca santa, cuando me engolfo en semejantes cavilaciones y sospechas.

No quiero dar motivo ni pretexto para que los Gobernantes actuales supongan que estoy enojado. Ya que no hice dimisión cuando me quitaron de Wáshington, no quería yo hacerla nunca; pero, después de tanto como se ha hablado de que no volvía yo a Bruselas, es ridículo volver allí. Y habiendo terminado mi larga licencia y no pudiendo ya el Gobierno darme permiso para asistir a las sesiones de Cortes, pues no las hay, he creído que no me quedaba más recurso que presentar mi dimisión, y la he presentado, con fecha del 23. Espero que pronto la acepten y dejar arreglado este negocio para irme en seguida a Biarritz.

Lo probable es que, por ahora, me dejen cesante, con la promesa de hacerme Consejero de Estado en septiembre o en octubre. Esto deseo yo, pues aseguro a Vd. que, a pesar de mis escasos recursos y de mis muchísimas necesidades, anhelo no ser nada oficial, para dejar también de ser sagastino. Sagasta, Martos, Albareda, Correa, Moret y toda esta tropa me tienen ya harto. Y, sin embargo, si me nombran inmediatamente del Consejo, tendré que aceptar. No quiero, que presuman en mí inmediatamente ni despecho ni enojo.

A fin de que todo esto se resuelva, permanezco y permaneceré aquí, tal vez hasta mediados de agosto, aunque ya aprieta el calor y Madrid está desierto de high life.

Corina y sus hijas se fueron a Galicia. No puedo, pues, darles las expresiones cariñosas que Vd. envía para ellas. Ni puedo dárselas tampoco a Leonor, a quien no visito... [1] , ni ella me visita tampoco, o porque tendrá otro u otros a quienes visitar, o porque me hallará ya harto averiado e inhábil para tan activo linaje de visiteo. Como por las noches no acierto a quedarme en casa escribiendo o leyendo, voy a la Sinagoga, aunque ya la Sinagoga me carga. A veces voy en casa de Antoñita, donde se juega al tresillo.

Nada he escrito en estos días, salvo un articulejo muy de pacotilla, para el Diccionario Montaner, sobre los Cancioneros . Me ha dolido no estar de humor para escribirle con esmero, porque el asunto es interesantísimo, no por las poesías, que son detestables las más, sino porque los Cancioneros castellanos y portugueses son como un espejo donde se refleja o se adivina la vida social de España en los siglos XIV y XV.

Aunque están en suspenso las Cartas Americanas, no desisto de seguir escribiéndolas, tanto más cuanto que hacen efecto en América y los periódicos de por allá las copian y aun contestan a ellas con largos artículos, de los cuales hay dos curiosísimos de Dosamantes y dos muy discretos y bien escritos de D. José Rivas Groot, de Bogotá.

Me parece bien que siga Vd. tan trabajador y con fundada esperanza de traer en octubre un tomo más para la Colección de Autores Castellanos. Lo que temo es que sin sentir se vaya Vd. engolfando cada vez más en su amistad mística y sobresensible con Joaquina, y venga a resultar otra cosa, casi sin caer en ello.

Adiós. Escríbame sólo cuando no le moleste, ni canse, ni distraiga de más útiles cuidados, en la inteligencia de que gustaré mucho de recibir y leer cartas suyas, y no me enojaré de que no vengan.

Créame su afmo. y buen amigo

Juan Valera

 

Valera - Menéndez Pelayo, p. 415-417.

Notas

[1] Puntos puestos por el mismo Valera.