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Epistolario > Volumen 9 (Noviembre 1887 -... > Vol. 9 - carta 291

Datos del fragmento

Remitente JUAN VALERA Destinatario MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO Fecha 19 julio 1888 Lugar Madrid

Texto

Volumen 9 - carta nº 291

De JUAN VALERA
A MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

Madrid, 19 julio 1888

Amigo D. Marcelino: Aunque hace tiempo que noto en Vd. cierto retraimiento y frialdad, y aunque esto ha venido a confirmarse con su partida a cencerros tapados, sin despedirse de mí, sin decir oxte ni moxte y sin escribirme cuatro palabritas de disculpa, yo estoy viejo y más tierno ya por lo maduro, y no he de buscar nuevas amistades, porque los antiguos me abandonan o se me hacen de pencas.

Sigo, pues, siendo buen amigo de usted, a pesar de todo, y a prueba de desdenes.

Escríbame usted y cuénteme qué hace y cómo lo pasa.

Ya salió el tomo IV de mis obras (edición Catalina) que supongo habrá Vd. visto y leído el Prólogo «monstruoso». Dígame con franqueza qué le parece.

Esta noche saldrá para Biarritz el «Monstruo» con su Joaquina y con sus suegros. Ayer los despedí, no osando yo ir a la estación, donde irán a despedirlos muchos, con todo el aparato de manifestación política.

Yo sigo aún por aquí, a ver si arreglo al cabo mi situación oficial, lo cual me trae no poco disgusto.

Mi familia se fué a Biarritz, donde está desde el 6 de este mes. Yo pienso ir por allá en los primeros días de agosto.

Tamayo sigue aún aquí. Aureliano se fué a Alzola.

Aunque estoy intercadente y muy averiado y de pésimo humor, he escrito en estos días, para el Diccionario Enciclopédico, el artículo Calderón, 110 cuartillas. Lo único que tal vez sea nuevo para los lectores españoles es lo que digo del Mágico Prodigioso de la Emperatriz Atenais, que conozco por las noticias que da y por la traducción que ha hecho, en parte, en alemán, Grecorovius.

También he escrito, para un libro que van a publicar en Barcelona los Sucesores de Ramírez, titulado Los doce meses del año , el artículo de junio. Debe de ser muy disparatado y tal vez gracioso, pues le leí en casa de Corina y me le rieron mucho, aunque el auditorio aquel siempre fué muy benévolo para mí. Allí estaba Joaquina Viluma, que prestó atención. No sé si la dejaría oírme su sordera. Supongo que ya habrá visto Vd. ahí a Joaquina.

Cánovas se diría que anhela demostrar que no enflaquecen sus actividades mentales los trabajos lícito eróticos, a que sin duda se entrega. Así es que deja aquí, ya medio impreso, un nuevo tomo (edición Catalina) sobre cosas históricas del tiempo de Felipe IV.

Adiós. Y créame, a pesar de mis justas quejas, su afmo. y buen amigo

Juan Valera

 

Valera - Menéndez Pelayo, p. 412-413.

Notas