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Epistolario > Volumen 9 (Noviembre 1887 -... > Vol. 9 - carta 246

Datos del fragmento

Remitente JUAN DE DIOS VERGARA Y SALVÁ Destinatario MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO Fecha 25 mayo 1888 Lugar Santiago de Chile

Texto

Volumen 9 - carta nº 246

De JUAN DE DIOS VERGARA Y SALVÁ
A MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

Santiago de Chile, 25 mayo 1888

Señor mío estimadísimo y amigo: va para un año que prevalido de la invitación que á todos los hombres de buena voluntad hace V. en su joyita bibliográfica titulada Horacio en España, escribí á V. improvisa carta en que poniendo sobre mi cabeza aquel libro admirable, dolíame de ver preterida la cultura de mi patria, esta tierra de Chile tan mal conocida y peor presentada ante las gentes extrañas aun por quienes á las Buenas Letras deben en ella el renombre y la autoridad. Talvez con sobrada franqueza decía yo á V. que no había podido llevar en paciencia que en esos solaces bibliográficos, — cuyo mérito les infunde perenne vida en la república literaria—, apareciese Chile tan destituido de cultura que con sólo una mediocre traducción de Sanfuentes pudiera concurrir al universal torneo á que la erudición y el buen gusto de V. han citado á todos los pueblos de la raza hispana en honra y celebración del lírico de Venusa. Y nombraba á V. algunos poetas harto posteriores en tiempo á Bello y Sanfuentes, poetas que han rendido culto á la Musa clásica con no escaso éxito, como lo probaban dos traducciones de Horacio (Nox erat... y Quo, quo scoelesti ...) que á mi carta acompañaban, y no inferiores á las que de Burgos y Pombo incluye V. en la colección publicada en la Biblioteca de Arte y Letras.

«¡Qué hermosa es la dicha del alma que espera!» —dijo Selgas en El Ruiseñor, y quizás le sobre razón; sino que á mí no me ha sido dado disfrutar de tanta ventura, talvez por causas extrañas á la voluntad de V. y al deseo mío. Porque si he de ser franco, diré á V. que esperaba me acusase recibo de aquella carta de que le hablo; más aún, he estado en la persuasión de que V. me ha honrado escribiéndome; y sin embargo, nuestra deficiente Administración de Correos ha burlado hasta ahora mis expectativas, haciéndome pensar que acaso olvidé poner en la carta mi dirección. Probaré si en esta ocasión soy más afortunado.

Como creo que mi carta anterior ha llegado á manos de V., no le incluyo en la presente nueva copia de las dos traducciones de Sálas Errázuriz que entonces le envié, y que con todo y haber sido improvisadas para llenar un número de «La Estrella de Chile», de que Salas era Director, descubren las buenas humanidades del poeta. Remito hoy á V. [1] dos nuevas versiones de Horacio, originadas también en la falta de material de la Revista mencionada, una del Carmen saeculare , escrita en variedad de estrofas rítmicas, y melódicas, adecuadas á los coros en que el poeta chileno ha distribuido el original, y otra de la sátira Sunt quibus, en verso suelto endecasílabo. El Poema secular, no obstante la flojedad de algunos versos del unísono ó recitado que empieza: «Si Roma es obra vuestra», etc. es, á mi juicio, la más perfecta de las poesías horacianas que posee nuestra literatura y bastante para acreditar de poeta y humanista á Salas Errázuriz. Lástima que las funciones del ministerio sacerdotal no le hayan consentido continuar sus estudios horacianos, que, sin duda, habrian perfeccionado esas obras.

De Narciso Tondreau, joven que cursó sus humanidades en el Seminario de la Serena, y ahora de la redacción de «La Epoca», son las tres versiones de las odas Vitas Hinnuleo..., Quid dedicatum... y Motum ex Metello..., [2] incluidas en la colección de versos que con el título de Penumbras dió á la estampa el año pasado, Muestran ellas estudio y el buen deseo de acertar; pero me disgusta cierto amanerado encogimiento que salta á la vista á la primer lectura y proveniente no sé si de escrupulosidad en querer ceñirse al texto ó de las trabas de la estrofa y de la rima; aunque lo propio se advierte en los versos originales de Tondreau, cuya remilgada mesura me fastidia y me ha retraido de enviarlos á V. Parece que el autor se hubiera afiliado á la escuela colorista de Musset, Gautier y Jean Richepin, en La Mer, con el aditamento de cierta vaguedad dulzona y desmayado excepticismo.—Apesar de lo dicho, parécenme superiores sus traducciones á las coleccionadas por V. y publicadas en Barcelona.

«Imitación de Horacio» declara el autor de La Nave, ser la poesía que también le envio. [3] Ella es obra de la juventud de uno de nuestros más fecundos escritores, fino amador de la literatura española, y perseverante apóstol de su culto, no entibiado con los años. Hijo de la distinguida poetisa D.ª Mercedes Marín del Solar, ha continuado Enrique del Solar las buenas tradiciones literarias de su madre, y se ha distinguido por su amor á la buena lengua castellana en sus poesías, narraciones, leyendas y novelas mas de una vez laureadas en públicos certámenes. Sobria de detalles y ajustada al gusto clásico es su imitación, en donde se dejan ver reminiscencias de Bello y Lope.

Desglosadas de la entrega 2.ª de los Preludios de mi lira, que Pablo Garriga por los años de 1874, incluyo á V. dos composiciones, la primera de las cuales Á mi barquilla [4] lleva por epígrafe el Oh navis, referent de Horacio. Á mi juicio, más que en el cantor de Ofanto ha de buscarse en Lope de Vega el germen de la imitación de Garriga, en la cual gallardean la versificación diserta y fluida característica de sus poesías, por otra parte no siempre inspiradas ni correctas.

Inspiración y corrección faltan á los versos en que Benedicto Volados tradujo el Eheu fugaces... y que envió á V. como curiosidad bibliográfica y para completar en lo posible el catálogo de los traductores de Horacio. [5] No obstante su prosaismo acertó Volandos á interpretar felizmente algunos versos del original, que sale de sus manos casi tan mal parado como de las de D. Bernardo de Borjas y Tarrius.

Traductor es éste que no he hallado en el catálogo de V., apesar de que cita el Diario de Madrid al hablar de una traducción de Cienfuegos. En el núm. 34 del lunes 3 de febrero de 1794, pág. 137 se halla una «traducción de Horacio, oda XIV, libro I, — O navis referent etc.», — firmada por Bernardo de Borjas y Tarrius; y otra por el mismo, de la «oda X de Horacio, libro I, — Mercuri facundae etc. — Canción», — en el núm. 55, del lunes 24 de febrero de 1794, pág. 225, del citado Diario de Madrid. Ambas traducciones pertenecen á la escuela pseudo-clásica del prosaismo reinante en el siglo XVIII.

El cual inficiona también «La Primavera, imitación de Horacio. — Oda anacreóntica», — firmada por E. J. A. en el número 22, del miércoles 22 de enero de 1794, pág. 89 del Diario de Madrid, no incluída tampoco en los catálogos que V. publica en su insuperable Horacio en España.

Hé ahí, mi señor y amigo respetadísimo, cuanto por hoy puedo ofrecerle para contradecir los datos y las noticias que le dió el difunto Sr. Amunátegui. Cinco poetas horacianos, ocho traducciones y dos imitaciones fueron desconocidos del literato chileno, y eso que entre ellos habia algo, y aun algos, de no mediano mérito. En los ratos de ocio que los cuidados y atenciones del Foro me consienten, continúo investigando en nuestra literatura las inspiraciones de la Musa clásica para ofrecerlas á V., como piedrezuelas, que pulimenten y acabalen la obra de los Traductores españoles, esa corona espléndida que la diligencia y el saber de V. tejen á las lenguas clásicas, inspiradoras de los ingenios de la raza hispana, y de que son florón riquísimo los solaces bibliográficos horacianos.

Por ello me ha parecido del caso enviar también á V. con esta carta la versión de dos epigramas de Marcial hecha por Francisco Concha Castillo, [6] uno de nuestros poetas más aventajados, cuyas poesías es sensible no se hayan coleccionado, pues en ellas campea noble y gallarda la poética dicción castellana, sirviendo de turquesa á rico y vario caudal de ideas y sentimientos. Sin embargo, fuerza es reconocer que no anduvo muy feliz en esta ocasión el poeta.

No más afortunadas son las traducciones de S. Prosper, Ausonio y Buchanam, hechas por Ramón A. Araya Echeverría, [7] ensayos juveniles, y como de colegio, del autor, ahora reputado médico-cirujano.

Llegando aquí ocúrreme preguntar ¿la bibliografía de Traductores españoles de que habla V. en su Horacio es sólo de los de lenguas clásicas? ¿ó es de los de todas lenguas, antiguas ó modernas, que no sean la castellana? ¿Entran en el número de los primeros los traductores de la Biblia? ¿Compréndense también las imitaciones y las traducciones en prosa? Con toda el alma le agradecería se sirviese darme luz sobre estos puntos de su obra, pues sería para mí la satisfacción mayor que V. pudiese utilizar las traducciones bíblicas, y de otros escritores latinos como Publio Siro, que tengo reunidas, amen de algunas de poetas modernos, con que V. puede acaudalar la parte hispano americana de su bibliografía, en lo referente á Chile.

No sé si las copias que le incluyo merezcan la aprobación de V.; pero sí sé que las he sacado puntualmente, uniformando sólo la ortografía, y procurando que se acomoden á la forma en que están impresas. Dígame, señor y amigo, con entera franqueza el modo cómo pueda mejor servir á la obra de V. y si son ó nó impertinentes las noticias y juicios, ó impresiones mías, relativos á las composiciones que le envío; porque al escribir á V. no me anima otro deseo que contribuir á que mi patria tenga su partecica en el monumento perenne y duradero que V. erige á la lengua y literatura castellanas en libros que la Europa sabia admira y aplaude, y que yo venero y estudio.

Antes de concluir, permítame, señor, ofrecer al insigne clásico y admirable convertido á la poesía heyniana, la traducción que Salas Errázuriz ha hecho de uno de los episodios más encantadores del Reischilder [8] y que no he visto ni en Jaime Clark, ni en Juan José Herrero, ni en Perez Bonalde, ni en Teodoro Llorente, ni en las Joyas prusianas, ni en otro alguno de los traductores de Heine. Ese fragmento, tiene para mí todo el sabor del original y su particular hechizo.

Esperando que V. no ha de llevar á mal la lectura de esta fatigosa carta, mal concebida y peor perjeñada, atento á la intención y al buen deseo que la dictaron, me es grato repetirme de V. su particular amigo y A. S.S. que b.s.m.

Juan de Dios Vergara Salvá

P.D.—Si V. estima oportuno aceptar mi ofrecimiento, le estimaría me indicase la dirección más segura de hacerle llegar mis comunicaciones ¿ó basta la dirección que ahora llevan?

Bajo cubierta separada van todas las copias de que en esta carta le hablo.

Vale.

 

Obras Completas, XLVII, p. 387-391 (incompleta).

Notas

[1] Todas las composiciones poéticas enviadas con esta carta han sido publicadas en los lugares que se indican en nota, por lo que no necesitamos reproducirlas. Estas dos de Salas Errázuriz, en Obras Completas, XLVII , pp. 391-399.

[2] Publicadas en Obras Completas, XLVII, pp. 399-402 .

[3] Ibídem, pp. 402-403 (hay un error allí: El título CCCIII. SOLAR, Enrique del... debe ponerse al comienzo, antes de Número 15...).

[4] Ibídem, pp. 406-408.

[5] Añade también Aequam memento. Las dos, ibídem, pp. 403-406.

[6] Publicados en La Estrella de Chile, IX, n.º 413, pp. 864-865.

[7] Ibídem, n.º 407, p. 618 y n.º 416, p. 980.

[8] Ibídem, n.º 416, pp. 973-974.