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Epistolario > Volumen 9 (Noviembre 1887 -... > Vol. 9 - carta 216

Datos del fragmento

Remitente IGNACIO MONTES DE OCA Destinatario MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO Fecha 26 abril 1888 Lugar Atenas

Texto

Volumen 9 - carta nº 216

De IGNACIO MONTES DE OCA
A MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

Atenas, 26 abril 1888

Mi querido amigo: Cuando me escribió V. su última grata, aún no había venido a esta clásica tierra; y me encontró en Roma, donde pasé la Semana Santa. La de Pascua estuve en París y a mediados de la siguiente partí para Constantinopla: aquí estoy desde el domingo, aquí, en tais Azeenais, [1] como dirían nuestros antiguos; en Azeenais sin el artículo, como ahora dicen, o Azeeneesi como también dicen los modernos, formando del nombre un adverbio.

Ya podrá V. imaginarse qué días de gloria estoy pasando, aunque no libres de humillaciones. La pronunciación moderna es tal que no se entiende mientras no esté el oído acostumbrado; y cuando uno dice algo, está seguro de cargar el acento en donde ellos no lo cargan. Por otra parte sabe uno más de la literatura y lenguaje antiguo que la mayor parte de los de aquí, y esto es un consuelo. En Constantinopla fuí a visitar al sucesor de Focio, y me dijo que pronunciaba yo muy bien.

Aquí están ahora en pleno progreso , y se está tratando de remodelar la lengua moderna y de estudiar más la antigua. No hace muchas semanas representaron el Filoctetes en el teatro público. Por otra parte, la Traviata y el Guaraní ., etc., se cantan en griego. También encuentra V. traducida al griego ( ¡oh profanación! ) la Nana , de Zola, y todas las inmundas novelas francesas de los últimos años.

Le propondría yo a V. que hiciera que ese Gobierno enviase aquí un par de años a los jóvenes que se preparan a ser profesores de griego. A pesar de la transformación (o corrupción) del lenguaje, se gana mucho respirando esta atmósfera helénica; y aunque después se siga con la pronunciación erasmiana y leyendo los versos con acentuación que no pugne con la armonía y el ritmo, el ojo y el oído quedan saturados de griego y se acostumbra uno más al divino idioma que si pasara diez años estudiando en otro país. La Universidad se que ha mejorado aquí mucho.

¡Qué gusto el ver que una calle se llama Odós y un boulevard leoofòros! ¡Qué placer el ir al stazmòs del sideerodrómos, en vez de llamarlo la estación del ferrocarril! Le mando a V. un telegrama griego para que se divierta [2] : más tarde le remitiré unas muestras de escritura; y no sería malo introducir esta reforma en la enseñanza allá: que se escriba de corrido, en vez de imitar las letras impresas, como generalmente se enseña.

Pasar por las Simplegades, por el campo de Troya —viendo a Ténedos, a Lemnos, a Esciros— son placeres sin igual. Sentarse en una columna rota del Partenón y admirar, por una parte, esas espléndidas ruinas, y por otra, a lo lejos, la sagrada Egina y Salamina, es una delicia indecible. He ido a Eleusis. Mañana voy a Micenas pasando por Megara, Corinto y Argos. El martes espero estar en Olimpia, atravesar el sagrado Alfeo... En mis planes estaba visitar a Tebas, a Esmirna y a Rodas; pero ya no me alcanza el tiempo, pues tengo que estar en Roma el 6, día en que se espera la peregrinación mejicana.

Adiós: salude V. a los amigos, y goce al saber que goza quien es siempre suyo,

Ipandro

 

Hispanoamericanos - Menéndez Pelayo, p. 55-56 .

Notas

[1] Ver nota a carta n.º 100.

[2] Se conserva este telegrama en griego, pero es ilegible