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Epistolario > Volumen 8 (Julio 1886 -... > Vol. 8 - carta 92

Datos del fragmento

Remitente MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO Destinatario JUAN VALERA Fecha 16 octubre 1886 Lugar Madrid

Texto

Volumen 8 - carta nº 92

De MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO
A JUAN VALERA

Madrid, 16 octubre 1886

Mi muy querido amigo D. n Juan: Yo no sé cómo se pierde el tiempo en Madrid, lo cierto es que no le alcanza a uno para nada. Cada una de sus cartas de Vd. es para mí una satisfacción grandísima, y si alguna vez tardo en contestarlas, no es por olvido o negligencia, sino porque hay días en que, sin hacer nada de provecho, no me queda, sin embargo, un momento libre.

Habrá Vd. recibido por el correo un nuevo volumen de Estética en que expongo el desarrollo de la crítica literaria y artística en España durante la segunda mitad del siglo XVIII y sus consecuencias dentro del presente. Quiero que Vd. le lea y me diga su parecer sobre él.

Por fin salió el artículo 4.º acerca del naturalismo. Es, sin duda alguna, el mejor de la serie y nada encuentro en él que me disuene. El argumento de esa ferocísima novela de Mr. Bonnetain pudiera haberse suprimido, pero está contado con toda la castidad posible de dicción y no creo que escandalizará a nadie. Sobre todo es un detalle que no altera ni estropea la purísima doctrina moral y estética que hay en el artículo. Es preciso que Vd. dé la mayor amplitud posible a este trabajo crítico, haciendo entrar en él el examen de toda la literatura francesa contemporánea, puesto que toda ella se resiente de un vicio capital de origen, es decir, de la ausencia de toda sólida doctrina metafísica y moral, y de la ausencia de todo entusiasmo sano y sincero, sustituídos por un vano dilettantismo artístico, por un estéril trabajo de retórica y de estilo, cuando no por un sórdido anhelo de ganancia obtenida y comprada a fuerza de extravagancias y de brutalidades frías y sin gracia. A mí toda esta literatura me indigna y subleva por lo mismo que en España apenas se lee otra cosa y que artificialmente se pretende remedar, sin espontaneidad ni chiste, lo que corresponde a un estado de refinamiento y de perversidad mucho más adelantado que el nuestro.

Aquí no pasa nada más que lo que Vd. sabe. Es decir, deben de pasar, tras de bastidores, mil cosas extrañísimas, pero casi nadie las sabe ni las entiende. El último cambio ministerial, por ejemplo, ha sido para todos un logogrifo indescifrable. ¿Por qué se quedaron los que parece que debían de haberse marchado y viceversa? Nadie lo entiende. Todo el mundo cree que esta situación no lleva trazas de durar, aunque nadie calcula lo que podrá venir después y que quizá será muchísimo peor. El acto del indulto, que por sí mismo hubiera parecido bien a todo el mundo, se hizo de tan mala manera y con tantas indecisiones, que más bien produjo efecto contraproducente, atribuyéndole muchos a debilidad y a miedo. La opinión general es favorable a la Regente y desfavorable a sus ministros. En las próximas Cortes podrá aclararse algo la situación, que hoy por hoy es triste y nebulosa. Creo, sin embargo, que todo gobierno racional y de orden podrá contar con una opinión pública muy poderosa favorable a las instituciones monárquicas y enemiga de todo cambio violento. No quisiera equivocarme.

Catalina imprimirá el tomo de los artículos sobre el naturalismo, pero conviene que Vd. mismo le escriba directamente y le aguije y espolee, porque anda muy perezoso y reacio para nuevas publicaciones, en vista de la paralización absoluta que aquí ha sufrido todo negocio, incluso el de libros. ¡Lo que pueden hacer cuatro soldados borrachos pagados por un bestia! No se puede negar que tienen cierta sombra de razón los naturalistas en algunas de las cosas que en sus novelas refieren, aunque valiera más que no las refiriesen para no avergonzar a la Humanidad de sí propia. Lo cierto es que aquí todo el mundo anda asustado y con la barba sobre el hombro y que no se encuentra dinero por un ojo de la cara ni los que le tienen se atreven a emplearle en nada. Yo creo, sin embargo, que Catalina, que es emprendedor y tiene hasta la manía de las ediciones, no se desalentará por los pocos libros que en estos meses vende, sino que procurará estimular el gusto del público con otros más amenos y de mayor novedad, como lo será muy singularmente este libro acerca del naturalismo. Si los lectores no toman con interés esto, ¿qué han de tomar?

Rodopis llegó anteayer, y está encantada con una carta que dice que Vd. le escribió.

Hay juntas de Academia hace dos semanas. Todos los compañeros se acuerdan de Vd., y muy especialmente el grupo de nuestros amigos Cañete, Tamayo, Aureliano, Alarcón, etc. También ha venido Cánovas.

No se olvide Vd. de mi encargo acerca de ese estudio de Monseñor Namèche sobre Luis Vives. Soy coleccionista de todos los trabajos relativos a nuestro filósofo; he reunido hasta las tesis doctorales alemanas que hay sobre él y apenas me falta nada, a excepción de esa Memoria, de la cual me dijo Morel-Fatio que era nutrida e importante, si bien escrita con pesadez flamenca. El autor es ahora obispo no sé de dónde.

Yo, por mi parte, haré todos los encargos que Vd. me ha dado, comenzando por el de matricular a Luisito, si es que hay tiempo todavía, de lo cual dudo mucho. La matrícula tiene que hacerse dentro del mes de septiembre, pero supongo que en esto cabrá dispensa.

Escribiré al P. Zeferino; además, hablaré a Pidal, en cuanto venga a Madrid, para que él escriba a Roma, donde él tiene muchos amigos, y procuraré que se resuelva pronto y bien el pleito de su pobre sobrina de Vd., de la cual me acuerdo mucho, porque era guapísima cuando yo la conocí, hace cuatro o cinco años. [1]

Escríbame Vd. de continuo, dígame lo que le parece de la Estética y mande como quiera a este su verdadero amigo

M. Menéndez y Pelayo

 

Valera-Menéndez Pelayo, p. 306-308.

Notas

[1] Parece referirse al asunto que Valera le encomienda en la carta que, sin embargo, tiene fecha del 17.