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Epistolario > Volumen 8 (Julio 1886 -... > Vol. 8 - carta 46

Datos del fragmento

Remitente JUAN VALERA Destinatario MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO Fecha 27 agosto 1886 Lugar Bruselas

Texto

Volumen 8 - carta nº 46

De JUAN VALERA
A MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

Bruselas, 27 agosto 1886

Mi muy querido Menéndez: Sin carta de Vd. a que contestar, le escribo para decirle que, terminada ya mi temporada de veraneo a orillas del mar, me volví anoche a esta capital con mi mujer. Mis chicos y mi suegra se vendrán de Ostende dentro de dos días.

Correa me hizo en Ostende una visita de tres o cuatro días y aun está aquí con nosotros. Me parece tan disparatado como siempre, pero muy juicioso a menudo en lo que dice y con bastante chiste. Veo con gusto que se ha hecho un grandísimo admirador de Vd.

Supongo que ya habrá Vd. leído el prólogo que he puesto a Pepita Jiménez yankee. También habrá Vd. visto, al menos, el artículo I de mis Apuntes sobre el nuevo arte de escribir novelas. Dígame sobre todo su opinión.

Sigo con el propósito de escribir mucho. Quiero ser más activo y fecundo para las letras en esta última parte de mi vida que lo he sido antes. Tengo, sin embargo, un recelo. En poco tiempo, desde que murió mi hijo Carlos, he tenido una serie de sacudidas espantosas del sistema nervioso, y temo que todo ello haya influído en mi salud muy cruelmente. La debilidad de mis piernas, el malestar general, el hormigueo y desagradable calor que siento, a veces, en las piernas, los mareos y otros síntomas me hacen temer que mi cabeza flaquee ya lo mismo que las piernas. En fin, allá veremos si con calma, método y buen régimen me repongo. Tengo la manía de no querer morirme aún.

Supongo que es manía general. Yo disimulo y oculto tal vez este apego a la vida con el afán de hacer muchas cosas que se me han quedado por hacer. Quién sabe si provendrá de esto la multitud de planes de libros, de artículos, de novelas y de empresas literarias que me bulle en el cerebro.

Yo no sé qué es espíritu ni qué es materia. Doy por evidente que no hay sabio que lo sepa; pero en el examen que de mí mismo hago me persuado que mi fuerza mental pura en nada ha disminuído. Veo ahora tan claro y con más perspicacia que nunca con los ojos del alma. En lo que tal vez haya mengua y quebranto es en lo que depende más del organismo, que ya está detraqué en la facilidad de expresión y en el reposo y serenidad que se requieren para poner en orden lo que se piensa. En fin, allá veremos si me mejoro o si sigo bajando por esta pendiente hasta llegar al nirvana. Quiero a menudo lisonjearme y consolarme, suponiendo que el malestar que me aqueja es como el rastro de las fiebres palúdicas de Wáshington; pero ya es harto tenaz para rastro este malestar, y además es extraño que en este caso la cola sea mayor y más gruesa que el mal mismo de que supongo proviene. Nunca en Wáshington estuve peor que estoy aquí algunos días.

No tengo aún noticias del éxito, bueno o malo, que Pepita Jiménez va teniendo en los Estados Unidos. Tengo el más vivo deseo de que sea bueno, porque nos abrirá aquel inmenso mercado, y la casa de Appleton publicará entonces muchos más libros nuestros en castellano y en inglés.

Si Dios me da salud, me iré este invierno a Madrid con licencia. Lo deseo para ver a Vds. mis amigos; y lo deseo, además, porque se me ha metido en la cabeza que no he de tener yo vigor bastante para resistir el frío, las nieblas y la ausencia del sol en un invierno de aquí. Créame Vd. su afmo.

J. Valera

 

Valera - Menéndez Pelayo , p. 290-292

Notas